Todorov afirmaba que todos somos extranjeros en potencia. De manera forzada o por decisión propia, en algún momento, seremos parte de la dicotomía “ciudadanos y extranjeros”, categoría utilizada para hacer diferencias entre quienes nacieron en un lugar y cuentan con todos los derechos que su ciudadanía les otorga y, quienes son foráneos y se ven impedidos de ejercer ciertos derechos, como si fueran privilegios.
Cuando se hace referencia al término de “integración”, no pocas veces se le entiende como una forma de “pasar a ser parte de los espacios de recepción” olvidando las prácticas y valores que traen consigo desde sus lugares de origen, asociado usualmente a la idea de “asimilación”. No obstante, este concepto ha sido ampliamente trabajado y ha dado cuenta de los diferentes tipos de inserción que existen. De esta forma, esta construcción conceptual, no responde a una forma o tipo determinado sobre “cómo debería incluirse alguien al espacio”, sino que se centra en entender las diferentes dinámicas y estrategias utilizadas por los migrantes para ser parte de los nuevos espacios.[1]
En esa línea, los estudios en integración migratoria pueden analizar procesos de asimilación, segregación, multiculturalidad e interculturalidad; entendiendo que estos procesos pueden darse de diferentes formas en los ámbitos de inserción. Autores como Blanco (2001) y Bosswick y Heckmann (2006) han precisado que la integración debe analizarse desde cuatro dimensiones, ello, con el objetivo de dar cuenta que la integración no es un aspecto de responsabilidad exclusiva del migrante, sino un proceso que cuenta con diversos factores que determinan diferentes formas de pasar a ser parte de un espacio; como lo social, lo cultural, lo laboral y económico y el ejercicio de la ciudadanía. Sobre la dimensión social, importa no solo la percepción de la población migrante, sino también de la receptora, que permita entender cómo se configuran las relaciones entre ellos.
Por un lado, respecto a las personas peruanas, 82.9% no ha tenido relación amical con personas venezolanas, mientras que el 14.5% precisa que tiene algunos y un pequeño 1.4% tiene muchos amigos. Un porcentaje similar a quienes tienen algún compañero de trabajo o estudio de nacionalidad venezolana, donde 61.4% no tiene compañeros, el 13.6% tiene algunos y el 1.4% tiene varios compañeros venezolanos. Ello precisa que, el principal espacio de socialización es el trabajo (Instituto de Opinión Pública de PUCP, 2019, p.3). Además, es posible notar que a menor número de relaciones amicales con personas venezolanas, mayor nivel de desconfianza y rechazo a la migración.[2]
Por otro lado, la sexta ronda de la matriz de seguimiento de OIM (septiembre de 2019) da cuenta que el 25% de personas que se encontraban en Tumbes, se sintió discriminada durante la ruta de viaje. En el caso de quienes se encuentran en la frontera entre Perú y Chile, el porcentaje aumenta a 40%. Lo que precisa que en Perú se registra un número importante de situaciones de discriminación contra extranjeros de nacionalidad venezolana.
En el mismo sentido, INEI (2019) da cuenta del aumento de situaciones de discriminación de quienes residen en el país, del 35.6% que precisó que se sintió discriminado. Los principales lugares donde se han sufrido situaciones de discriminación, a menudo, son los espacios públicos, lugares de trabajo y transporte público. Además, el 11,2% de personas que se sintieron discriminadas, señalan que pasaron por estas situaciones en tres lugares.[3]
El Ministerio de Cultura cuenta con una Plataforma de Alerta contra el Racismo, que tiene como objetivo brindar información y orientación en casos de racismo y discriminación. En 2019, solo se reportaron 7 casos de discriminación de personas extranjeras, que señalaban haber pasado por esta situación[4], la diferencia entre el número de situaciones percibidas de discriminación y el número de denuncias, dan cuenta del desconocimiento o la poca costumbre del uso de este tipo de procedimientos.
Una mirada a las regiones
En el caso de las regiones de Cusco, Arequipa y Tacna, los medios de comunicación han jugado un papel importante en generar desconfianza y rechazo hacia la población venezolana.
En Cusco, a finales del mes de julio, el Gobierno Regional emitió la Ordenanza Regional Nº 163-2019, donde se declara “de necesidad pública la necesidad de la mano de obra regional – local en convocatoria de nuevos puestos de trabajo y califican como infracción muy grave el despido de trabajadores peruanos para la inmediata contratación de personal extranjero en condiciones de sub empleo e informalidad”.
Esta medida parte del supuesto que la mano de obra extranjera ha abaratado los costos laborales, lo que ha conllevado al desplazamiento de trabajadores locales, por lo que busca proteger al trabajador cuzqueño para evitar despidos. Aunque propone la contratación de personas que cuenten con PTP, la medida podría generar el riesgo de contratar a personas extranjeras, en condiciones aún más precarias en las que ya se encuentran las personas venezolanas, con el pretexto de los riesgos de su contratación. Asimismo, expone a estas personas a no ser contratadas, aún cuando cuenten con documentos y sean desplazados a trabajos en venta informal.
En este caso, el Ministerio de Cultura emitió un comunicado señalando que esta medida incurriría en una situación de discriminación. La ordenanza regional solo pondría nuevos obstáculos a la inserción laboral formal y al ejercicio de su derecho a trabajar.
Asimismo, la comunidad de Pichari en La Convención decidió en asamblea popular dar dos meses a las personas venezolanas para que se fueran del distrito y buscaran otro lugar para vivir. Esta decisión aún no se ha ejecutado, sin embargo, da cuenta de las dificultades y mala relación entre quienes son “ciudadanos” y quienes son “extranjeros”, imposibilitando el desarrollo de sus derechos.
En el caso de Arequipa, el último mes los pobladores se reunieron en el anexo de Secocha, perteneciente a la provincia de Camaná, para acordar expulsar a personas venezolanas que residían en este lugar. Ello, debido a la sensación de inseguridad que perciben, luego de que un minero fuera asesinado en la zona, donde presuntamente dos de tres sospechosos eran de nacionalidad venezolana. Esta medida habría escalado en violencia, cuando se quemó una casa donde residían venezolanos[5]
En la ciudad de Tacna se difundió una serie de fake news y psicosociales por las redes sociales, señalando que un grupo de personas venezolanas eran secuestradores y habrían raptado menores. Además, un grupo de personas estaría atacando a conductores en las principales calles de la ciudad, debido a que no colaboraban económicamente con ellos. Esta información, conllevó a la convocatoria de movilizaciones en la ciudad, para solicitar la expulsión de la comunidad venezolana a través del mensaje “marcha contra la delincuencia extranjera”.[6]
Estas tres regiones han puesto una serie de obstáculos para el desarrollo de derechos laborales y la libertad de elegir el lugar de vivienda. Cuando se consulta a las personas peruanas de estas regiones sobre situaciones que han experimentado de desplazamiento laboral, situaciones de inseguridad ciudadana y/o maltrato por parte de algún venezolano, ningún entrevistado da cuenta de una situación personal negativa que hayan experimentado. Sin embargo, a menudo, dan cuenta de “algún conocido que perdió su trabajo” “un amigo por redes sociales que publicó sobre un robo” o “leyó medios de comunicación que reportaban robos o asesinatos de extranjeros de nacionalidad venezolana”. Lo que permite notar que, aunque pueden existir estas situaciones, la desconfianza se basa en dichos y mitos construidos a través de redes de contacto redes social y medios de comunicación.[7]
Aunque el problema de la discriminación no es un aspecto nuevo en el país, sin duda se agrava debido a la poca protección y la situación de vulnerabilidad de las personas migrantes que residen en el país, que por desconocimiento o miedo prefieren no denunciar estas situaciones.
Los medios de comunicación juegan un rol importante en la forma en cómo se integran las personas. Preocupa los pocos espacios de socialización que están encontrando los migrantes para poder interactuar y desarrollar relaciones sociales. Los trabajos precarios y las largas jornadas laborales a las que se enfrentan, dificultan la construcción de redes y la posibilidad de llevar actividades de reproducción social, que les permita construir relaciones con peruanos. El desconocimiento entre estos grupos, aviva la sensación de inseguridad y la desconfianza, elementos generadores de discriminación y violencia. La mejor manera de eliminar los mitos de la migración, es acercar a ambas poblaciones e implementar medidas que eviten la segregación y exclusión.
[1] Berganza, I. y Solórzano, X. (2019) Límites y Retos del Estado. Procesos de integración de la comunidad venezolana en Perú. Lima, Perú: Universidad Antonio Ruiz de Montoya.
[2] Instituto de Opinión Pública de la Pontificia Universidad Católica del Perú (2018) Boletín N° 157 Estado de la Opinión Pública. Creencias y actitudes hacia la inmigración en el Perú. Recuperado de: http://repositorio.pucp.edu.pe/index/bitstream/handle/123456789/165996/I…
[3] Instituto Nacional de Estadística e Informática (2019) Encuesta de Población venezolana 2018. Recuperado de: https://www.inei.gob.pe/media/MenuRecursivo/publicaciones_digitales/Est/Lib1666/libro.pdf
[4] Información obtenida a través de solicitud de información enviada al Ministerio de Cultura el 14 de noviembre de 2019. La institución señala: Asimismo, se han establecido coordinaciones con la Dirección de Promoción y Protección de los Derechos Fundamentales Laborales del Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo para reforzar sus acciones de prevención en materia de discriminación en el empleo.
[5]Diario La República. (13 de diciembre de 2019) Arequipa: Pobladores de Secocha dan plazo de 24 horas para que extranjeros se retiren Recuperado de: https://larepublica.pe/sociedad/2019/12/13/arequipa-pobladores-de-secocha-dan-plazo-de-24-horas-para-que-extranjeros-se-retiren-lrsd/
[6] Diario La República (26 de septiembre de 2019) Marcha contra la inseguridad en Tacna empañada con ataques xenófobos. Recuperado de: https://larepublica.pe/sociedad/2019/09/26/tacna-marcha-contra-la-inseguridad-empanada-con-ataques-xenofobos-venezolanos-migracion/
[7] Los testimonios han sido recogidos para una investigación realizada por la Universidad Antonio Ruiz de Montoya sobre procesos de integración en las regiones de Cusco y Tumbes. En el caso de los testimonios de Tacna, fueron recogidos para una investigación sobre procesos de integración social a nivel local, que está desarrollándose.
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