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Estimado Presidente:
Sería mezquino no reconocer que Ud. ha sido, a nivel global, uno de los Presidentes que ha afrontado con mayor dinamismo y liderazgo la pandemia del Coronavirus. Las medidas de emergencia sanitaria, de emergencia alimentaria y de reactivación económica, han ido en la dirección correcta. Todos los peruanos debemos estar agradecidos con los funcionarios públicos, en particular los de salud, seguridad y sectores relacionados con la economía, por su intenso trabajo para limitar los contagios, atender a los afectados y defender la economía de los hogares y de las empresas frente al “parón” de la economía.
Sería irresponsable, sin embargo, que quienes estamos observando desde nuestras casas los comprensibles errores que se cometen al implementar las medidas -somos conscientes de que frente a una situación imprevista todos los gobiernos incluidos los de países más desarrollados están cometiendo errores- nos quedemos cruzados de brazos, eventualmente criticando los errores y/o aplaudiendo los aciertos. Y es que los principales problemas que estamos observando en la implementación de las medidas santiarias y económicas de emergencia y de reactivación, no se explican en su mayor parte por los eventuales desaciertos o aciertos de este gobierno. Se explican por la debilidad de nuestras instituciones públicas, económicas y culturales[1]. La debilidad de nuestro sistema de salud, la predominancia de la informalidad de nuestra economía y la baja propensión del ciudadano peruano a respetar las reglas.
En ese sentido, me permito proponerle complementar las medidas ya tomadas en los tres rubros que considero cruciales: la emergencia alimentaria, la emergencia sanitaria y la emergencia económica. Le propongo también empezar a pensar en reformas que nos permitan salir de la pandemia más fortalecidos que nunca.
- 1. Emergencia alimentaria : por un bono universal
La austeridad fiscal del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) y la adecuada gestión monetaria del Banco Central de Reserva (BCR), han sido los pilares de la estabilidad macroeconómica gracias a la cual el Perú ha tenido la inflación controlada por casi 30 años y el tipo de cambio estable por más de dos décadas. Tanto es así, que nos atrevemos a decir que el Estado ha ahorrado más de lo necesario. Ha cobrado más impuestos de lo que ha sido capaz de invertir con transparencia en, por ejemplo, una infraestructura de salud adecuada. El hecho es que con un 25% de deuda pública como porcentaje del Producto Bruto Interno (PBI), el Estado peruano es el menos endeudado de la Región y uno de los menos endeudados del mundo. En buena cuenta, en términos financieros, el Estado tiene el dinero para evitar que en las próximas semanas no haya ciudadanos que pasen hambre debido a la cuarentena y a las restricciones posteriores.
Como sabemos, el Estado decidió otorgar un bono de 380 soles (que después duplicó) a un grupo de 2.7 millones de peruanos vulnerables (luego ampliado a 780 mil independientes “no pobres”) y un subsidio de 35% de la planilla para los que ganan menos de 1.500 soles (vamos a dejar de lado la liberación de depósitos de CTS y de AFPs que es dinero privado y es motivo de otro debate).
Estas medidas han ido en la dirección correcta pero adolecen de dos problemas : a. Su falta de contundencia o insuficiencia debido a su carácter relativamente aislado y conservador b. La dificultad para su implementación. Observar a los miles de ciudadanos que han empezado a retornar a pie a sus lugares de origen desde Lima por no tener qué comer, es una imagen de lo que significa la emergencia alimentaria y de la falta de contundencia de dichas medidas. La imagen de la gente apiñada en las colas de los bancos (y por ende en posibles situaciones de contacto) para recoger el primer bono de 380 soles, nos muestra las dificultades de implementación que son propias de nuestro problema de informalidad y del aun muy bajo uso de la tecnología.
Por otro lado, como se ha reconocido implícitamente al incluir un grupo de independientes y otro de población rural como beneficiarios del mencionado bono, la metodología de “focalización” en esta coyuntura de emergencia, nos pone en el riesgo de no llegar a la población que lo necesita. Gran parte de esta población no atendida son los empleados de las pequeñas y microempresas (Pymes), como quienes trabajan en restaurantes, por ejemplo. Y todos los que en cadena se verán afectados por la comprensible “suspensión perfecta de actividades”.
Para evitar dichos problemas, debemos pensar en una medida contundente y sencilla, como es el bono universal. Un sueldo mínimo vital, que podría incrementarse a 1,000 soles, para todos los peruanos con DNI y los ciudadanos extranjeros que viven en el país, con algunas excepciones fácilmente detectables:
- Todos los ciudadanos “bancarizados” (que tengan, al menos, una cuenta bancaria en el Perú) recibirán el bono en una de sus cuentas siempre y cuando posean menos de cinco sueldos mínimos vitales de libre disponibilidad en sus cuentas. Los bancos deberán consolidar dicha información y tomar en consideración aquellos que tengan dinero en más de un banco.
- Para las personas que no tengan cuenta bancaria, el bono deberá distribuirse a través de los bancos de la misma manera en que se hizo con los bonos ya distribuidos: en colaboración la RENIEC y geo-referenciando a beneficiarios para que reciban el bono cerca a su domicilio de votación. No obstante, es recomendable que se distribuyan a lo largo de una semana, agrupando por orden alfabético a los beneficiarios. En el caso de los ciudadanos extranjeros se usará tanto el número de pasaporte como el del carnet de extranjería.
- Todos los ciudadanos que no tengan cuenta bancaria deberán dejar junto con su numero de DNI, un número celular que se les recomendará conservar por lo menos hasta fines de 2020 y un correo electrónico (a los que no tengan se les podrá generar uno in situ) . Los agentes bancarios podrán así abrirles una cuenta de manera obligatoria. La “bancarización” de la población podrá también hacerse vía “billeteras electrónicas”. En todos los casos, la bancarización permitirá facilitar en un futuro transferencias de recursos a su favor.
- Las entregas de los bonos ya decididas (los 380 soles en su segundo tramo para los ya beneficiados por el primero y los 760 soles para independientes y población rural) deberían tomar en cuenta estas recomendaciones. Para esta población habría una tercera entrega de 240 soles.
Estos mecanismos harán que sea mínima la población que no disponga de efectivo para procurarse bienes de alimentación y aseo durante estos dos meses de limites en la actividad económica. Puede ser que algunos accedan sin necesitarlo realmente. El control perfecto es imposible. Pero más vale pecar por exceso a seguir constatando que hay gente desesperada porque no tiene qué comer. En cuanto al impacto fiscal de la medida, si se alcanza 15 millones de peruanos, será la mitad de lo considerado para el programa Reactiva Peru. Porque debe quedar claro que se trata de un bono único y extraordinario el que proponemos.
- 2. Salud de guerra
A lo largo de estas semanas de emergencia sanitaria, el mundo ha ido aprendiendo de la naturaleza de este virus. Sabemos que es altamente contagioso. Sabemos que la población más vulnerable es la mayor y la que vive con afecciones de salud como el cáncer, la diabetes, problemas respiratorios congénitos y problemas coronarios. Sabemos entonces que la mayoría de la población infectada se podrá recuperar y que deberá estar aislada para evitar contagiar a otros. Sabemos, por último, que debido a la imposibilidad de lograr un control perfecto y al tiempo estimado para encontrar una vacuna, vamos a tener que convivir con el virus probablemente un año más.
La cuarentena general y el estado de emergencia, ha sido en buena cuenta una medida de shock frente a una situación de incertidumbre y desconocimiento de la magnitud que iba a tomar el problema en el Perú. Pasadas cinco semanas podemos decir que estamos en capacidad de saber cómo debemos, gradualmente, regresar a la normalidad. Ese es el sentido de uno de sus anuncios recientes, que saludo.
Me permito, sin embargo, dar algunas recomendaciones complementarias:
- Al 16 de abril se registraban 12,491 casos positivos, 1277 pacientes hospitalizados y 169 en unidades de cuidados intensivos (UCI). Este número va a seguir aumentando a lo largo del año. Por lo tanto hay que prever una disponibilidad de camas y de unidades de UCI mucho mayor a la disponible. La implementación de la Villa Panamericana para atender pacientes y de los hoteles para poner en cuarentena a peruanos repatriados nos ha dado la pauta. Por un lado, es necesario dotarnos de un número de camas muy superior de las disponibles en el sistema público y privado de salud. Por otro lado, los hoteles están sin operar. Solo en Lima, se tienen registradas más de 70,000 camas en hoteles. Es conveniente entonces estandarizar el servicio de salud a prestarse en los hoteles por médicos incorporados (los médicos y enfermeras venezolanos deben incoroporarse). Las agencias de viaje, por su parte, podrían actuar como brokers y contratar certificadores de las condiciones sanitarias de los hoteles-clinicas. Se pondría así a trabajar gran parte del sector turismo hoy parado.
- Debe continuarse la masificación de los tests moleculares, la compra y producción de ventiladores, mascarillas y otros productos relacionados con la emergencia sanitaria. Acá debe buscarse de manera mucho más agresiva la participación de la empresa privada. Ya se está haciendo, pero de manera aislada y sin la suficiente contundencia. Es necesario impulsar con mayor fuerza tanto la importación descentralizada, como la producción local masiva. Se deben prever lineas de crédito promocionales y subsidio para la producción de mascarillas y ventiladores mecánicos, por ejemplo, con la garantía de contratos de compra del Estado. Debe abrirse la alternativa para el sector privado de realizar tests, de manera masiva, cobrando a los que puedan pagar por hacerse la prueba, en coordinación con las compañías de seguros. Las certificaciones sanitarias para la producción e importación de productos de salud deben darse en 48 horas de ser posible.
- El regreso progresivo a las actvidades económicas debe hacerse al máximo posible este el 27 de abril. Como bien ha señalado, Presidente, en su conferencia del día 16 de abril, el principio es el aseo (principalmente de manos) y el distanciamiento personal, el uso de mascarillas y guantes, la desinfección permanente de los productos y desechos que pasan de una mano a otra, de barandas, y todo mueble suceptible de ser tocado. Esta será una nueva forma de vida temporal y en algunos aspectos permanente, como sabemos sucede en Asia desde la epidemia del SARS. Pero lo destacable es que vamos a tener que cambiar la lógica de la cuarentena y del estado de emergencia con medidas tales como las que enumero a continuación:
- La producción de grandes empresas y la construcción deben retomarse con protocolos claros de alejamiento personal, uso de mascarillas, guantes etc. Idealmente, todas las empresas de más de 50 trabajadores que requieran trabajo presencial deben adquirir kits de prueba y aplicarlos a todos sus trabajadores dos veces.
- Ampliar al máximo los horarios de trabajo en mercados y super mercados para que la afluencia de gente sea lo más espaciada en el tiempo (y por ende en el espacio).
- Y como bien se destacado, en un primer momento descartar las actividades que impliquen aglomeraciones y maximizar el trabajo a distancia. Luego podrán desarrollarse protocolos más detallados (espacio entre personas, protocolos de desinfección, etc.) para actividades como restaurantes, las cuales desde ya deberán disponer de la posibilidad de entregas a domicilio.
- 3. Reactiva Plus
Desde que se inició el Estado de emergencia, los responsables de la gestión económica del gobierno y el Banco Central, iniciaron coordinaciones para reducir el devastador impacto sobre las empresas (y sus trabajadores) de la parálisis económica. Tenemos la impresión de que el Banco Central ha tomado consciencia de la dimensión de esta crisis al poner sobre la mesa la histórica suma de 30,000 millones de soles para respaldar a empresas medianas y pequeñas, y de bajar su tasa de interés de referencia a 0.25%. Lo que nos preocupa es:
- La capacidad institucional del MEF y del sistema financiero para colocar estos fondos con celeridad. El reglamento de Reactiva Perú creemos debe flexibilizarse y cambiarse en algunos aspectos. Las otras líneas promocionales (como aquella de 300 millones de soles que timidamente se anunció para las Pymes a los pocos día de anunciado el Estado de emergencia) adolecen del mismo problema de la mayoría de líneas promocionales que han debido colocarse desde COFIDE antes de la crisis del Coronavirus: su bajo alcance y su falta de contundencia.
- La capacidad que se tenga para llegar a la micro-empresa informal, que concentra la mayor parte de la Población Económicamente Activa (PEA). De acuerdo a una reciente encuesta de Ipsos, el impacto de este “parón” económico se deja sentir con mucho mayor violencia en el sector informal y entre la población de menores ingresos.
Para lograr que los 30,000 millones de soles se coloquen con celeridad y se logre alcanzar al máximo de microempresas proponemos:
- Que la garantía de los créditos otorgados a través de Reactiva Perú hasta 300,000 sea de 100% (actualmente es de 98% para créditos hasta 30,000 soles y de 95% para créditos hasta 300,000 soles). La evaluación que hará cada entidad bancaria incluso asumiendo un 2% del riesgo va a demorar los procesos. Además, sabemos que los costos operativos de los microcréditos son más altos, por lo que de todas maneras se va a justificar una tasa de interés no tan baja para estos casos. Debemos ser conscientes de que para la micro y pequeña empresa estas colocaciones se van a parecer más a un subsidio que a un crédito. La pandemia lo justifica, ya que se les ha obligado a dejar de ganarse el pan, se les ha obligado a no producir. Ningún modelo económico – financiero se ha puesto bajo esta premisa. No podemos actuar con los parametros normales de un modelo financiero.
- Que COFIDE no intervenga en los casos menores a 300,000 soles para evitar demora. Por otro lado, considero que COFIDE, como entidad pública, no debería cobrar el 0.5% previsto como comisión. Esto es potencialmente 150 millones de soles. Es decir 150,000 microcréditos (o subsidios) de mil soles cada uno.
- Supervisar el funcionamiento del mecanismo de subasta de paquetes de créditos previsto por el BCR, institución que confiamos va a forzar a los bancos a cobrar tasas de interés lo más bajas posibles. En todo caso, si es necesario, ampliar el porcentaje de garantías por no lograrse estos objetivos (caso en que las subastas del BCR queden desiertas).
- Considerar a las Pymes que antes de esta situación estaban con cobranza coactiva con Sunat. Debería permitirse que el crédito Reactiva pueda destinarse hasta en un 50% a refinanciar las deudas con SUNAT para salir de una situación de cobranza coactiva. Así el Estado podría recuperar deudas y las empresas continuar trabajando. Hay que tomar en cuenta que antes del Coronavirus la economía no iba nada bien.
- Es necesario que a las Pymes que se encontraban en situación complicada con los bancos se les permita refinanciar sus deudas antes de acceder al crédito Reactiva, manteniendo las restricciones que se han establecido para su uso (con la excpeción de la renegociación con Sunat).
Por último, solo de manera preliminar, me permito sugerirle que se valga de esta crisis tan violenta para implementar reformas y programas que impulsen la economía y los servicios públicos, a partir del segundo semestre de este año. Entre estas podemos mencionar de manera general algunos de los componentes de un paquete de reformas que deberían trabajarse entre el Poder Ejecutivo y El Congreso con el apoyo de equipos especializados:
- Una reforma integral del sistema de pensiones incluyendo a la ONP y evaluando la posibilidad de integrar al sistema al sector informal a través de una contribución indirecta vía IGV.
- Una reforma integral del sistema de salud unificando el MINSA con ESSALUD e intentando integrar al sector informal a través de cotizaciones indirectas vía IGV.
- Reducir las cotizaciones sociales en planilla de manera correlativa a la cotización indirecta vía IGV.
- Potenciar a COFIDE como una entidad potente de promoción del desarrollo del emprendimiento y las Pymes.
- Declarar en reorganización el sistema de inversión pública y Proinversión, con el objetivo de acelerar la implementación del Plan Nacional de Infraestructura a través de Asociaciones Público Privadas priorizando la infraestructura en salud y en transporte.
- Incentivar a la empresa privada a utilizar el mecanismo de obras por impuestos dandole durante 2020 y 2021 un premio de 10% sobre los Certificados de Inversión a canjear contra el impuesto a la renta. Generar una línea especial de COFIDE para financiar a las empresas que decidan hacer obras por impuestos.
- Duplicar el fondeo para Mivienda y Techo propio, así como programas como el de mejoramiento de barrios, a fin de impulsar el sector inmobiliario con énfasis en la construcción de vivienda para los sectores populares.
- Declarar en reorganización el conjunto de empresas prestadoras de servicios de agua y saneamiento impulsando la inversión privada en dicho sector.
- Priorizar la inversión en tecnología en las escuelas y actualizar la Ley Universitaria para darle mayor espacio a la educación on-line y eliminar algunas rigideces existentes.
- Revisar el sistema de descentralización y las competencias de las regiones y municipios para hacer más ágil y mejorar el ordenamiento territorial y el desarrollo urbano.
Toda crisis desnuda debilidades que teníamos ocultas. Toda crisis es una oportunidad. La fuerza política que Ud. posee en estos momentos no la ha tenido ningún Presidente desde inicios de los años 1990. Es momento de utilizar esa fuerza para cambiar las instituciones que le están fallando al Perú.
Daniel Córdova
Economista y exministro de la Producción
Lima, 16 de abril de 2020.
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