Dos claves para entender el efecto del coronavirus en el narcotráfico

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Crédito imagen: EFE

El COVID-19 se ha extendido como un océano oscuro sobre el mundo. Durante las últimas semanas hemos visto el devastador efecto que ocasionan la ferocidad de sus olas: redes enteras de salud pública colapsadas, motines carcelarios por doquier, el hambre y la miseria vestidas de “informalidad laboral”. Sería muy arriesgado pensar que estamos viendo la cresta de estas olas cuando recién se empiezan a distinguir en el horizonte. A pesar de todo, tenemos la ventaja de haberlas visto tomar cuerpo; así, nuestra capacidad de respuesta determinará, en gran parte, cuanto podremos mitigar los efectos de su impacto.

Hay otro tipo de olas, sin embargo, que todavía solo parecen leves ondulaciones sobre la superficie. Y la marea aún no se ha detenido. Por lo tanto, debemos navegar con precaución.

Indudablemente, una de estas ondulaciones se refiere a la huella que está dejando el actual contexto mundial sobre el tráfico ilícito de drogas (TID). Las presentes restricciones de movilidad, acceso y comercio son obstáculos que seriamente afectan las diversas actividades relacionadas al narcotráfico y al crimen organizado. Sin mencionar, la reforzada vigilancia y presencia de agentes del orden en las calles. Pese a todo ello, esta “industria” siempre se ha caracterizado por su gran creatividad y adaptabilidad.

A continuación, analizaremos brevemente los principales cambios que viene suscitando el coronavirus sobre el narcotráfico en la región y el mundo desde su impacto sobre el mercado ilícito de drogas.

De los Andes a los Apeninos: lo que la cocaína nos puede decir sobre el mercado ilícito de drogas en tiempos de coronavirus

De las muchas frases que Eric Clapton ha ideado a lo largo de su magnífico repertorio musical, quizás una de los más ciertas es que ella [la cocaína] no miente(‘she don’t lie’). Esto resulta especialmente verídico cuando nos referimos al lugar privilegiado que esta sustancia ocupa en el mercado ilícito de drogas a nivel mundial y la influencia que tiene sobre él. Por lo tanto, es solo justo que nuestro análisis empiece por allí.   

Según el más reciente Informe Mundial sobre Drogas emitido por la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD) la producción mundial de cocaína ha exhibido una fuerte tendencia al alza durante la última década.[1] El cultivo de la hoja de coca, así como la producción de sus derivados llegaron a picos históricos en el 2017, dónde se registró casi 2000 toneladas de cocaína producida, un 25 % más en comparación a años anteriores. El siguiente gráfico muestra la evolución de la producción de esta droga durante la última década.[2]

En ese contexto, el Perú ocupa el segundo lugar a nivel mundial no solo en producción, sino también en cuanto a hectáreas destinadas a plantaciones de coca. De las aproximadamente 245 mil hectáreas registradas en ese mismo año, el 20 % se ubicaban en Perú, mientras un 10 % de ellas están distribuidas en Bolivia y la mayoría (70 %) en Colombia.

Pese a los esfuerzos de las autoridades por cumplir con las metas anuales de erradicación forzosa de cultivos y/o reconversión productiva de los mismos —además de haberse producido una reducción considerable en la cantidad de hectáreas destinadas al cultivo de la hoja de coca durante los últimos años— la realidad es que en el Perú se está produciendo cada vez más cocaína con la misma cantidad de plantaciones de coca, lo cual dificulta el cálculo de la producción actual en función de la extensión de los cultivos.[3]

Un factor adicional que debe tomarse en cuenta es que la pureza de la droga producida es cada vez mayor. Esto también contribuye a que no se necesiten grandes extensiones de cultivos para su producción puesto que, durante su microcomercialización, la cocaína es mezclada con otras sustancias para maximizar los beneficios económicos de los traficantes. El mismo informe de la ONUDD señala que la producción mundial reciente de cocaína ha sido elaborada, casi en su totalidad, con una pureza de 100 %.

Fuente: ONUDD (2019), elaboración propia

Desde que se desató la pandemia, el confinamiento se ha convertido en una de las principales marcas del nuevo coronavirus en el mundo, como corolario, la mayoría de actividades económicas se han visto indefinidamente paralizadas. El narcotráfico no es la excepción. Naturalmente, esto ha tenido un efecto considerable en los precios de diversas drogas, pero quizás la más afectada de todas sea la cocaína; cuyo uso, como pudimos ver brevemente en los párrafos anteriores, estaba experimentando un auge mundial previa crisis.

Ahora, algunas de las más importantes zonas cocaleras del país han comenzado a reportar una fuerte baja en los precios de la hoja de coca, así como de sus derivados: la pasta básica de cocaína (PBC) y el clorhidrato de cocaína (sales). La Comisión Nacional para el Desarrollo y Vida sin Drogas (Devida) recientemente publicó un informe donde detallan la fluctuación de precios de estas sustancias en seis Zonas Estratégicas de Intervención (ZEI): Valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro (Vraem), Sur Amazónico, Triple Frontera, Corredor Amazónico, La Convención-Kosñipata y Huallaga.[4]

Variación de precios promedio de la hoja de coca y derivados.

Precio promedio (S/ por Kg) (enero – abril 2020)
Ene-20Abr-20Variación
Hoja de coca12.676.88-46 %
Pasta básica de cocaina26642056-23 %
Clorhidrato de cocaina52803972-25 %

Fuente: Devida (2020), elaboración propia.

Como podemos ver, la variación negativa ocurrida en los precios desde el inicio de la cuarentena es considerable. Este hecho se debe principalmente a las restricciones de tránsito que exige el estado de emergencia. Por ende, existe una sobreproducción actual de la hoja de coca y sus derivados que no tiene como ser transportada, lo cual afecta gravemente la cadena de comercialización a nivel mundial.

No obstante, en algunas de las ZEI se ha registrado un efecto inverso: específicamente, nos referimos a las zonas de Triple Frontera y La Convención-Kosñipata, donde el precio se ha mantenido e incluso elevado. La razón se debe, como han señalado algunas autoridades, a que estas zonas sirven de corredores para la salida de estas sustancias ilícitas.[5] Por un lado, Triple Frontera se conecta directamente con Colombia y Brasil. Mientras que La Convención-Kosñipata es la puerta de salida del Vraem.   

Este fenómeno, sin embargo, al otro lado de la cadena de suministro (donde se ubican la mayor parte de consumidores) es totalmente distinto. En Estados Unidos, por ejemplo, se ha reportado una escasez generalizada a nivel minorista que consecuentemente se ha visto reflejada en un alza de los precios callejeros de la cocaína hasta en un 20 % en algunas ciudades.[6] En Manaos, Brasil —ciudad que sirve como punto de redistribución de la sustancia andina hacía los principales mercados de Europa— el precio mayorista de un kilo de cocaína ha aumentado en un 40 % durante las últimas semanas.[7]

Por su parte, Argentina —país que pasó de ser un lugar de embarque a uno de los principales consumidores de cocaína en el mundo— también se enfrenta a la escasez. En ciudades como Rosario, donde la organización criminal de “Los Monos” goza de poderío frente a otras agrupaciones, deben recurrir al uso de técnicas como una red de taxis y motocicletas privadas para así mantener el control del mercado local de la droga.[8]  

Podríamos seguir acumulando ejemplos, pero lo cierto es que la situación actual está teniendo un fuerte impacto sobre los precios de distintas drogas, no solamente la cocaína. Ergo, estos cambios podrían generar nuevas dinámicas dentro del TID en su conjunto que todavía no son fáciles de discernir. Naturalmente, estos efectos se sentirán con distintos matices en el Perú; algunos de ellos, incluso, no cobrarán mayor relevancia acá. No obstante, es importante señalar brevemente los más importantes:[9]

  1. La interrupción de las rutas de tráfico de drogas, principalmente aéreas y terrestres, están obligando a que se busquen rutas alternativas como las marítimas. En el Perú, por ejemplo, el río Ucayali cada vez cobra mayor relevancia para madereros ilegales, así como narcotraficantes. En pleno estado de emergencia, se han producido varias incautaciones de cargas de cocaína y PBC durante los meses de marzo y abril.[10]
  2. En Europa, América del Norte y el sureste asiático la escasez de heroína, así como la subida de precios de está sustancia, está causando que muchos consumidores cambien a otras drogas como el fentanilo —opioide analgésico entre 50 a 100 veces más fuerte que la morfina— y sus derivados.
  3. La marihuana, por su parte, está experimentando un auge en cuanto a su uso en la mayoría de países dónde se ha impuesto el aislamiento social obligatorio. Diversas fuentes han reportado escasez de esta sustancia y una subida considerable en los precios locales de la misma.[11] Por lo general, el consumo de marihuana se presta más a contextos como el de una cuarentena generalizada.
  4. En comparación, el consumo de muchas drogas de “fiesta” como la cocaína y el MDMA o “éxtasis” ha disminuido severamente porque los principales ambientes asociados a ellas como bares y discotecas han quedado inoperativos. En algunos casos, el consumo de cocaína también está asociado a contextos laborales. De esa manera, el teletrabajo podría ser un factor que contribuiría a una reducción considerable de su uso durante la pandemia.
  5. Adicionalmente, en algunas partes del mundo, el consumo de comestibles elaborados en base al cannabis (marihuana) se ha disparado. En Estados Unidos, dentro de algunos estados donde la marihuana es legal, los negocios especializados en este rubro han experimentado un incremento de hasta dos veces lo que normalmente vendían.[12]

“Una oferta que no podrá rechazar”: la respuesta de las organizaciones criminales ante la pandemia

De acuerdo a cifras del Banco Central de Reserva (BCR) para el 2019, el dinero no declarado por actividades económicas ilegales en el Perú ascendió a más de 1 500 millones de dólares, es decir, aproximadamente un 7 % del Producto Bruto Interno (PBI). En México, el Instituto para la Economía y Paz (IEP) calcula que el costo de la lucha contra el crimen organizado representa un 21 % del PBI de ese país.[13] Aunque es difícil calcular exactamente qué porcentaje de estos montos le corresponden al tráfico ilícito de drogas, la innegable realidad es que el narcotráfico es una de las industrias más grandes del mundo.

Entonces, es solamente lógico concluir que, ante las descomunales pérdidas económicas que esta ocasionando la pandemia y la inminente recesión que vendrá, las organizaciones criminales deberán restructurar sus actividades para nuevamente posicionarse en el mundo poscoronavirus. De hecho, algunas de las más conocidas ya lo vienen haciendo.

El coronavirus ha desnudado una situación que existía mucho antes del brote de la pandemia: la gran cantidad de personas que, en muchos países, viven en los márgenes del Estado. Las poblaciones más vulnerables tienden a ser también las más relegadas. Y pese a los esfuerzos de las autoridades por hacerse cargo en la situación actual, las demandas inmediatas de la emergencia han hecho que estas grietas se hagan más visibles y, por lo tanto, despierten la atención de las organizaciones criminales en diversas partes del mundo.

“Chapo” despensas entregadas en Guadalajara a familias vulnerables. Fuente: Cuartoscuro (2020).

Existe un refrán popular que dice “Dios aprieta, pero no ahorca”. En lugares donde el narco es Dios y el Estado juntos, se está produciendo exactamente esto. En México, las “narcodespensas” se han convertido en una manera efectiva mediante la cual el narco busca generar réditos políticos, control y simpatía en las poblaciones más afectadas por la pandemia.

En Guadalajara, territorio controlado parcialmente por el cartel de Sinaloa, se captó a varios miembros de esta organización distribuyendo despensas con implementos básicos para estos tiempos: papel higiénico, aceite vegetal, entre otros insumos esenciales. Incluso los empaques de este, así como las mascarillas que también repartían, llevaban la imagen de su encarcelado líder, Joaquín “El Chapo” Guzmán. 

Su principal rival, el Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG) no se podía quedar atrás. En otras ciudades del estado de Jalisco se encargaron de repartir despensas entre la población más vulnerable: adultos mayores y madres con niños pequeños. En redes sociales, se puede apreciar un video que el CJNG compartió donde un grupo de hombres armados y encapuchados hacen algunas declaraciones mientras revelan las despensas que comenzarán a repartir en distintos puntos del ayuntamiento de Zapopan: 

“Señores, aquí preparándonos para repartir despensas en Tapeixtles y en Colomos, de parte del señor de los gallos, el señor “Mencho”. ¡Con el pueblo![14]

“Narco” despensas entregadas por el CJNG en diversos puntos de Jalisco. Fuente: Astrolabio (2020).

Para recibir las provisiones dispuestas por órdenes de Nemesio “El Mencho” Oseguera Cervantes —líder del CJNG y aficionado de las peleas de gallos— se hicieron largas colas en diversos puntos de la ciudad. La Guardia Nacional pudo impedir la entrega de estos víveres en algunas instancias. Pero su capacidad logística probo no ser tan efectiva como la de los narcos, quienes continuaron desplazándose en varias zonas del territorio y realizando las entregas que tenían programadas.

El presidente mexicano, Andrés López Obrador, ha salido a cuestionar públicamente la aparente “caridad” de los carteles. Y pese a que las intenciones de estas organizaciones son más que claras, lo cierto es que están aprovechando un espacio que dejo vacío el Estado mexicano cuando optó por enfrentar la pandemia con medidas tibias al inicio de la misma.

Situaciones como esta no solamente se producen en México. En Venezuela, por ejemplo, los famosos “colectivos” —organizaciones paramilitares que apoyan al gobierno, fungen acciones de control social sobre los territorios que ocupan y trafican en drogas y alimentos— fueron los primeros en encargarse de imponer el toque de queda en diversos barrios de Caracas.[15]

Italia, uno de los países más devastados por el coronavirus, está viendo como los clanes familiares —aquellos que terminaron por convertirse en la mafia italiana— han comenzado a extender sus redes de protección. En Nápoles, la ciudad santuario de Maradona, su “apoyo” ya no solamente se limita a ofrecer artículos de primera necesidad a la población, sino que también han comenzado a conceder préstamos sin intereses (que usualmente rondaban entre el 50 % al 70 %).[16] La liquidez que las personas necesitan tan desesperadamente en una situación como la actual, cuando sus negocios, trabajos y emprendimientos han quedado completamente paralizados puede ser solucionada con tal de llamar a las personas correctas. Lo cuál termina por convertir estas circunstancias en algo potencialmente muy peligroso.

Frente a todo esto, no podemos más que afirmar que definitivamente “Dios aprieta, pero no ahorca”. Y cuando el momento llegue para que estas organizaciones “aprieten” y busquen ser retribuidas por su “buena voluntad”, el efecto que esto tendrá sobre los diversos estratos sociales y sectores comerciales que estuvieron a su alcance es todavía incalculable.

Calle luna, calle sol: a manera de conclusión

La crisis del COVID-19 viene teniendo un efecto incomparable a cualquier otro evento para la mayoría de la población viva. Y pese aquellas comparaciones que buscan en el pasado cualquier atisbo o señal de algo que remotamente pueda servirnos para predecir el futuro —la ministra de Economía recientemente comparó los posibles efectos económicos de la pandemia con aquellos producidos por la Guerra del Pacífico— la única certeza que tenemos ahora es que nadie sabe exactamente como será el mundo después del coronavirus. 

En términos sanitarios, la relación del COVID-19 con el tráfico ilícito de drogas podría ser un elemento de alto riesgo, sobre todo, a nivel de los usuarios. La escasez de ciertos tipos de drogas, está generando un incremento en el uso de drogas inyectables, como también en el equipamiento que se necesita para consumirlas: agujas hipodérmicas y jeringas.

Este equipamiento también está sujeto a las demandas del sector salud y a un posible acaparamiento. En un contexto como el actual, su uso compartido no solo conlleva el riesgo de contagio y propagación de enfermedades como el VIH/SIDA, sino el mismo COVID-19. Imaginemos esto en un espacio como el famoso “Cracolândia” en Sao Paolo, Brasil, una zona notoria por la venta y uso abierto de drogas en las calles y que alberga a cientos de usuarios e indigentes que diariamente se desplazan por la ciudad.  

Usuarios y habitantes de “Cracolândia” en Sao Paolo, Brasil. Fuente: Folhapress (2020)

En el caso del narcotráfico tampoco tenemos certezas, pero si podemos concluir que la capacidad de respuesta de las organizaciones criminales ha sido históricamente mucho más rápida y adaptable en contextos similares. Por lo tanto, no existen razones suficientes para considerar que esta vez se convierta en la excepción. Debemos recordar que el tráfico de drogas es solo uno de los rubros que dirigen estas organizaciones para generar sus ganancias. Y muchos de los vacíos que va dejando la pandemia pueden probar ser económicamente más beneficiosos a largo plazo para el narco.

Ante ello, la respuesta del Estado debe ser rápida. América Latina se dirige a lo que posiblemente sea la peor crisis económica de su historia. La ONUDD advierte que la reducción económica en los principales países productores de coca del mundo (Colombia, Perú y Bolivia) será de 2,6 %, 4 % y 3% respectivamente.[17] Este panorama no solamente expandiría la línea de pobreza sino que también podría generar una situación dónde los hogares más vulnerables se vuelvan más dependientes en la producción de hoja de coca para sobrevivir.

El impacto negativo que está teniendo la pandemia sobre los precios de la hoja de coca y sus derivados no será duradero. Lo que sí lo será, sin embargo, es el impacto económico sobre los pequeños agricultores que han utilizado la siembra de coca como una “caja chica” para generar ingresos adicionales, ante la ausencia de políticas integrales en el sector. Si la reactivación económica de estas poblaciones no viene de la mano con un apoyo rotundo del Estado para fortalecer a aquellos que optaron por la reconversión productiva e incentivos para que el resto se embarque en esa dirección entonces lo más probable es que venga de la mano del narco. Con miras al futuro en este tema, quizás sea apropiado para las autoridades recordar aquella canción que decía: “Tu tiene un santo, pero no eres babalao. Y ten cuidao y ten cuidao”.


[1] Toda la información del World Drug Report 2019, se puede acceder fácilmente en el siguiente enlace: https://wdr.unodc.org/wdr2019/

[2] El gráfico fue elaborado por Stéphanie Chevalier Naranjo, de la página Statista, en base a los datos del informe de la ONUDD. Para mayor información, se puede descargar libremente en el siguiente enlace: https://es.statista.com/grafico/20081/los-paises-que-producen-la-mayor-cantidad-de-cocaina-pura/

[3] Estas fueron también las principales conclusiones que presentó Rubén Vargas, jefe de la Comisión Nacional para el Desarrollo y Vida sin Drogas (Devida) en la cumbre anual de jefes antidrogas en el 2019. Para más información revisar el siguiente enlace: https://www.elcomercio.com/actualidad/peru-alerta-incremento-produccion-cocaina.html

[4] El informe titulado Monitoreo de precios de hoja de coca y derivados cocaínicos en Zonas Estratégicas de Intervención fue publicado por Devida en abril del presente año. Se puede acceder en el siguiente enlace: https://www.devida.gob.pe/publicaciones

[5] La siguiente nota de Perú21 recoge las opiniones de fuentes policiales, así como de la Procuraduría Pública, con respecto a estas ZEI: https://peru21.pe/politica/coronavirus-en-peru-el-narcotrafico-buscara-reactivar-la-economia-de-zonas-cocaleras-pandemia-estado-de-emergencia-vraem-noticia/

[6] Para mayor información ver: https://www.latimes.com/espanol/eeuu/articulo/2020-04-21/los-carteles-estan-en-problemas-el-coronavirus-interrumpe-el-comercio-mundial-de-la-droga

[7] La cifra proviene de las declaraciones de un policía federal de Brasil recogidas del siguiente enlace: https://lta.reuters.com/articulo/salud-coronavirus-latinoamerica-narcotra-idLTAKCN225292-OUSLT

[8] Al respecto ver: https://www.insightcrime.org/news/analysis/coronavirus-argentina-drug-dynamics/

[9] Las primeras dos observaciones de este apartado provienen del informe COVID-19 and the drug supply chain: from production and trafficking to use (2020) publicado por la ONUDD para explicar el impacto del nuevo coronavirus en el TID. Se puede descargar libremente en el siguiente enlace:  https://www.unodc.org/documents/data-and-analysis/covid/Covid-19-and-drug-supply-chain-Mai2020.pdf

[10] Para mayor información ver: https://es.insightcrime.org/noticias/analisis/coca-ucayali-peru-exportacion/

[11] El siguiente reportaje de Vice detalla bien cómo ha cambiado el mercado de la marihuana en Argentina, Colombia y México durante la pandemia: https://www.vice.com/es_latam/article/akw9mz/dos-tipos-de-compras-de-panico-en-cuarentena-papel-higienico-y-drogas

[12] Al respecto ver: https://qz.com/1852147/covid-19-quarantine-prompts-surge-in-cannabis-edible-sales/

[13] Al respecto ver: https://www.bbc.com/mundo/noticias-46813511

[14] Un breve reportaje sobre los sucesos se puede apreciar en el siguiente enlace:  https://www.youtube.com/watch?v=xgLaNQKoYaQ

[15] Una nota más detallada de estos hechos se puede leer en el siguiente enlace: https://elpitazo.net/sucesos/colectivos-imponen-toque-de-queda-en-el-23-de-enero-por-el-coronavirus/

[16] Para mayor información ver: https://elpais.com/especiales/2020/coronavirus-covid-19/predicciones/el-virus-que-reforzara-a-las-mafias/

[17] Este calculo proviene del informe COVID-19 and the drug supply chain: from production and trafficking to use (2020) también citado arriba.

Sobre el autor o autora

Stefano Corzo Vargas
Investigador del Área de Seguridad Ciudadana del IDL.

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