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“Gran empresa, pequeña nación” (Jorge Bravo Bresani)
A fines de marzo de 2020 los Estados Unidos promulga la “Ley de Ayuda, Alivio y Seguridad Económica contra el Coronavirus” (CARES Act) que establece el “Programa de protección de pagos” (PPP). Este programa establece préstamos a pequeñas empresas, garantizados al 100% y condonables al 100% si el 60% del préstamo es usado en pagar planilla. Una pequeña empresa en los Estados Unidos está definida por la autoridad correspondiente (SBA o Small Business Administration) como una que tiene no más de 500 trabajadores. Ninguna empresa con un número de trabajadores mayor a 500 es elegible para PPP. Y como el préstamo es condonable por diseño del programa, la morosidad no es un tema de preocupación.
En el Perú, a comienzos de abril se promulga el DL 1455 que crea el programa Reactiva que también incluye préstamos con fondos garantizados sólo que máximo al 98% que tienen que ser usados para pagar planilla. No se establece límites de tamaño empresarial para acceder a estos préstamos. Tampoco se dice nada sobre condonación de estos préstamos. A comienzos de octubre de 2020, el congreso aprueba la reprogramación y condonación de deudas, pero excluyendo los préstamos de Reactiva.
En los Estados Unidos esta ayuda del gobierno está dirigida explícitamente a las pequeñas empresas, pues se considera que las grandes empresas son menos vulnerables ante la crisis que las pequeñas y tienen mucho más acceso al crédito comercial. El gobierno interviene para apoyar a los más vulnerables. Ya sería un gran escándalo que estos fondos públicos de alivio contra el coronavirus, por más préstamos que sean, resulten concedidos a grandes empresas; no digamos que se concentren sistemáticamente en éstas.
En el Perú, el gobierno interviene para proteger “la cadena de pagos”, y esta cadena se protege, según el MEF, principalmente apoyando a las grandes empresas, no a las pequeñas. Las pequeñas empresas se beneficiarían indirectamente de Reactiva por la mayor demanda de las grandes empresas. Es un esquema de “chorreo” de las grandes empresas a las pequeñas. Normalmente una cadena se rompe por el eslabón más débil. Y esto incluye a la “cadena de pagos”. Por eso en los Estados Unidos y otros países los programas de alivio económico por el coronavirus se orientan hacia las pequeñas empresas. Sin embargo, en el Perú sería una realidad muy particular en que esta cadena de pagos se rompería por el estabón más fuerte.
El Estado no garantiza los préstamos al 100% porque, así lo dice explícitamente el MEF: “es un préstamo, no un regalo” y se necesita cierta selección de las empresas beneficiarias. Si bien la mayor parte del préstamo está garantizado por el gobierno entre el 80% y el 98%, tampoco es un préstamo condonable. Se tiene que pagar y la entidad prestataria que no lo haga se expone a arruinar su historial de crédito.
Reactiva es un programa de créditos muy diferente a su homólogo estadounidense, PPP, o al de otros países, que están explícitamente orientados a aliviar a las pequeñas empresas. El diseño de Reactiva está orientado explícitamente hacia las grandes empresas. El resultado hasta el momento, la concentración de los flujos de crédito en las grandes empresas, proviene de ese diseño.
¿Cómo así en un país rico el gobierno apoya a los más vulnerables y en un país pobre el gobierno apoya a los menos vulnerables?
Parte de la explicación es la intervención de la gran banca privada en el diseño del Reactiva.
Bancos amantes del riesgo moral
El diseño de Reactiva propuesto por el Banco Central de Reserva es muy similar al del PPP de los Estados Unidos. Consiste en dar créditos a las pequeñas empresas con un 100% de garantía.
El principal banco del Perú, el BCP del grupo Romero, se opone al 100% de garantía bajo el argumento que ese nivel de garantía implica riesgo cero y que se necesita algo de riesgo moral para que el banco privado tuviera las señales necesarias para seleccionar a quién le da un crédito, a ver cuán solvente es una empresa. El BCP propone que la garantía del gobierno no sea 100%, sino 95%.
Esta es otra situación inusual en el Perú, pues generalmente los bancos buscan reducir el riesgo de todo tipo, incluyendo el riesgo moral. Los bancos tienen lo que se llama “apetito de riesgo”, y si van a correr un mayor riesgo, éste tiene que ser compensado con una mayor ganancia.
La posición de los bancos es asumida por el MEF, que llega al acuerdo con el BCR que la garantía máxima sea de 98%. El debate trasciende a la prensa con ex ministros como Piero Ghezzi y Alonso Segura, explicando que con 98% de garantía no les llegará nada de crédito a las pequeñas y microempresas. Por el contrario, Alfredo Thorne, también ex ministro, aprueba que el gobierno no garantice al 100%.
Una vez que no se garantiza el 100% de préstamos, el banco privado puede alegar que está arriesgando su propia plata y aplicar un proceso de selección, a ver si el empresario es solvente para devolver el préstamo. Y por supuesto, los tipos de interés cargados a la empresa prestataria tienen que ajustarse añadiendo una prima de riesgo adicional. Ese es el negocio usual del banco. Pero ocurre que el objetivo de este programa no es hacer macro o microfinanzas en tiempos normales, sino macroeconomía contracíclica y apoyo a los sectores más afectados por una situación de crisis. Se trata de una inyección en la economía a través de las empresas más vulnerables.
Resultado: concentración de créditos en las grandes empresas
Y dicho y hecho, con este diseño sin topes por tamaño empresarial, sin garantía al 100% y sin condonación a la vista, lo que efectivamente ocurre es que estos créditos son asignados preferentemente a las más grandes empresas.
En junio el gobierno resalta que los créditos de Reactiva se asignaron a unas 71,500 empresas de las cuales 90% son micro y pequeñas empresas. Sin embargo, por monto de préstamos tenemos otra imagen: de los 24 mil millones de soles asignados, un 71% va a grandes empresas.
Varias empresas de grandes grupos económicos asociados a la banca comercial que otorga estos créditos se benefician de los créditos de Reactiva. Por ejemplo, el grupo Intercorp de Carlos Rodríguez Pastor recibe 152 millones de soles garantizados por el Estado. Igualmente, varias empresas sospechosas de corrupción también se benefician de este programa. Otras empresas toman el préstamo destinado explícitamente para pagar planilla e igual despiden en masa a sus trabajadores. Incluso hay empresas que toman el préstamo y luego se declaran en bancarrota.
Esa fue la primera etapa de Reactiva que genera una gran indignación en el país.
Ante el malestar inicial, en junio el MEF anuncia ajustes a Reactiva para incrementar los créditos a las micro y pequeñas empresas. En septiembre el BCR resalta que el 98% de empresas que han recibido créditos son micro y pequeñas y microempresas. Sin embargo, el MEF no ha venido publicando una lista actualizada de empresas beneficiadas por este programa; sólo dio esta información en junio. Los guarismos posteriores sólo provienen de los anuncios oficiales.
Los morosos llegaron ya
Como el programa ya lleva funcionando algunos meses el siguiente tema a considerar es la morosidad. Una deuda es bienvenida cuando recién se la recibe y se la puede gastar, pero no lo es tanto cuando se la tiene que pagar.
El MEF prevé 17% de morosidad. El BCR, sólo 4% bajo el argumento que los bancos a partir de abril fueron más cuidadosos en otorgar préstamos y que hay cierta reactivación económica.
Con Moody’s advirtiendo sobre el impacto de la morosidad, el anuncio del BCR y su baja proyección saben más a un intento de moderar expectativas pesimistas de morosidad.
Sea como sea, si un prestatario de Reactiva no paga el préstamo, lo paga el garante, es decir el Estado, sea del presupuesto público o de una deuda pública que en algún momento se pagará del presupuesto público.
Cuando se ejecute la garantía por el préstamo no pagado, se hará visible que la plata de ese préstamo finalmente no venía de los bancos, sino del Estado. Ahí se verá también que la frase “es un préstamo, no es un regalo” no correspondía a la realidad. Y como la concentración de los montos de créditos está en las grandes empresas, lo más probable es que en este segmento se concentre también el desembolso del gobierno.
En suma: concentración por diseño
Reactiva es un programa de créditos muy diferente a su homólogo estadounidense, PPP, o al de otros países, que están explícitamente orientados a aliviar a las pequeñas empresas. El diseño de Reactiva está orientado explícitamente hacia las grandes empresas. El resultado hasta el momento, la concentración de los flujos de crédito en las grandes empresas, proviene de ese diseño.
(Revista Ideele N°294. Octubre 2020).
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