Ciencia en tiempos de pandemia

Escrito por Imagen: Andina.pe Revista Ideele N°295. Diciembre 2020

La pandemia ha mostrado con crudeza las debilidades del sistema científico y tecnológico del Estado del Perú, resultado de 200 años de una historia de adicción a los minerales y materias primas, y desidia por la ciencia y a la tecnología.

El 30 de enero del 2020, el Organismo Mundial de la Salud (OMS) señala la existencia de un total de 7818 casos confirmados de contagio por el virus COVID 19 en todo el mundo. La mayoría de ellos en China y 82 en otros 18 países. Se declara la emergencia mundial y se advierte el riesgo para los países más pobres.

La pandemia invade un país científicamente desarticulado

Cuando se declara la emergencia mundial, el gobierno peruano parecía no tener asesoramiento. Los institutos de investigación miembros del llamado Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación Tecnológica (SINACYT), fueron incapaces de realizar proyectos conjuntos de colaboración. Ello debido a que éstos están totalmente desarticulados entre sí, como se explica en el libro “Optimización del Sistema Peruano de Ciencia y Tecnología” (Fondo Editorial UNMSM, febrero 2006), en el que se hace mención de una de una serie de pequeños y desarticulados institutos sectoriales que tienen cada su propio aparato burocrático, pero se ahogan en una maraña burocrática cuando los científicos intentan realizar un proyecto conjunto.

En ese libro, se advierte que, debido a que esas instituciones están adscritas a diferentes sectores, no puede aplicarse un plan de desarrollo científico y tecnológico en forma óptima, coordinada y eficiente. Por lo tanto, no se pueden enfrentar los problemas mayores del Perú en forma interdisciplinaria. Los objetivos dispersos disminuyen las probabilidades de éxito de cualquier proyecto.

El pobre desempeño del Perú se debe a que no ofrece reales incentivos para investigar. Los profesores de las universidades estatales, en las que debería haber investigación, no pueden sobrevivir con las remuneraciones que el Estado les asigna. Se ven obligados a trabajar en temas ajenos a la investigación. Al término de su carrera terminan con una pensión equivalente al sueldo mínimo.

La Ley de creación del SINACYT no resolvió la dispersión porque persiste la sectorialización. El Consejo Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación Tecnológica (CONCYTEC), mencionado como el organismo rector del SINACYT, queda limitado a un rol de coordinador sin poder alguno para integrar los institutos al sistema.

En ese marco, se proponía la creación de un Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Tecnológica (MICITI) que integrara a los institutos, especialmente a sus aparatos administrativos, y reoriente sus esfuerzos hacia los procesos de investigación y desarrollo.

Al no contar con un verdadero sistema de ciencia y tecnología, con un líder integrador, desde el inicio de la pandemia se notó que las decisiones políticas para defendernos no tomaban en cuenta los conocimientos científicos. Recién el 13 de marzo el gobierno del presidente Martín Vizcarra prohíbe vuelos provenientes de Asia y Europa, y el 16 de marzo entra en vigor la cuarentena.

En un intento de integrar a los científicos en un cuerpo de asesoramiento, el 9 de abril, el Ministerio de Salud forma el “Grupo de Trabajo de Naturaleza Temporal, encargado de asesorar en materia de innovación en tecnologías sanitarias para la atención y manejo del COVID-19”.

Los científicos peruanos recomendaban medidas a través de los medios de comunicación, pero el Gobierno parecía prestar poca atención. La falta de conexión entre las decisiones políticas y el conocimiento científico fueron puestas en evidencia con la renuncia el 26 de octubre de ese grupo de trabajo.

Un grupo de empresarios liderados por el ingeniero Raúl Delgado Sayán, egresado de la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI), director general de la empresa CESEL, organizó el Comando Vacuna COVID 19.  El 30 de junio, el presidente de la República, Martín Vizcarra, anunció la creación del Comando Vacuna, para informar los avances mundiales sobre la investigación de las vacunas para el COVID-19, y recomendar las opciones prometedoras y comunicarse con representantes de empresas y universidades dedicadas a esa investigación. Se trata de acceder a la vacuna lo más pronto posible, apenas estén disponibles.

La pandemia en un sistema sanitario ineficiente

Los peruanos sabemos que el sistema sanitario peruano ya estaba en colapso antes de la pandemia. En tiempos normales, a los pacientes se les programa consulta a los tres o cuatro meses de solicitarla. Por esa situación, y por la tardanza en la declaración de la cuarentena, muchos pacientes de COVID 19 morían haciendo cola por atención. Se tuvo como una de las primeras víctimas, a un hombre de 69 años que acudió al Hospital Edgardo Rebagliati con síntomas de gravedad; sin embargo, no fue hospitalizado y se le envió a su casa para su aislamiento, falleciendo a los dos días.

El Gobierno tuvo que importar pruebas de COVID 19, equipos respiradores y camas UCI. El Ministerio de Salud importaba los instrumentos de lucha contra la pandemia. La falta de previsión de la necesidad de oxígeno para los pacientes graves provocó su escasez, la desesperación de las familias de los pacientes de COVID 19, y el aprovechamiento de vendedores de oxígeno que levantaron exageradamente los precios de su venta.

Los científicos se organizan como pueden

Habíamos advertido que, por la inexistencia de una política seria de atracción de talentos y la falta de comprensión, vivimos perdiendo una guerra por los talentos científicos, nuestros investigadores más competitivos parten al extranjero y los presupuestos dedicados a la investigación no alcanzan para desarrollar óptimamente los proyectos de los que se quedan en el país.

El conocido bajo presupuesto dedicado a la ciencia y tecnología mostró su realidad cuando CONCYTEC convocó a un concurso de proyectos contra con el COVID 19. El monto con el contaba para repartir entre los ganadores fue de seis millones de soles, cifra que se asigna a uno de numerosos proyectos de universidades del hemisferio Norte.

En forma independiente y en una lucha de “David contra Goliat”, los brillantes, pero poco numerosos científicos e ingenieros, que no emigraron del Perú, y trabajan en las universidades, empezaron a ejecutar proyectos de investigación sobre diagnóstico, tratamiento y vacuna relacionados con el COVID 19.

Mirko Zimic, físico egresado de la UNI y biólogo por la Universidad Peruana Cayetano Heredia (UPCH) inició investigaciones en busca de una vacuna contra el COVID 19. Este proyecto es de largo aliento, como todo proyecto sobre la vacuna. Por ello, paralelamente, su equipo está desarrollando una terapia basada en un anticuerpo producido en los huevos de una gallina.

Edward Málaga Trillo, biólogo de la UPCH, especialista en microbiología e inmunología, desarrolla una prueba molecular para un diagnóstico en 20 minutos.

José Luis Mantari, ingeniero de la UNI, lidera un equipo que creó un prototipo original de “Oxigenador Mecánico No Invasivo” para el tratamiento de los pacientes con COVID-19 no graves. Este equipo reduce hasta 35 % la necesidad de que los pacientes ingresen a UCI.

La Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) fabricó ventiladores mecánicos para atender a pacientes COVID 19, los que se están distribuyendo en el Perú.

La UNI, con el proyecto Fénix, construyó ventiladores calificados de alta gama. Estos ventiladores pueden funcionar hasta 3 horas después de un corte eléctrico.

Los científicos peruanos residentes en el extranjero también realizan investigaciones sobre el COVID. En el Encuentro Científico Internacional (ECI) Bicentenario de verano, a llevarse a cabo entre el 2 y 4 de enero, se expondrán dos trabajos relacionados con la pandemia. Estos son 1) Distribución global geográfica y temporal de haplotipos de SARS-CoV-2 normalizado por casos de COVID-19 (Santiago Justo Arévalo; Universidad de Sao Paulo, Brasil) y 2) Estudios de epidemias mediante simulaciones de Monte Carlo cinético aplicado al Covid-19 (Diego Perez-Morelo, Universidad de Maryland, E.E.U.U.).

El ECI, creado el año 1993, convoca a los científicos peruanos residentes en el mundo entero para presentar sus avances, realizar trabajos de colaboración y promover la investigación científica y tecnológica en el Perú.

Ante la crisis ahondada por la pandemia, el 3 de junio, los científicos participantes del ECI emitieron un pronunciamiento. En ese pronunciamiento sostienen que uno de los factores que ha contribuido a la situación actual del Perú en la pandemia es el descuido por la educación y por la inversión en ciencia y tecnología a partir de los años 80. Asimismo, recuerdan que, desde entonces, numerosos científicos emigraron a países industrializados. El Gobierno hizo oído sordo al pronunciamiento.

La renuncia del “grupo de trabajo COVID19” demostró cuán distantes están los gobiernos de los científicos. Durante todos estos años, los gobiernos hicieron caso omiso a los planteamientos de los científicos. El Estado cesó de satisfacer la creciente demanda educativa nacional y dejó a su suerte a los institutos estatales de investigación, reduciendo sus respectivos presupuestos y manteniéndolos desarticulados y dispersos en diversos sectores.

Como consecuencia del desinterés del Estado por la ciencia y tecnología, cada año, el Perú ha ido perdiendo posiciones en la tabla de publicaciones científicas. Hoy está en séptimo lugar en América del Sur, detrás de países vecinos.

Los científicos se manifestaron convencidos de que la educación es la mayor garantía para disminuir las desigualdades económicas entre los ciudadanos y para alcanzar una democracia plena.

En su pronunciamiento sostienen que la investigación científica y tecnológica nos permitirá generar conocimiento para enfrentar los retos de la globalización y lograr un adecuado nivel de vida de los ciudadanos.

Para que el Perú alcance el potencial científico y tecnológico que le permita enfrentar la pandemia COVID 19 y los retos del futuro, pidieron al Gobierno aumentar la participación de la comunidad científica peruana (universidades, centros de Investigación y profesionales en tecnologías de la información y comunicación) en el equipo de Emergencia de Covid-19 del Gobierno.

Los científicos solicitaron promover y facilitar la participación en el desarrollo científico y tecnológico peruano de científicos, médicos, biólogos, ingenieros y académicos residentes en el extranjero. Es clara la urgencia de crear una nueva estructura del Estado basada en educación, investigación científica e innovación tecnológica, articulando las regiones y el sector empresarial.

Para no desperdiciar el potencial peruano, se requiere fortalecer la universidad pública, abriendo plazas de docentes investigadores en ciencia y tecnología y aumentando la oferta educativa. Asimismo, es necesario fortalecer el sistema educativo con mayor presupuesto, poniendo énfasis en el componente investigación científica e innovación tecnológica.

El 16 de noviembre del 2020, el Congreso de la República designa al ingeniero Francisco Sagasti como presidente del Perú. El 18 de noviembre, un grupo representativo de científicos peruanos le dirige  una carta en la que le manifiestan lo siguiente:

Ante la pérdida de la confianza de los jóvenes y de la ciudadanía en general en quienes los gobiernan, y una historia contemporánea plagada de despropósitos, intereses particulares y corrupción estructural, nuestros jóvenes y mejores profesionales se encuentran con la ineficiencia de un Estado que no toma en cuenta la meritocracia.

Los científicos generalmente no son convocados para conformar comités consultivos, o no tampoco se toman en cuenta sus recomendaciones.

La duplicidad de funciones de instituciones estatales impide destinar recursos a sectores directamente relacionados con el desarrollo sustentable, y más aún en momentos críticos como en esta pandemia.

La educación pública ha sido prácticamente abandonada, por lo que la mayoría de jóvenes se quedan sin formación profesional y sin posibilidades de empleo digno.

En ese marco, la responsabilidad que usted asume es inmensa. La recuperación de la confianza de la juventud y de los ciudadanos en general requiere señales claras de parte de sus representantes. Entre éstas podemos señalar las siguientes:

La aplicación de criterios meritocráticos para confiar los cargos públicos en personas con la formación y la experiencia de servicio en beneficio de la comunidad.

La aplicación de conocimientos científicos para resolver los problemas por los que atraviesa el país y enfrentar los retos del mundo globalizado.

La reorganización del Estado para lograr la optimización de gastos y resultados orientados hacia el desarrollo sustentable.

La recuperación del liderazgo del Estado en el sector educativo y la salud pública.

Ante lo expuesto, reafirmamos nuestro compromiso con el conocimiento científico y la democracia para el progreso y el bien común de todos los peruanos.

El CONCYTEC mide la producción científica basándose en las publicaciones registradas en la base de datos Scopus. Con ese criterio, el resultado de las políticas en ciencia entre los años 2008 y 2017 de Colombia, Ecuador y Perú, demuestra un resultado poco favorable para el Perú (La producción de Chile, Argentina y Brasil, por ser mucho mayores, salen de la escala).

El pobre desempeño del Perú se debe a que no ofrece reales incentivos para investigar. Los profesores de las universidades estatales, en las que debería haber investigación, no pueden sobrevivir con las remuneraciones que el Estado les asigna. Se ven obligados a trabajar en temas ajenos a la investigación. Al término de su carrera terminan con una pensión equivalente al sueldo mínimo.

Este año crucial en la historia del Perú no parece haberse producido un cambio en la tendencia que se tiene desde hace 200 años. En el actual Consejo de Ministros no hay un científico. Más aún, entre los innumerables candidatos que se presentan a las elecciones del 2021 tampoco hay un científico. Es en ese marco, que los científicos proponen la creación del Partido de la Ciencia, iniciativa en marcha, para convocar a todos los peruanos que estén convencidos del valor del lema que se mencionó a raíz de la pandemia “Sin ciencia no hay futuro”.

La ciencia ha demostrado de manera amplia y suficiente que es útil en todo plano de la vida. Ya es hora de que la política, el Gobierno, el Congreso y la democracia demuestren que son útiles. Mientras la ciencia se deje de lado, eso no será posible, ni tampoco habrá un futuro prometedor.


Sobre el autor o autora

Modesto Montoya
Es promotor de la ciencia y la tecnología en su país, fundador del Encuentro Científico Internacional que se desarrolla en Lima, Perú. Ha sido presidente de la Sociedad Peruana de Física y, entre 2001 y 2006, presidente del Instituto Peruano de Energía Nuclear. También ha sido ministro del Ambiente.

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