El año en que sobrevivimos: confinados, en peligro y con esperanza

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Imagen: Sebastián Castañeda (Reuters) Revista Ideele N°295. Diciembre 2020

No había terminado el verano y de pronto… terminó el año… comenzó el estado de emergencia, la cuarentena, el confinamiento… nos había atacado un virus bíblico, no había rincón del mundo que se escapase a su contagio feroz, y nadie que supiera qué hacer para evitarlo. Se tentaron muchas cosas, aislamiento social, mascarillas, desinfección, hasta algunos genios como Trump o el gobernador de Arequipa recetaron tomar soluciones de dióxido de cloro  (un desinfectante)… lo cierto es que los muertos aumentaban y que si bien la pandemia comenzó en China, estaba, y para quedarse, en el mundo entero.

Lo más “normal” fue ignorar lo que significaba el confinamiento y sus alcances, resistirse a la distancia social, y asegurar que la pandemia duraría quince días, y así fuimos avanzando, de quince en quince días hasta mayo, junio, cuando los muertos se contaban por miles, los ministros caían uno tras otro… las medidas se restringían cada día y las conferencias de prensa nos agotaban con anuncios que no diferían de un día para otro… y así, durante meses.

Mientras tanto se iban comenzando a ver algunos aspectos de nuestra angustiosa realidad nacional, monstruosamente graves, pero que habíamos vivido sin quererlos mirar durante dos cientos años: la increíble precariedad de nuestros servicios públicos de salud, su incapacidad de respuesta a las emergencias, el desconocimiento práctico de los sistemas de prevención -de modo que en lugar de fortalecer los sistemas primarios de salud para hacer una barrera a los contagios masivos, se los cerró o descuidó  casi completamente-. Dejando que otras graves enfermedades, asentadas entre nosotros gracias a la inequidad y a nuestro nefasto sistema sanitario se desarrollasen sin que nadie supiera cómo frenarlas: dengue, tuberculosos, cáncer, anemia –sobre todo infantil-, diabetes, enfermedades pulmonares graves y lesiones cardíacas…

Personalmente sufrí como pocas veces, a pesar de todas las marchas que tengo en mi haber… esta vez estaban los nietos y los sobrinos nietos… ellos habían tomado nuestro lugar y se estaban enfrentando con asesinos irracionales rabiosos y con sed de poder, con una ceguera política asesina y absoluta incapacidad de pensar en el país.

No faltaron las respuestas fantasiosas ni engañosas, desde las teorías del complot… los oscurantistas que ridiculizaron los contagios: “una gripecita” dijo Bolsonaro, tratando de ocultar los miles y cientos de miles de muertos en Brasil. “Un complot de los chinos” que no atacaría a los EEUU, dijo Trump, y los millones de contagiados y ser el país con más muertos por el coronavirus en el mundo parece que no lo terminan de convencer de que estaba diciendo disparates… y tampoco le sirvió para ganar unas elecciones que no pudo amañar.

Pero, ¿cómo íbamos por casa?  En general aislados, relativamente angustiados por el aislamiento, el miedo y la incertidumbre, no sabíamos qué hacer de verdad, porque a las compras una vez por semana, o por entrega a domicilio plenos de protocolos del MINSA, nos acomodamos fácilmente. Los vecinos aprendimos a ayudarnos y a hacer “pequeños emprendimientos” que han terminado facilitando la vida de muchos.  Los aplausos en las noches agradecían a una policía y servicios municipales que nos ayudaron a sobrevivir…

¡Mamita… los políticos…!

Pero, ¡no contábamos con la astucia de los políticos!… mientras sobrevivíamos dribleando el confinamiento y el peligro, ellos preparaban su “jugada maestra”. Varios meses después del confinamiento y cuando era evidente que éramos uno de los países con más muertos en el mundo y que las duras estrategias implementadas por el gobierno no habían surtido efecto, comenzó a funcionar la maquinaria de la “revocatoria”… es cierto que  algunos equipos técnicos del gobierno no estuvieron a la altura de la pandemia, y que Vizcarra tenía el closet lleno de cadáveres y bolsas de basura… pero, en plena pandemia y con nuevos refuerzos para combatirla ¿era necesario armar un golpe de la Coordinadora Democrática escondida detrás del mediocre Congreso de la República?.  Ciertamente que no, y para la gente bien intencionada el intento golpista era de tal desmesura que parecía fuera de toda posibilidad… pero estábamos equivocados.

Merino de Lama, un mediocre gallero tumbecino de AP se prestó a la maniobra golpista por sed de poder. A su primer intento, fue tan clara su maniobra golpista, que lo primero que hizo fue llamar a los comandantes de las Fuerzas Armadas, para asegurarles que “todo iría bien”… es decir, siguiendo el “patrón civil-militar” elaborado por Haya de la Torre para la toma del poder en los años 30 y 40 del siglo pasado, quiso asegurarse su vil acceso al poder resguardado por las armas de un golpe militar…  sin tener en cuenta que en el Perú ese tipo de golpe había fenecido en los años 50… los militares lo rechazaron, ellos habían optado por una actitud institucionalista desde 1962, no darían marcha atrás. El primer intento de “golpe-vacancia” fracasó.

Pero, la Coordinadora y sus socios congresales no quedaron satisfechos, y valiéndose de la información incompleta de las investigaciones judiciales abiertas a Vizcarra lo sometieron a otro proceso de  vacancia… y aunque parecía mentira… ganó el golpe de la Coordinadora Democrática, el gallero incapaz de leer asumía la presidencia de la República, nombraba de Primer Ministro a Antero Flores Aráoz… la Confiep le prestaba algunos ministros, el resto la Coordinadora Democrática… la derecha y el fascismo redivivo estaban felices… ¿El país? ¡Ay…! Siguió muriendo… ¿les importaba a la Coordinadora, a los Flores Aráoz, a los Rodríguez, a Merino, lo que pasaba con el país…? Pues no, claro que no… y si la calle grita, para eso está la policía con sus garrotes, bombas gases, balas y calabozos… eso lo tenían claro.

Una página escrita con sangre: Inti, Bryan

En cuanto la calle rechazó el golpe, los jóvenes salieron a gritar “Se metieron con la generación equivocada”, “Mamá, me fui a defender a mi patria, si no vuelvo, me fui con ella”, “Este Congreso NO nos representa”… la cosa fue muy simple: los chicos se auto convocaron a través de las redes sociales para decir: BASTA. A su vez, la orden de parte del Estado, representado por Merino-Flores Aráoz-Rodríguez y sus secuaces fue de matar. Por eso la noche del 14 de noviembre los “ternas” -policías anti bandas criminales- salieron a disparar al cuerpo y a la cabeza a los jóvenes, en todo caso a masacrarlos. Esa noche nadie durmió, los muchachos se estaban jugando la vida por el país, mientras Merino y sus secuaces daban órdenes de exterminio… 

Personalmente sufrí como pocas veces, a pesar de todas las marchas que tengo en mi haber… esta vez estaban los nietos y los sobrinos nietos… ellos habían tomado nuestro lugar y se estaban enfrentando con asesinos irracionales rabiosos y con sed de poder, con una ceguera política asesina y absoluta incapacidad de pensar en el país.

Cuando a eso de las 10 de la noche leí el comunicado de los organismos financieros, retirando su apoyo a Merino y pidiéndole que renuncie, supe que éste ya había caído. Poderoso caballero es don dinero, si los señores de la plata le habían bajado el índice no le quedaba nada que hacer… sólo renunciar. Es indignante que Merino haya esperado aun doce horas en renunciar, y que lo hiciera haciéndose el mártir… su desprestigio era total y lo acompañará siempre.  Merino, el presidente de la extrema derecha peruana duró cinco días, mató a dos jóvenes que salieron a defender a su patria, hirió de gravedad a 73 marchantes, hizo desaparecer alevosamente a más de 40 personas…  los juicios por estos crímenes de lesa humanidad ya están en curso, no prescriben y lo acompañarán siempre.

Al día siguiente, el Congreso, con el rabo de paja entre piernas, se reunió para elegir nueva Mesa Directiva y de allí al nuevo presidente transitorio. Esta vez salió elegido un honorable ingeniero, que ha venido trabajado políticamente la “Agenda Perú” desde hace más de 15 años, con dos encargos fundamentales: en la primera etapa combatir la pandemia y asegurar elecciones libres y limpias; en la segunda etapa realizar la transición al nuevo gobierno y combatir la pandemia. No está solucionada ni la pandemia, ni las terribles carencias que puso al descubierto, ni las desigualdades atroces que caracterizan a nuestro país. Está asegurado un grupo de gobierno sereno, solvente y honesto, para llevar adelante las tareas de la transición.

Señor Sagásti, lo estamos vigilando…

Pero… la Coordinadora Democrática, o la EDBA –extrema derecha bruta y achorada-   no se cansa, comenzó a revolver el gallinero de los policías retirados, que curiosamente salieron a renunciar y cuestionar las medidas urgentes de reestructuración policial que necesita el país. Al mismo tiempo abundaron los rumores de “huelga policial” que sacaban del closet a los fantasmas del 5 de febrero de 1975… en buen romance le decían a Sagasti que la tercera revocatoria está en curso… y atención señor Sagasti, esto es serio, los delincuentes no han cambiado de oficio, y están dispuestos a lo que sea. No les fue posible criminalizar la protesta espontánea de las masas, las terruquearon tanto y tan falsamente que hoy nadie les cree su victoria sobre los mismos… pero su sed de poder y de impunidad están incólumes, y no dudarán en expresarla.

Por eso ya comenzó a exacerbar los ánimos que estaban de por sí convulsos, salieron agricultores iqueños y del valle de Virú, salieron los memes con la lista de “todo lo que no ha hecho Sagasti”… desde los tres días de la toma de gobierno… azuzaron a las masas que ellos mismos desposeyeron para poder atacar al gobierno recién constituido. Comenzaron las quejas de todos los problemas que Sagasti, -con una semana en el poder- no había resuelto… en 200 años de república. Los maximalismos golpistas no han terminado, están a flor de piel, y no importa si son falsos, lo que importa es sembrar el desorden y ganar a río revuelto.

¿Cómo comenzó todo esto?

No olvidar que al inicio de todo este proceso está en una candidata derrotada el año 2016, la que en su despecho quiso vengarse iniciando esta guerra obstruccionista que ya dura cuatro años, ha costado cuatro presidentes y muchas vidas. Hoy sus fuerzas están disminuidas en el parlamento, y sus socios -o testaferros- son “cualquier cosa”… como cualquier cosa son los dinosaurios de AP, los supervivientes al reo suicida y los secuaces de Acuña o Castañeda, para no mencionar a la ensalada del Frepap… la clase política nacional más anómica no puede ser ni estar.

Tras el confinamiento y el peligro: la esperanza

Felizmente el futuro de la patria no está en sus manos, ni en los dinosaurios de la Coordinadora Democrática, ni en los del oscuro Parlamento Nacional, ésta es una responsabilidad que han asumido los jóvenes, los jóvenes de las marchas de la quincena de noviembre 2020 son nuestra esperanza. Los jóvenes tienen hoy todas las posibilidades de acertar y de equivocar en esta apuesta, pero en su mochila llevan la esperanza de un Perú mejor y no los robos, desechos y repartijas de nuestra patria.

NO más dinosaurios corruptos, los jóvenes de hoy, cual meteorito esperanzador les dijeron: BASTA. NO los abandonemos. La patria es nuestra, y no la perderemos, los jóvenes no lo permitirán, pero tampoco debemos permitirlo nosotros, ni el gobierno del Dr. Sagasti.  

La salud y la existencia de esta patria hermosa nos lo demandan.

P.S. Antes de cerrar estas Notas (4-12-2020), al menos cuatro regiones que albergaban tensos conflictos sociales habían estallado en reclamos, por demás justos: Ica, Virú, Chalhuahuacho, Pasco… la caldera de la conflictividad social abandonada por la pandemia estaba a punto de estallar… otro síntoma de este sistema injusto donde todo parecía “estar yendo bien”… hasta el siguiente estallido…

Sobre el autor o autora

Imelda Vega - Centeno
Doctora en ciencias políticas con mención en antropología de lo político y estudios del desarrollo y, socio antropóloga de la Universidad de Lovaina en Bélgica. 13 libros publicados como autora individual y 20 libros en los que ha sido colaboradora.

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