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Revista Ideele N°296. Febrero 2021Muchas personas provida creen oponerse a la legalización del aborto bajo criterios humanistas, de protección al “infante” o al “niño” (cuando realmente estamos hablando de un embrión o un feto), religiosos, entre otras asunciones. Sin embargo, todas parten de una profunda misoginia y machismo, ya sea manifiesto o latente. Todas estas personas asumen que la vida de esa mujer o niña vale menos que la vida de ese embrión/feto. Por lo tanto, ella está obligada a tomar los riesgos y responsabilidades de criar a ese feto/embrión cuando se convierta en un ser humano al nacer. Quiero detenerme en este punto. Este tipo de misoginia y machismo es el peor de todos. Porque si bien el machismo ha considerado a la mujer inferior respecto al hombre, en este caso, la pone en una situación de inferioridad en comparación a un ser viviente que aún no es un ser humano. En efecto, el embrión y el feto no son seres humanos sino seres en transición, en formación, que aún necesitan mucho tiempo para ser considerados para poder ser llamados, con justicia, seres humanos.
Como bien lo ha considerado el biólogo e investigador del CONICET argentino, Alberto Kornblihtt: “Para la biología un embrión es un embrión y no un ser humano. En todo caso es un proyecto de ser humano que necesita una serie de pasos que ocurren dentro del útero para llegar a ser un ser humano”. O como ya lo ha señalado sobre el embrión/feto, el biólogo y científico mexicano especializado en biología evolutiva y divulgador de la ciencia, Antonio Lascano: “No se puede decir que se trate de una persona o individuo en potencia, sino de una masa de células vivas que no son una persona, no tienen derechos sociales”. El carácter humano se da especialmente por la actividad cerebral, que denota conciencia, pero los fetos solo tienen actividad cerebral a partir de la semana 22 y “es en la semana 26 [que] ha comenzado a formarse el ‘circuito’: “Se establecen las primeras conexiones. No es un proceso acabado, pero permite que haya unas funciones que van a ser el primordio de nuestra función cerebral”, aclara Eduard Gratacós, jefe de Medicina Materno-Fetal en el Hospital Clínic de Barcelona. Recién en la semana 30, el ‘circuito’ está completamente desarrollado.
Es más, durante el embarazo “el embrión o feto no son seres independientes de la mujer gestante. Sino que hasta el nacimiento son casi como un órgano de la madre. Y tengo que aclarar esto. Si por tener un genoma único el embrión y el feto fueran considerados una vida humana o ser humano independiente, serían rechazados por el sistema inmunológico de la madre. ¿Por qué? Porque tienen la mitad de sus genes proveniente de ella, pero la otra mitad proveniente del padre. Todo cuerpo extraño sería rechazado. El embrión no es rechazado porque hay un completo sistema de tolerancia inmunológica que lo hace reconocer como si fuera un órgano propio”- afirmó el biólogo Alberto Kornblihtt. Por lo tanto, el embrión/feto no solo no es un ser humano, sino que además es como si fuera un órgano de la mujer.
Es decir que estas personas provida no solo están considerando la vida de una mujer inferior a la de un ser viviente que todavía no se puede considerar un ser humano, sino que encima de todo, también consideran que su vida es inferior a la de un ente que es casi como si fuera un órgano suyo. Es como si le dijeran a usted, querida lectora, obligada a ser madre aunque no quiera, que su vida como ser humano es menos importante que su hígado o su riñón. Sé que es chocante comparar a un embrión/feto con un órgano, pero eso es lo que nos dice la ciencia médica, que ha demostrado que la falsa asunción de los provida de que la vida del embrión/feto es diferente que el de la madre y, por ende, ella no tiene el derecho a decidir sobre interrumpir o no interrumpir su embarazo. Eso es una mentira sin sustento científico. Es solo una creencia, una suposición, un dogma de fe, no es un hecho.
Por eso considero que el criminalizar el acto del aborto, no legalizarlo, obligar a las mujeres/niñas a ser madres (en el caso de las niñas sin importar que, como señala un reporte del Seguro Integral de Salud (SIS) “ las niñas entre diez y catorce años tienen cuatro veces más riesgo de morir durante el parto que una mujer adulta”), es un acto de profunda misoginia y machismo, porque es considerar inferior a un ser humano a algo que ni siquiera lo es.
PS. Las recientes declaraciones del candidato Rafael López Aliaga sobre llevar a niñas que han sido violadas a estar a hoteles 5 estrellas para que pasen los 9 meses de su embarazo, y sobre que una niña que ya ha dado a luz ya no es una niña sino una mujercita, estarían también reproduciendo el machismo y la misoginia de las que me he referido. Este candidato está considerando inferior el valor de la vida de esa niña a quien estaría proponiendo llevar a término su embarazo (con el cuádruple de peligrosidad que si fuera una mujer adulta), y sus proyectos o planes de vida que tendría que abandonar o tomarle el doble o triple de esfuerzo para lograrlos, inferior en consideración de la vida de esa entidad viviente a la cual aún no podemos considerar un ser humano. Además, está negando la realidad cronológica y emocional de una niña, considerándola una mujer cuando no lo es, por su edad y por su desarrollo corporal. Finalmente, asume una postura clasista y paternalista con respecto a las niñas, lo cual responde a una lógica patriarcal y jerárquica, de obligar a las niñas a hacer algo porque él sabe lo que es lo mejor para ella y su embrión/feto. Las declaraciones de López Aliaga deberían ser rechazadas tajantemente por la población, pero especialmente por las mujeres y niñas, a quienes estaría afectando si estas propuestas se llevaran a cabo.
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