La salud del modelo primario exportador parece robusta.
Al cierre del tercer trimestre y con cifras de la última nota semanal del BCRP (diciembre 2016), la producción minera e hidrocarburos crecía al 14.2% (gracias Bambas, cobre, zinc).

Fuente: BCRP, NS No. 46, en adelante BCRP
La pesca, a más del 20%, a la primera mitad de la temporada. La palta, el esparrago, los arándanos y mangos hacían fila en los puertos.
Dicho en simple, el país campo-mina-container sonreía plácidamente. Para confirmar tamaña alegría, dicho con ironía, la industria de la construcción, medida por las entregas de cemento, no transable por antonomasia caía en casi 7%.
Y la manufactura no primaria seguía cuesta abajo en la rodada, ahora en negativo trimestre de .0.8%. Desbarranque junto con la actividad agrícola, menos .3.5%, según las mismas fuentes.
Quiere decir fábricas a un turno, construcción recesada, Gamarra hablando mandarín. Agricultores amenazados.
Estas actividades son normalmente generadoras de empleo e inversión reproductiva, salarios y caja. Al reducirse, la población económicamente activa disminuye y la tercerización en servicios (informalidad) aumenta. Así ya se lee en las estadísticas urbanas, desempleo abierto y por ingresos.
Y si bien es costoso importar cemento por el flete y quedan algunas industrias difícilmente sustituibles, (pero nada es imposible por cierto, lección del dumping contra Aceros Arequipa), el inexorable proceso de especialización productiva en recursos primarios, energía e hidrocarburos, que caracteriza la estrategia neoliberal de inserción de una distinguida -aunque minoritaria- parte del Perú a la economía mundial, prosigue su avance desigual.
Claro que, a veces, hay factores piñas que afectan el esquema primario exportador; Incendios forestales, sequias (o exceso de lluvias), sol abrasador, niño o niña, derrames en el oleoducto, pueblos originarios, en fin, la naturaleza comienza a tomar su venganza con un inexorable cambio climático a pesar del voluntarioso COP y de la lucha ambientalista.
El otro riesgo del modelo radica en el propio mercado mundial. Los datos del Índice PMI-JP Morgan de producción y servicios de la economía global, todos, miran hacia abajo.
La salud de nuestros clientes no es prometedora. China, nuestro principal comprador, atraviesa algunas dificultades. Baja la velocidad de crecimiento y de demanda externa, como lo revela el índice PMI del instituto estadístico chino.

También los europeos sufren de una recuperación débil, agravada por el conflicto en el mediterráneo y la aparición de fenómenos de exclusión, BREXIT, atentados terroristas en Francia, Alemania,
España, lo que se refleja en unas poco serenas expectativas electorales, empresariales y sociales.
Los norteamericanos han logrado un cierto grado de estabilización después del severo periodo post crisis del 2008.
El empleo ha salido apenas a flote, pero la llegada de un nuevo gobierno abiertamente partidario de las teorías del proteccionismo arancelario, muros fronterizos, el dólar fuerte y abundante metralla sigue causando escalofríos en todo el mundo. Inclusive el TTP está en veremos.
Si miramos a Latinoamérica como nuestro refugio natural, encontramos también que la gran mayoría de vecinos sufre de complejas enfermedades contagiosas, tipo Lava jato.
Habiendo renunciado a la CAN en los hechos, mismos Robinson Crusoe, ni la bonanza boliviana, la demanda ecuatoriana o colombiana nos sacarían del embrollo. Menos aún el petrolero desmadre del Orinoco.
Lo otro nace del funcionamiento del modelo primario exportador. Dependiendo del cobre como nuestro salario, al decaer los ingresos por la caída del precio, se desmoronan como dominó, el valor de la producción minera, disminuyen los ingresos tributarios por impuestos y regalías, se abate el canon, y un buen tercio de las regiones pierden esas transferencias. Caso grave: Loreto.
El ajuste siempre se hizo y también se hace ahora por la reducción del gasto y la inversión públicos, un déficit financiado con más endeudamiento y el achicamiento regional.
De no resolverse el problema del canon, los gobiernos regionales y locales entrarían en durísimas dificultades para sostener el gasto, el empleo y la inversión pública regionales. Conflicto descentralizado adportas.
Si la desigualdad creciera aun mas, menos vivienda, educación, salud, agua y saneamiento, la pobreza regresaría con su habitual secuela de conflictos sociales.
FUENTE: Reporte de Inflación, ibíd.
Lo otro se observa en la caída incesante de la inversión privada, sobretodo minera, y la disminución del crédito al sector productivo y la atenuación del proceso de solarización que comenzó con éxito, hay que admitir, en el 2002 pero que no avanza.
Si decae la actividad y el empleo, los salarios y los ingresos de los independientes, el riesgo evidente es que el consumo privado, principal componente de la demanda agregada, se debilite y que los mercados de productos y servicios de consumo masivo se afecten por efecto de un enfriamiento de la demanda. No descartemos tampoco el impacto financiero. En efecto los EEUU iniciaron su esperada pendiente de elevar la tasa de interés de referencia del dólar hace pocos días. A medida que el dólar se fortalezca el mundo entero regresara o llevara sus dólares no USA a los mercados de Wall Sreet.
La salida de capitales es un factor de riesgo que significa, en nuestro caso, una devaluación del sol frente al dólar, con el riesgo ya experimentado de perder casi la mitad de las reservas internacionales-posición de cambio- del Banco Central para tratar de parar la fuga.
Como se vive todavía en una economía bi monetaria, circulan sol y dólar como hermanos gemelos, un tipo de cambio alcista presiona los precios internos que se forman con componentes importados (alimentos, electrodomésticos, vehículos automotrices…)
También añade presión el rubro de alimentos (la papa, el pollo..), vienen después las presumibles alzas de matrículas, el pago de tarjetas por gastos de consumo, los impuestos, en una palabra, meses de angustias que se reflejaran en el Índice de Precios al consumidor.
Sube el IPC y aumenta el tipo de cambio, ambos son gatillos de la inflación.
Para ello, la política monetaria tiene como habitual remedio a la inflación: el alza de la tasa de interés de referencia.
Si así fuese, el crédito cuesta más, el nivel de actividad caería. Freno a la inversión, enfriamiento de la economía, el empleo y las ventas, la recesión.
Depender de un producto de exportación tiene riesgos bien conocidos en la región.
Sin perder el paso, bueno sería diversificar la economía, eslabonar los recursos naturales, el gas a nuevas fábricas y domicilios, empresas, mercados, laboratorios, experimentación, educación y trabajo para los millones de jóvenes peruanos excluidos del modelo.
Como devela Oscar Dancourt en un texto reciente ha llegado el tiempo de las vacas flacas en la economía peruana.
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