Telarañas que matan

Escrito por Revista Ideele N°297. Abril 2021

Cambios en las leyes y reglamentos sobre biodiversidad: una imperiosa necesidad.

Hace algunas semanas tuve que realizar una serie de trámites en SERFOR para solicitar permisos de investigación en nuestra biodiversidad silvestre. El resultado de nueve meses de borradores es el descubrimiento de una telaraña de normas supranacionales y nacionales, mucho desconocimiento y prejuicio en los funcionarios públicos que regulan permisos de investigación y contratos de acceso a los recursos genéticos silvestres. 

El acceso a los recursos genéticos (RRGG) de especies alimenticias tiene también grandes bemoles y debilidades que es preciso  analizar y resolver. Esta pegajosa telaraña alrededor de estos importantes recursos de nuestro país cumple muy bien su función de bloqueo al aprovechamiento de nuestra mayor riqueza. El riesgo es que termine matando a la investigación que la devela.

¿Para qué sirve nuestra biodiversidad y por qué es necesario que la estudiemos nosotros mismos?

La mejor manera de explicarlo es con un ejemplo usando nuestras famosas papas pues aunque no son silvestres, estamos familiarizados con su significado en términos de biodiversidad.  Todos sabemos que tenemos una riqueza muy grande de variedades de papas cultivadas de diferentes colores formas que sirven para platos diversos. Esa biodiversidad que vemos y que usamos en nuestra gastronomía es sólo la punta del iceberg de la variabilidad existente y ciertamente no es la mas valiosa. Pero ¿dónde esta la verdadera riqueza? Esa es la historia que les voy a contar.

El ADN de las papas es como un collar de perlas de 800 kilómetros de largo. El collar está conformado por perlas de cuatro colores. Un gen es una secuencia consecutiva de decenas o centenas de perlas que codifica para una característica, por ejemplo, resistencia a un virus. Cada una de estas secuencias consecutivas de perlas se llama gen. Intercaladas entre los genes hay secuencias que se llaman promotoras, o secuencias que simplemente no significan nada. A nosotros nos interesan las secuencias de los genes y las secuencias promotoras.

Cuando terminamos el secuenciamiento del genoma de la papa el 2011, hicimos un estudio para encontrar las secuencias que codificaban genes de resistencia a factores bióticos es decir a hongos, insectos y enfermedades bacterianas. Los genes de resistencia son las armas que usan las plantas en las batallas que libran contra sus atacantes vivos y contra los virus. Encontramos que en la papa habían más de 435 genes de resistencia.

El MINAM como ente rector debe analizar su política restrictiva de uso de RRGG y  proponer una legislación que estimule la investigación.  Toda la maraña construida por los equivocados funcionarios de este ministerio evita el aprovechamiento de nuestros recursos y debe ser revisada a la luz de las necesidades de nuestro país.  Solo así podremos convertir esa riqueza genética en riqueza para nuestros agricultores y población en general.

Lo importante es que cada uno de estos 435 genes también se encuentra en las mas o menos 3,500 variedades de papas peruanas, pero algunas perlas en algunas variedades han cambiado de color. Es decir, si colocamos uno al lado del otro, los collares de perlas del ADN de cada variedad de papa veremos muchos collares diferentes debido a las variantes de cada gen.  Cada variante otorga a la planta un poder de defensa diferente, una  estrategia nueva en la batalla contra factores negativos.  Estas variantes, en el caso de genes de resistencia, hacen que la planta se defienda de modos distintos de tal manera que los insectos o enfermedades no las puedan destruir.  Es como tener un arsenal con miles de tipos de armas que tu enemigo no puede siquiera imaginar.  Lo mismo ocurre con todos los demás genes, aquellos que intervienen en las resistencias o tolerancias a heladas, a suelos salinos, a sequía, a inundación, a virus, a insectos, a hongos, y con muchos genes que intervienen en la calidad del almidón, en el tamaño de los tubérculos, en su materia seca, en la eficiencia energética de la planta para transformar la energía del sol en azucares etc.

Estos miles de genes y sus variantes, son la verdadera riqueza que poseemos en todas las especies cultivadas y silvestres de nuestra biodiversidad. Si lográramos develarla y usarla, nuestros agricultores no perderían sus cosechas como ocurrió con el café atacado por la roya hace unos años.   Pero no solamente eso, podríamos generar centenas de variedades “equipadas” adecuadamente para luchar contra las nuevas enfermedades, ataques y condiciones desfavorables que existen hoy y que  inexorablemente nos traerá el cambio climático. 

Hay que pensar en nuestras variedades de papas nativas que se siembran hoy a 3500 msnm para escapar de la Phytophtora, el gorgojo de los andes, la polilla. Todos estos atacantes que no llegaban allí por el frio de la altura, están subiendo rápidamente debido al cambio climático y comenzando a destruir cosechas cada vez a mas altitud.

Otro ejemplo de la importancia de acceder a los recursos genéticos, pero esta vez silvestres, se encuentra en nuestros bosques de Algarrobo del norte del país.  40% de los arboles está muerto en pie y el 17% restante está enfermo en diversos grados. Es necesario poder investigar sobre el estado de la diversidad genética aun presente en esos bosques. ¿Se podrán recuperar?  ¿Cuál seria la mejor estrategia para salvarlos, qué métodos debemos usar para repoblar los bosques?  Para poder contestar estas preguntas necesitamos extraer ADN de varias decenas de árboles y examinar si la variación existente en su ADN (las perlas de colores) es aun suficiente para un adecuado repoblamiento de los bosques.  También debemos investigar cuál es el patógeno que los está matando.  Sospechamos de virus.  ¿Pero cuales?  ¿Cómo podemos saberlo? necesitamos usar técnicas modernas de biología molecular como la genómica para averiguarlo rápidamente. No queremos demorar 10 años estudiando árbol por árbol con técnicas antiguas de biología molecular.

Resulta que la nueva normativa que el MINAM, ente rector en esta materia, está proponiendo restringir aun más el acceso a los RRGG. Ahora quieren que los científicos nacionales no podamos acceder a ellos si usamos genómica. 

Estudiando la normativa para escapar dignamente del absurdo que intenta imponer SERFOR, me he dado cuenta que las entidades nacionales malinterpretan la decisión 391 de la comunidad andina de naciones (en la cual se basa casi toda nuestra legislación) y la aplican mal.  Tomando en cuenta la época en la que se aprobó y el texto de la norma es fácil darse cuenta que el espíritu de la decisión 391 fue  proteger la biodiversidad de los países de la comunidad andina de la biopirateria de otros países. Esto es muy claro pues en dicha norma los países de la comunidad andina se otorgan entre ellos “privilegios de nacional”. Es decir, ellos consideraban que los “nacionales sí tienen derecho a acceder a los RRGG para investigarlos y se otorgan facilidades para investigar entre ellos reconociendo que compartimos los mismos RRGG.  Sin embargo, el ente rector peruano interpreta la decisión 391 en sentido restrictivo y considera a los nacionales como “otros”.

No solo eso, el reglamento para le gestión forestal en su articulo 154 indica que “el desarrollo de actividades de investigación básica taxonómica de flora silvestre, relacionadas con estudios moleculares con fines taxonómicos, sistemáticos, filogeográficos, biogeográficos, evolutivos y de genética de la conservación, entre otras investigaciones sin fines comerciales, son aprobadas mediante autorizaciones de investigación científica.” Claramente se lee que la autorización de investigación es el único trámite necesario, pero los funcionarios de SERFOR exigen solicitar un “contrato de acceso” cuando ven la palabra “genómica“ en un proyecto para el cual solicitamos “permiso de investigación” creyendo erróneamente que las técnicas de genómica no son estudios moleculares.  Además, en el colmo del bloqueo a la investigación peruana, en el nuevo reglamento, que MINAM está proponiendo, excluye del ámbito de los permisos de investigación  a todo proyecto que use genómica, obligando a los investigadores a solicitar contratos de acceso a RRGG ante SERFOR, trámite que no demora menos de 2 años.

El MINAM como ente rector debe analizar su política restrictiva de uso de RRGG y  proponer una legislación que estimule la investigación.  Toda la maraña construida por los equivocados funcionarios de este ministerio evita el aprovechamiento de nuestros recursos y debe ser revisada a la luz de las necesidades de nuestro país.  Solo así podremos convertir esa riqueza genética en riqueza para nuestros agricultores y población en general. El Perú podría ser productor de nuevas variedades de decenas de cultivos y crianzas que toleren el cambio climático.  Deberíamos tener programas de mejoramiento como en los países avanzados pero mejores pues tenemos centenas de genes novedosos e inusuales de nuestra biodiversidad. Ya es hora de usarlos en beneficio de los agricultores y sobre todo de los agricultores peruanos conservacionistas a quienes se les podría dar una retribución económica por servicios, en la misma modalidad que los Mecanismos de Retribución por Servicios Ecosistémicos (MERESE).

Sobre el autor o autora

Gisella Orjeda Fernández
Doctora en genética, expresidenta del Concytec y el Inaigem, y docente universitaria de la UNMSM.

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