Lecciones de las elecciones presidenciales en Ecuador

Escrito por Revista Ideele N°297. Abril 2021

Ecuador está a pocos días de que asuma la presidencia de la República el ganador de las pasadas elecciones, el banquero representante del centro derecha, Guillermo Lasso. La mayoría de los ecuatorianos optaron por su candidatura y su programa de Gobierno, el cual está en contraposición de lo planteado por el candidato del centro izquierda correísta, Andrés Arauz.

En las pasadas elecciones ecuatorianas se enfrentaban dos modelos de Estado y de sociedad. Sobre la incuestionable victoria de Lasso, el exponente del centro con una visión pro empresarial, de estado mínimo y de política economícas de corte neoliberal, existen varios análisis que abarcan los diferentes espectros ideológicos representados en la cultura política ecuatoriana. Hoy me quiero centrar en los puntos que llevaron a un político con muy poco carisma, con un pasado vincualdo a una de las peores crisis económicas recientes en el Ecuador y ligado a las acciones de uno de los gobiernos con menos aceptación popular desde el retorno a la democracia en el país, haya podido remontar la amplia ventaja que le sacó en primera vuelta Andrés Araúz, quien abogaba por un estado fuerte que regule y sea catalizador del dinamismo económico.

Las victorias de Lassso y la derecha en Ecuador son multidimensionales y existen muchos factores exógenos y endógenos que contribuyeron a ello.

Factores exógenos

1. El expresidente Rafael Correa, líder y conductor incuestionable de lo que en Ecuador se denomina correísmo – tendencia política que abarca el centro izquierda -, afirmó que la pérdida de su candidato, Andrés Araúz, se debió a la persecusión política emprendida por el gobierno de Lenín Moreno contra Correa y varios de los dirigentes de la llamada “Revolución Ciudadana”. El mayor instrumento para ello ha sido la politización de la justicia, el denominado lawfare (guerra jurídica), cuya aplicación también ha sido exitosa en varios países de la región como Brasil, Argentina, Bolivia y por supuesto Ecuador.

Con respecto a este punto Correa no se equivoca, son innegable los efectos perversos del mal uso de la justicia con fines políticos. El expresidente también mencionó el cerco mediático y la toma de posición de los medios de comunicación a favor de la candidatura de Lasso. Creo necesario abordar con más detenimiento este tema en el siguiente punto.

2. Existió una matriz desde los medios hegemónicos de comunicación en contra del candidato de la Revolución Ciudadana, lo cual refleja a las perfección el rol que actores políticos están jugando en los medios de comunicación en la actualidad. Estamos viendo una mutación en su accionar, en muchos lugares los medios de comunicación tradicional están ocupando el rol de los partidos políticos. La delgada línea entre objetividad y profesionalismo se rompió en favor de los intereses coorporativos y esto repercute en el tipo de información que recibe la ciudadanía.

El papel que vienen jugando los medios de comunicación, vinculados a grandes capitales en nuestra región como actores políticos activos no es nuevo, lo que ha cambiado es que ahora no esconden su parcialidad editorial, sus intereses de grupo y su agenda política. Ecuador es una clara muestra de ello.

Existe un problema real con los medios privados de comunicación en nuestra región, son poderes profundamente conservadores y nuestras sociedades vienen siendo modeladadas por el tipo de comunicación brindada por dichos medios. Se hace cada vez más necesario debatir el rol que deben jugar los medios de comunicación y, si es necesaria, su regulación para preservar nuestras democracias.

En segunda vuelta la fractura existente “correísmo anticorreísmo” se agudizó y Arauz no pudo superar ese encasillamiento con un discurso que más que mirar al pasado o apelar al miedo de que ganara un banquero la presidencia, tenía que ofrecer un proyecto de futuro, de certezas y de seguridad. Aquí la responsabilidad es de Araúz y su equipo de campaña, sus estrategas no leyeron el humor del ciudadano común y del nuevo tipo de votante.

3. La colonización del mundo digital fue un acierto de la campaña de Guillermo Lasso, particularmente en la segunda vuelta electoral. Sus estrategas entendieron de mejor manera como hacer llegar su mensaje a un importane segmento de la población, el cual no está politizado en el sentido partidista, pero que se mueve por causas específicas y concretas. Nuevamente la pandemia, ocasionada por el Covid-19, sirvió de catalizador para modificar comportamientos sociales y la comunicación política no estuvo excenta de la forma en que se trasmistían los mensajes. La segmentación de públicos objetivos, el uso de big data para el manejo efectivo de las herramientas sociales como Twitter, Facebook, Instagram, Youtube y Tik Tok, hizo que la imagen de Lasso se amplificara y se vuelva la opción del nuevo votante ecuatoriano, sobre todo entre la generación z (que son las personas nacidas desde la mitad de los años 90 hasta el 2010).

Los estrategas de Lasso hicieron una mejor lectura del humor y de los anhelos de este importante grupo etario, logrando que muchos de esos votantes, que en la primera vuelta electoral escogieron a otro candidato, se decantaran por la propuesta de Lasso en la segunda vuelta y esa votación incidió en la remontada y victoria. Se debe mencionar que tambíen estamos frente a la implantación en el Ecuador de la política 4.0.

De ahora en adelante toda campaña política debera comprender e incorporar el ecosistema digital de forma efectiva si desea que su mensaje y programa tengan vocación de mayoría electoral.

4. El voto nulo ideológico impulsado por el movimiento indígena del Ecuador, el cual terminó jugando a favor de la candidatura de Guillermo Lasso. En la la primera vuelta el candidato de Pachakutik, Yaku Peréz Guartambel quedó en tercer lugar y a muy pocos votos de entrar en la segunda vuelta. Era la primera vez que un candidato apoyado por el movimiento indígena ecuatoriano obtenía una votación tan alta, con posibilidad de disputar la segunda vuelta. Peréz logró articular una coalición de apoyos diversos, desde sectores de la izquierda tradicional, profundamente anticorreístas como Unidad Popular, el Frente Unitario de Trabajadores y grupos ambientalistas, sectores feministas y jóvenes profesionales urbanos, además de la votación de los pueblos y nacionalidades indígenas articulados en la CONAIE. Al no lograr pasar a la segunda vuelta y denuciar fraude por parte de la candidatura de Guillermo Lasso, Peréz y el movimiento indígena llamaron al voto nulo ideológico, afirmando que ninguna de las dos candidaturas que pasaron a la segunda vuelta electoral los representaba.

El alto porcentaje de los votos nulos refleja que varios sectores de la población optaron por esta opción, lo cual también manda un mensaje político que debe ser tomado en cuenta.

Factores endógenos

La campaña de Araúz tuvo dos tiempos marcados por el calendario electoral. En la primera vuelta su campaña trabajó en posicionar su figura, debido a que era un actor relativamente nuevo en el escenario político nacional y había sido funcionario y ministro en el Gobierno del expresidente Correa. En el proceso de consolidación de su figura, de su discruso y de su programa con las bases del correísmo, Rafael Correa fue un actor clave, usando sus redes sociales logró movilizar a sus simpatizantes para que apoyaran la candidatura de Araúz. Quedó demostrado, una vez más, el peso del expresidente en la política nacional. Araúz obtuvo 3 033 791 votos, lo que equivale al 32,72 % de los votos válidos, que corresponde al voto duro del correísmo. Lo que llama la atencion es que Araúz no logró aumentar la votación del voto correísta, ya que varias encuestadoras le daban al correísmo una votación del 36 al 38%. El otro momento está marcado por la segunda vuelta, y es aquí donde se desnudó la debilidad de la campaña de Araúz: una serie de errores tácticos se fueron sumando para que su candidatura no lograra vencer a la de Lasso.

1. Se invisibilizó la figura de su candidato a vicepresidente, Carlos Rabascall, quien generaba consensos en varios espacios empresariales y grupos no correístas. En una segunda vuelta tan compleja y con una sociedad polarizada, lograr generar apoyos y consensos transversales era vital.

2. La estrategia de comunicación política fue dispersa, los mensajes de su campaña no lograron calar en nuevos segmentos poblacionales. Su programa de gobierno se denominó WikiPlan, un espacio de construcción virtual colaborativa de políticas públicas, lamentablemente la idea no tuvo mayor repercusión ya que la plataforma no era amigable para el ciudadano común y no logró enganchar a los jóvenes votantes. Araúz era el candidato más joven en aspirar a la presidencia en la historia moderna del Ecuador, pero la comunicación política de su campaña no reflejaban esa juventud.

3. La gerencia de campaña de Arauz subestimó el cambio de estrategia realizado por Lasso, la incorporación de Durán Burba a su equipo asesor debía ser tomada con toda la seriedad del caso. En segunda vuelta la fractura existente “correísmo anticorreísmo” se agudizó y Arauz no pudo superar ese encasillamiento con un discurso que más que mirar al pasado o apelar al miedo de que ganara un banquero la presidencia, tenía que ofrecer un proyecto de futuro, de certezas y de seguridad. Aquí la responsabilidad es de Araúz y su equipo de campaña, sus estrategas no leyeron el humor del ciudadano común y del nuevo tipo de votante.

4. La estrategia de redes sociales estuvo fragmentada, hubo mucho voluntarismo e improvisación en la segunda vuelta, la campaña de Lasso los puso a la defensiva y nunca lograron retomar la iniciativa en el ecosistema digital. Hubo una miopía al no usar las herramientas tecnológicas para comunicar el mensaje y llegar a nuevas audiencias. En la sociedad del espectáculo las redes sociales construyen sentido y narrativa. El equipo de Araúz no lo entendió o lo entendió muy tarde, mientras que la camapaña de Lasso usó influencers para difundir su mensaje y le funcionó. El candidato más jóven y mejor preparado academicamente, no pudo lograr conectar con los votantes jóvenes, esta es una importante lección que nos dejan estas elecciones.

En tiempos de ultra postmodernidad líquida, donde el sujeto social es profundamente nihilista, hedonista y se realiza en el consumo, no basta con creer tener la razón para ganar. Son tiempos de incertidumbre y de neolengua en los cuales es necesario entender la demandas viejas y nuevas, los miedos, los sueños y los anhelos de la población para construir un relato que tenga la posibilidad de ser mayoría social y electoral. Debemos estar conscientes que el capitalismo sigue construyendo hegemonía cultural, son sus valores los que predominan en nuestra sociedad y existe una antropología del neoliberalismo, eso explica la votación popular de políticos como Lasso, Duque, Bolsonaro, en la región.

Las derechas son efectivas usando el miedo y el anhelo del ciudadano común a su favor, las izquierdas y los progresismos deben revisar sus estrategias y tácticas, ya que hace mucho tiempo son predecibles. Se debe tener vocación de victoria para ser mayoría política. 

Sobre el autor o autora

Byron Banguera Saldarriaga
Consultor en temas de movilidad humana, incidencia política y políticas públicas.

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