Un nosotros que divide: reflexiones sobre el debate de Chota

Escrito por Foto: El Comercio Revista Ideele N°297. Abril 2021

Análisis del debate de Chota.  Del lado de Pedro Castillo, la división de las masas contra las elites; del de Keiko Fujimori, una atomización que no le permite representar a nadie más que así misma.

Cuando hablamos, nos presentamos de cierta manera.  Si yo digo algo, supongo una ubicación desde la que hablo y supongo un lugar al interlocutor.  Quien me escucha está invitado a reconocerme en el lugar que yo asumo y en el lugar que le adjudico.  Así, si doy una orden pretendo colocarme en la posición de poder y subordinar a mi interlocutor.  Por su parte, mi interlocutor, está invitado a reconocer mi autoridad y subordinarse.  De este modo, como señalaba Goffman (1959), el sujeto prepara un escenario apropiado para el logro de sus propósitos.

En sus discursos los candidatos se presentan pretendiendo una representación de sí mismos, de su adversario y de los escuchas que nos invitan a aceptar  ¿Con qué imagen se presentaron los candidatos en el debate de Chota?

Cuestión previa

Antes de responder hay que subrayar una diferencia importante entre ambos candidatos.  Keiko Fujimori es una figura mediática desde hace muchos años, fue primera dama y hoy está en su tercera postulación. De ella hemos escuchamos mucho, desde siempre y esa historia pesa e influye en lo que propone construir. Pedro Castillo en cambio es bastante nuevo en estas ligas, si bien su nombre puede ser conocido es a partir de eventos muy puntales, como la huelga magisterial.

La estrategia de Pedro Castillo de identificarse con las grandes masas empobrecidas y disgustadas en oposición a las elites es reforzada por Keiko Fujimori. Si Castillo divide la sociedad en ricos poderosos contra pobres sin poder, Keiko, aunque afirma gobernaría para todos los peruanos, en el subtexto de su discurso atomiza a la sociedad hablando a título personal o de un “nosotros” que no logra incluir más que a su partido, o en el mejor de los casos convocar a algunas elites económicas.

La presentación de Keiko Fujimori en el debate de Chota

Keiko, en su discurso, ofrece cosas muy concretas: una canasta tecnológica, tractores, repartir el canon, aumento de salarios, entre otras. Son pocos los cambios de dinámica planteados, como apoyar la formalización de la pequeña y mediana empresa. Da la impresión que la candidata piensa que la forma de hacer llegar el Estado a los más necesitados es a través de dinero o artículos diversos donde ella se presenta como la proveedora. Con su pasado en política, y al no ostentar logros a pesar de haber tenido mayoría parlamentaria, Keiko Fujimori evoca la imagen de una matriarca dadivosa que cuando llega la navidad, o fiestas patrias, aparece cargada de regalos, a pesar de haberse olvidado de su familia todo el año.  Así, como en la metáfora, esa imagen puede engañar a los niños por un momento, pero es fuertemente resentida por los adultos.

También intenta hacer uso de su condición de madre, afirma por ejemplo “mano dura de madre”.  Considero que mientras quede en eslogan podría funcionar, pero cuando profundiza y comienza a hablar del cuidado de una madre por su hija es muy probable que, sin querer, lleve al oyente a evocar la relación de Keiko con su propia madre. En ese sentido la maternidad termina siendo un arma de doble filo para ella. Intenta emparentarse con una imagen querida a la que tiñe de violencia (“mano dura”) y evoca su dañada imagen como hija. El mensaje de la mano dura puede no ser problemático en una sociedad que normaliza tanto la violencia como la nuestra, pero su imagen como hija si es problemática y por tanto una referencia contraproducente para sus intereses.

La presentación de Pedro Castillo en el debate de Chota

Por su parte, Pedro Castillo es consistente en aludirse a sí mismo como rondero y profesor.  Esas dos funciones no solo lo emparentan con todos los integrantes de dichos grupos, sino también con un grupo más amplio de la población que cumple funciones similares o que tiene trabajos de similar nivel económico. Más aún para construir su imagen toma dos ocupaciones que son de servicio a la comunidad y que destacan aún más al compararse él mismo con Keiko, a quien señala como alguien “sin trabajo conocido”.

El candidato se coloca en un grupo opuesto a los grandes poderes, a los grandes capitales y a las grandes empresas. Esta oposición le cuesta mucho en el terreno económico pues al reducir el mundo social a dos polos opuestos no es capaz de entender cómo las grandes compañías internacionales, que ataca, son parte de un ecosistema más complejo donde no cumplen solo el rol de depredadores. Pero, en términos de la construcción de una imagen capaz de aglomerar, termina bien emparentado con las grandes mayorías de nuestro país. Su debilidad en materia económica podría ser también su fortaleza en representatividad.

El uso del “nosotros”

Hay muchos elementos del debate que resaltar, pero quiero traer uno que me parece especialmente esclarecedor. Pedro Castillo, identificado como rondero, afirma: “nosotros combatimos el terrorismo”.  En cambio, Keiko Fujimorí afirma “a los ronderos, a los comités autodefensas, a los reservistas, a los licenciados de las fuerzas armadas, mi gratitud.  Así como también a la policía y fuerzas armadas. Porque todos ellos nos ayudaron a conseguir la paz…”.  Ambos candidatos tienen usos muy distintos del “nosotros”. Por el lado, de Pedro Castillo el “nosotros” es incluyente en relación a su audiencia y excluyente en relación a los sectores privilegiados. El “nosotros” de Keiko en cambio es excluyente en relación a su audiencia, les agradece el trabajo para terminar con un nosotros que la excluye de sus interlocutores y la agrupa en una unidad menor, probablemente el partido fujimorista.

Keiko en mi opinión, le da la razón a Castillo, cuando éste denuncia en materia económica, que hay usurpadores que se llevan el dinero del pueblo. Ya que ella con sus palabras, en relación a la seguridad, usurpa el trabajo de otros, agradece por ello; pero lista los logros como suyos, parece decir –ustedes nos ayudaron a nosotros a vencer al terrorismo, somos nosotros los vencedores y ustedes los colaboradores–. Reproduce relaciones de subordinación paternalista y se apropia así de la fuerza de trabajo de los otros.

Desde ese lugar, los ataques constantes de Keiko caen en saco roto. Si muchos se identifican con Castillo, si su “nosotros” es efectivo, el ataque a Castillo es un ataque a esas masas.  Identificarse con un candidato no significa votar por él (uno puede identificarse con él, pero pensar que necesita alguien diferente para esa función). Pero identificarse con él, sí significa sentirse aludido por los ataques. Si la estrategia de Castillo ha sido efectiva, los ataques de Keiko se convierten en un arma de doble filo.

Más aún, dado que en los últimos años la imagen de Keiko ha ido deteriorándose, muchos de sus ataques podrían entenderse como una proyección de sus propias falencias. Cuando lo ataca de mentiroso, de corrupto o de ineficiente, el espectador probablemente evoque la imagen deteriorada de Keiko, marcada por la mentira, la corrupción y la paralización del Estado. Castillo no responde a sus ataques, y aunque algunos afirman que desperdicia una oportunidad de contra atacar, quizás su silencio sea igualmente efectivo. Su silencio hace que el espectador se responda solo y hace que el periodista se vea invitado a dar la respuesta que Castillo no dijo. Ya no es Castillo quien lo dice, sino tú mismo, o el periodismo. El ataque de Keiko, una vez más, regresa contra sí misma.

El ataque de “comunista”, es uno muy fuerte, pero Castillo, en el debate, sale con entereza señalando “los ronderos no somos terroristas, no somos chavistas, no somos comunistas”.  Así en comparación a Keiko que reclama a título personal haber sido agredida, Castillo se defiende en grupo esgrimiendo el “nosotros” que ha construido. Para poder ser efectiva Keiko intenta diferenciar a Castillo de ese “nosotros”. Por ejemplo, se dirige a los profesores y dice a los que trabajan no a los que están de licencia. Habrá que ver si logra ser efectiva, yo dudo que pueda quebrar esa imagen tan fácilmente.

Por otro lado, acorde a la última encuesta de IPSOS el ataque “comunista” parece haber teniendo efectos fuertes en el sector A y en menor medida en el B; pero es inocuo para los sectores mayoritarios C, D y E.  En ese sentido, Keiko parece invocar a las minorías a votar por ella.

Otro es el ataque de “correlón”.  Este parece tener mayor sustento, pero mal que bien el debate se dio y Keiko Fujimori fue quien llegó tarde, desperdiciando la oportunidad para decirle “aquí te estoy esperando” desde el podio. El ataque de “correlón” fue contundente contra Guzmán, pero Pedro Castillo no es Guzmán ¿Es “correlón” un ataque potente contra un rondero?  Sobre este punto me parece prudente observar cómo se dan los siguientes debates y si Pedro Castillo le concede esta arma con su ausencia.

Ya que he listado varios de los ataques de Keiko, no puedo dejar de mencionar el ataque en función de Cerrón, ataque respecto al cual Castillo, no deslinda del todo. No puedo tampoco dejar de señalar los ataques de Castillo quien le recuerda a Keiko que no trabaja, y la vincula, sutilmente, con la corrupción.

Volviendo sobre el uso del “nosotros”. La elección del lugar del debate por parte de Perú Libre les permitió subrayar una diferencia. Mientras el presentador da la bienvenida a Castillo a su propia casa, señala a Keiko de invitada. Pero no bastando con eso, Keiko Fujimori le da la razón respecto a su extranjería en la provincia, cada vez que repite: “he tenido que venir hasta aquí”. Ella misma se encarga de comunicar que de otro modo no hubiera venido, que es extranjera en estas tierras. Exactamente como le conviene a Perú Libre.

La estrategia de Pedro Castillo de identificarse con las grandes masas empobrecidas y disgustadas en oposición a las elites es reforzada por Keiko Fujimori. Si Castillo divide la sociedad en ricos poderosos contra pobres sin poder, Keiko, aunque afirma gobernaría para todos los peruanos, en el subtexto de su discurso atomiza a la sociedad hablando a título personal o de un “nosotros” que no logra incluir más que a su partido, o en el mejor de los casos convocar a algunas elites económicas.

Balance del debate

Puede haber diferentes ganadores entre lo formal y las propuestas, pero en la construcción de una imagen, desde este punto de vista, gana Castillo. Consolidando un “nosotros” masivo en oposición a las pequeñas elites; mientras Keiko pierde, consolidando una posición solitaria y a veces reducida al título personal de ella contra el mundo.

¿Tendremos, algún día, políticos que puedan configurar un “nosotros” nacional sobre la base del reconocimiento de las diferencias? O ¿Seguiremos sumidos a discursos que aglomeran basados solo en la oposición de extremos o atomizan en base al ataque indiscriminado?

Sobre el autor o autora

Miguel Flores Galindo Rivera
Director de la Escuela de Psicología de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya.

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