La inmigración venezolana se ha convertido en parte de nuestra cotidianidad. En cualquier parte del territorio nacional nos topamos con esta comunidad que desde hace algunos años ha ido llegando a nuestro país, en busca de una mejor posibilidad de vida. Algunos, tras mucho esfuerzo, lo han conseguido, mientras que otros aún siguen en esa brega.
En el Instituto de Defensa Legal, con el apoyo de GIZ, realizamos el Seminario de estudios sobre migración venezolana, en el que se abordó el tema desde diferentes enfoques. Los participantes fueron estudiantes universitarios, jóvenes investigadores y periodistas. Presentamos aquí los principales trabajos.
Las fronteras de nuestros cuerpos – Ghiomara Rafaele
Venezolanos en Bolivia- Marcela Fernández Vargas
Protección internacional para el caso de niños apátridas- María Alejandra Arenas Vera
La respuesta del Perú, ¿entre la migración y el refugio?- Pamela Andrés Del Castillo
Un hogar de resiliencia- Fabrizio Jauregui Valle
El “ambiente hostil” de las políticas migratorias en el Perú- David Sánchez Velásquez
Otros pueden ver claramente que los Ocho están enojados porque se
dan permiso para expresar su enojo físicamente. Algunos
individuos que parecen tener ambas alas, mientras que otros están fuertemente influenciados por su tipo básico y muestran poco de cada una de ellas.
Por ejemplo, el tipo de personalidad Cuatro tiene fortalezas y
responsabilidades únicas que involucran sus sentimientos,
razón por la cual se encuentra en el Centro de Sentimientos.
De la misma manera, los activos y pasivos de los Ocho involucran su relación con sus impulsos instintivos, razón por la cual se encuentra en el Centro Instintivo,
y así sucesivamente para los nueve tipos
de personalidad. Sin embargo, esto no es lo que normalmente se entiende por “tener dos alas”, y los defensores de la llamada teoría
de las dos alas creen que ambas alas operan de manera más o menos igualitaria
en la personalidad de cada uno. En el curso de la enseñanza del Eneagrama en talleres y Entrenamientos, muchas
personas en la segunda mitad de sus vidas han reportado el desarrollo de su llamada “segunda ala”.