Covax, la gran iniciativa global que hoy es obsoleta

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Revista Ideele N°299. Agosto-Setiembre 2021

Las vacunas son, sin lugar a dudas, uno de los mayores logros médicos de la civilización moderna. Hemos logrado erradicar una enfermedad letal (la viruela) y estamos en vías de eliminar otra (la poliomelitis). Enfermedades infecciosas que eran comunes hace algunas décadas, ahora son cada vez más raras gracias a las vacunas. Para que las vacunas sean eficaces en la eliminación y erradicación de enfermedades transmisibles deben de llegar a un numero importante de personas en una comunidad, generando lo que conocemos como inmunidad de grupo o de rebaño. Es por este motivo que gobiernos y organizaciones internacionales tratan de impulsar programas de inmunización globales, y proveer el mayor acceso a las vacunas para la mayor cantidad de enfermedades transmisibles.  Por ello, desde el inicio de la pandemia una de las prioridades identificadas temprano fue el desarrollo de vacunas eficaces, seguras y accequibles  contra Covid19.

Además, teniendo en cuenta los enormes niveles de inequidad en cuanto a sistemas de salud y poder adquisitivo entre países, y sabiendo que en términos de seguridad sanitaria global era clave asegurar la equidad en cuanto al acceso, era necesaria una iniciativa que promoviera esta equidad y regulara el acceso para que nadie quedara atrás. Es así que en abril 2020 la OMS, la Comisión Europea, la fundación Gates y Francia lanzan la gran iniciativa de colaboración Global Acelerador ACT, que buscaba acelerar el desarrollo manufactura y acceso equitativo a herramientas para luchar contra la Covid como diagnósticos, terapias y vacunas. El pilar de vacunas, conocido como Covax o Covid-19 Vaccines Global Access se encuentra bajo la gestión de GAVI, la alianza mundial de vacunas, y tiene como objetivo brindar soporte al desarrollo, manufactura y distribución de las vacunas para Covid-19.

Covax buscaba resolver el problema de la distribución desigual global de vacunas. Sin embargo, hoy muchos lo consideran una iniciativa fallida. Al inicio Covax sirvió para brindar un buen modelo de referencia para el cálculo de necesidades de salud pública esperadas globalmente, y para establecer objetivos prioritarios como el de vacunar al 20% de la población de cada país lo antes posible.

El primer problema fue pretender garantizar enormes cantidades de vacunas e igualdad de acceso través de una distribución equitativa sin discutir el problema de la propiedad intelectual, la transferencia tecnológica, capacidad de la manufactura y los precios de las vacunas. Esto que podría verse como ingenuidad parece ser parte de «el no querer estorbar el modelo de R&D de la industria farmacéutica y continuar con business as ussual » en medio de la crisis sanitaria global más grande del siglo.

Es así que Covax sería un fondo que, con el dinero de naciones ricas y de medio ingreso, podría tener suficiente apalancamiento para negociar precios por volumen, comprar una considerable cantidad de vacunas apenas estas estuvieran disponibles y asegurar entonces una distribución equitativa a nivel global repartiendo las vacunas entre paises de alto ingreso, medio y bajo de forma equitativa y reduciendo al mínimo (o por completo) el pago por parte de países pobres.

Asumía que los países ricos y de medio ingreso se unirían todos a la iniciativa para realizar sus adquisiciones mediante este mecanismo. Sin embargo, el primer golpe vino cuando Estados Unidos, uno de los países con mayor poder adquisitivo y población a vacunar, no solo no se unió a la iniciativa, sino que además realizó compras adelantadas a la industria farmacéutica por millones de dólares sentando un precedente nefasto para otras naciones de alto ingreso que siguieron el ejemplo.

De esta manera,  muchos países de alto ingreso hicieron tratos bilaterales con la industria y o no participaron en Covax o participaron en una proporción muy pequeña. Estos países acapararon las existencias futuras en el mercado mundial de vacunas (lo que hoy conocemos como el nacionalismo de las vacunas) causando que: 1. La iniciativa no tenga los fondos necesarios para negociar precios y cantidades de vacunas y 2. Que estando varias vacunas reservadas para ventas bilaterales no hubiese suficientes vacunas en el pool para ser vendidas a Covax. 

Una vez que la administración americana cambia y Biden decide unirse a Covax, Estados Unidos se convirtió en el mayor donante de la iniciativa (con 40% del total de fondos) que hasta el momento ha recaudado $10 mil millones. Luego en junio otros 40 donantes (entre países, empresas y organizaciones) recaudaron $2.4 mil millones, pero el problema ahora no es el dinero (la oportunidad para tener poder de negociación ya paso). Hoy es sobre manufactura y existencias.

Expectativa versus realidad

Covax tenía la intención de entregar 1.900 millones de vacunas en 2021, sin embargo, esto se vio afectado por una barrera previsible : la limitación en la manufactura global. Por otro lado, los contratos bilaterales de la industria farmacéutica prioriza los envíos a países ricos, y más recientemente países como India, que producen mediante el Serum Institute de India (el mayor productor de la vacuna de AstraZeneca que se pensaba estaría dirigida a los países más pobres) han prohibido la exportación de las dosis producidas en el país.

A pesar de tener expectativas bastante modestas Covax no pudo mitigar la inequidad. A fines de agosto de 2021, aproximadamente el 60% de personas que vivían en países de alto ingreso habían recibido al menos una dosis, en comparación solo el 1 % en las naciones de ingresos bajos. Es poco probable que las regiones más pobres del mundo, particularmente en África subsahariana y el sudeste asiático, alcancen una cobertura de vacunación alta hasta al menos 2023.

Los países desarrollados que se unieron a Covax, y lo  usan como un mecanismo extra para conseguir vacunas agravan la inequidad, pues a pesar de tener bastantes dosis, gracias a sus acuerdos bilaterales, dejan sin vacunas Covax a los países que más lo necesitan. Por ejemplo, a fines de junio, el Reino Unido recibió 539,000 dosis de Covax, más del doble de la cantidad de inyecciones enviadas a África ese mes.

Los problemas

Covax ha tenido serios problemas para adquirir dosis y se encuentra a 500 millones por debajo de su objetivo. Los países pobres están peligrosamente desprotegidos a medida que la variante Delta corre desenfrenada, justo el escenario para el que se creó Covax.

Sin miles de millones más de vacunas, advierten los expertos, podrían seguir surgiendo nuevas variantes, poniendo en peligro a todas las naciones.

El mecanismo es hoy considerado obsoleto, ya que si bien la cantidad de vacunas a nivel global ha ido en aumento, las inequidades también.

Además de las fallas del mercado internacional y del nacionalismo de las vacunas, hubo también fallas importantes inherentes al mecanismo, entre ellas:

1. El primer problema fue pretender garantizar enormes cantidades de vacunas e igualdad de acceso través de una distribución equitativa sin discutir el problema de la propiedad intelectual, la transferencia tecnológica, capacidad de la manufactura y los precios de las vacunas. Esto que podría verse como ingenuidad parece ser parte de «el no querer estorbar el modelo de R&D de la industria farmacéutica y continuar con business as ussual » en medio de la crisis sanitaria global más grande del siglo. No es sorpresa si conocemos la posición de tomadores de decisiones con alta influencia en Covax como Gates para quien la protección de la propiedad intelectual es una prioridad. El modelo está basado en caridad, con las limitaciones y fallas que conocemos y, la verdad, no necesitamos más de lo mismo.

2. Covax asignaba vacunas a cada país en base al tamaño de la población, no en base a la vulnerabilidad, exclusión, mortalidad, capacidad del sistema de salud, momento en la ola de COVID, entre otros;  esto hizo que no llegaran vacunas a lugares que lo necesitaban más en un momento dado. Mucho se ha hablado de la falta de vacunas en muchos países africanos, pero a pesar de lo precario que es este problema en el continente, los países africanos no están experimentando actualmente los brotes extremadamente agresivos observados en India, Perú, Brasil, Indonesia y muchos otros países.

El querer enviar un número de vacunas dado por país por igual en un momento en que la gente no estaba siendo afectada por igual fue una especie de ceguera hacia la muerte e infección y vulnerabilidad de millones alrededor del mundo.

Asignar vacunas que cubrieran a 20% de cada país, sin tener en cuenta la carga de morbilidad y la vulnerabilidad de algunos países específicos fue simplista

3. Covax no tomó en cuenta la capacidad de los países para implementar campañas de inmunización masivas y el soporte que estos países podrían necesitar más allá del número de vacunas, como cadena de frio, trabajadores de salud, gastos logísticos, comunicación etc. Por ejemplo, Sudán del Sur ha anunciado que el gobierno enviará de vuelta 72.000 dosis de la vacuna Oxford / AstraZeneca, debido al riesgo de vencimiento.

Los costos son altos dado que vacunas como las de Pfizer requieren temperaturas ultrabajas. Covax necesita instalar de 250 a 400 congeladores más y generadores de respaldo para ellos. A algunos funcionarios africanos les preocupa que sus redes eléctricas puedan verse abrumadas. Actualmente, algunos países como Chad no pueden trasladar las dosis de Pfizer fuera de las principales ciudades.

Para comprar congeladores, Covax planea utilizar 220 millones de dólares prometidos por Alemania en febrero. Pero un impasse burocrático y administrativo sobre los depósitos y manejo de los fondos impide que ese dinero sea usado, generando así demoras importantes.

4. COVAX generando más desigualdad. El diablo está en los detalles: como sabemos, los países ricos también tienen derecho a recibir dosis de Covax y lo han estado recibiendo… quiero decir que está en su contrato, pero ¿es esto justo?

¿Deberían mantener el mismo calendario / compromiso cuando algunos países no han podido vacunar a sus trabajadores sanitarios? Estamos hablando de los mismos países que son responsables del fracaso de Covax, los que apostaron por acuerdos bilaterales…. “La instalación ahora está obligada por contrato a reservar una de cada cinco dosis para algunos países ricos. A fines de mayo, Covax había suministrado alrededor de 80 millones de dosis a los países de ingresos bajos y medianos; 22 millones de dosis se habían destinado a los HIC “.

Gavi produjo muchos comunicados de prensa sobre entregas a países de ingresos bajos y medianos, comenzando con 600000 de AZ a Ghana en febrero, Sin embargo, no hubo ningún anuncio cuando Canadá recibió 1,6 millones de dosis de AZ el mismo mes.

Los países desarrollados que se unieron a Covax, y lo  usan como un mecanismo extra para conseguir vacunas agravan la inequidad, pues a pesar de tener bastantes dosis, gracias a sus acuerdos bilaterales, dejan sin vacunas Covax a los países que más lo necesitan. Por ejemplo, a fines de junio, el Reino Unido recibió 539,000 dosis de Covax, más del doble de la cantidad de inyecciones enviadas a África ese mes.

Cabe resaltar que la mayoría de vacunas de las 9 millones donadas por Reino Unido a países pobres en agosto expiraron a fines de septiembre, ya que dieron un tiempo ínfimo para su implementación.

5. Los contratos con la industria. Además de una enorme falta de transparencia en las negociaciones y tratados con la industria farmacéutica, en cuanto a las condiciones, los precios, tiempos de entrega, entre otros, hacen que no podamos definir hasta qué punto las condiciones contractuales igualitarias y promueven la equidad. Pero además hay condiciones que dañan directamente la equidad. Por ejemplo, los países ricos (autofinanciados) pueden optar por participar o no en determinados productos; básicamente dándoles más opciones sobre qué vacunas recibirían (esto se agregó debido a la presión del Reino Unido).

Otro punto que aumenta la inequidad es que mientras los países elegibles para el compromiso de mercado anticipado supuestamente obtienen el 20% de su población, los países autofinanciados aumentaron hasta el 50% para que los países ricos puedan obtener aún más (proporcional a su población).

Aquí, una vez más, la división entre ricos y pobres será marcada: los estados más ricos y vacunados tendrán una opción, mientras que los estados más pobres y no vacunados no la tendrán.

Covax no pudo cumplir con sus promesas y solo refleja el paternalismo y mentalidad colonial sobre las iniciativas globales que son relevantes para todo el planeta. Los países ricos monopolizaron las vacunas demostrando que los llamados a la caridad y solidaridad no funcionan más .

Preguntas relevantes, ¿cómo rescatar algo de equidad?

Los países ricos que han cubierto a la mayor parte de su población a través de acuerdos bilaterales deberían simplemente abandonar la opción Covax y priorizar las entregas para países de muy bajo ingreso o pobremente vacunados.

Covax debe solicitar una revisión de las condiciones en las cuales entrega las vacunas y por las que  los países ricos pueden elegir sus vacunas.

Necesitamos hablar de manufactura, propiedad intelectual y transferencia tecnológica. Sin estos componentes el principal cuello de botella seguirá impidiendo el acceso masivo.

Reflexionar sobre la caridad versus el desarrollo. Covax pasó un año tratando de convencer a los países ricos de unirse a la iniciativa (por lo que no tenían suficiente dinero o poder para negociar), ¿fue demasiado ambicioso? ¿Era mejor comenzar por desarrollar plantas y proyectos en países de medio y bajo ingreso?

Debemos tener una crítica hacia la solidaridad global como la base para la reacción a emergencias sanitarias. La caridad y la solidaridad no son más, lamentablemente, una salida para problemas en medio de un mundo bastante polarizado y con un creciente nacionalismo.

Debemos reconocer las luchas de poder que los equipos de Covax tuvieron con los países donantes: ¿hasta qué punto pudieron manejar la presión de países como el Reino Unido?

Por último, Covax debería abogar también por pasaportes sin vacunas y poner sus vacunas a disposición de todos, incluidos los estallidos vulnerables como los migrantes: deberían incluir ESO en sus condiciones.

Consecuencias

La urgente necesidad de vacunar al mundo va mucho más allá de proteger a las personas de los países pobres. Sabemos que al incrementar la transmisión y con ella la circulación del virus, incrementan también las probabilidades de tener mutaciones, con el consecuente riesgo de tener variantes más peligrosas, incluso para las personas vacunadas de países ricos.

Las grandes disparidades y su brutal incremento tendrán un impacto en cuanto al panorama político y social mundial, incrementando el malestar social global, afectando los flujos migratorios, y alterando las relaciones diplomáticas.

Para quienes predomina el discurso económico, la Unidad de Inteligencia de The Economist advirtió que los países que no vacunen al 60% de su población a mediados de 2022 sufrirán pérdidas de PIB de 2,3 billones de dólares (1,6 billones de libras esterlinas) entre 2022 y 2025. Por otro lado, la recuperación económica será mucho más difícil en las economías más pobres, en parte debido a que las medidas de control tendrán que volver a imponerse en países donde la cobertura vacunal es aun baja.

Covax no pudo cumplir con sus promesas y solo refleja el paternalismo y mentalidad colonial sobre las iniciativas globales que son relevantes para todo el planeta. Los países ricos monopolizaron las vacunas demostrando que los llamados a la caridad y solidaridad no funcionan más .

Los países pobres han quedado a merced de las donaciones y política de los países de alto ingreso del norte global. Todo esto ocurre mientras no se habla de las causas estructurales del problema.

El problema va más allá del dinero y las donaciones que los países ricos dan cuando les sobra, se trata además de aspectos estructurales que no quieren cambiar como la propiedad intelectual o los fondos requeridos para generar capacidades locales y transferencia tecnológica.

Si esos problemas no son discutidos de una forma honesta, iniciativas como Covax basadas en la solidaridad y caridad van a seguir fallando.

Sobre el autor o autora

Ángela Uyen
Investigadora especialista en enfermedades infecciosas. Asesora de políticas de salud en Médicos sin Fronteras.

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