Kutimuy, Garcilaso

Escrito por Revista Ideele N°299. Agosto-Setiembre 2021

La vida del Inca Garcilaso de la Vega (1539-1616) es tan rica en contrastes y acontecimientos que sorprende que hasta ahora no se hubiera escrito una gran novela sobre él. Sin embargo, al recorrer las páginas de Kutimuy, Garcilaso (‘Vuelve, Garcilaso’, en traducción a la lengua de los conquistadores) se siente que al fin tenemos la gran ficción literaria que el historiador cusqueño merecía.


Intentos de convertirlo en personaje ha habido varios, y algunos muy buenos, a lo largo de los siglos XX y XXI. Pero se tratan de cuentos, poemas y hasta un diario ficticio que alguno tomó ingenuamente en serio, llegando a viajar a los archivos del Instituto Porras Barrenechea, en Lima, para buscar el manuscrito. Muchos de esos textos ficcionales sobre el Inca fueron recogidos en la antología Garcilasismo creativo y crítico que el autor de Kutimuy, Garcilaso y yo publicamos en 2016. Ahí llego a incluir un poema, “Interdicciones con el Inca”, y Eduardo González Viaña coloca un cuento sobre Garcilaso que de alguna manera prefigura los alcances de su reciente novela.


En el caso de la nueva obra de González Viaña, tenemos finalmente un texto que se compenetra no solo con la biografía y algunos pasajes de los Comentarios reales, dándole al relato esa cualidad de oro que es la verosimilitud, sino que abre las puertas hacia una subjetividad que los documentos históricos y notariales no logran siquiera rasguñar. Me refiero al mundo de la imaginación y el mito, en el que los caballos se comunican con los hombres y los fantasmas (como el de Huiracocha), reaparecen de manera natural en un mundo cargado de poesía. Y todo contado con una prosa precisa, colorida y musical que no decae a lo largo de sus cientos de páginas.


La novela también trata del conflicto identitario del joven Gomes Suárez de Figueroa y su evolución hacia el que será el Inca Garcilaso de la Vega, identidad lograda tras años de esfuerzos y decepciones por encontrar un sentido a su vida en medio de procesos históricos trasatlánticos de magnitud épica. El desgarramiento entre el mundo de su padre conquistador y el de su madre princesa inca lleva a Garcilaso a asumir ambas herencias, e incluso por momentos a inclinarse de manera visible por su cultura de origen, la quechua, cusqueña y señorial, base de su remota identidad peruana.


Eduardo González Viaña, el gran narrador de la migración latina en los Estados Unidos, se aventura ahora por otra migración, la del Inca Garcilaso en el siglo XVI, que en buena medida prefigura el drama de millones de latinoamericanos por países del hemisferio norte de manera masiva desde fines del siglo XX.

Se puede pensar que Kutimuy, Garcilaso es una novela histórica, pero, en realidad, es mucho más que eso. Estamos frente al renacimiento del primer escritor peruano universal, en la pluma de uno de los mejores narradores de la lengua castellana, a través de incisivas observaciones e invenciones que nos acercan a la perspectiva del migrante y el marginado de hoy: mérito enorme cuando se trata de novelar a quien desde hace mucho se considera uno de los mayores héroes culturales de la historia peruana y latinoamericana.


Kutimuy, Garcilaso nos reclama ese regreso a nuestras raíces para entender mejor nuestro posible futuro. Solo hay que estar atentos. Y disfrutar de la lectura, dejándonos llevar al mundo auroral de la temprana modernidad.
Parafraseando esa visión mítica que el personaje central termina por asumir, “arriba, un zorro negro custodia el universo”.

Sobre el autor o autora

José Antonio Mazzotti
Catedrático de la Universidad de Tufts, Boston, y presidente de la Asociación Internacional de Peruanistas (AIP).

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