Falta de brújula, medidas efectistas y avances del Tribunal de Disciplina Policial
Lamentablemente, nuestra Policía Nacional del Perú sigue siendo percibida como una de las instituciones más corruptas del país. De acuerdo a una encuesta de Datum Internacional a nivel nacional urbano aplicada en octubre de 2014, la PNP ocupó el segundo lugar como la institución más corrupta.
¿Qué dependencias del MININTER y la PNP son percibidas como las más corruptas, por los propios funcionarios del sector?
Esta percepción no solo es compartida por la ciudadanía, sino también por los propios funcionarios del sector Interior. El Ministerio del Interior se avocó a inicios del 2014 a estudiar el problema de la corrupción, para elaborar un plan de lucha contra ella dentro de su propio sector para ejecutarse entre el 2014 y 2016 .
En el caso del MININTER, los propios integrantes del sector consideraron que la Dirección de Logística, la Dirección General del ministerio y la Inspectoría General del Sector Interior son las tres oficinas más vulnerables a prácticas de corrupción. Por su parte, en cuanto a la PNP, las unidades orgánicas percibidas como las más vulnerables son la Dirección Ejecutiva de Personal, la Dirección Ejecutiva de Tránsito y Seguridad Vial, la Dirección Ejecutiva de Planeamiento y Presupuesto e Inspectoría General. La encuesta apuntó también a identificar cuáles son consideradas las principales causas de esta vulnerabilidad ante la corrupción. Las cuatro primeras fueron: Alta oportunidad para tomar decisiones libremente, sin restricciones o control; no existe transparencia en los procesos de decisión; alta oportunidad económica para la corrupción; y, no se aplican medios de sanción.
Sin plan: palos de ciego contra la corrupción policial
Ahora bien, no solo se trata de percepciones. Durante el año hemos tenido también casos graves de corrupción policial, que fueron conocidos públicamente. Uno de los más notorios fue el de la banda de policías que trabajaba en el aeropuerto de Lima a favor de traficantes de drogas. De acuerdo a investigaciones policiales, alrededor de 40 efectivos estarían vinculados al narcotráfico.
Debido a que la corrupción es real y es percibida como un gran problema, resulta adecuado que el Ministerio del Interior cuente con un plan para enfrentar esta lacra, que está muy presente en el sector. Lamentablemente, esta iniciativa del ministro Albán no fue impulsada con el mismo énfasis por su sucesor. Si bien el plan tenía deficiencias, se trataba de un esfuerzo importante, porque buscaba generar estructuras para la lucha contra la corrupción policial.
El cambio de autoridades en el ministerio del Interior llevó a que la propuesta quedara en el olvido. Contra la corrupción, la reacción del ministro Urresti ha sido principalmente efectista y basada en casos particulares: ante la denuncia mediática de un caso de corrupción, el ministro se hacía presente y frente a las cámaras determinaba la suerte de los efectivos implicados. Esta manera de actuar envía un mensaje positivo a la población en cuanto muestra el accionar del ministro ante un problema muy sensible. El ministro Urresti ha preferido las acciones drásticas, públicas y aisladas, en lugar de elaborar una estrategia sostenible, que muestre resultados no solo en el corto plazo, sino también en el mediano y largo. La opción del actual ministro por lo inmediato y casuístico, corta el paso al planteamiento de soluciones al problema de fondo.
El Tribunal de Disciplina Policial
Precisamente un elemento de la estrategia sostenible de lucha contra la corrupción ha sido la creación normativa durante el 2012 del Tribunal de Disciplina Policial, el cual inició sus funciones a mediados del 2013. Este órgano compuesto íntegramente por civiles está todavía en una etapa inicial, con las consecuencias que ello acarrea.
Durante el 2014, el Tribunal de Disciplina Policial ha sido reconfigurado. Cuenta con una sala de primera instancia y dos salas de revisión. Además se han incorporado nuevos miembros. Uno de los cambios más llamativos es que el exprocurador anticorrupción Luis Vargas Valdivia preside la segunda Sala del Tribunal de Disciplina Policial. Asimismo, la sala de primera instancia la preside el viceministro de Derechos Humanos y Acceso a la Justicia. No solo ha habido relevantes cambios a nivel de miembros del tribunal, sino también del personal administrativo.
En el 2014, a diferencia del año anterior, el Tribunal de Disciplina Policial sí sancionó a oficiales de alto rango: generales, coroneles, comandantes fueron pasados al retiro o puestos a disposición. Esto significa un avance considerable en la lucha contra la corrupción en una institución fuertemente jerárquica, donde altos mandos cuentan con mayores recursos para lograr la impunidad. El tribunal en un caso impuso el pase al retiro de un General de la PNP (Resolución Nº 228-2014-IN/TDP, del 28 de agosto de 2014) debido a que el oficial cometió infracciones muy graves tipificadas como “ejercer actividades públicas o privadas incompatibles con el desempeño de sus funciones” y “procurar o aceptar beneficio económico u otra ventaja para sí o para tercero al participar en procesos de selección de bienes y servicios destinados para la Policía Nacional del Perú”.
Asimismo, la sala de instancia del Tribunal de Disciplina Policial encontró responsabilidad disciplinaria a un General PNP por estar vinculado al caso López Meneses. El oficial habría sido sancionado a dos años de disponibilidad sin goce de haber, tal como fue reportado por los medios de comunicación.
Son varios los casos relevantes que el Tribunal de Disciplina Policial, a través de sus diversas salas, ha conocido durante el 2014. La mayoría de ellos son casos difíciles, por lo cual es imprescindible superar algunos de los problemas con los que tiene que lidiar dicho tribunal. El primero sería el propio ordenamiento del sistema disciplinario, con responsables y procedimientos enrevesados. Otro problema serían dificultades de acceso a los antecedentes policiales. Para superar este problema es necesario que el tribunal esté interconectado con sistemas como MASPOL y RIPER. Un tercer problema es el presupuesto. El tribunal requiere para su funcionamiento que los vocales se reúnan con mayor frecuencia, mejorar su plana de asesores, superar los problemas logísticos y de notificación, etc. Es necesario que el tribunal cuente con presupuesto suficiente, más aún cuando este órgano disciplinario es clave para enfrentar dos de los problemas considerados como los más graves del país: la inseguridad y la corrupción.
El éxito de las salas del Tribunal Policial es el éxito de la Policía Nacional del Perú, porque se sanciona a malos efectivos, que perjudican la imagen de la institución. Eso lo comprendió Walter Albán, cuando fue ministro del Interior e intentó repotenciar al tribunal. Le brindó a este órgano facilidades, que el actual ministro parece no estar otorgando.
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