La dama que nació dos veces

Escrito por Revista Ideele N°300.

En un día histórico para las mujeres trans, Dania Calderón se ha convertido en la primera mujer transexual reconocida con el género femenino en su DNI. Tras ganar un juicio que duró más de 3 años, la protagonista de esta historia ahora podrá gozar de ciudadanía, postular a trabajos formales, tener seguro de salud y un trato sin discriminación en la sociedad peruana. Esta es la crónica del agitado día.

“Sino tengo mi DNI en la mano no voy a cantar victoria”. Dania Calderón es una mujer transexual llamativa. Ojos delineados, cabello ondulado, labios carnosos. A simple vista nadie podría imaginar que nació hombre y que hoy pelea por tener un documento que la identifique y reconozca como mujer.

Es martes 28 de septiembre del 2021 y estamos en la avenida Los Eucaliptos del distrito de Santa Anita frente a la sede del Registro Nacional de Identificación y Estado Civil (Reniec). Hay una multitud de personas aglomeradas en la puerta bajo un sol inclemente para que, por fin, Dania reciba un documento de identidad que la identifique. “Este juicio es algo que no le deseo a nadie. Siento que estoy a contracorriente. Es como David contra Goliat”.

Dania Calderón ha tenido que esperar a cumplir 42 años para recibir el Documento Nacional de Identidad (DNI) que debió tener a los 18. Uno con la “F” que la reconoce como una mujer legalmente. Tal vez la vida fuera muy distinta si eso hubiera ocurrido. Algunas veces se preguntó si todo lo que ha tenido que pasar (rechazo, hambre y trabajo sexual) se lo merece por romper las normas, por ser diferente.

“Con el DNI cambiado podría postular a trabajos dignos y no solo depender del que tengo”, dice Dania. Quien trabaja en el área administrativa de una reconocida universidad. “A veces dicen que el sexo en el DNI no importa. Sí importa porque si alguien quiere agredirme puedo ir a denunciarlo por violencia de género”.

Mujeres trans desfilan con la bandera transexual en la calle.

La violencia que las mujeres trans sufren no es registrada de forma oficial. Al no tener un DNI que las identifique se ignora el tipo de delito. En el caso de muertes violentas podrían relacionarse a crímenes de odio. Sin embargo, no son registradas porque las mujeres transexuales no existen en los registros oficiales, según el informe anual del Observatorio de Derechos 2017.

Han sido meses de desgaste emocional no solo por el largo juicio de 3 años para poder cambiar su sexo de masculino a femenino sino también por la pandemia. “Mi estado anímico se venía abajo y cuando el Reniec pidió la nulidad de mi juicio sentía que la resolución era como una sentencia de muerte, que era algo que era como que ibas a vivir o morir”. A pesar de ser la primera mujer transexual que ha ganado un juicio en Perú por su identidad, una sentencia histórica, Dania no se siente ganadora sino por el contrario cree estar luchando su última batalla.

“Creo que no me lo van a dar. No me darán mi DNI”. Le sudan las manos y revisa su celular una y otra vez. Dice que no ha podido dormir bien. En realidad, así han sido los últimos meses. La noche anterior tuvo una pesadilla en la que unos ladrones le hurtaban los faroles de su camioneta azul. “De verdad me siento nerviosa. Reniec ha sido una institución tan obstruccionista que puedo esperar de todo”. Se siente tensa pero no está sola.

Según la psicóloga Erica Fernandez, estos juicios largos cargados de estrés y ansiedad en los que las mujeres transexuales son violentadas tienen repercusiones a nivel psicológico. “Incertidumbre, estrés constante, apatía y cansancio. Es un estresor adicional que las pone en una situación de mayor vulnerabilidad”. 

Mujer transexual baila en una caravana de protesta contra el difícil acceso a un documento de identidad que las identifique.

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Las mujeres transexuales suelen exhibir sus formas femeninas con orgullo por las calles, en especial si son del colectivo de mujeres trans “Féminas Perú”. Cabellos largos, ropa entallada, maquillaje en el rostro, colores alegres. Sin embargo, hoy todas están calladas y se atrincheran como un batallón a punto de salir a la guerra porque Dania Calderon, la madre (como le dicen algunas), está por lograr lo que todas ellas anhelan un día tener: un DNI que las identifique como mujeres.

Dania hace la fila, se pone una mascarilla sobre el rostro con los colores de la bandera trans (rosa, celeste y blanco) y pide prudencia a sus compañeras para que no comience el plantón antes de que tenga el DNI en las manos. Las personas que están alrededor no entienden lo que ocurre. Algunos tratan de evitar verlas, otros las miran pero arrugan la nariz con desprecio. Un chico se ríe tontamente, saca un lapicero y hace el gesto de querer pinchar el glúteo abultado de una de ellas. “¿Por qué hay tantos maricones aquí?, ¿de verdad se puede cambiar el sexo del DNI?”, pregunta una señora y otra la mira con dureza y le responde. “Sí se puede, todo se puede. Lo único malo es que vivimos en una sociedad machista”.

El triunfo de Dania es el triunfo de todas

Dania sale del Reniec con el rostro serio. Sus compañeras se acercan y se empinan de puntillas para lograr verla. Los vigilantes las rechazan y piden a las mujeres trans que se alejen, pero son tantos cuerpos voluptuosos y se ven tan grandes y fuertes que retroceden. Dania levanta la bandera trans con una mano y con la otra levanta el DNI. Todas las chicas comienzan a gritar con júbilo y aplaudir. ¡Felicidades, Dania!, grita una. ¡Te lo mereces!, dice otra. Dania Calderón sostiene el DNI con la “F” que cambia su vida por completo. Ha ganado la guerra. Es la primera mujer transexual en ganar un juicio en Perú para ser reconocida como mujer.

“Yo he venido a reclamarle al Reniec que no se oponga a nuestro derecho de cambiar de sexo porque esta es la entidad que más se opone”. Las mujeres trans ya no guardan silencio. Aplauden, saltan y arengan: ¡Sí se pudo!, ¡sí se pudo! “Yo sé que el Reniec a veces tiene un discurso vinculante con nosotras pero para mí no lo ha sido. Para mí ha sido objeción tras objeción y dilatar mi proceso. No me parece justo y por eso es mi reclamo y rechazo contra el Reniec”.

Las mujeres trans aplauden. Banderas rosadas y celestes flamean por el aire. Todas levantan el puño. ¡Sí se pudo!, ¡ley trans ya!, ¡todas somos féminas! Un grupo de músicos comienza a tocar los tambores y las mujeres trans mueven sus cuerpos de lado a lado, sueltan sus cabellos, extienden sus brazos y bailan libres en la calle. Si hay una forma de ser libres, de ser ellas mismas, es no sintiendo vergüenza de quienes son. Ellas bailan y abrazan a Dania. “El triunfo de Dania es el triunfo de todas nosotras y eso marca un precedente”, dice Brítany, una de sus compañeras.  

La abogada especializada en género, Elba Acevedo, afirma que no existen motivos razonables para que el Reniec apele las sentencias favorables de mujeres trans respecto al cambio de sexo en el DNI. “Cuando una persona trans recurre al Reniec para solicitar su cambio de nombre o sexo y este le niega dicho derecho se ve afectado el derecho a la identidad personal. Repercute también en otros derechos tales como: los civiles y políticos consagrados por la Constitución. Además, del derecho fundamental a la libertad, desarrollo y bienestar de la persona. Los cuales encaminan el proyecto de vida de una persona”.

Dania Calderón muestra triunfante su documento de identidad con el sexo cambiado a femenino en una mano y en la otra la bandera transexual.

Un juicio de nunca acabar

“Es como un renacer”, dice Dania que tiene 42 años pero siente que ha cumplido 18. Ahora podrá cambiar todos sus documentos con la “F” que la identifica como mujer. Ya no habrá burlas, preguntas incómodas y malos tratos cada vez que busque un trabajo, vaya al hospital o decida viajar. “Hubiera sido fácil quedarme callada y bailar sola con mi pañuelo. Pero este proceso tedioso y la depresión no se los deseo a nadie, menos a mis compañeras. Es por eso que es mejor que sea visible”.

Johana Sotelo es la abogada de Dania y defiende los casos por cambio de sexo de varias chicas transexuales que están tras un DNI que las identifique. Aunque Dania dice que por momentos ella misma tuvo que contratar a otros abogados para que la ayuden a avanzar en su juicio, Sotelo afirma que en estos casos es cuestión de esperar y ser paciente.

“Es un juicio sumario que no debería durar más de 3 meses, pero que en nuestro país se alarga varios años. El proceso se deriva a Lima en el 2018 y el 24 de mayo de ese año fuimos a audiencia. El 19 de octubre del 2018 hubo un cambio de juez que hizo que el proceso se alargue y, finalmente, la sentencia a favor de Dania se realiza recién el 27 de mayo del 2020. Dos años después”, dice la abogada Johana Sotelo.

Dos años después Dania se sentía angustiada. Había comenzado la pandemia. El miedo por contagiarse de coronavirus sumado a la preocupación por el juicio estancado había comenzado a mellar su salud mental. Pero esto se agravó el 4 de febrero del 2021 cuando el Reniec pide una nulidad de su caso. “Argumentaron que ellos nunca han sido comunicados sobre la sentencia a favor de Dania. Lo cual es falso”, dice la abogada Johana Sotelo. “El mismo Reniec señaló un correo electrónico dónde debían ser notificados y ellos lo desconocen. Pero todo está documentado”. 

El 9 de marzo del 2021 el juez declara improcedente la nulidad. Reniec vuelve a apelar la sentencia el 26 de abril de este año, pero eso no afectaría. El 30 de junio del 2021 se remiten las partes judiciales (incluido el Reniec). El 5 de agosto el juez ordena al Reniec a cumplir con el cambio de sexo bajo percibimiento de multa y, finalmente, el 10 de agosto del 2021 el Reniec envía un informe en el que dice que acepta la sentencia y va a efectuar el cambio de sexo en el DNI de Dania.    

Según la abogada Elba Acevedo, los juicios de cambio de nombre o sexo suelen ser largos y tediosos porque “en el Perú no se cuenta con un procedimiento administrativo que permita el reconocimiento de nombre y sexo. Las personas trans se ven obligadas a recurrir al Poder Judicial y, aún así, ello no garantiza una sentencia favorable”.

Dania Calderón revisa una y otra vez el documento de identidad blanco que acaba de recibir y acaricia la “F” con la punta de sus dedos. “Las personas siempre se enfocan en el DNI. A pesar de que tenía mi nombre de mujer me decían ‘señor’. Por respeto deberían tratarnos como nos ven, pero no. Dicen que deben tratarte como dice en tu DNI”.

“Quiero casarme con mi novio por lo civil porque es un tema de desarrollo humano en la sociedad. Compartir beneficios, el seguro, la AFP, entre otras cosas y facilidades que se nos van a abrir”.

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El plantón contra la Reniec continúa. Las mujeres trans bailan, ríen y celebran. Leyla Huertas, directora de Féminas Perú, es una mujer trans alta y morena de pestañas abundantes. Tiene voz de mando y es la primera que sale a defender a sus compañeras cuando un grupo de policías uniformados se acerca a la manifestación para tratar de dispersarlas.

“Ustedes no pueden estar haciendo manifestaciones acá”, dice el policía de traje verde con botas resguardado por otros más.

“Manifestarse es un derecho constitucional de todo ciudadano. Estamos manifestándonos de forma pacífica. Nosotras estamos acá con juicios largos y con fallos del Poder Judicial que ordenan al Reniec que nos cambie los nombres, que nos reconozca nuestra identidad femenina y esa autoridad no lo hace. Apela y pasamos años varadas en esto. ¡Estamos en nuestro derecho!”, responde Leyla.

El policía se queda pensando por un momento. Parece sorprendido por los argumentos sólidos de estas féminas. Decide irse, pero los policías seguirán rondando, tomando fotos y filmando a las mujeres transexuales hasta que termina el plantón contra las apelaciones del Reniec en los juicios de cambio de nombre y sexo de las mujeres trans.

Leyla Huertas conoce sus derechos y sabe defenderse. Celebra el logro de Dania como si fuera el suyo. Dice que este proceso inició con el apoyo de Féminas en el 2017 y que la comunidad transexual está feliz porque haya un precedente. “Sabemos que los jueces van a seguir apelando. Pero esto es una muestra de que estamos en nuestro derecho y que son aquellos procuradores del Reniec quienes no nos dejan gozar de nuestra ciudadanía”.

La caravana comienza a moverse. Las personas siguen sorprendidas por lo que ven. Algunos desde los autos las insultan de forma patética. Ellas siguen moviéndose, bailan, agitan las banderas trans por toda la avenida. No sienten miedo ni vergüenza y protestan a una misma voz: ¡Somos féminas! ¡Todas somos féminas! ¡Ley trans ya!

Leer aquí la primera parte de este reportaje.

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