El pseudo liberalismo

Escrito por Revista Ideele N°300. Octubre-Noviembre 2021. Imagen: El Comercio 2021

En los últimos tiempos, mucha gente de derecha optó por descansar en las blandas almohadas del liberalismo sin darse cuenta que tarde o temprano tendrían que afrontar la realidad y reconocer que no son liberales, sino conservadores que en el afán de defender sus privilegios –lo que no se atreven a reconocer– se han escondido en una ideología que exige un mínimo de coherencia.

El caso más evidente se presentó cuando tuvieron que decidir su posición frente a la obligación de aportar a las AFP y la posibilidad de apoyar el libre retiro de los fondos por los afiliados. Resulta bastante obvio que un verdadero liberal tendría que apoyar la libertad de las personas de afiliarse o no a un sistema de pensiones, así como su decisión de retirar sus fondos, pero vimos a muchos pseudo liberales hacer piruetas para defender lo indefendible. Fueron muy pocos verdaderos liberales –y lo hicieron con mucho cuidado– los que opinaron a favor de la libertad.

Los falsos liberales se niegan a aceptar que un liberal puede ser de izquierda o derecha, porque ya la mayor parte de la izquierda no apoya el estatismo, en especial, la moderna que está en contra del denominado socialismo del siglo XXI, pleno de experimentos fallidos, como Venezuela o Nicaragua, y a favor de la socialdemocracia que tiene exitosos ejemplos en los países escandinavos.

Los pseudo liberales y otras personas de derecha hacen con frecuencia una caricatura de la izquierda y la critican por ser estatista. El conocido diagrama de Nolan muestra que son diferentes ejes los que dividen la derecha de la izquierda y a los estatistas de los libertarios[1]. Pero siempre es más fácil golpear a un monigote, aunque no tenga existencia en la realidad. También desde la izquierda se hace lo mismo y se caricaturiza a la derecha tachándola de fascista para luego vapulearla.

Lamentablemente, entre los falsos liberales hay gente que simpatiza con los gobiernos fuertes y dictatoriales, porque en su opinión solucionan los problemas de raíz, aunque violen derechos humanos, cosa que les importa poco hasta que se enfrentan a un caso cercano afectado por abusos y recién entonces comprenden la necesidad del respeto irrestricto a estos derechos. Un ejemplo de lo que acabo de decir es que hay entre estos amantes del autoritarismo, admiración por lo que hizo entre 1959 y 1990, Lee Kuan Yew, quién como primer ministro durante más de 30 años, sentó las bases del Singapur actual, un país económicamente próspero, pero con muchas limitaciones democráticas y una historia de violación de DDHH, reiteradamente cuestionada por las organizaciones internacionales.

Otra cosa importante que olvidan los autoritarios y dictatoriales es que el poder corrompe y que la corrupción es una de las características de las dictaduras y que las ‘excepciones’ con el tiempo terminan por no serlas. Mientras gobiernan pueden ocultarlas y a veces también después cuando los sucesores los protegen, pero tarde o temprano terminan por aparecer las fechorías que se permiten en sistemas en que no hay control de la oposición.   

Sacándoles la careta y desmintiéndolos, Vargas Llosa sostiene que “los presupuestos básicos del liberalismo, … son la democracia política, la economía de mercado y la defensa del individuo frente al Estado”. Luego –criticando a los economicistas[2]– agrega que “hay liberales … que creen que la economía es el ámbito donde se resuelven todos los problemas y que el mercado libre es la panacea que soluciona desde la pobreza hasta el desempleo, la marginalidad y la exclusión social. Esos liberales, verdaderos logaritmos vivientes, han hecho a veces más daño a la causa de la libertad que los propios marxistas”.[3]

Va siendo hora que las personas dejen de ocultarse detrás de ideologías que no profesan y reconozcan lo que realmente son sin disimulos, ni mentiras. Ya la experiencia debería haberles mostrado que no se puede engañar por mucho tiempo. De otro lado, los verdaderos liberales deberían desenmascarar a sus falsos compañeros, ya que aparecer junto a ellos no los favorece, por el contrario, los desprestigia.


[1] Esta afirmación está más ampliamente explicada en mi artículo ‘Teoría política y confusión de términos’ publicado en ‘Semana económica’ y en esta revista. http://www.revistaideele.com/ideele/content/teor%C3%AD-pol%C3%ADtica-y-confusi%C3%B3n-de-t%C3%A9rminos

[2] Aunque Vargas Llosa no lo dice, los ‘economicistas’ son los llamados ‘neoliberales’.

[3] Ambas citas están tomadas de ‘Confesiones de un liberal’, discurso que Vargas llosa pronunció al recibir un premio en Estados Unidos. http://www.letraslibres.com/index.php?art=10428

Sobre el autor o autora

Alonso Núñez del Prado Simons
Magíster en Derecho de la Integración y en Derecho Constitucional. Master of Business Administration (MBA), graduado en Lingüística y Literatura, Filosofía. Fundador y director ejecutivo del Observatorio de Cumplimiento de Planes de Gobierno. Profesor universitario, árbitro de la Cámara de Comercio y conferencista. Presidente y director de varias entidades del sistema asegurador.

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