Movió prensa y cámaras el primer día que se inició. Unos meses después, el juicio más importante de la Amazonía es casi clandestino. Hay serias irregularidades que se están “pasando por agua tibia”. El comportamiento de la sala es errático por momentos, irrespetuoso en otros, y displicente casi siempre. Las condiciones del proceso y a las que son sometidos los acusados no se adecuan a los criterios interculturales. La mayoría de abogados carece del compromiso necesario para ejercer una ardorosa defensa. Los acusados están asustados y cada uno piensa en cómo salvarse. Los dirigentes están opacados y maltrechos. No hay espíritu de cuerpo. Estamos ante un juicio gris y sin mística.
La tremenda corte
Nada intercultural ha resultado este juicio en el que priman los criterios occidentales y mestizos. El presidente de la Sala Penal Transitoria de Bagua suspende las sesiones cuando quiere y no le importa que los indígenas, que ganan en promedio seis dólares al mes, gasten lo que no tienen en el viaje a la ciudad de Bagua. Lo hace con el mismo desparpajo con el que suele hacer sus comentarios “anti interculturales” cuando dirige los debates. A veces hay cierto tono de burla o ironía en sus inadecuados comentarios, y en otros un paternalismo fuera de lugar. Con estas suspensiones, y con su negativa a informar sobre las fechas de las audiencias, ha logrado que el proceso se vuelva semi clandestino y que no sea cubierto por los medios de comunicación. ¿Qué pretende el juez Zabarburú? ¿Que no salgan a la luz las cuatro investigaciones a las que están sometidos él y el fiscal de este juicio? Ver más…
————————-
Con jean y sin tawas
El líder nacional, Alberto Pizango, ha dejado su tawas: viste jean y camisa blanca y prefiere hablar en castellano. En general, la estrategia de los abogados es que los indígenas nieguen su participación en el Paro Amazónico, o al menos que la relativicen. ¿Por qué pisar el palito de la criminalización de la protesta? Ver más…
———————–
Personajes Memorables
Este es un juicio en el que abundan los individuos oscuros, las leguleyadas y la falta de visión política y de país. La solidaridad la pone la Iglesia católica, que se encarga del traslado y de la alimentación de los procesados, pero el “ampay me salvo” ha descompuesto el espíritu de cuerpo. Haciendo un paralelo bíblico, Lot no encontró a nadie rescatable en Sodoma; en cambio nosotros hemos encontrado a dos personajes que redimen al resto: El padre Fermín, que vive en carne propia cada una de las audiencias, y a Santiago Manuin, que está tratando de vivir para contarlo. Ver más…
Deja el primer comentario sobre "Memorias de un juicio olvidado"