Mikael Winström: “El Estado y Sendero se engancharon en un ritual perverso”

En el 18 Festival de Cine de Lima, el documental más visto ha sido Tempestad en los Andes, sobre la guerra interna que vivimos. Su originalidad radica en el enfoque y en la mirada de Josefin, la sobrina de Augusta la Torre, esposa de Abimael Guzmán. La joven vino al Perú para contrastar la versión de la guerra que su padre le contó desde niña. Acá se encuentra con Flor, cuyo hermano es una de las víctimas que murieron en El Frontón. Hay confrontación, reflexión y no se suaviza la acusación contra el ex presidente Alan García. Es el cuarto documental que Winström filma en el Perú. Conoce nuestra realidad mejor que algunos peruanos.

Sabemos que no ha sido tu intención, pero el tema de tu documental vende mucho, al menos en el Perú. ¿Alguien te ha acusado de pro senderista?
Álvarez Rodrich no lo dijo de frente, pero cuando me entrevistó, introdujo el tema de manera sutil. Yo le pregunté  directamente si lo que quería decir era que yo había hecho apología con el documental. Basta ver las película para darse cuenta de lo contrario. El crítico Rodrigo Bedoya ha dicho que nadie que la ha visto podría decir eso.

Tan solo el hecho de humanizar los rostros de la guerra es motivo de escándalo en el país.
Justamente mi intención es la de humanizar. Cada persona es un universo complejo. Lo que muestra la película es el abismo donde puede caer el ser humano, y también las alturas de comprensión hasta las que se puede llegar. El encuentro entre Josefin y Flor demuestra su capacidad de recuperarse de las heridas y empezar un proceso de saneamiento. No es un proceso que vaya a terminar, porque la vida es incierta y va a seguir siendo así. La reflexión de Josefin durará toda su vida. La conclusión que hace al final de la película no indica que el tema esté cerrado.

Si Josefin hubiera sido una convencida de que la lucha armada fue necesaria y justificara la actuación de Sendero Luminoso, ¿igual hubieras hecho el documental?
No creo. Nunca me interesan las posiciones aceptadas sino las preguntas y las inquietudes, porque quiero incluir toda la complejidad de la vida, las preguntas eternas. Claro, cuando yo tomo mis decisiones políticas, cuando voy a votar, por ejemplo, tomo decisiones. Yo tengo una tendencia ideológica, soy de izquierda democrática.

Hasta ahora en el cine peruano no se ha visto la guerra desde el punto de vista senderista. Qué te lleva a la entrega completa. Ese ángulo no está tocado.
Yo creo que las consecuencias nefastas de la política de Sendero han hecho que se cierre el debate ideológico en el Perú. No existe la apertura y amplitud ideológica que sí se da, por ejemplo, en Bolivia y Ecuador.

¿Has tenido contacto con otros grupos que llegaron a tomar las armas?
Yo conozco bien a los dirigentes del FMNL de El Salvador porque hice una película allí durante la guerra. Incluso sé que capacitaron a grupos de izquierda peruana que se oponían a Sendero y querían tener una autodefensa armada para protegerse de él. Por lo tanto, no es tan sencillo condenar todo tipo de rebelión armada. Hasta Estados Unidos está apoyando a grupos rebeldes armados en Libia, sin buenos resultados porque lo que pasa ahí es atroz. ¿Qué vas a decirle a la población de la Franja de Gaza? ¿Vas a condenar a Hamás? Imposible. La legislación internacional establece que el pueblo de un país ocupado tiene el derecho de defenderse.

Aquí esta discusión es tabú.
Sí, debido a la política de Sendero que ha sido el mayor enemigo de la izquierda democrática que quiere hacer reformas. El Estado y Sendero se engancharon en un ritual perverso.

¿El documental ha deteriorado tu relación con la familia La Torre?
Me están enfrentando oficialmente. Me acusan de soltar detalles de su vida privada. Yo no considero que hablar de la cúpula de Sendero sea un asunto privado. Me han llamado soplón en el blog de la televisión sueca. Ésta es una palabra muy peligrosa porque están mandando señales al Perú. Dicen que estoy al lado de Montesinos y de la CIA. Yo nunca menciono el nombre de los padres de Josefin, no doy su dirección ni teléfono a ningún medio, a nadie. Ellos no son personajes públicos. Son ciudadanos suecos con todos los derechos y yo respeto eso.

Pero sí hay un comité de apoyo a los presos políticos allá en Suecia.
Sí, pero la actividad política de la familia La Torre es muy relativa hoy en día. El papá de Josefin se ha mantenido distanciado, pero cuando esta bomba revienta, sale. Y ella otra vez es víctima de su propia familia, aunque me quieran echar la culpa a mí.

¿Cómo está la relación entre ellos?
Ella tiene la capacidad diplomática más grande que yo haya visto. Sigue viviendo con sus padres.

Josefin ha terminado su tesis y el tema que ha elegido es el de las mujeres de Sendero Luminoso. ¿La has leído?
Todavía no.
 
La familia publicó una carta en la revista Caretas en el 2012. En ella dicen que la relación entre Josefin y ellos era distante.
Eso no es verdad porque ella está muy cerca de su papá, siempre han vivido juntos.

En el documental rompes con la percepción oficial de lo bueno y lo malo químicamente puro. Nadie habla mal de Augusta La Torre.
Yo hubiera admirado a Augusta en muchos sentidos. Me recuerda a Nidia Díaz que es una comandante del FMNL, a quien conocí muy bien durante la guerra y la he encontrado después formando parte del gobierno de El Salvador. Es una mujer muy impresionante con una actitud política distinta a la de Augusta. Ella tampoco viene de una familia pobre, como muchos dirigentes de izquierda en América Latina. Ellas hubieran podido ser hermanas en muchos sentidos, pero Augusta  asumió una posición ideológica cerrada y nefasta.

La familia hubiera podido defender a Augusta de otra manera. Decir, por ejemplo, que en un momento empezó a tener discrepancias con su partido. Podrían haber construido un mito distinto. Pero optan por responder ideológicamente y seguir defendiendo a Guzmán.
Yo me di cuenta de que la posición de la familia no era monolítica cuando escuché a Delia, la mamá de Augusta. Por eso es que no quieren que la señora hable ni tenga contacto con el exterior. En el blog de la televisión sueca, Julio, el papá de Josefin, dice que yo me introduje en la familia de forma engañosa, porque yo les escribí una carta en la que les cuento que de joven formé parte de un grupo de extrema izquierda. Fui militante maoísta, pero por suerte vivía en Suecia y nunca llegamos a esos extremos de locura y violencia. Yo les escribí que fácilmente hubiera podido entrar en las filas de Sendero si hubiese sido peruano. A raíz de esa carta, Delia me agarró confianza y me dijo que Elena Iparraguirre era una bruja y que Guzmán tampoco es un santo.

Perdona pero nos sorprende que hayas estado en un grupo radical maoísta en Suecia. ¿Cómo se aplicaban las tesis de Mao en tu país?
Fue bien curioso. Primero milité en los grupos de apoyo del pueblo vietnamita contra la guerra de VietNam. Ese movimiento fue muy amplio en Suecia, incluso participó el ministro de Estado, Olof Palme. Al interior de ese movimiento había facciones. Yo era muy joven, recién se había bombardeado Hanoi y todo el mundo estaba horrorizado, y por eso me parecía que se debía apoyar al pueblo vietnamita con armas. Y como justamente eso era lo que planteaba la facción maoísta, me fui con ellos. Pero nunca llegué a ser miembro del partido, igual que Claudio, el hermano de Flor que mataron en El Frontón. Yo era más anarquista, vivía con homosexuales en una comuna y mi grupo maoísta no estaba de acuerdo con eso.

¿Has recibido presiones para sacar el documental de circulación?
Sí, los padres de Josefin se han dirigido a la televisión sueca varias veces, primero para hablar con el encargado de la programación, que les dijo que confiaba en mí y en mi trabajo. Después se fueron a hablar con la jefa máxima, y ella les dijo lo mismo. Sostuvo que el documental se pasaría de todas maneras, que no pueden hacer nada porque ellos no aparecen en la película, y que la única que podría oponerse es Josefin. Los padres escriben en el blog exigiendo que se haga una investigación para comprobar que se esté respetando la ética. Eso es imposible en Suecia, nosotros tenemos una libertad de expresión absoluta. Dicha exigencia solo demuestra su gran desconocimiento de la institucionalidad democrática.

¿Para ti cuál es el mayor logro del documental: hacer seguimiento del proceso de desilusión y comprensión de la realidad que vive la protagonista?
No creo que haya un logro en particular. Todo se interrelaciona: las experiencias de Flor y Josefin y la historia del conflicto. Lo que me satisface es que parece que el relato es acertado históricamente, fiel a lo que sucedió. Se mantienen las contradicciones que todavía están vigentes.

En el caso de Flor, ella tiene ansias de justicia más que de verdad. No quiere aceptar que su hermano Claudio pudo tener algún tipo de vinculación con Sendero.
Allí hay un punto sensible. Pero en la película, Flor admite la posibilidad de que Claudio se acercara a Sendero. Él colaboró con ellos pero rechazó la militancia, según me han dicho algunos senderistas con los que he hablado.

Llevaste tu documental a Andahuaylas.
Sí, a Tancallo en el distrito de Chincheros. Después de la proyección habló un hermano de Simeona, la mamá de Flor, que está participando en un movimiento que tiene elementos indigenistas y  que trata de reconstruir la Federación Campesina de Andahuaylas que desapareció por causa de Sendero. Varias personas hablaron en quecha después de la película. Motivó un debate.

El proceso de reconciliación se da y, de manera inevitable, en las comunidades.
En el libro de la antropóloga Linda Zeligman está reflejado esto. Ella hizo lo mismo que yo: en los años 70 vino y se fue a una comunidad del Cusco. Después regresó varias veces, incluso durante el conflicto  armado. Ella describe lo que está sucediendo de la manera más acertada, mejor que Degregori y Portocarrero. Dice que la gente que ha vivido este proceso en carne propia no le queda otra que mantener la convivencia. No se sacan los ojos ni se acusan entre ellos, a pesar de que se chocan todos los días con el que asesinó a su mamá delante suyo. Uno de los que aparece en el documental fue senderista y yo lo sé. Antes de eso fue un dirigente muy activo durante las tomas de tierras, gracias a las que lograron sacar a los hacendados. Después, él entra a Sendero porque estaba muy desilusionado por las promesas incumplidas de la izquierda que lideraba las tomas de tierras. Él vive en la comunidad y convive con el resto. Muchos de los que fueron senderistas estuvieron durante la proyección viendo el documental y compartieron la experiencia y la discusión. Me parece que resguardan sus sentimientos y siguen de una u otra forma procesando una reflexión interna. Todavía no hay un debate abierto.

¿Has tenido otras satisfacciones que justifiquen tanto esfuerzo en la realización del documental?
Sí, una chica de 16 años que es prima de Flor fue a tocarnos la puerta al día siguiente de la proyección. Me dijo que luego de ver la película había podido aceptar la versión de lo que pasó en Tancallo, que su mamá le había contado desde que era niña. Nos dijo que estaba escribiendo un libro con los relatos de su mamá. Conversé mucho con ella.

¿Piensas que la incorporación de Sendero a la vida política ayudaría a la reconciliación nacional?
No en la forma como lo hace el  Movadef, porque no hay una autocrítica. Hace lo mismo que Sendero. Sus dirigentes nunca han cuestionado su ideología ni cambiado de posición. Me parece que el Movadef solo es un movimiento táctico para conseguir la libertad de los llamados presos políticos, y para lograr la legalidad.

¿Hace bien el Estado en cerrar todas las puertas? ¿No se equivoca continuamente, y después tiene que pasar por papelones, como el último en el que tuvo que liberar a los dirigentes por falta de pruebas?
No soy abogado y no he leído las actas de la acusación de la Fiscalía contralos 28 dirigentes, entre los cuales está Crespo, a quien conozco. Me parece que hay que ser lo más tolerantes que se pueda.

¿Qué opinión te merece Abimael Guzmán?
Su pobreza intelectual es evidente. No ha producido documentos teóricos que vayan más allá de unas cuantas conclusiones muy elementales. Además, me parece que el análisis que hizo en aquella época sobre la sociedad de clase era errado. Aplicó como calco y copia las tesis de Mao, cuando la situación del campesinado chino era totalmente diferente a la del peruano

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