Mujeres emprendedoras: voces de migrantes venezolanas en el Perú

Escrito por Revista Ideele N°301. Diciembre 2021

“Una mujer con imaginación

es una mujer que no solo sabe proyectar la vida de una familia,

la de una sociedad, sino también el futuro de un milenio”.

Rigoberta Menchú

Para nadie es un secreto que la migración venezolana ha sido un fenómeno de trascendencia en los últimos tiempos y en especial para el Perú. Medios de comunicación, políticos, ONG, organismos internacionales han abordado el fenómeno desde diversas aristas. Distintas motivaciones han impulsado al desplazamiento de mujeres y hombres de su país natal y, para el caso de las mujeres converge una motivación: la búsqueda de mejores oportunidades económicas y de bienestar para sus familias.

El género es determinante para comprender la experiencia de la migración. Sin embargo, la COVID-19 ha sido uno de los fenómenos que trastocó la vida de todos y todas, situación que no es ajena a las migrantes. Aunque la pandemia se ha enfrentado de manera desigual, por el entramado social, político, económico, cultural, educativo, etc., en el Perú, las investigaciones demuestran que el mayor impacto ha sido para la mujer. Estudios recientes de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL, 2021) señalan el impacto para el trabajo de las mujeres en el Perú y la necesidad de la autonomía económica en la recuperación sostenible y con igualdad, ya que un gran porcentaje de mujeres están ubicadas en sectores de la economía del cuidado y de baja calificación donde la pandemia generó mayor impacto y en el caso de las migrantes que están dentro del sector informal trajo mayores niveles de pobreza y exclusión, pero también desafíos y oportunidades.

Se plantean desafíos para la autonomía económica de las mujeres y poder lograr la tan anhelada igualdad de género de acuerdo a la agenda 2030 para el desarrollo sostenible en su objetivo 5 y para esto será necesario el empoderamiento de la mujer. Esta investigación inició cuando dicté el curso Género y Sociedad en la UNMSM, donde se propuso visibilizar grupos excluidos, entre ellos las mujeres migrantes venezolanas, buscando el dialogo y la reflexión para entendernos y comprender las diferencias culturales; develando las potenciales para la adaptabilidad y mejorar la convivencia. Para esto el primer paso es identificar quienes somos y donde estamos desde las propias voces de mujeres migrantes venezolanas. Como hasta el momento siempre se ha visto la cara dura del fenómeno migratorio, con esta reflexión se pretende también evidenciar el caso de mujeres migrantes que se han empoderado mejorando sus niveles de vida. Específicamente estas mujeres llegaron al Perú sin ningún capital y buscando en primera instancia la supervivencia.

La movilización de venezolanos que se ha presentado en el Perú ha generado un desafío sin precedentes para el marco de la política migratoria. A pesar de crearse mecanismos alternativos de regularización, existe la necesidad de tener una documentación que permita acceder a mejores empleos con mejores condiciones laborales y evitar la informalidad o en el peor de los casos la precarización.

Se hace fundamental comprender que la migración es un proceso que implica un trayecto. Asumimos la analogía de la trayectoria porque es un camino con diversos momentos: iniciales, de estancamiento, de adversidad, pero también de impulso. Algunas mujeres están en este preciso momento atravesando la trayectoria, donde no deja de ser transversal el factor emocional, es decir, el sentirse sin fuerzas para seguir adelante, pero sin posibilidad de retroceder por ser la encargada de la familia, ya que las mujeres migrantes se constituyen [principalmente] como jefas de hogar, proveedoras y las que mantienen la unidad familiar (Granada et al., 2021).

Empoderar a una mujer significa garantizar recursos económicos para que sea reconocida como un agente de desarrollo, en suma, significa que podamos decidir y llevar la vida que queremos llevar, teniendo plena autonomía económica, que puede ser por trabajo dependiente o por emprendimientos. Para efectos de esta reflexión consideramos el empoderamiento de la mujer como “un proceso de poder en el ámbito individual y colectivo…la capacidad para actuar, de toma de decisiones en las elecciones de vida y de la sociedad. El “poder de” comprende la toma de decisiones, siendo creativas y accediendo a recursos para hacer actividades de valor social. Hace referencia a saber y saber hacer, para tener, es decir, lograr beneficios económicos para mejorar sus condiciones de vida. Por otra parte, el poder interior, está asociado a la identidad y a la fuerza como fenómeno psicológico, en otras palabras, saber ser. Del cómo la mujer es capaz de influir y proponer cambios para ella y su entorno familiar inmediato (Charlier et al., 2007). En las siguientes líneas muestro los diversos obstáculos que presentaron 4 mujeres migrantes venezolanas que fueron entrevistadas para este estudio y también cómo lograron superar estas barreras para empoderarse, es decir cuáles son las potencialidades para buscar puntos de integración y de valor productivo de trabajo.

I. Los obstáculos

El empoderamiento abarca la autonomía económica, acceso y control de recursos, ingresos propios y satisfacción de necesidades básicas. El empoderamiento de la mujer significa la autonomía económica. De acuerdo a las entrevistadas, en un primer momento del trayecto, el no tener carnet de extranjería le limitaba el acceso a un trabajo estable o con todos los beneficios y esto a su vez hacia que el ingreso que obtuvieran con la venta informal sirviera solo para sobrevivir. Pagar la renta, alimentación y enviar dinero a la familia de Venezuela, no le permitía quedar con dinero suficiente como para hacer trámites administrativos de reconocimiento de sus estudios universitarios. En ese sentido, uno de los principales obstáculos que atraviesan las mujeres que le impiden empoderarse y consolidar emprendimientos para el acceso y control de recursos es la condición migratoria y el reconocimiento de sus estudios.

La movilización de venezolanos que se ha presentado en el Perú ha generado un desafío sin precedentes para el marco de la política migratoria. A pesar de crearse mecanismos alternativos de regularización, existe la necesidad de tener una documentación que permita acceder a mejores empleos con mejores condiciones laborales y evitar la informalidad o en el peor de los casos la precarización. Un estudio muestra que el 60% de las mujeres migrantes encuestadas tienen un nivel de educación universitaria y que el 85% tiene experiencia laboral previa o de algún emprendimiento en su país natal (Sánchez Barrenechea et al., 2020), situación que se convierte en una condición para que puedan acceder a instrumentos financieros y de esta manera gozar de créditos bancarios o de ser beneficiadas por propuestas de apoyo y cooperación internacional. Sin embargo, varias iniciativas se han promovido dentro del Perú, como es la del “Capital semilla” de Save the Children, entre otros que han apoyado a mujeres que se encuentren en condición migratoria regular y tienen un plan de negocios para emprender.

Otra dimensión importante para promover el empoderamiento es la dimensión personal, es decir, que la mujer tenga autoconfianza y pueda sentirse segura en la toma de decisiones sobre su vida y movilizarse sin limitaciones. Las entrevistadas manifestaron ser su principal obstáculo en la búsqueda de trabajo, ya que, asistieron a varias entrevistas donde se hacía insinuaciones engañosas con propuestas ilícitas, otros preferían no contratarlas por ser venezolana, ya que era sinónimo de problema.  Otros indicaron que “primero el trabajo a las de casa y si sobra se les puede contratar”. También manifestaron que cuando lograron que la contrataran les pagaban muy poco y con condiciones nada favorables, situación que se sentían de brazos cruzados, ya que el dinero es indispensable para abastecer a sus familias. En ese sentido, otro de los obstáculos que atraviesan las mujeres migrantes venezolanas para empoderarse es la discriminación.

Esta situación acorta las opciones de conseguir un empleo o mantenerse en él, debido a la percepción principalmente negativa sobre la población migrante venezolana. Se posiciona como el caldo de cultivo para generar reacciones xenófobas y narrativas estereotipadas que propician escenarios de violencia (Maeda y Palacios, 2021). El fenómeno de la xenofobia es peligroso, ya que va incorporándose en los distintos niveles de convivencia ciudadana; reflejándose en el aula de clase y en todos los escenarios de la cotidianeidad, por ejemplo: cuando vamos a la tienda, al mercado o peor aún en temas que vayan en contra de la vida misma, por ejemplo una encuesta realizada en junio por Idhpucp (2021), al preguntar sobre  la responsabilidad del Estado peruano en garantizar que las personas venezolanas accedan a la vacuna del COVID-19 en las mismas condiciones que la población peruana, el 52.8% de los encuestados respondieron que el Estado debe priorizar a la población peruana, sabiendo que este virus no tiene distinción de ningún tipo ni mucho menos de nacionalidad:  el rechazo no puede superponerse al cuidado de la salud pública.  

Asimismo, diversos estereotipos se han configurado entre la población peruana. El estudio de Sánchez Barrenechea et al. (2020) indica que al consultar a empleadores en el Perú tienen apreciaciones tanto positivas como negativas sobre las mujeres venezolanas. Unos afirman que les convienen y ha sido de provecho que trabajen en el sector de servicios, ya que son hábiles para negocios, tienen buen manejo de redes sociales, buen trato hacia los clientes y buen cuidado personal. Otros refieren que las relacionan con la deshonestidad o la criminalidad. Dichos comentarios de empleadores provienen de experiencias propias o de conocidos y sobre todo de los medios de comunicación.

A las mujeres migrantes venezolanas les toca superar obstáculos como la condición migratoria, la discriminación, los estereotipos y la misma necesidad las impulsa a buscar emprendimientos que les permita empoderarse para la autonomía económica.

Tampoco podemos negar que, en flujos migratorios como este, personas deciden delinquir o dedicarse a actividades que no son acordes con el acuerdo moral social, pero, pretender asociar a todas las mujeres es un sesgo cognitivo.  Un estudio reciente de Idehpucp (2021) analizaron la percepción publica de las personas venezolanas en el espejo de los medios de comunicación, evidenciando que el 60.8% en Lima ubica a esta población en el rol de “victimarias” en contraposición a la de un “testigo o vecino victima” de la comunidad, ya que este rol los nivela con la mayoría de la ciudadanía. Si bien es cierto que los medios no son los culpables, pero actúan como una caja de resonancia frente al fenómeno, reafirma creencias y promueven narrativas estereotipadas  

Al respecto, dichas situaciones afectan directamente la autoestima de las mujeres, al ser representadas con estos estereotipos o cuando son hipersexualizadas se tiende a cosificar, reduciendo a meros objetos, útiles al mercado mientras estén físicamente aptas, de lo contrario, otras cualidades no son importantes para empleadores. De acuerdo a las mujeres entrevistadas, se sintieron mal cuando no son consideradas por sus estudios, experiencias o habilidades sino nada más por su aspecto físico, generando inseguridades y miedos al movilizarse.  

II. Las potencialidades

De acuerdo a las mujeres venezolanas entrevistadas y a los diversos estudios, en el trayecto de la migración muchos han sido los obstáculos. Sin embargo, también en el camino se han conseguido con empleadores que las han visto como aliadas y han aprovechado todo su potencial a tan punto de hacer fusiones de negocios. En el caso de la entrevistada 1, inició trabajando en una floristería, la señora la contrató para que se encargara del traslado y preparación de las flores y ofrecer arreglos florales. Con el tiempo, la dueña la enseñó a preparar los ramos de flores y a la joven le recordaba a una actividad que realizaba en su país natal, aportando otros elementos que modificaron la preparación tradicional. Lo fundamental de este ejemplo es que, al hacer la fusión de saberes en el producto, la venta incrementó, ya que a los usuarios de la tienda le gustaba el nuevo ramo ofrecido. Observamos como un modelo de negocio se puede dar cuando hay una amalgama cultural. Esta situación impulsó a que la joven pudiese ahora manejar el negocio a través de las redes y se han extendido, generando un emprendimiento que ha beneficiado tanto a la empleadora peruana como a ella, un claro ejemplo de empoderamiento individual y fusión peruana-venezolana.

De acuerdo al testimonio de la entrevistada 2, ella en el país natal era profesional en la hospitalidad y hotelería, cuando inicia la COVID-19 se quedó sin trabajo y la obligó a ser creativa para la supervivencia de su familia, logrando que una vecina residente la contratara y trabajaran juntas la repostería. Empezaron a través de las redes sociales a promocionar sus productos y con el paso del tiempo la fusión de nuevos sabores empezó a gustar e incrementar las ventas, lo que ha beneficiado a ambas en los ingresos económicos. Ahora tienen un emprendimiento que les permite mantener a sus familias, otro claro ejemplo de empoderamiento individual y fusión peruana-venezolana.

Los casos de las entrevistadas 3 y 4, con el COVID-19 perdieron su trabajo, ambas profesionales de la administración de empresas. Empezaron a identificar qué podían vender para sobrevivir, sabiendo que sin el capital no era posible. Hasta que postularon al “capital semilla” y pudieron formalizar su negocio y ahora participan en ferias de emprendimientos que promueven las municipalidades. Otro claro ejemplo de emprendimiento y de aporte a la sociedad con iniciativas de becas a migrantes para empoderar a mujeres. La participación en el mercado laboral es un elemento clave para el bienestar general de estas mujeres.

En suma, a las mujeres migrantes venezolanas les toca superar obstáculos como la condición migratoria, la discriminación, los estereotipos y la misma necesidad las impulsa a buscar emprendimientos que les permita empoderarse para la autonomía económica. La reflexión va dirigida a que esto es un problema social que nos atribuye a todos y todas. Caer es sesgos cognitivos no nos deja distinguir cuáles son las amenazas reales y no ser capaces de darnos cuenta que estamos “en el mismo bote”. Urge promover políticas de cuidado y con enfoque de género. No dejar al azar, es un fenómeno que debe enfrentarse desde la articulación de diversos sectores políticos, organizaciones públicas y privadas del país; mejores prácticas de inclusión y de integración. Darnos cuenta de los discursos maniqueos de “buenos y malos”, esto no es suficiente para comprender la complejidad humana y mucho menos una trayectoria tan sensible como la migración forzada. Una condición donde se imbrican lo afectivo, el dolor, la pobreza, pero también sueños y esperanzas.  

Referencias

Charlier, S., & Caubergs, Lisette; Drory, Elisabeth; Kittel, France; Mula Ernestine; Staes, Véronique; Ravesloot, Saskia; Malpas, Nicole; Smets, Kristien; Grolet, S. (2007). El proceso de empoderamiento de las mujeres. Comisión de Mujeres y Desarrollo, 45. http://www.dhl.hegoa.ehu.es/ficheros/0000/0251/proceso_empoderamiento_mujeres_CFD.pdf

Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), E. (2021). La autonomía económica de las mujeres en la recuperación sostenible y con igualdad. Covid 19 Respuesta, 9, 1–15. https://www.cepal.org/es/publicaciones/46633-la-autonomia-economica-mujeres-la-recuperacion-sostenible-igualdad?utm_source=CiviCRM&utm_medium=email&utm_campaign=20210211_informe_n9_covid19

Granada, I., Ortiz, P., Muñoz, F., Saldarriaga Jiménez, A., Pombo, C., & Tamayo, L. (2021). La migración desde una perspectiva de género: ideas operativas para su integración en proyectos de desarrollo. Unidad de Migración: División de Género y Diversidad, IDBTN213, 1–86. http://www.iadb.org

Jessica Maeda, Tessy Palacios, G. R. y P. V. (2021). Policy paper: La xenofobia en la lucha contra la discriminación en el Perú. Los retos pendientes para constribuir a una agenda de integración desde el Poder Ejecutivo. (Idehúcp (ed.)).

Sánchez Barrenechea, J., Blouin, C., Minaya Rojas, L. V., & Benites Alvarado, A. S. (2020). Las mujeres migrantes venezolanas y su inserción en el mercado laboral peruano: dificultades, expectativas y potencialidades. Pontificia Universidad Católica Del Perú. CARE, 1–76. https://cdn01.pucp.education/idehpucp/wp-content/uploads/2020/08/28215815/Libro-Mujeres-Vulnerables-Venezolanas.pdf

Willer, H., Palacios, T., Palla, I. (2021). La percepción pública respecto a las personas venezolanas en el espejo de los medios de comunicación en el Perú (Instituto de Democracia y Derechos Humanoos PUCP (ed.)).

Sobre el autor o autora

Yizza Delgado-Devita
Doctora en educación. Profesora de la facultad de educación UNMSM, PUCP y de la escuela de posgrado USIL.

Deja el primer comentario sobre "Mujeres emprendedoras: voces de migrantes venezolanas en el Perú"

Deje un comentario

Su correo electrónico no será publicado.


*