Perú profundo: de dónde viene y a dónde va

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Revista Ideele N°302. Febrero 2022

Durante el violento enfrentamiento electoral que protagonizaron Pedro Castillo y Keiko Fujimori el año del bicentenario, la noticia de que Castillo hubiese ganado el voto popular fue descrito en diarios y revistas dentro y fuera del país, como un triunfo del Perú Profundo. Y para el partido político Perú Libre, que lo invitó como líder sindical a ser su candidato, estas declaraciones llegaron propiciamente para reafirmar su identidad y origen: un “partido forjado al interior del Perú profundo, en los Andes del Perú” resultado de una corriente izquierdista provinciana que surge como un movimiento regional en Junín y que luego se constituye en un partido de alcance nacional (Cerrón, 2020).

El término llamó la atención, pues en Perú, a diferencia de otros espacios de estudios antropológicos como los mexicanos liderados por Guillermo Bonfil a fines del siglo XX, la categoría de “país profundo” había dejado de usarse notoriamente en las ciencias sociales tras la muerte de José María Arguedas y se había trasladado a los estudios de folclore, donde designaba el lugar originario de costumbres artísticas desde el que las profundas raíces del país se manifiestan, dándole un sentido de valor patrimonial. Por eso, el retorno de la expresión sorprendió a  algunos historiadores quienes recordaron que fue Jorge Basadre quien lo acuñó en los estudios sobre el Perú (Ragas, 2021).

Jorge Basadre (1903 – 1980) fue el historiador fundante, valga la redundancia, de la historia moderna de “nuestra nación”. Su ambicioso proyecto abarcó investigar, describir sistemáticamente y darles nombre a los hitos de formación del Estado peruano en vínculo con la historia de una compleja sociedad, con muchas naciones jerarquizadas, que a pesar de todo tenía conciencia de ser peruana. Para distinguir ambas historias y proponer acercarlas, recurrió a una dicotomía de polémico origen, pero muy en boga debido al triunfo de los movimientos nacionalistas de las primeras décadas del siglo XX: la contraposición del “país legal” y el “país real” del escritor francés Charles Maurras (1868-1952).

Hoy, después de la breve pero impactante reforma agraria, del abandono de su propuesta cooperativista, y del triunfo de la parcelación durante el gobierno de Fernando Belaúnde; después del conflicto armado interno y de la imposición del neoliberalismo a través de la Constitución de 1993, vale la pena preguntarnos cuando Vladimir Cerrón y Perú Libre apelan al Perú Profundo, qué entendemos por él. Si compartimos que ya no designa a la población rural, sino que se refiere a esa izquierda provinciana que rechaza a la limeña y que es acusada de terrorismo o de incapacidad profesional o si debemos reconocer las condiciones en las que actualmente se encuentra el “país real” que vive a los márgenes de la legalidad.

Maurras fue un nacionalista que protagonizó el crecimiento del antisemitismo despertado en Francia por el injusto proceso del caso Dreyfus, el cual comenzó el año 1894, cuando acusaron al capitán de artillería Alfred Dreyfus de ser un espía y de haber entregado información secreta al gobierno alemán. Sus superiores carecían de pruebas y se basaron en el simple hecho que era de origen alsaciano y había sido clasificado como francés israelita (como se denominaba a un judío en aquel entonces según la legislación francesa). En 1896 el coronel Georges Picquart, jefe del servicio de contraespionaje, comprobó que el verdadero traidor había sido el mayor Ferdinand Walsin Esterhazy, pero el Estado mantuvo su decisión y envió a Picquart al norte de África. A pesar de las apelaciones de la familia Dreyfus, el año 1898, Esterházy fue absuelto y celebrado por los sectores conservadores, monárquicos y nacionalistas. Ese es el contexto en el que Émile Zola publicó pocos días después J’accuse…!, una defensa a Dreyfus que le costó a Zola ser condenado al exilio y quedar signado como objeto de ataque de los nacionalistas xenófobos. El año que Zola regresó, Maurras ingresó a la Action française fundada en 1899 y la lideró convirtiéndola en un movimiento monárquico, antidemocrático, antisemita y pro católico.

Para Maurras el caso Dreyfus mostraba con claridad que el “país legal” (ese que consideraba franceses israelitas a los judíos) iba en contra del parecer del “país real”, que era nacionalista, xenófobo y católico. Esta dicotomía fue esencial para su nacionalismo integral. Él consideraba que uno podía notar que toda sociedad tenía necesidad “natural” de un orden, y que todo orden también implicaba desigualdad y jerarquía. Desde esta perspectiva, la libertad, la igualdad y el contrato tan sólo eran supuestos del liberalismo. En una sociedad natural, donde por azar habían nacido sus integrantes, se forma una nación y de ahí que el nacionalismo fuese el sentimiento más natural, y el deber de sus integrantes el contribuir a la existencia de la nación. El “país real”, la auténtica sociedad francesa, era para Maurras antisemita, campesina, federalista, monárquica y católica y debía estar por encima del Estado, del “país legal” que no debía seguir supuestos abstractos e intentar cambiar a la sociedad, sino organizarse a partir de verdades ciertas, presentes en los hechos sociales naturales y en su historia política. (Milner, 2008)

Como desde la generación del 98 España acogió algunas ideas de Maurras en posturas tan diversas como las de José Martínez Ruiz, Azorín (1873 – 1967) o José Ortega y Gasset (1883 – 1955), su impacto fue de gran dimensión en todo el continente americano (González, 2007). Por ejemplo, en el Perú, José de la Riva Agüero, conmovido por el monarquismo de Maurras, fue su seguidor desde que lo conoció a través de Ventura García Calderón en Europa (Rivera, 2018). Pero sin necesidad de compartir sus posturas, escritores e historiadores latinoamericanos, utilizaban sus conceptos con otros fines. Basadre es buen ejemplo de un intelectual que no era nacionalista xenófobo, pero que encontró en esas categorías las herramientas necesarias para construir una historia que distinguiera y entretejiera Estado y Nación. En la misma Francia había ocurrido algo similar: La división entre “país real” y “país legal” fue tomada por otros autores nacionalistas republicanos que añadieron al país real según sus posturas, su “profundidad”. Maurice Barrès (1862 – 1923) y Charles Péguy (1873 – 1914) son ejemplos de cómo apelaron a la Francia profunda con sentidos distintos: para Barrès se refería a las regiones francesas rurales que por naturaleza debían ser antisemitas y conservadoras; mientras que para Péguy, se trataba de una Francia de espíritu católico que mantenía su contacto con la tierra y conservaba una perspectiva premoderna, mística de ver el mundo (Dana, 2015).

Si bien Basadre sostuvo que el concepto de Perú Profundo lo había tomado de Péguy (Marticorena, 2003), en realidad, crea también su propia categoría. Como observa que el “país legal”, centrado en el Estado no ha representado el verdadero sentido del “país real”, el Perú profundo es la sociedad rural, si se quiere, continuamente sumergida, humillada del país (Basadre en Yépez, 2003). En total oposición a Maurras, Basadre considera que sí es deber del “país legal” estar lo más cercano al “país profundo” para transformar las condiciones de las masas de campesinos desposeídos, hambrientos o ignorantes que lo componen.

El año 1965, José María Arguedas, admirador de la obra de Basadre y a quien había premiado desde el Instituto Nacional de Cultura el año 1963, participa del congreso de la Comunidad Latinoamericana de Escritores en Génova. Su presentación, bajo el título de El indigenismo (1975), fue un análisis del “mundo, del hombre y la cultura indígena del Perú” y de la razón de ser del indigenismo. En su disertación, Arguedas reitera estar interesado en cómo la población monolingüe quechua se está incorporando a la base de la nación a través de la migración a la ciudad, y pide renombrar el “cinturón de miseria” que reciben las barriadas que habitan en los alrededores de la capital, por otra nominación que parece impulsada por una mística que recuerda a Péguy:  “la masa casi amorfa que corre cual tumultuoso e incontenible río andino” hacia el país legal, habita no cinturones de miseria, sino “cinturones de fuego de la renovación, de la resurrección, de la insurgencia del Perú profundo”. Arguedas describe cómo las clases sociales y partidos políticos que se han beneficiado del Perú profundo, se han ubicado alarmados y agresivos, contra esta insurgencia, asumiendo no sólo que su integración es comunismo, si no que sus prácticas de trabajo comunitario son en sí señal de su naturaleza comunista:

“la emergencia de las clases étnica y socialmente inferiores representa un peligro, una doble amenaza: la pérdida de la dominación del país y la posibilidad de la consolidación de formas comunitarias oriundas de trabajo y de pautas de vida. Califican a estas pautas tradicionales de “comunistas”. Pretenden sustituirlas por el impulso individualista de la iniciativa personal agresiva tendiente al “engrandecimiento” de la familia mediante la acumulación de la riqueza. (p.21)”

Hoy, después de la breve pero impactante reforma agraria, del abandono de su propuesta cooperativista, y del triunfo de la parcelación durante el gobierno de Fernando Belaúnde; después del conflicto armado interno y de la imposición del neoliberalismo a través de la Constitución de 1993, vale la pena preguntarnos cuando Vladimir Cerrón y Perú Libre apelan al Perú Profundo, qué entendemos por él. Si compartimos que ya no designa a la población rural, sino que se refiere a esa izquierda provinciana que rechaza a la limeña y que es acusada de terrorismo o de incapacidad profesional o si debemos reconocer las condiciones en las que actualmente se encuentra el “país real” que vive a los márgenes de la legalidad.

Referencias

Arguedas, José María. El indigenismo en el Perú, México: Unión de Universidades de América Latina, 1975.

Ernesto Yepes del Castillo (comp.). Memoria y destino del Perú. Jorge Basadre: textos esenciales, Lima, Ediciones del Congreso del Perú, 2003

Cerrón, Vladimir. Perú Libre. ideario y programa, Huancayo, 2020.

Dana, Miriam Jerade. “Nacionalismo y antisemitismo. Hannah Arendt sobre La cuestión judía y el Estado nación.” Revista Mexicana de Ciencias Políticas y Sociales LX, no. 225 (2015):341-367.

González Cuevas, Pedro. “Charles Maurras y España”, Hispania. Revista española de historia Vol. 54 Núm. 188 (1994): 993-1040

Marticorena Estrada, Miguel. Nación e historicismo de Jorge Basadre, Lima, Asociación de docentes pensionistas de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. 2003

Milner, Jean-Claude. El judío del saber, Buenos Aires, Ediciones Manantial, 2008

Ragas, José. (11 de abril de 2021) La frase “Perú profundo” fue acuñada por Jorge Basadre en 1947, inspirada en el francés Charles Péguy [Tweet].

Rivera, Víctor Samuel. “1912: Cuando un marqués atravesó los Andes José de la Riva-Agüero”. Cátedra Villarreal, 6 (1) (2018): 17-36

Sobre el autor o autora

Carla Sagástegui Heredia
Escritora y humanista. Doctora en Arte, Literatura y Pensamiento por la Universidad Pompeu Fabra y licenciada en Lingüística y Literatura con mención en Literatura Hispánica por la Pontificia Universidad Católica del Perú.

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