Rropas: múltiples formas de rebeldía

Escrito por Revista Ideele N°302. Febrero – Marzo 2022

Reseña del poemario de Giovani Collazos.

Pocas cosas suponen un mayor acto de rebeldía que la capacidad audaz de romper los corsés que nos delinean desde que nacemos. Las apuestas son siempre audaces solo por el intento y, muchas veces, quedan encapsuladas en los ejercicios individuales o reflexiones privadas sobre lo que nos constituye. Es cuando la audacia rompe también sus fronteras que el ejercicio se hace colectivo y la rebeldía se hace común. Una rebeldía que, desde hace mucho y hoy especialmente, nos hace falta para (re)pensarnos. En el poemario ‘Rropas’ (Editorial Garúa, 2021), Giovanni Collazos nos propone romper múltiples corsés en conjunto. 

El poemario que nos trae Collazos nos confronta primero y nos habla después. No es un texto para viajeros despistados, ni tampoco para quienes buscan un encuentro con lo que ya está escrito. Es una odisea de lo nuevo a partir de desnudar lo viejo o, mejor dicho, lo de siempre. ‘Rropas’ cuenta con demasiadas aristas desde las cuales abordar una propuesta que no busca que la entendamos, sino que nos entendamos mejor a través de ella. Me centraré en tres de aquellas aristas para delinear lo que encontramos entre sus páginas.

Un manifiesto a la rebeldía

El poemario de Collazos es un manifiesto. Un manifiesto a la rebeldía. Una apuesta por la resistencia. De ahí que su lectura merezca degustación calma y paladar paciente. Saboreo lento y conversación recurrente. Vamos, lo que toca siempre que buscamos lograr una victoria desde los márgenes, las periferias o la contrahegemonía.

Por supuesto, si vamos a hablar de rebeldía y resistencia no se me ocurre mejor escenario que el de la batalla de las palabras y el lenguaje. El lenguaje como vehículo de concepción -y por tanto de transformación- del mundo es el centro desde el cual Giovanni nos habla en otra lengua y, por tanto, de otros mundos posibles y con otras ideas.

Como señala Elena Ferante en ‘La invención ocasional’, “las palabras, la gramática, la sintaxis son un cincel que esculpe el pensamiento”, de ahí que encontrar en las páginas de ‘Rropas’ un otro lenguaje, nacido de la ruptura de las palabras y las reglas, supone un preciso punto de inicio para navegar en otros mundos posibles. Si las palabras y sus normas son el corsé que llevamos sin saber que lo llevamos, pero que delinean el contorno de lo que somos capaz de ver y entender, ¿cómo rompemos esos corsés para repensarnos y repensar lo que existe? Giovanni se atreve a proponer una ruta: quiebre usted el lenguaje.

Es verdad que encontramos ecos vallejianos en la obra de Collazos -quien lo tiene como uno de sus principales referentes para el arte que propone- y, sin embargo, se siente también una apuesta muy de nuestros tiempos y nuestra época en la que el lenguaje se ha convertido en un terreno de disputa al cual no deberíamos renunciar. Collazos avanza un paso hacia adelante al hacerlo no solo desde la disputa, sino desde la transformación.

Es así que leemos “sueldo magro en los brazos la tensión pena” o “ser más poesía un hombre analfabeto” como descripciones de un escenario que podemos conocer, pero de otro modo. Qué importante es aprender a darle ritmo propio a las palabras que escribió otro. Y qué importante para eso prescindir de las puntuaciones. Collazos te enfrenta con tu propio ritmo y tu propia interpretación de una obra que es ajena aunque, por lo mismo, también deja de serlo.

Todo proceso de creación supone ciertas dosis de ruptura. De ahí la importancia de entender el proceso que supone para el poeta este ejercicio de deconstrucción de lo que podemos considerar “primigenio”: el lenguaje. Y solo ahí tenemos un valor gravitante en el poemario que tenemos, por suerte, entre manos.

Del migrante pasivo, al migrante que transforma

En ‘Lugar de enunciación’ libro de la filósofa y activista Djamila Ribeiro, se nos invita a pensar en “la tentación de la universalidad excluyente”. Esa rapidez con la que, desde ciertos locus sociales, se atribuyen hegemonías y homogeneidades a diestra y siniestra de manera equívoca. Ribeiro nos recuerda constantemente nuestros puntos de partida como los prismas inevitables con los que entendemos el mundo y que tenemos como responsabilidad gestionar críticamente. Todos y todas tenemos un lugar de enunciación a partir del cual le hablamos a -y hablamos del- mundo.

A partir de ahí es interesante entender también el locus social que rodea a los y las migrantes que habitamos lugares de enunciación alterados por variables concretas. Lo sabemos bien quienes en casa vemos que nos atribuyen determinados roles sociales y, en los países de “acogida” -valga el entrecomillado- vemos atribuidos otros totalmente distintos. La confluencia de latitudes y acentos marcan alteraciones a nuestro lugar de enunciación, pero lo hacen también, y sobre todo, las relaciones jerárquicas en las sociedades en que habitamos voluntaria o involuntariamente. Este detalle, que no es menor, dota de mayor potencia la apuesta de ruptura lingüística en el poemario de Collazos.

Digo que este no es un detalle menor debido al propio lugar de enunciación alterado del poeta que habita hace décadas en la cuna de lo que algunos llaman heroicamente “hispanidad” (como una “universalidad excluyente”) y que otros aplauden con la cabeza gacha dispuestos a ser súbditos de un imperio al que quisieran volver, antes que ser soberanos de un país democrático. El quiebre con el lenguaje cobra una mayor potencia en este contexto y además resulta rebeldemente transformador cuando lo hace desde España un peruano que, de las perversiones y actitudes de la corona con nuestro pueblo sabe muy bien.

La figura del migrante pasivo que atraviesa una serie de coordenadas no solo geográficas sino sociales,  ha sido abordada desde diversas artes. Seguramente, en muchos casos, con una visión idílica de lo que supone la migración y, en otras, con una visión de la crudeza que estos desplazamientos y procesos de desarraigo suponen. Por ello, es importante generar también una nueva narrativa y una nueva dialéctica sobre el rol activo que siempre hemos tenido los y las migrantes. Una narrativa propia desde la resistencia, la rebeldía, el protagonismo en la transformación y, por supuesto, la reivindicación de lo que podemos llamar “patria” en cualquier lugar del mundo. Collazos hace de la ruptura del lenguaje un ejercicio activo de esta transformación que nos convoca.

Pocas apuestas decoloniales más audaces y necesarias que quebrar un lenguaje que fue utilizado como vehículo de dominación de nuestros pueblos. Ahí radica una posibilidad de emancipación cotidiana colectiva: la construcción de un ‘yo migrante’ desde el protagonismo y no la subalternidad.

Deconstruir el ‘yo’

Tal vez lo que más aprecio -y es decir mucho- de este poemario es que no hay una apuesta por una deconstrucción impersonal o indirecta a través de la audacia de la ruptura del lenguaje como algo ajeno. Giovanni Collazos es el protagonista. De ahí que la sección del poemario en que nos narra su propia deconstrucción desde una mirada masculina crítica a su propia masculinidad y los dogmas patriarcales resulta particularmente sensible.

No hay rebeldía honesta si no te convoca a ti mismo. Este momento de desnudez nos presenta a un autor con la honestidad como consigna y que rechaza ese “yo asignado” por un orden del que también busca escapar, nuevamente, quebrando su lenguaje. Un ejercicio que, por cierto, se siente inacabado y que, por lo mismo, es idóneo para ejemplificar lo que significa la deconstrucción de la masculinidad que no consiste en un proceso con punto final.

¿Es ‘Rropas’ una vía de reconciliación con la masculinidad asignada? No. Por el contrario, es una denuncia de lo que atraviesa a Collazos y un mensaje a quienes apostamos por ejercicios cotidianos de deconstrucción que no se queden en los eslóganes que tantos “aliados” propugnan de cara al afuera. El poeta se sitúa en el centro del problema y se asume como un sujeto que trabaja una deconstrucción en gerundio con todo lo difícil que ello resulta también para él.

Por ello, me gustaría terminar esta reseña con algo que señalé al inicio: la rebeldía. Una rebeldía que el poeta presenta como un compromiso político, pero también como una apuesta personal respecto a sus propias deconstrucciones vigentes y urgentes. De ahí que mi poema favorito sea “Signo la riqueza” que congrega todo aquello mencionado en esta columna.  Se trata de un reconocimiento sutil pero no indirecto a la clase obrera, a los trabajadores y trabajadoras que desde sus espacios intentan, a su forma, eliminar los corsés reclamando derechos, dignidad y justicia. En “Signo la riqueza” Giovanni culmina con un maravilloso “no hay dulzura en la palabra trabajo” y aquí es donde encontramos la clave que encierra lo que todo el poemario nos recuerda. Pudo cerrar con otras palabras, pudo poner el acento en “dignidad” o en “justicia”, pero elegir “dulzura” no es casual. Nos habla también de la deconstrucción de la masculinidad y pone en el centro lo que desde los feminismos enarbolamos como bandera: los cuidados. Los cuidados como la mejor vía de transformación de los sistemas patriarcales y, claro, como el reconocimiento de las labores que siempre han recaído sobre los hombros de las mujeres. 

Solo en esa mención se condensa un todo de reflexiones de un poemario que merece la pena leer para mirarnos desde otros prismas y anhelarnos en otras versiones.

(Fotografía del autor: Abdiel Segarra).

Sobre el autor o autora

Laura Arroyo
Comunicadora política y lingüista. Trabaja en la Secretaría de análisis político y discurso de Podemos en España. Actualmente vive en Madrid.

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