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Revista Ideele N°302. Febrero – Marzo 2022. Imagen: AFP/France InterEl 24 de febrero de 2022 quedará marcado como el acérrimo día del retorno de la guerra total en Europa oriental y en Rusia. En efecto, el dictador que gobierna Rusia desde 2000, Vladimir Putin, ha lanzado un vasto operativo militar de ocupación y de ataque bélico a Ucrania, exrepública soviética, que declaró su independencia cuando la Unión Soviética se desmoronó en 1991. La trágica guerra que empieza ahora es la primera gran conflagración bélica en Europa desde que se terminó la Segunda Guerra Mundial, en 1945. Las consecuencias son y serán terribles en pérdidas de vidas humanas, en destrucción de edificios militares y civiles, en migración forzada de cientos de miles de ucranianos a los países limítrofes y en sufrimientos injustos. Los efectos serán igualmente visibles a nivel geopolítico y económico, tanto en Europa como en el resto del mundo.
Luego de dos años de pandemia, en 2022 empezamos en efecto una nueva era de enfrentamiento belicista entre el autoritarismo ruso y los países vecinos que, como Ucrania, están afianzando los valores de la democracia luego de siglos de sometimiento, primero al imperio zarista y luego al régimen comunista soviético. La estrategia de Putin desde 2008 es reconstruir el imperio soviético por la vía de la violencia militar; por ello anexó los territorios de Osetia sur y de Abkhazie del Estado de Georgia en 2008. En 2014, invadió y anexó Crimea, una provincia de Ucrania. La comunidad internacional se limitó a condenar esta invasión que iba contra el derecho internacional. Desde entonces Putin planeaba atacar Ucrania [603,549 km2, 44 millones de habitantes] para concretizar su plan expansionista para imposibilitar su entrada en la Unión Europea [UE, 27 Estados, 446 millones de habitantes]; y para impedir que se convierta en un país miembro de la Organización del Tratado del Atlántico Norte [OTAN], creada en 1945 contra el bloque soviético. La entrada a esas dos instancias de defensa y de cooperación en Europa necesita un largo proceso de adhesión a los valores democráticos y de homologación con los estándares sociales, económicos y políticos de los países de Europa occidental. Por razones de inestabilidad política, Ucrania no ha logrado avanzar en ese camino y tampoco ha recibido la invitación directa de parte de los países de la UE. Esas son las causas reales de la guerra de Rusia contra Ucrania. Una guerra típica de los siglos XIX y XX, y totalmente anacrónica en 2022.
La reacción de la Unión Europea ante esta deriva belicista de Putin es, por primera vez, firme, unánime y valerosa. El domingo 27 de febrero, la UE ha decidido aportar una ayuda masiva en armamento al gobierno ucraniano del presidente Zelensky, el espacio aéreo de todos los países de la UE y de Suecia se han cerrado a los aviones rusos, además los dos canales televisivos rusos han sido prohibidos en Europa, los fondos rusos han sido congelados y Rusia debe ser excluida del sistema interbancario Swift (que permite pagos a nivel internacional). Estas sanciones inéditas deben debilitar la capacidad bélica del régimen de Putin. Por su parte, la sociedad civil rusa está mostrando su oposición a la guerra a pesar de la brutal represión que sufren los manifestantes. En las capitales europeas las marchas contra la guerra y la solidaridad con la nación ucraniana vilmente atacada se han multiplicado, en especial en Alemania, en Italia y en Francia.
Para comprender esta crisis es necesario evocar rápidamente la caída de la Unión Soviética y sus consecuencias; la evolución política de Ucrania después de 1991; la crónica de los hechos desde el 24 de febrero y las sanciones internacionales ante la ofensiva militar rusa. Debemos prepararnos a un nuevo ciclo de empobrecimiento y de tensión política mundial comparable a la época de la “guerra fría”. En efecto, en nuestro mundo globalizado, las guerras de gran magnitud como la que empieza ahora tienen consecuencias económicas de crisis y de inflación en Europa y en el resto del mundo. Los precios de las materias primas que ya habían aumentado por la pandemia van a aumentar todavía más, en particular el petróleo [el precio del barril alcanza 100 U$], el gas y el trigo. Los efectos de la guerra en Ucrania serán visibles en América Latina y en nuestro país en ese marco económico.
La caída de la Unión Soviética y la Federación de Rusia: totalitarismo y antidemocracia[1]
El régimen comunista que había construido la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas [URSS] a partir de la revolución bolchevique de 1917 impuso un sistema político autoritario, tiránico y dictatorial en todos los territorios que formaban parte del Imperio zarista ruso, con la excepción de Polonia y Finlandia, que se independizaron durante la guerra civil rusa entre 1918 y 1921. Siguiendo la estrategia de Vladimir Lenin, las nuevas “repúblicas soviéticas” se formaron a partir de “territorios étnicos” que tenían un cierto grado de autonomía cultural. La URSS estaba gobernada por el Partido Comunista de la Unión Soviética; todos los aparatos del Estado, la prensa y la sociedad estaban sometidos a la autoridad del Partido Comunista y de la policía política (en las últimas décadas el KGB, tenebrosa institución a la cual pertenecía Vladimir Putin). Por lo tanto, la autonomía constitucional de las 15 repúblicas federadas era totalmente facticias.
La evolución catastrófica de ese sistema de control totalitario condujo a una política de transparencia (glasnost) y a una gran restructuración (perestroika) emprendida por Mikhail Gorbachov a partir de 1985. Sin embargo, los analistas coinciden en considerar que era demasiado tarde; la destrucción de los regímenes comunistas empezó en 1989 con la caída del muro de Berlín. Luego, el 25 de diciembre de 1991, la URSS se convirtió en una Comunidad de Estados Independientes; Gorbachov renunció a su cargo y transfirió su poder al presidente de la Federación de Rusia, Boris Eltsine. Varias repúblicas soviéticas como Ucrania, Bielorrusia, Moldavia, Armenia y cinco países de Asia central (Uzbekistán, Kazakstán, Kirguizistán, Tadjikistán y Turkmenistán) mantuvieron lazos con la Federación de Rusia para reforzar la cooperación económica y la seguridad; en cambio, los países bálticos (Estonia, Letonia y Lituania) se asociaron a la OTAN y la UE.
Desde su elección como secretario general del Partico Comunista en 1985, Gorbachov intentó una nueva política de democratización de la sociedad soviética; pero nunca lo consiguió, la “vieja guardia” comunista pretendía continuar con el sistema totalitario. No obstante, en 1987, algunas reformas fueron impuestas, se liberaron presos políticos y se permitieron manifestaciones contra el gobierno. A partir de ese periodo, las manifestaciones antigubernamentales y reivindicativas de independencia nacional se multiplicaron en los países bálticos, en Armenia y en el Cáucaso. Moscú perdió el control de la situación de revueltas en esos territorios en 1988. Gorbachov obtuvo una ley de reforma electoral para aislar a los oponentes conservadores y separar el Partido del Estado, y en noviembre permitió escuchar las radios extranjeras. Este dirigente pro-democracia estimaba que ello debía calmar la situación, pero no fue así, la esperanza de una democratización ya era imposible de detener. Veamos las principales fechas de esta evolución política.
• En abril de 1988, se realizó una manifestación en Kiev, capital de Ucrania para marcar el segundo aniversario de la catástrofe nuclear de Chernóbil [1986], pero se reivindicaba también la apertura democrática total de la URSS. Además, a pesar de las prohibiciones de celebraciones religiosas católicas impuestas por Stalin en 1946, entre mayo y noviembre de 1988, los católicos ucranianos realizaron inmensas manifestaciones en las grandes ciudades y crearon el Frente democrático para promover la perestroika. El 10 de diciembre de 1988, centenas de personas se reunieron en Kiev para celebrar el Día de los derechos humanos y decenas de ellos fueron detenidos por la policía.
• En 1989, los soviéticos ejercieron, por primera vez desde 1917, un derecho al voto de los diputados del Congreso. Los países del Pacto de Varsovia, creado en 1955 (URSS, Bulgaria, Rumania, Hungría, Polonia, Checoslovaquia, Alemania del Este), provocaron la caída del régimen comunista y la apertura democrática. En noviembre de 1989 el Muro de Berlín fue destruido, poniendo fin a 28 años de “vergüenza nacional” como lo llamaban en Alemania federal.
• En febrero de 1990, las 15 Repúblicas soviéticas tuvieron sus primeras elecciones libres, los reformadores y los nacionalistas ganaron un gran número de curules y el Partido Comunista perdió en 6 repúblicas donde los independentistas fueron mayoritarios (Lituania, Moldavia, Estonia, Letonia, Armenia y Georgia).
• El 12 de junio de 1991, Boris Eltsine fue elegido presidente de Rusia con 57% de votos, en cambio el candidato de Gorbachov obtuvo solamente 16% de votos. Luego de haber enfrentado una tentativa de golpe de Estado, el 24 de agosto, Gorbachov disolvió el Comité Central del Partido Comunista y renunció a sus funciones de secretario del partido.
• El camino hacia la caída de la URSS se concretizó en el ultimo trimestre de 1991. Ucrania fue la primera república que rompió sus lazos con la URSS. En diciembre de 1991, 90% de electores optó por la independencia. Otras 10 repúblicas hicieron lo mismo entre agosto y diciembre de 1991.
• El 25 de diciembre de 1991, Gorbachov renunció a su cargo de presidente de la URSS et cedió todos sus poderes, incluyendo el arsenal nuclear a Eltsine, presidente de la Federación de Rusia. Todas las instituciones civiles y militares pasaron bajo el control exclusivo de Rusia que era sucesora de la URSS. En virtud de ello, también asumió ese puesto en el Consejo de Seguridad de la ONU. A partir de esta transformación mayor, Rusia entró también en la economía de mercado capitalista, pero dado que el nivel económico seguía siendo “soviético”, una economía paralela informal y corrupta se desarrolló progresivamente hasta remplazar la economía estatal soviética. En 1996, Vladimir Putin entró en la administración del presidente Eltsine; en 1998 fue nombrado director del Servicio nacional de seguridad que sucedía al KGB, y dirigió la segunda guerra chechena [una guerra civil entre pro rusos y separatistas], por lo cual obtuvo gran popularidad. Cuando Eltsine presento su renuncia el 31 de diciembre de 1999, Putin se convirtió en presidente interino. En marzo de 2000 Putin ganó las elecciones y desde entonces permanece en el poder afirmando su calidad de dictador incontestable.
Después de la caída de la URSS se han registrado siete conflictos bélicos en la zona de influencia soviética: la guerra de Osetia entre 1991-1992; el país ha proclamado su independencia en 1992 pero Georgia considera que es parte de su territorio; la guerra civil en Moldavia de 1992; el conflicto en Abkhazie de 1998; la guerra en Georgia de 2006; la segunda guerra en Osetia de 2008; la guerra y la anexión de Crimea, territorio de Ucrania en febrero-marzo de 2014; y la guerra del Donbass, al este de Ucrania que dura desde 2014. La guerra actual es la expansión de este conflicto a todo el territorio de Ucrania.
La evolución política de Ucrania, independiente desde 1989[2]
El 22 de enero de 1989 Ucrania declaró su independencia. Miles de ucranianos se reunieron en Lviv para celebrar un servicio religioso delante de la catedral de San Jorge; el catolicismo y el patriotismo ucraniano estuvieron siempre asociados como ejes de identidad nacional. El 28 de octubre, el Soviet Supremo decretó que partir del 1ro de enero de 1990 la lengua oficial será el ucraniano y la lengua rusa será utilizada sólo como medio de comunicación. El 29 de octubre, miles de ucranianos realizaron una ceremonia conmemorativa de las víctimas de la represión soviética de 1939-1941.
El 12 de diciembre de 1991 fue elegido el presidente Leonid Kravtchouk y su mandato, hasta 1996, fue marcado por conflictos de interés con Rusia sobre el estatuto de Crimea y sobre el control de la flota del Mar Negro. Entre 1994 y 2005 la presidencia fue ocupada por Leonid Koutchma, un dirigente que fue acusado de corrupción y de ataques contra la prensa libre. En 2004 tuvo lugar la llamada “Revolución naranja”, que denunció un fraude electoral, razón por la cual Koutchna se quedó en el poder hasta 2005. El gobierno del país fue bastante inestable hasta 2010. Ese año, Viktor Ianoukovytch asumió la presidencia; durante su mandato, su oponente Iulia Tymochenko fue encarcelada, lo cual suscitó vivas críticas en Europa occidental.
A fines de 2013 se debía firmar un acuerdo de asociación de Ucrania a la Unión Europea; pero Putin se opuso a esta posibilidad, amenazando con aumentar el precio del gas y exigir un pasaporte a los ucranianos. El gobierno del presidente Ianoukovytch decidió finalmente rechazar el acuerdo de futura adhesión a la UE, desatando una ola importante de oposición de la sociedad ucraniana; más de 100 mil manifestantes marcharon en Kiev por la adhesión a Europa en la plaza Maidan, y exigiendo la renuncia del presidente Ianoukovytch. En la semana del 17 de febrero de 2014 las manifestaciones continuaron y fueron reprimidas brutalmente, murieron cerca de 100 manifestantes. El 22 de febrero de 2014, el Parlamento votó la destitución del presidente Ianoukovytch que huyó a Rusia. Iulia Tymochenko fue liberada y reapareció en la plaza de la independencia luego de dos años de prisión.
En ese contexto de desorden político, entre febrero y marzo de 2014, Putin ordenó la anexión de la provincia de Crimea, al sur de Ucrania. El 18 de marzo de 2014, el régimen ruso anunció que luego del “referéndum de autodeterminación”, sin ninguna legitimidad internacional, Crimea se había convertido en sujeto de la Federación de Rusia. El gobierno ucraniano acusó a Rusia de “invasión” y de “ocupación armada”, pero los rusos afirmaron que los soldados eran “fuerzas locales de autodefensa”. Por su parte, los países occidentales y las instancias internacionales condenaron esta anexión de un territorio soberano, pero sin mayores consecuencias políticas.

En abril de 2014 aparecieron dos repúblicas pro-rusas en la región oriental del Donbass, la República Popular de Donetsk y la República Popular de Lugansk. Esta guerra civil, con una clara injerencia de Rusia en territorio de Crimea, ha degenerado hasta la guerra de ocupación actual.
El 27 de junio de 2014, el nuevo presidente Petro Porochenko firmó un acuerdo de libre intercambio con la Unión Europea en Bruselas; pero su mandato fue manchado por la corrupción. En 2016, en el marco de la continuación de la guerra civil en el Donbass, Jean-Claude Junker, presidente de la Comisión de UE, declaró que Ucrania no sería miembro de la UE ni de la OTAN antes de 20-25 años.
En mayo de 2019, Volodymir Zelensky (de origen judío, abogado y actor) de 41 años, ganó las elecciones con 73% de los votos en la segunda vuelta. Su campaña estuvo centrada en la lucha contra la corrupción, endémica en el Estado. Desde el inicio, Zelensky insistió en que Ucrania debía integrar la UE y la OTAN, centro de su política extranjera. Este objetivo ha sido además inscrito en la Constitución y marca, según el presidente del Parlamento de esa época, “lo irreversible del objetivo europeo” de Crimea.
En abril de 2021, el presidente de Ucrania renovó su demanda de adhesión a la UE y a la OTAN al presidente Macron y a la Canciller Angela Merkel para proteger su país de la amenaza rusa. A pesar de ello, las negociaciones de adhesión no han comenzado y la candidatura de Ucrania no ha sido oficializada. En el contexto actual de guerra total, es gran tiempo de concretizar esta demanda justa y varias personalidades europeas se han pronunciado en este sentido; por ejemplo, un colectivo de 116 intelectuales y personalidades políticas europeas entre los cuales se encuentran Cédric Villani, Etienne Klein, Daniel Cohn-Bendit, Raphael Glucksmann y Paula Forteza[3].
Vladimir Putin ordena la invasión militar a Ucrania
La invasión de Ucrania por las fuerzas militares de Rusia se preparaba desde hace varias semanas, como veremos en esta breve crónica de los hechos (Elie Julien, Le Parisien, 22 de febrero de 2022[4]).
• Al inicio del mes de noviembre de 2021, 100,000 militares rusos fueron desplegados en la frontera ruso-ucraniana. Las autoridades ucranianas, norteamericanas, alemanas y francesas se inquietaron por esta actividad militar inhabitual. Pero las autoridades rusas afirmaron que no había de qué preocuparse; el portavoz del Kremlim Dmitri Peskov declararó que “Rusia no representa una amenaza para nadie, solamente tomamos medidas para asegurar nuestra propia seguridad.”
• El 7 de diciembre, el presidente Joe Biden se entretuvo con Vladimir Putin, haciéndole saber que Rusia se expondría a fuertes sanciones nunca antes vistas en caso de escalada contra Ucrania. Por su lado, Putin pidió garantías para que la OTAN no se extienda y cruce las fronteras rusas. La mayoría de observadores pensaba que Putin estaba exagerando, aunque pocos dejaban completamente de lado la hipótesis de un ataque. Los intercambios continuaron; el 19 de enero, Biden declaró que sería un desastre para Rusia si invade Ucrania, y evocó también las grandes pérdidas en vidas humanas en el campo de batalla.
• El 7 de febrero, el presidente de Francia Emmanuel Macron tuvo una reunión de 5 horas con Putin en Moscú, y declaró que pensaba haber obtenido que no haya un aumento de la escalada militar. Luego se dirigió a Kiev para entrevistarse con el presidente Zelensky. Recordemos que Francia ocupa la presidencia de la Unión Europea a partir del 1ro de enero de 2022 por un periodo de 6 meses. El 8 de febrero, Macron tuvo una reunión con el Canciller alemán Olaf Scholz y el presidente de Polonia Andrzej Duda en Berlín. En ese momento había 125,000 soldados rusos al lado de Crimea.
• El 11 de febrero, el presidente Biden pidió a los ciudadanos norteamericanos abandonar Ucrania a causa del riesgo importante de invasión rusa; y reiteró que no enviaría soldados norteamericanos pues ello podría provocar “una guerra mundial”. Canadá hizo anuncios similares, seguidos por Francia y Alemania el 19 de febrero.
• El 15 de febrero, Rusia anunció el retiro de sus tropas, pero al mismo tiempo declara que harán “maniobras estratégicas”. La OTAN consideró que no habría desescalada. El 18 de febrero, los separatistas ucranianos ordenaron la evacuación de civiles hacia Rusia; y los Estados Unidos denunciaron la preparación de “actos de provocación” para justificar un ataque. Rusia buscaba un casus belli.
• El 21 de febrero Rusia acusó a “saboteadores” ucranianos haber entrado en territorio ruso y afirmó que un puesto de frontera había sido destruido por la artillería ucraniana; lo cual fue desmentido por Ucrania. La guerra de desinformación se intensificó en Rusia. El mismo día, Putin reconoció la independencia de los Estados separatistas pro-rusos de Donetsk y Luhansk [región llamada Donbass], firmó “tratados de amistad y de ayuda” y ordenó a las Fuerzas Armadas rusas “mantener la paz” en esos territorios (Ronan Tesorière, Le Parisien del 21 de febrero[5]).
• A las 5 a.m. del 24 de febrero el Ejército ruso atacó Ucrania en varios frentes. Poco antes, Putin había anunciado “una operación militar especial en Ucrania” en los siguientes términos:
“El objetivo de esta operación es de proteger a las personas que desde hace ocho años [2014, anexión de Crimea] son víctimas de intimidación y de genocidio de parte del régimen de Kiev. Por ello, nos esforzaremos en desmilitarizar y desnazificar Ucrania, y llevaremos ante la justicia a aquellos que han cometido crímenes sangrientos contra civiles, incluyendo ciudadanos de la Federación de Rusia. Nuestros planes no comprenden la ocupación de territorios ucranianos. No vamos a imponer nada por la fuerza.” (Mis itálicas. Traducción libre del francés, Le Monde 25 de febrero de 2022).
Para justificar su posición, en modo muy cínico, Putin evocó el artículo 51 de la Parte 7 de la Convención de Naciones Unidas que aborda el derecho a la defensa legítima y el “llamado a la ayuda” internacional que, según Putin, le habían enviado las entidades separatistas del Donbass [Donetsk y Luhanks]. Dirigiéndose a los militares y a la sociedad ucraniana, Putin declaró:
“Les hago un llamado a deponer las armas y a quedarse en sus casas. Toda la responsabilidad de un posible baño de sangre estará integralmente en la conciencia del régimen que dirige el territorio ucraniano.” (Traducción libre del francés, Le Monde 25 de febrero de 2022).
A los occidentales y a todos los que estarían tentados de inmiscuirse en los asuntos rusos les dijo:
“Todos aquellos que se pondrán en nuestro camino o que amenacen a nuestro país y a nuestro pueblo deben saber que la respuesta rusa será inmediata y tendrá consecuencias nunca vistas en su historia.” (Traducción libre del francés, Le Monde 25 de febrero de 2022).

Como vemos, Putin no reconoce la existencia de un Estado soberano y democrático en Ucrania, se muestra agresivo, provocador y belicoso, revelando abiertamente lo que es: un dictador despótico que se sirve de las armas para invadir un país soberano con fines expansionistas e imperialistas que nadie creía que podían reproducirse en Europa después de la Segunda Guerra Mundial. En efecto, algunos analistas tienen razón en considerar que la estrategia de Putin es similar a la que utilizó Adolf Hitler, quien en 1939 invadió Polonia con “justificaciones” similares. Por ejemplo, Alain Bergounioux recuerda que ambos personajes son dictadores que impusieron regímenes totalitarios antidemocráticos que reprimieron toda libertad política y de expresión. Hitler quiso vengar Alemania de la humillación del Tratado de Versalles, y Putin pretende vengar Rusia por la humillación de la caída de la URSS. En fin, ambos han seguido la misma estrategia de anunciar sus proyectos políticos con mucha anticipación; Hitler en su libro Mein Kampf y Putin en sus discursos sobre el “destino de Rusia” y sobre el “hecho” que “Ucrania es parte de la Madre Patria rusa”. La comparación histórica de los años 1930 con el presente es también interesante. Alemania se rearma en 1935, en 1936 anexa Austria y, ante la falta de reacción internacional y la alianza con Mussolini, el dictador italiano, Hitler se convenció que la reunificación de los territorios de lengua alemana estaba a su alcance. En septiembre de 1938, Hitler declara que debe intervenir en las Sudetes [región de Checoslovaquia] “oprimidas por la República checoslovaca”. A partir de este año, Hitler lanza la anexión de los países de Europa oriental y occidental (Checoslovaquia, Polonia, Dinamarca, Noruega, Holanda, Bélgica, Francia, Rumania, Yugoslavia, Grecia, Hungría, Unión Soviética) (Bergounioux, Slate 25 de febrero de 2022[6]). En fin, la evocación al “nazismo” de Ucrania se funda sobre la ideología comunista rusa que considera que los Soviéticos obtuvieron una “victoria sagrada” contra el nazismo. Ucrania es comparada con Alemania nazi, que fue vencida militarmente por los Soviéticos y por los Aliados, que Putin no cita nunca.
• A partir del 24 de febrero, los primeros objetivos rusos fueron militares (edificios, aeropuertos, pistas de aterrizaje). La población reaccionó con mucha calma, siguiendo las consignas de seguridad, muchos descendieron a los abrigos subterráneos heredados de la época de la Segunda Guerra Mundial, otros buscaron refugio en las estaciones subterráneas de los metros, mientras otros buscaron aprovisionarse en gasolina con miras a huir a los países vecinos, sobre todo Polonia.

El presidente ucraniano Volodymyr Zelensky dio un mensaje a la nación pidiendo que “no entren en pánico, que iban a vencer al invasor.” Declaró además el estado de emergencia y la Ley marcial en todo el territorio. El 25 de febrero el presidente hizo un llamado a todos los reservistas del Ejército, cerca de 40,000 hombres. El Ministro de Defensa anuncio también que se distribuirían armas ligeras a todos los veteranos de guerra. por su parte, el Ministro de Relaciones exteriores Dmytro Kuleba ha denunciado “una invasión a gran escala de Ucrania”, una “guerra de agresión”, ante la cual “Ucrania se defenderá y obtendrá la victoria.” En un comunicado ulterior, su ministerio comunicó que la operación rusa trata de “destruir el Estado ucraniano, apoderarse su territorio por la fuerza y establecer un sistema de ocupación. Luego de los primeros ataques, el presidente Zelensky hizo un llamado al mundo entero para “crear una coalición anti-Putin” destinada a “obligar a Rusia a instaurar la paz”. Además, expresándose en lengua rusa [cercana al ucraniano], hizo un llamado a la sociedad rusa para que se rebele contra su presidente para reprimir “una gran guerra en Europa”. (Le Monde del 24 de febrero de 2022[7]).
Desde entonces, las manifestaciones contra la guerra se multiplican en Rusia y son duramente reprimidas. Otras manifestaciones tienen lugar en algunas ciudades europeas, en particular en Berlín, donde se congregaron más de 100,000 manifestantes el domingo 27 de febrero para denunciar la invasión rusa de Ucrania y exigir el retorno a la paz.
Reacciones internacionales
• Todos los países occidentales, Estados Unidos, Canadá, la UE, la ONU y la OTAN han condenado enérgicamente la invasión armada de Ucrania por las fuerzas rusas. Joe Biden, que era el único presidente que estuvo alertando sobre la inminencia de la guerra desde el mes de noviembre, declaró que “el presidente Putin ha escogido lanzar una guerra premeditada que traerá graves sufrimientos y pérdidas de vidas humanas catastróficas. (…) Rusia es la única responsable de la muerte y la destrucción que este ataque provocará.” El presidente francés Emmanuel Macron ha conversado con el presidente Zelensky y le ha ofrecido el apoyo y la solidaridad de Francia a Ucrania. Por su parte, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, ha declarado: “Es el momento más triste de mi mandato. ¡Presidente Putin, en nombre de la humanidad, regrese sus tropas a Rusia! El Consejo de Seguridad sometió a voto una resolución condenando la ofensiva rusa, pero no pudo ser adoptado por el veto de Rusia (Le Monde del 24 de febrero de 2022).
• Sin sorpresas, los países que tienen regímenes dictatoriales han aportado su apoyo a la guerra de Putin contra Ucrania: Bielorrusia, Kazakstán y Siria. En América latina: Cuba, Venezuela, Nicaragua. El resto de los países latinoamericanos, incluyendo el Perú, ha declarado su apoyo a Ucrania.
• La China, aliada tradicional de Rusia, no le dio su voto en la ONU y adopta una posición ambigua (como de costumbre) sobre la guerra ruso-ucraniana. Según el periodista Frédéric Lemaître, después de haber insistido sobre el respeto del “principio” de soberanía nacional, Xi Jinping cambió de tono y afirmó que existe una historia “complicada” entre Ucrania y Rusia y acusó los Estados Unidos de “echar leña al fuego”. Los países occidentales querían firmar una resolución de “condena” a Rusia, pero China exigió que se “deplore la agresión contra Ucrania.” China rechaza emplear el término “invasión” y prefiere hablar de “operación militar”; además parece desgarrada entre su socio estratégico Putin, y su afecto por la nocion de integridad territorial. En fin, oficialmente, Pekín considera que la crisis es responsabilidad de los Estados Unidos pues habrían influenciado a la OTAN para expandir sus fronteras al este, cerca de Rusia (Frédéric Lemaître, Le Monde 25 de febrero[8]). Esta perspectiva absurda deja de lado el derecho de los Estados soberanos a decidir sus alianzas internacionales; pero no puede sorprendernos pues China tiene también un dictador como presidente y un Estado totalitario y antidemocrático.

4 de febrero de 2022 (Le Monde).
La UE aporta su ayuda masiva a Ucrania y afianza su unidad política
• Ucrania no es miembro de la OTAN, razón por la cual la cláusula de asistencia mutua no puede aplicarse. No obstante, a pesar de que un despliegue de soldados europeos en Ucrania es impensable por las consecuencias dramáticas de una escalada nuclear, los países de la UE han decidido ofrecer una ayuda militar muy importante e inédita en la historia de esta organización federal europea. El 27 de febrero, la presidenta de la Comisión de la UE, Ursula von der Leyden, ha declarado que van a facilitar el acceso a armas letales a Ucrania en guerra con un aporte de 450 millones de euros. El 28 de febrero, el presidente Zelensky ha exhortado a la UE a integrar su país en el espacio comunitario a través de un procedimiento especial de inmediato. Esperemos que esta demanda sea aceptada.
• Por lo pronto, se ha dispuesto el envío de municiones, de sistemas de defensa aéreos, de armas anti-tanques y de aviones de caza; Polonia será usada como base logística. También se aportará ayuda en ciber defensa, material de protección y ayuda medica de urgencia. Estas medidas deben obligar a Putin a cesar las operaciones militares, aceptar un cese del fuego y empezar las negociaciones en condiciones satisfactorias para Ucrania. Además, todos los Estados de la UE, los Estados Unidos, Canadá y Suecia han cerrado su espacio aéreo a Rusia, han prohibido los canales rusos Russia Today y Sputnik. El gobierno de Biden ha anunciado también une nueva ayuda financiera de 350 millones de dólares. El presidente Zelensky ha agradecido esta vasta movilización de esta “coalición antiguerra” y ha llamado a los europeos valerosos a combatir en Ucrania contra el invasor ruso.
• Del punto de vista financiero, la UE ha congelado la mitad de las reservas de la Banca central rusa en devisas extranjeras y ha prohibido las transacciones de esa institución que controla la economía rusa. La desconexión de los bancos rusos del sistema financiero Swift esta en preparación (Le Monde, 28 de febrero[9]).
• La resistencia ucraniana sigue siendo fuerte, el presidente Zelensky ha ordenado la movilización general de todos los hombres entre 18 y 60 años. El 28 de febrero, las autoridades ucranianas anuncian 352 civiles fallecidos, entre los cuales 14 niños. Se estima además que hay 368 mil refugiados que huyen la guerra en Ucrania, la mitad han llegado a Polonia. Ante esta nueva crisis humanitaria, miles de ONGs se están organizando para ayudar a los refugiados de guerra en los países limítrofes, en Alemania, Italia, Francia y en otros países de la UE.
Reflexiones finales
Esta guerra internacional en el continente europeo luego de 75 años de paz ha dejado estupefactos, atónitos y pasmados tanto a los dirigentes como a los militares y a las sociedades civiles europeas. Por vez primera, la respuesta a la agresión organizada por Vladimir Putin contra Ucrania ha suscitado la unión política de todos los países europeos que han comprendido, por fin, el peligro que significa el régimen dictatorial, totalitario y belicista de Putin en el espacio europeo. La consecuencia inesperada, sobre todo por Putin, es la cooperación —inédita de Europa desde hace 75 años— para oponerse a un enemigo común en defensa de un Estado soberano que defiende su sistema democrático contra viento y marea. Hemos cambiado de era en todo el mundo, del desorden mundial organizado alrededor del conflicto económico y político entre Estados Unidos y China, estamos pasando a un nuevo orden en el cual la UE afianza su rol de defensora de los valores de democracia, de paz y del derecho internacional en sus vertientes políticas y humanitarias. Los eventos en Ucrania nos llevan a constatar que para mantener la paz es necesario, ineluctablemente, llevar a cabo guerras… Pero ello implica también la unión, la cooperación y la solidaridad entre naciones aliadas para oponerse a las dictaduras y al totalitarismo. Los peruanos debemos también mostrar nuestra solidaridad con la nación ucraniana que lucha por su libertad, por su democracia y por un futuro mejor para sus ciudadanos. Anhelos y valores que son también nuestros[10].
[1] Para presentar esta síntesis histórica he consultado Wikipedia, Union des républiques socialistes soviétiques, https://fr.wikipedia.org/wiki/Union_des_républiques_socialistes_soviétiques#cite_note-7
Y también: Dislocation de l’URSS, Wikipedia, https://fr.wikipedia.org/wiki/Dislocation_de_l%27URSS#Moscou_perd_le_contrôle
[2] Fuente histórica consultada: Wikipedia, Histoire d’Ukraine, https://fr.wikipedia.org/wiki/Histoire_de_l%27Ukraine#La_seconde_indépendance_(depuis_1991)
[3] Ver la carta “Pour une reconnaissance officielle de l’Ukraine comme Etat candidat a l’Union européenne”, en Le Monde, 24 de febrero de 2022, https://www.lemonde.fr/idees/article/2022/02/24/pour-une-reconnaissance-officielle-de-l-ukraine-comme-etat-candidat-a-l-union-europeenne_6115099_3232.html
[4] Elie Julien, Le Parisien, https://www.leparisien.fr/international/crise-en-ukraine-chronologie-dune-escalade-en-six-dates-22-02-2022-7K2K74PG25DR5B6EPTQ5UIQJQU.php
[5] Ronan Tesorière, Le Parisien, https://www.leparisien.fr/international/crise-en-ukraine-vladimir-poutine-va-reconnaitre-lindependance-des-etats-separatistes-prorusses-21-02-2022-Q7JINBG4E5AYPHUCPFZYF64P7U.php
[6] Alain Bergounioux, Slate, https://www.slate.fr/story/224004/poutine-hitler-invasion-ukraine-strategie-militaire-guerre
[7] Le Monde, https://www.lemonde.fr/idees/article/2022/02/24/guerre-en-ukraine-la-double-derive-de-vladimir-poutine_6115081_3232.html
[8] Frédéric Lemaître, Le Monde 25 de febrero, La Chine “comprend” la Russie mais ne la soutient pas lors d’un vote à l’ONU, https://www.lemonde.fr/international/article/2022/02/25/la-chine-comprend-l-operation-militaire-speciale-de-la-russie_6115190_3210.html
[9] Le Monde, 28 de febrero, Aide militaire à Ucraine, https://www.lemonde.fr/international/article/2022/02/28/face-a-poutine-l-union-europeenne-decide-de-soutenir-militairement-la-resistance-ukrainienne_6115496_3210.html?M_BT=47988738189935
[10] Para seguir las informaciones sobre la guerra recomiendo ver France24 en español : https://www.france24.com/es/tag/ucrania/ ; Eronews en español : https://es.euronews.com y BBC Mundo, https://www.bbc.com/mundo
Un artículo sesgado, peca de unilateralidad, está claro de que lado está. Después de la finalización de la Segunda guerra Mundial, el occidente juntamente con EEUU vieron que el sistema político imperante en Rusia era totalmente lisivo a sus intereses colonialistas, como tal la organización de la OTAN tuvo como objetivo central de contener el avance político de un nuevo sistema de gobierno, la CIA y otros organismos de seguridad europeos tuvieron mucho que ver para que el Socialismo como opción política fracase, por lo menos en la URSS.
Desde que fue derrocado Yanakuvich en el 2014, que es otro tema que se debería analizar, pasaron ocho años para poder implementar los acuerdos de MInsk, no se hizo,¿por qué? Mientras tanto Ucrania envalentonada por el apoyo de la OTAN y EEUU implementaba su política de limpieza étnica en la región de Donbass, de lo que el artículo no habla y solo pretende demonizar a Rusia.