Colocando el foco sobre la polarización política

Escrito por Revista Ideele N°303. Abril-Mayo 2022. Imagen: Andina.pe

Durante los últimos meses, la polarización política que atraviesa el país ha sido constantemente objeto de debate público. Esto, debido a la preocupante existencia de un ambiente hostil a la construcción de consensos mínimos acerca del rumbo del aparato público que, a su vez, genera una sensación de estancamiento e inacción frente a las crecientes necesidades de la población. En ese marco, es importante definir con precisión qué tipo de polarización promueven los actores políticos que definen la agenda pública, hoy, que se hace cada vez más difícil distinguir las ofertas políticas en el ejecutivo y legislativo únicamente por sus tintes ideológicos.

El concepto de polarización política tradicionalmente tratado en la literatura refiere a una fuerte distinción entre bandos políticos por sus tendencias ideológicas y programáticas. De acuerdo a Sartori (1976), la polarización política es entendida como la distancia ideológica entre actores que se desenvuelven en el ámbito político formal. Por su parte, Blanco & De la Corte (2003), señalan que se trata de un fraccionamiento político en conjuntos de individuos que poseen planteamientos ideológicos extremadamente contradictorios y que generan identidades diferenciadoras (nosotros-ellos). En la misma línea, Iyengar et. al. (2012), consideran que el fenómeno de polarización política se caracteriza por la dominación de las identidades ideológico-partidarias respecto a las demás identidades políticas, lo que provoca una simplificación de las relaciones sociopolíticas pues tiende a reducir el debate público hacia los componentes ideológicos, antes que a sopesar la diversidad de posiciones.

Para Esteban y Ray (1994), una sociedad que presenta polarización política contiene grupos políticos cuyos integrantes se identifican entre sí, principalmente a nivel ideológico, situación que los confronta con aquellos sujetos que componen otros grupos. Asimismo, para Singer (2016) el alineamiento de posiciones contrarias y extremas en base a la identidad ideológica-partidaria que produce la polarización política se encuentra presente históricamente en otras latitudes fuera de América Latina, y que, en esta región más bien se trata de un fenómeno reciente.

El tipo de polarización ha variado de forma. Si bien es cierto, en una primera etapa entre la segunda vuelta electoral del 2021 y los primeros meses de gobierno de Pedro Castillo, hasta agosto y setiembre, el país atravesó un periodo de polarización política transversal con polos de confrontación ideológicos, territoriales, culturales y económicos, en los últimos seis meses hemos entrado a una segunda etapa en la que la polarización perdió su componente transversal en un contexto de pérdida progresiva de legitimidad frente a la ciudadanía. Sumado a ello, también es cuestionable mantener una distinción eminentemente ideológica entre los grupos enfrentados. Las coincidencias entre oficialismo y oposición han ocurrido, por ejemplo, en el plano del rechazo a la obligatoriedad de la vacunación contra la Covid-19, la suspensión de elecciones primarias, la flexibilidad de las sanciones hacia los candidatos y la vulneración de la intangibilidad en las elecciones regionales y municipales del 2022, y, finalmente, en la contrarreforma universitaria que persigue una mayor autonomía de las universidades respecto a la SUNEDU.

Entre los tipos de polarización política, distinguimos la polarización de élites, de masas, partidista, transversal y afectiva. De acuerdo a Domínguez (2019), la polarización de élites consiste en la confrontación ideológica y programática entre políticos de alto nivel, que tienen mayor capacidad de influencia en procesos políticos. La polarización partidista, también conocida como selección o distribución por partidos, se basa en el predominio de una cantidad limitada de ofertas político-ideológicas al interior de cada organización partidaria que aglutina un porcentaje significativo de correligionarios. Asimismo, la polarización de masas, denominada también como pública o popular, se caracteriza por la conglomeración de los ciudadanos en torno a posiciones ideológicas contrapuestas. Según Schiaquer & Vommaro (2020), la polarización también puede ser transversal a toda la sociedad, lo que ocurre cuando existe una división política que genera consecuencias estructurales en la colectividad, pues incide directamente en la forma de relacionamiento de los individuos con el debate público. Por último, Schiaquer & Vommaro agregan que la polarización también puede ser afectiva cuando los grupos políticos enfrentados comparten ciertos lineamientos ideológico-programáticos, pero su identidad partidaria (nosotros vs los otros) hace que perciban una máxima distancia entre sí mismos.

En el caso peruano, la segunda vuelta presidencial de las Elecciones Generales de 2021 nos mostró el enfrentamiento encarnizado entre organizaciones políticas con cierta claridad en sus planteamientos ideológicos como fruto de las confrontaciones abiertas en el debate público en el marco de la competencia por el electorado. En ese marco, presenciamos una definida estrategia de las organizaciones políticas en disputa que consistió en atribuir al adversario ciertos antivalores frente a la opinión pública. El fujimorismo, representado por Keiko Fujimori y su partido Fuerza Popular, esbozó una anti-campaña que apeló hacia valores negativos asociados con el comunismo, el terrorismo, el autoritarismo de izquierda, la proliferación de la pobreza y la estatización. Mientras que la coalición de organizaciones que apoyaron a Pedro Castillo, en su mayoría provenientes de las izquierdas políticas, asociaron a sus contrincantes con valores negativos vinculados con la violación de derechos humanos, la corrupción, la desinstitucionalización del aparato público, el autoritarismo de derecha y la omnipotencia de las grandes empresas.

El resultado de estas tensiones políticas fue una polarización transversal en la sociedad, en la que los aspectos ideológicos desencadenaron una serie de distinciones de índole territorial y cultural expresadas en los polos lima-regiones y urbano-rural. Vimos en aquel momento, la aparición de grandes paneles publicitarios con mensajes abiertamente anticomunistas, así como mítines políticos de Keiko Fujimori concurridos y publicitados ampliamente en la prensa limeña, mientras que, en las regiones, especialmente Cajamarca, Ayacucho, Cusco y Puno, los mítines políticos de Castillo estuvieron abarrotados. La histórica distinción entre Lima y ciudades norteñas frente al sur peruano se hizo patente una vez más a raíz del enfrentamiento electoral.

Sin embargo, la polarización no decreció con la victoria electoral de Pedro Castillo, sino que el reducido margen de votos que lo distanció de su opositora, justificó una campaña de desconocimiento de los resultados electorales, así como una deslegitimización de las instituciones encargadas de velar por la transparencia del proceso electoral. En ese contexto, Pedro Castillo asume la presidencia de la República acorralado por una drástica oposición tripartidista compuesta por Fuerza Popular, Renovación Popular y Avanza País que, al desconocer la legitimidad de su mandato, se encargó de promover la vacancia presidencial desde el mismo momento en que Castillo se colocó la banda presidencial.

No obstante, el gobierno de Castillo, también se caracterizó por emitir una serie de decisiones que fueron interpretadas por la oposición como provocaciones a nivel ideológico-programático. La designación de Guido Bellido como primer ministro, la continua presencia e influencia de Vladimir Cerrón con una agenda política más radical de izquierda, entre otros sucesos, contribuyeron a intensificar las tensiones entre legislativo y ejecutivo, que se trasladaron hacia el campo social y económico manifestándose, por ejemplo, mediante el alza del dólar en coyunturas determinadas como ocurrió después del anuncio de intervención estatal a una concesión gasífera realizado por Bellido, en descoordinación con el círculo presidencial.

Ante la falta de capacidad de los partidos políticos del oficialismo y la oposición para lograr cierto grado de consenso que permita establecer una agenda política mínima que afronte las necesidades de la población, la tensión entre legislativo y ejecutivo fue progresivamente perdiendo impacto en la ciudadanía. De acuerdo al Instituto de Estudios Peruanos – IEP (2022), Pedro Castillo tuvo una aprobación del 40% en setiembre del año pasado, no obstante, luego de dos meses, pasó al 25% (noviembre) y se ha mantenido constante desde entonces. En cuanto al Congreso de la República, en setiembre del 2021 tuvo una aprobación de 32%, al mes siguiente comenzó la reducción de este indicador a 21%, hasta llegar a abril del 2022 con un 11% de aprobación. En este marco de perdida de legitimidad del ejecutivo y legislativo frente a la ciudadanía, el 68% de los encuestados por el IEP señaló estar de acuerdo con la propuesta de adelanto de elecciones para renovar las autoridades políticas del ámbito nacional.

Pese a todo, la pérdida progresiva de apoyo político hacia las organizaciones que lideran el Gobierno y el Congreso de la República no las hizo retroceder en su afán de confrontación y obstrucción mutua. Desde el legislativo, las censuras e interpelaciones a los ministros continuaron, al igual que la promoción de la vacancia presidencial. Por parte del gobierno, tampoco cesó la búsqueda de enfrentamiento, que se materializó, por ejemplo, con el impulso del debate congresal sobre una reforma constitucional que habilite al presidente a convocar un referéndum sobre una asamblea constituyente que elabore una nueva constitución política.

De esta manera, llegamos a un escenario en el que actores políticos con una legitimidad debilitada frente a la ciudadanía son promotores de una polarización política que mantiene trabadas las políticas generales de gobierno, en un contexto en el que la ciudadanía percibe que la situación política es peor en comparación al año pasado (73%), y, que, además, considera que su situación económica también ha empeorado en relación con el mismo periodo (66%). Al respecto, también es importante notar que estos ciudadanos ponderan como más importante la atención a la situación económica (57%) (IEP, 2022).

En base a estos acontecimientos, es posible argumentar que el tipo de polarización ha variado de forma. Si bien es cierto, en una primera etapa entre la segunda vuelta electoral del 2021 y los primeros meses de gobierno de Pedro Castillo, hasta agosto y setiembre, el país atravesó un periodo de polarización política transversal con polos de confrontación ideológicos, territoriales, culturales y económicos, en los últimos seis meses hemos entrado a una segunda etapa en la que la polarización perdió su componente transversal en un contexto de pérdida progresiva de legitimidad frente a la ciudadanía. Sumado a ello, también es cuestionable mantener una distinción eminentemente ideológica entre los grupos enfrentados. Las coincidencias entre oficialismo y oposición han ocurrido, por ejemplo, en el plano del rechazo a la obligatoriedad de la vacunación contra la Covid-19[1], la suspensión de elecciones primarias, la flexibilidad de las sanciones hacia los candidatos y la vulneración de la intangibilidad en las elecciones regionales y municipales del 2022[2], y, finalmente, en la contrarreforma universitaria que persigue una mayor autonomía de las universidades respecto a la SUNEDU[3].

En ese sentido, vemos que los supuestos de polarización ideológico-programática pierden vigor debido a las coincidencias en cuanto a intereses partidistas de cada bando político. Por lo tanto, podríamos decir que la segunda etapa de la polarización política que atraviesa actualmente el Perú se caracteriza por una polarización afectiva en la que los planteamientos ideológicos están presentes, pero relegados a un segundo plano, pues los grupos enfrentados privilegian su identidad partidaria como principal elemento diferenciador en el escenario político.

Asimismo, la persecución de intereses partidistas encubierta por las grandes categorías ideológicas que usualmente emplean los grupos políticos enfrentados como izquierda-derecha, fujimorismo-antifujimorismo y comunismo-anticomunismo nos sugieren que esta polarización afectiva cuenta con un componente de teatralización frente a la ciudadanía que busca apelar en cierto grado a una mayor legitimidad de sus acciones. No obstante, como refleja la opinión pública a través de una alta desaprobación presidencial y congresal, esta estrategia no ha logrado el éxito que sus promotores esperan, pero los ha mantenido aún en sus cargos.

Bibliografía

Blanco, A., & De la Corte, L. (2003). Psicología social de la violencia: introducción a la perspectiva de Igna-cio Martín Baró. In I. Martín-Baró (Ed.), Poder, ideología y violencia (pp. 9-62). Madrid: Trotta

Domínguez, E. (2019). La polarización política durante la administración Obama. Universidad de La Habana, (287), 334-362. http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0253-92762019000100334

Esteban, J. y R., Debraj. (1994): «On the measurement of polarization», Econometrica. 62(4), pp. 819-851. https://pages.nyu.edu/debraj/Courses/Readings/Esteban%20Ray94.pdf

Instituto de Estudios Peruanos – IEP. (2022). Informe de Opinión de Abril. Lima: IEP. https://iep.org.pe/wp-content/uploads/2022/04/Informe-OP-abril-2022-completo.pdf

Iyengar, S., Sood, G., y Lelkes, Y. (2012). Affect, not ideology: A social identity perspective on polarization. Public opinion quarterly, 76(3), 405-431. https://www.researchgate.net/publication/255992384_Affect_Not_Ideology_A_Social_Identity_Perspective_on_Polarization

Sartori, G. (1976). Parties and Party Systems: a framework for analysis. Cambridge: Cambridge University Press.

Schuliaquer, I. & Vommaro, G. (2020). Introducción: La polarización política, los medios y las redes. Coordenadas de una agenda en construcción. Revista SAAP. 14(2), pp. 235-247. https://doi.org/10.46468/rsaap.14.2.I

Singer, M. (2016). Elite polarization and the electoral impact of left-right placements: Evidence from Latin América, 1995-2009. Latin American Research Review, 51(2),174-194. https://www.researchgate.net/publication/304490667_Elite_Polarization_and_the_Electoral_Impact_of_Left-Right_Placements_Evidence_from_Latin_America_1995-2009


[1] RPP. (2021). Congresistas de Perú Libre y de Renovación Popular en contra de obligatoriedad del carné de vacunación. https://rpp.pe/politica/congreso/congresistas-de-peru-libre-y-de-renovacion-popular-en-contra-de-obligatoriedad-del-carne-de-vacunacion-noticia-1374641?ref=rpp

[2] La República. (2022). Congreso: los votos fujicerronistas que van más allá de la coincidencia. https://larepublica.pe/politica/2022/03/24/congreso-los-votos-fujicerronistas-que-van-mas-alla-de-la-coincidencia-peru-libre-fuerza-popular/

[3] Pata Amarilla. (2022). Congreso aprueba dictamen contra la reforma universitaria. https://www.patamarilla.com/2022/05/congreso-aprueba-dictamen-contra-la-reforma-universitaria/

Sobre el autor o autora

Yerel Vásquez
Investigador IEP.

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