Segundo quinquenio de Emmanuel Macron: ¿una nueva era en el panorama político francés?

Escrito por Revista Ideele N°303. Abril-Mayo 2022

El pasado domingo 24 de abril, Emmanuel Macron (“La République En Marche!”) renovó su mandato por cinco años adicionales a la cabeza de Francia, uno de los dos motores de la Unión Europea. Macron obtuvo 58,55% de los votos contra 41,45% obtenidos por Marine Le Pen, su adversaria de extrema derecha, quien logró la mayor cantidad de votos que esta tendencia haya obtenido jamás desde que participa en las elecciones francesas en la década de 1970.

Macron logra una reelección en Francia después de 20 años, cuando Jacques Chirac fuera reelegido para un segundo mandato al obtener 82,21% de los votos contra Jean-Marie Le Pen, padre de Marine. Desde entonces el Front National (Frente Nacional, FN), partido fundado por Jean-Marie Le Pen, se ha ido transformando y evolucionando para permear cada vez más la vida política francesa. Hoy, liderado por Marine Le Pen y transformado en “Rassemblement National” (Encuentro Nacional, RN), el partido ha logrado captar la atención de más de 13 millones de electores, un récord sin duda alguna, que responde a factores como la banalización del discurso antinmigración en la vida política francesa y europea en general, y a la dificultad de la sociedad de percibir de manera tangible los beneficios de las políticas europeas en la vida cotidiana de los franceses. ¿Qué desafíos deberá enfrentar Macron en este próximo quinquenio? ¿Qué espera la sociedad francesa de su líder reelecto y de las fuerzas políticas en general? ¿Qué impacto tiene esta elección en la escena internacional?

El fin de los partidos políticos tradicionales en Francia

Sin duda alguna, uno de los principales puntos de acuerdo de los principales analistas de la vida política francesa, es que hemos llegado al fin de los partidos políticos tradicionales. La Quinta República Francesa, fundada en 1958, ha visto, después de Charles de Gaulle, una cierta alternancia entre la derecha conservadora, (UDR-RPR-UMP-LR), inspirada por De Gaulle y el partido socialista francés (PS). En los 53 años de vida republicana después de De Gaulle, 22 años han sido gobernados por la UDR-RPR-UMP-LR, y 19 por el PS.

Sin embargo, en la primera vuelta de esta última elección, Les Républicains (LR), que llevó como candidata a Valérie Pécresse, una mujer política tradicional y experimentada de la derecha conservadora francesa, exministra del presupuesto nacional y exministra de educación bajo el gobierno de Nicolas Sarkozy, obtuvo apenas 4,78% de los votos en la primera vuelta. El PS, por su parte, tuvo el peor desempeño electoral de su historia, ya que Anne Hidalgo, la actual alcaldesa de París, solo logró el 1,75% de los votos.

Los extremos, representados por Jean-Luc Mélenchon a la izquierda (21,95%) y Marine Le Pen a la derecha (23,15%), lograron captar la atención de más de 4 de cada 10 electores, poniendo así una estocada que parece casi definitiva al reino casi absoluto de los dos partidos mayoritarios de la escena política francesa de los últimos 60 años.

Otro síntoma evidente de esta degradación de la vida política francesa es la cada vez menor participación electoral. Esta fue la segunda elección con mayor abstencionismo de la Quinta República con un 26% en la primera vuelta y 28% en la segunda vuelta, solo detrás de la elección de 2002 en la que se registró un 28,4% y 28,2% de abstención, respectivamente.

La desintegración del partido socialista

El PS ha venido en caída libre desde que uno de sus máximos exponentes Dominique Strauss-Khan, exministro de Economía de Francia y exdirector del Fondo Monetario Internacional, se viese envuelto en un escándalo de acoso sexual frente a una trabajadora de limpieza de un hotel de Nueva York. Este escándalo le valió su retirada de la vida política francesa, donde se esperaba que pudiese llegar a la presidencia de la República.

El golpe definitivo fue propiciado por el gobierno de François Hollande (2012-2017), el cual obtuvo la peor aprobación de los electores franceses de la Quinta República. Hollande terminó su mandato con un 22% de popularidad, e incluso en algún momento descendió hasta 13%, lo cual es algo insólito en la vida política francesa. Según el análisis de M. El Mohktari para Le Monde, esto se debe a tres razones: su núcleo electoral se vio erosionado ya que aplicó un programa “socio-liberal” a pesar de que los electores del PS son más bien de una izquierda “tradicional”; fue un presidente muy dubitativo que cuando encontró obstáculos en el camino hizo marcha atrás en una serie de medidas que algunos segmentos de la población esperaban; y un descuido demasiado importante de su imagen personal.

Desde entonces el electorado francés ha estimado que el PS ha perdido su identidad de izquierda y los segmentos más tradicionales se han visto seducidos por opciones más radicales de izquierda y los más liberales, por las opciones de centro, como la que representa Macron.

La derecha conservadora francesa dilapidada por las acusaciones de corrupción

Por su parte el partido de inspiración Gaullista, hoy llamado Les Républicains (LR), y que ha tenido cambios estéticos durante toda su existencia, también se ha visto duramente afectado, principalmente por los escándalos de corrupción que han sido numerosos y que han afectado a muchas de sus figuras, incluyendo dos de sus expresidentes: Jacques Chirac y Nicolas Sarkozy.

De hecho, Sarkozy es el único presidente de la historia de la Quinta República que ha sido condenado por un tribunal de Justicia. Entre los casos más importantes figuran un escándalo de chuponeo, cuentas opacas de su campaña electoral de 2012, así como el financiamiento libio de su campaña electoral de 2007.

Adicionalmente, François Fillon, candidato de LR a la presidencia en 2017 y ex primer ministro de Sarkozy, vio su candidatura duramente afectada por un escándalo de pagos fantasma a miembros de su familia durante casi 10 años, cuando él era diputado. Fillon obtuvo 20% de los votos en la primera vuelta de la elección del 2017, contra 21,3% de Marine Le Pen, quien finalmente pasó al ballotage, a pesar de que Fillon partía como uno de los favoritos.

Todos estos hechos han ido mermando la confianza del electorado en el partido tradicional de la derecha francesa, que ha perdido electores tanto hacia la extrema derecha, como hacia el centro, espectros políticos que han sabido aprovechar parte del discurso de LR.

El surgimiento de la opción centrista de Macron

Frente a este escenario, un hábil Emmanuel Macron, filósofo y politólogo de formación, exbanquero y exministro de economía de Hollande (PS), que venía del ala más liberal del PS, tuvo una lectura muy acertada de la realidad política y electoral de Francia y decidió constituir su propio partido: La République en Marche! (¡La República en movimiento!) (LREM) en 2016, cuando tenía 38 años.

De orientación liberal, LREM se apoya en los principios sociales progresistas del PS y los principios de la economía liberal de mercado reivindicada por la derecha tradicional. Su discurso supo atraer la atención de electores de ambos campos que venían bastante desilusionados con el rendimiento político de sus líderes tradicionales.

De manera insólita, logró colocarse a la cabeza de las preferencias electorales francesas del 2017, obteniendo 24,01% de los votos en primera vuelta y venciendo con 66,10% de los votos a Marine Le Pen en segunda vuelta.

Su juventud, ya que asumió la presidencia con menos de 40 años, sumada a un discurso de unión nacional muy inspirador creó muchas expectativas en el electorado francés, las cuales han venido erosionándose como suele suceder en Francia, un país donde las reformas son extremadamente difíciles de poner en obra.

Sin embargo, Macron no ha sido el único en aprovechar esta desintegración del panorama político francés tradicional. Los extremos también han sabido obtener importantes resultados.

El crecimiento sostenido de la extrema derecha

El RN (ex FN) ha venido creciendo de forma sostenida en Francia en los últimos 30 años, duplicando su electorado en las primeras vueltas presidenciales de unos 4 millones de votos, a más de 8 millones de votos en esta última elección. El resultado de la segunda vuelta, donde Marine Le Pen obtuvo más de 13 millones de votos (41,5%) es el resultado más importante que esta opción política haya alcanzado jamás. ¿A qué se debe?

Uno de los factores que explica este crecimiento es que Marine Le Pen ha sabido “lavarle la cara” al partido, cambiándole de nombre y alejándola de la imagen de su padre Jean-Marie, que sinceramente no era un personaje muy dócil ni fácil de presentar frente a las cámaras. En esta elección, Marine, se ha convertido en una amante de los gatos, siguiendo las tendencias de las principales redes sociales, y ha utilizado un vocabulario menos ofensivo.

También está claro que dos de los frentes que el RN ataca, son dos de las principales preocupaciones de los franceses: la inmigración y el aumento del costo de vida, el cual Le Pen achaca a las políticas pro-europeas.

La banalización del discurso anti-inmigrante y la aparición de figuras como Eric Zemmour, que está aún más a la derecha que Le Pen, la han desempolvado de la etiqueta “extremo” frente a cierta parte del electorado, a pesar de que sus políticas y visión no hayan cambiado en esencia.

Sobre el plano europeo, la crítica de Le Pen es feroz y pregona un retorno a una Francia replegada sobre sí misma, fuera del acuerdo Schengen que permite la libre circulación de personas entre los países miembros del tratado y fuera del Euro que, según Le Pen, priva a Francia de soberanía en su política monetaria.

El jugador de la “tercera vuelta” Mélenchon

Sobre ese mismo plano de ideas sobre una Francia más replegada sobre sí misma juega Jean-Luc Mélenchon, representante de la France Insoumise (FI), partido de extrema izquierda, cuyo líder se ha pronunciado a favor del régimen de Venezuela y de Cuba, por ejemplo.

Sus principales apuestas disruptivas están sobre el plano internacional. Mélenchon quiere que Francia se retire de la OMC, del FMI, de la Unión Europea, del Euro, de la OTAN, busca replantear las alianzas internacionales y, hacia adentro, busca refundar Francia sobre una nueva Constitución, creando así la Sexta República.

Mélenchon es un político tradicional de la escena francesa: miembro de la Organización Internacional Comunista (OCI) desde fines de los años 60, hasta el 77, cuando integra el Partido Socialista, fue electo el senador más joven de Francia a los 35 años en 1986 y fue ministro de la formación profesional bajo el gobierno de Lionel Jospin. Sin embargo, en el 2008 se retira del PS ya que lo juzga demasiado “de derecha” y funda su propio partido. Es electo eurodiputado en el 2009, posición que ocupó hasta el 2017, siempre manteniendo una línea anti-europea.

Su lema es la insurrección ciudadana contra la oligarquía, el poder del dinero, los lobbies europeos y los tratados de libre comercio que atentan contra la ciudadanía. Su lema es llamar a la Sexta República mediante la insurrección ciudadana.

Habiendo obtenido 21,95% de los votos en la primera vuelta de la elección, es decir poco menos de un punto por debajo de Le Pen, se posiciona como el “jugador central” de las elecciones legislativas que se llevarán a cabo el 12 y 19 de junio de este año.

La figura de la cohabitación en Francia

En junio se renuevan los 577 escaños de la Cámara Baja en Francia, en un sistema electoral que tiene una segunda vuelta, en el caso que, en la primera, quien esté a la cabeza de la votación en la circunscripción, no alcance la mayoría absoluta de los votos, así como una votación igual o superior al cuarto de los electores inscritos en la circunscripción.

Para esta elección Macron, tiene un gran desafío, puesto que la mayoría que había obtenido en la elección anterior, y que le permitió gobernar sin demasiados sobresaltos en el quinquenio anterior, muy probablemente le será esquiva.

La extrema derecha apunta a obtener un resultado histórico, a pesar de que el sistema electoral a dos vueltas ha sido siempre una gran barrera para llevar diputados a la Asamblea para el RN.

Por su parte, la FI de Mélenchon ha alcanzado un pacto histórico con los ecologistas y el partido socialista – que sí podría tener más tracción en las legislativas que en las presidenciales –, pacto que ha valido un cisma en el PS, ya que varios de sus líderes han comenzado a desafiliarse por estar en contra de las posiciones de FI, particularmente contra el proyecto europeo.

Mélenchon apunta a obtener la mayoría de los escaños mediante esta alianza y así convertirse en el próximo Primer Ministro de Francia, es decir jefe de gobierno, el cual es electo por el parlamento.

De darse esta figura, estaríamos bajo la cuarta cohabitación de la Quinta República y la primera bajo un partido no-tradicional.

Los principales aciertos del primer quinquenio de Emmanuel Macron

Frente a estos escenarios, igualmente el electorado francés espera logros concretos por parte de la gestión del presidente reelecto. ¿Qué hizo bien el presidente en su primer mandato y en qué debe mejorar de cara al segundo?

El mercado laboral francés

Uno de los ejes centrales del programa político de Macron es el trabajo. Desde un punto de vista liberal, Macron buscó revitalizar el mercado del empleo, apostando fuertemente por el fortalecimiento de capacidades a la vez que buscó medidas para flexibilizar uno de los mercados laborales más rígidos de Europa.

El salario mínimo en Francia pasó de €1,480 en 2017 a €1,603 en 2022, con aumentos progresivos anuales, ubicándose en el tercio superior de los países con mayor salario mínimo en la Unión Europea.

Bajo la primera mitad del mandato de Macron, se logró disminuir le desempleo de 9% a 7%, la tasa más baja en los últimos 40 años en Francia. Durante la pandemia, el desempleo aumentó, pero nuevamente ha iniciado un descenso para ubicarse en 8%, un desempeño sobresaliente si tiene en cuenta la dificultad de impactar en un mercado laboral tan rígido como el francés.

El rol de la Macron en la Unión Europea (UE) durante la pandemia

Otro de los momentos fuertes de Macron fue el rol proactivo que tuvo para buscar, desde la UE, respuestas a la pandemia, logrando importantes resultados, en un contexto en el que el otro liderazgo importante, el de Angela Merkel en Alemania, ya iba en etapa de conclusión.

Macron dio un importante mensaje a la Nación – y al pueblo europeo – a inicios de la pandemia, subrayando que el propósito de la UE es el de responder a las necesidades de los ciudadanos y que ese era el momento de la verdad para revigorizar la confianza de los ciudadanos en las instituciones europeas.

Así las cosas, Francia fue el principal impulsor y financiador, junto con Alemania, del paquete de ayuda de €800 billones, para la UE, el más ambicioso de la historia.

En paralelo, los líderes políticos euroscépticos han ido perdiendo terreno en Europa, el último de ellos fue Janez Jansa, primer ministro de Eslovenia que acaba de dejar el cargo a favor del ambientalista y liberal Robert Golob luego de la elección general del 24 de abril pasado. Por el momento Víktor Orban, Primer Ministro de Hungría, es el máximo exponente de esta corriente política que si bien ha perdido algo de impulso, aún sigue bastante viva en el panorama político local.

Macron: un jugador clave a nivel internacional

Otro de los terrenos en los que Macron se ha destacado es en el de las relaciones internacionales. Macron ha vuelto a posicionar a Francia en el escenario internacional, contribuyendo a que Francia recobre una posición de actor principal la que, durante los últimos mandatos presidenciales, parecía haber perdido.

Quizás la presencia más evidente de Macron en este plano se da en la actual guerra de Rusia con Ucrania, siendo Macron uno de los pocos líderes occidentales con los que Putin se sienta a conversar. Recientemente, el 03 de mayo más específicamente, se reanudaron las conversaciones entre ambos líderes, las cuales se habían interrumpido después de la difusión en los medios de comunicación de las atrocidades de guerra cometidas en Bucha.

Dentro de los principales dossiers que maneja Macron a nivel internacional, podemos mencionar el de defensor de una agenda internacional ecológica, demostrándolo en su oposición abierta a Donal Trump cuando se retiró de los acuerdos de París; es claramente proactivo en la defensa de la Unión Europea, en oposición abierta a Boris Johnson en el Reino Unido y asumiendo la transición en el liderazgo de Angela Merkel, También ha asumido un rol central de mediador, no solamente en el conflicto actual de Rusia con Ucrania, sino en varios temas cruciales para el panorama mundial, como por ejemplo entre Teherán y Washington, temperando la crisis por la posición de Estados Unidos frente al acuerdo nuclear iraní.

Claramente hoy Francia ha recobrado algo de su brío pasado en la escena internacional y se lo debe en parte a una estrategia de comunicación efectiva con un Macron joven, proactivo y temperado.

¿Qué pendientes quedan para este segundo quinquenio?

Evidentemente, quedan varios pendientes por atender en Francia, los cuales deberá afrontar en su segundo mandato de manera decidida.

Problemas internos en Francia: migración e inclusión

En Francia, los asuntos de la migración y del poder adquisitivo son centrales en las preocupaciones de los ciudadanos.

Según el Instituto de Estadísticas de Francia (INSEE), Francia cuenta con 7 millones de inmigrantes, sobre una población de 68 millones de habitantes, es decir poco más del 10% de la población. De ellos, alrededor de un tercio (36%) ha adquirido la nacionalidad francesa. Comparado con otros países de Europa como Suecia o Austria, que tienen una proporción de 17% de migrantes como parte de su población nacional, Francia no es de los países con mayor presión migratoria.

El tema viene principalmente de cómo los medios de comunicación y los partidos políticos han posicionado la migración como un asunto central. Falsamente entrelazado con la problemática del trabajo – la común amalgama entre inmigrantes y pérdida de puestos de trabajo para los “locales” – y ensalzado con la retórica cultural, ya que muchos de estos inmigrantes son musulmanes, el tema toca fibras centrales de la sociedad.

A todas luces, el principal problema aquí es más bien la incapacidad de Francia de integrar a sus periferias urbanas y de ofrecer igualdad de oportunidades para todos en un país cuya devisa “igualdad” es una de las tres que han construido el ideario republicano desde la Revolución Francesa. Sucede que hoy, esas periferias, están justamente pobladas en su mayoría por inmigrantes y por descendientes de inmigrantes que tienen ya entre sus manos un documento de identidad francés.

Resolver este tema requiere de dedicación y valentía para hacer reformas de discriminación positiva y mucha inversión para revitalizar las periferias lo cual demanda tiempo y no necesariamente retribuye electoralmente. Definitivamente una encrucijada en la que veremos si Macron quiere incursionar plenamente.     

Evidenciar los beneficios de la UE en la vida cotidiana de Francia

Otro de los temas que ocupan la retórica de los extremos es el del impacto negativo de la Unión Europea en la vida cotidiana de los franceses.

En efecto, desde los extremos, tanto de izquierda, como de derecha, acusan al proyecto de integración, como el culpable de los males que aquejan a la sociedad y que impiden poner a Francia al centro de las decisiones políticas.

Macron, siendo un líder europeísta convencido, debe ser capaz de articular un mensaje que no solamente llegue a las élites y que permita entender que la UE permite hoy al pueblo francés gozar de beneficios muy tangibles como los programas de intercambio universitario Erasmus, que facilitan una identidad común; tener acceso al mercado común, lo cual favorece a empresarios de todos los tamaños, al permitir que los productos lleguen a un mercado importante con alta capacidad adquisitiva, sin necesidad de pasar por engorrosos trámites de exportación; o finalmente la movilidad y oportunidades laborales que gozan los franceses dentro de la UE, facilitando así un crecimiento personal y profesional en diferentes culturas.

El desafío viene por el lado de la soberanía y el control: no hay control de fronteras, de la política monetaria, de la política aduanera y este mensaje es muy fácilmente instrumentalizado por los populismos para conseguir votos. Quizás Macron pueda jugar la carta inédita de permitir al electorado francés mirar lo que está sucediendo del otro lado del canal de La Mancha, con el Brexit, para demostrar, con el ejemplo, su posición.

La ecología: un gran tema de la vida política francesa

Otro tema de importancia cada vez mayor, es el asunto de la ecología. Macron ha querido posicionarse como un adalid internacional contra el cambio climático, lo cual también ha generado muchas expectativas a nivel interno.

Sin embargo, las grandes medidas no son fáciles. Por ejemplo, Macron propone un plan para disminuir en 40% el consumo de energía en Francia, lo que a su vez se traduce en cambios en el comportamiento de las industrias y las personas que no todos están dispuestos a asumir. También apuesta por la construcción de nuevos reactores nucleares de nueva generación, más poderosos, posición que no hace la unanimidad en el campo ecológico.

Muchos de los cambios expresados en el plan de Macron se verán a largo plazo, en caso de concretarse, lo cual puede erosionar su popularidad, ya que un segmento de la población espera cambios inmediatos. Por ejemplo, ya muchos tachan a Macron de falso ecologista al no haber hecho lo suficiente en su primer mandato.

Los temas de difícil abordaje: educación, salud, pensiones

Estos temas están en el corazón de las preocupaciones de los franceses y tienen que ver con la base de la sociedad y de la construcción del proyecto nacional francés. Son quizás los temas más complejos de abordar, en los cuales Macron propone visiones más bien liberales que van contra el espíritu del Estado del Bienestar que tanto ha caracterizado a Francia en las últimas décadas, pero que ha llevado al país a tener una deuda pública inmanejable que pone en riesgo la sostenibilidad del proyecto nacional.

Aquí Macron deberá enfrentarse a un sinnúmero de sindicatos muy organizados, de movimientos ciudadanos, a la imagen de lo sucedido con los “chalecos amarillos”, en un país donde muchas veces se entremezclan varias demandas sectoriales con un cierto hartazgo general de la política y de las desigualdades antes descritas y donde las reformas requieren de un importante capital político que quizás Macron se lamente de no haber utilizado en todo su potencial durante su primer mandato ya que muy probablemente no tenga esa posición de fuerza en los años venideros.

Así pues, la elección de Macron como jefe de Estado de Francia es una buena noticia para los líderes internacionales preeuropeos y liberales, pero no debe observarse con triunfalismo. Todo lo contrario. Nos invita a reflexionar sobre por qué las posiciones euroescépticas vienen ganando tanta fuerza y nos ponen en guardia frente a los próximos desafíos electorales, tanto en Francia como en otros países europeos.

De igual forma nos presentan un panorama político más bien complejo, que podría presentar varios desafíos de gobernabilidad, particularmente bajo un escenario de cohabitación. Por ello la ceremonia de victoria de Emmanuel Macron esta vez se hizo sin triunfalismos y de manera austera, contrariamente a la muy emotiva ceremonia del 2017.

Quedaron atrás los años en los que la comunidad internacional podía quedarse despreocupada por una alternancia entre socialistas y conservadores moderados y se abre la puerta hacia un nuevo escenario en el que muchos deberán retener la respiración en cada hito electoral francés. Primera prueba de fuego: 12 y 19 de junio de 2022. Veremos entonces.

Sobre el autor o autora

Joaquín Pinto Ferrand
politólogo, magíster en relaciones internacionales por Sciences-Po Paris, Francia y MBA por la Universidad de Suffolk, Reino Unido. Es fundador y consultor principal de CAPS Solutions, consultora miembro de la red Europea de Agencias de Políticas Públicas en Salud, The Health Link. Actualmente vive en Malta (UE).

Deja el primer comentario sobre "Segundo quinquenio de Emmanuel Macron: ¿una nueva era en el panorama político francés?"

Deje un comentario

Su correo electrónico no será publicado.


*