Más jóvenes rurales culminan la secundaria, pero el camino que siguen es empinado

(Foto: Andina)

Escrito por Revista Ideele N°247. Febrero 2015

Eva es una joven andina del Perú. Concluyó el colegio público de su pueblo con buenas calificaciones en el 2010 y deseaba mucho estudiar obstetricia en la universidad. Pero su padre se accidentó en el 2008, lo que mermó la economía familiar, y dejó de asistir a la institución educativa de la capital provincial para ir al colegio de su poblado. En el 2011, Eva tenía 17 años, no había podido continuar con sus estudios postsecundarios y trabajaba en un Wawa Wasi y en la chacra de la familia, que decidió esperar a que el hermano mayor ingresara a la Escuela de la Policía (él lo había intentado dos veces sin éxito). Al cabo de dos años, en el 2013, el hermano ya estaba estudiando para ser policía y Eva, que solo había estado laborando, fue inscrita en un instituto de la capital provincial, y con el apoyo de sus padres y familiares, empezó a estudiar para ser técnica en enfermería. Eva también trabaja medio tiempo cuidando un niño, pero dice estar insatisfecha con el pago y el trato de sus empleadores.

Eva es una de las y los jóvenes en todo el país que seguimos con el estudio de largo plazo Niños del Milenio1 desde el 2002, cuando tenían entre 7 a 8 años de edad en ese año. Ella también está en el 70% de chicas y chicos –casi igual en ambos géneros– que ya terminaron secundaria. Paralelamente, también a partir del 2002, venimos visitando a otro grupo de menores, que tenían entre seis y dieciocho meses en ese año. De forma periódica los hemos encuestado, así como a sus parientes más cercanos y representantes de sus comunidades2. A un subgrupo de esos niños y jóvenes, entre ellos Eva, les hemos hecho más visitas para conversar en mayor profundidad y conocer sus expectativas y planes.3

Eva tiene paisanos y pares en otras regiones que son jóvenes rurales, cuyas madres poseen poca educación y hablan un idioma indígena, a los cuales les es difícil acceder a estudios postsecundarios, debido principalmente a su condición de pobreza. La familia de Eva se expresa en una lengua nativa, pero su padre terminó secundaria y su madre estudió hasta primero de secundaria, lo cual podría haber influenciado para que ambos le incentiven a estudiar e incluso, cuando pudieron, costearon algunos años escolares en la capital de su provincia.

La inequidad empieza antes de iniciar la escuela
Hemos venido encuestando a los dos grupos de chicos y chicas durante estos años, de forma que la última vez que los visitamos, en el 2013, los menores tenían entre 11 a 12 años, edad similar a la que tenían los mayores en el 20064. Así, niños y niñas del grupo menor, a los doce años, tenían más vocabulario que los mayores, cuando tuvieron la misma edad. Ese resultado, además, es consistente con otras evaluaciones, nacionales e internacionales (Pisa y Terce/Unesco), que muestran una leve mejora en los aprendizajes de los escolares peruanos en los últimos años.

Empero, lo que también nos mostraron los resultados de Niños del Milenio es una gran inequidad, puesto que niños y niñas rurales, pobres y de familias indígenas, desde los cinco años de edad, ya tienen un vocabulario inferior que sus similares citadinos. Otra prueba, de matemática, también refleja algo parecido: los niños de escuelas públicas y cuyas madres poseen poca educación, tienen menores rendimientos. Ahora bien, Eva tenía una habilidad, verbal y matemática, muy por encima del promedio de sus pares escolares de su comunidad.

En todo caso, este panorama mixto revela que los escolares peruanos, en conjunto, están aprendiendo un poco más, pero una parte de ellos, sigue alcanzando menores logros. Peor aún es que la brecha que existía en el grupo de mayores, entre los chicos rurales e urbanos, se ha mantenido igual e, incluso, empeorado dentro del grupo de los menores. Es decir que la educación escolar peruana está mejorando, pero sin corregir su antigua inequidad, lo que es inadmisible para un país cuya economía estuvo creciendo sostenidamente por encima de 6% entre el 2002 y 2013.

La enseñanza de las instituciones educativas privadas pequeñas –y de barrios populosos – no siempre parece ser mejor que las públicas

Es usual que en las comunidades rurales solo haya una escuela pública gratuita –con insuficiente infraestructura, mobiliario y material pedagógico –, mientras que en las ciudades exista una mayor oferta educativa pública y privada. De hecho, encontramos que crecientemente los hogares que van ganando capacidad adquisitiva, mandan a sus hijos a colegios privados. Mientras que un 4% de niños del grupo mayor fueron matriculados en escuelas privadas en el 2006, en el año 2013, el 12.5% de niños del grupo menor asistían a escuelas privadas a la edad de 12 años.

Este fenómeno ha generado una suerte de segregación escolar, de modo que los estudiantes, cuyo capital familiar es mayor, dejan cada vez más de usar el servicio educativo público, que va quedando para los alumnos de hogares más humildes, de donde suelen provenir el 16% de chicos y chicas mayores que seguimos que abandonaron la secundaria. Ahora bien, la enseñanza de las instituciones educativas privadas pequeñas –y de barrios populosos – no siempre parece ser mejor que las públicas, de acuerdo a los resultados de la Evaluación Censal de Estudiantes, prueba obligatoria anual para todos los escolares de 2do grado de primaria y de 4to grado de primaria de escuelas de Educación Intercultural Bilingüe. Además, no se puede saber cuánto del buen desempeño de escolares en centros educativos privados se le puede atribuir a los propios colegios, y cuánto a las mayores oportunidades que les brindaron sus familias a tales alumnos, no solo en términos materiales, sino en soporte y orientación académica.

El tipo de estudio postsecundario también depende de los recursos familiares
Precisamente, las limitaciones que tienen los padres de los hogares más pobres –muchos sin secundaria completa o menos– para guiar a sus hijos explican que la mitad de los escolares de familias rurales, pobres, indígenas y madres con poca educación egresó secundaria a una edad mayor a la que se espera.

Algunos chicos y chicas que terminan con mayor edad, eventualmente desisten de estudiar porque trabajar aparece más viable. Es más, los chicos que seguimos que pertenecen a las familias más pobres, aún representan un magro 3% de los universitarios –más hombres que mujeres –, porcentaje mucho menor que el 35% de universitarios de los hogares con más ingresos económicos.

De todos modos, en total, 1 de cada 4 jóvenes de Niños del Milenio está estudiando en una universidad o instituto superior, lo cual supera al promedio de América Latina y de los países de ingresos medios. Esto se debería, por un lado, al dinamismo de la economía peruana, así como al incremento de instituciones de educación superior. Hay que hacer la salvedad, empero, de que el mercado de trabajo absorbe los graduados universitarios en función de la calidad del centro de enseñanza, lo que varía ampliamente.

El mayor número de universitarios varones, señalado líneas arriba, también podría deberse a ciertas prácticas culturales discriminatorias contra el género femenino en algunas zonas del Perú, como sería para el caso de Eva. En cambio, existe un alumnado igualitario de ambos sexos en los institutos técnicos de educación postsecundaria, cuya presencia en las áreas rurales del país está más extendida que las universidades.

Del grupo total que seguimos, 39% de chicos y chicas están cursando estudios postsecundarios –17% en universidades y 22% en institutos –, y apenas el 1% del total de jóvenes que seguimos obtuvo la Beca 18, que se brinda a chicos de escasos recursos con altas calificaciones, aunque de limitada cobertura. Otra alternativa es Jóvenes a la Obra, un programa que financia la capacitación de chicos y chicas de escasos recursos, en oficios técnicos.

La necesidad de trabajar de los chicos y chicas más pobres
Solo 1 de cada 5 jóvenes que seguimos se puede dar el lujo de estudiar exclusivamente, puesto que la mayoría tiene que trabajar, y dentro de ellos, un porcentaje grande labora en actividades no agrícolas, lo que en parte se debe a la migración de los jóvenes a las zonas urbanas. Un 26% de jóvenes logra combinar trabajo y estudio, como Eva, quien a pesar de las dificultades que enfrentó, ha logrado acceder a la educación postsecundaria. Esto no sucede para muchas jóvenes que seguimos por el embarazo adolescente, que afecta a 1 de cada 4 chicas en el grupo, principalmente rurales.

Queremos volver a Eva para recordar que muchos jóvenes pobres, rurales y de familia indígena, desde que nacen, tienen menores oportunidades que los niños que viven en ciudades y su familia habla el español. Pese a que ella había logrado pasar diversas barreras –y es buena estudiante–, tuvo que cambiar su ilusión de ser obstetra por el de técnica de enfermería debido a la estrechez económica de su hogar. 

El Estado no puede seguir ignorando a jóvenes talentosos como Eva, de modo que debería brindar más apoyo financiero para aquellos. Se trata de ciudadanos con los mismos derechos que sus pares, de ambientes más favorecidos. Los datos de Niños del Milenio nos muestran la necesidad de revisar las actuales políticas públicas con un principio de equidad, de modo que alcancen a Eva y a las siguientes generaciones de niños, niñas y jóvenes.

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1Niños del Milenio, conocido internacionalmente como Young Lives, estudia la pobreza infantil y juvenil mediante el seguimiento de un total de 12000 niños y jóvenes –cerca de 3000 en cada país– en 4 países: Perú, Etiopía, India (estados de Andhra Pradesh y Telangana) y Vietnam, durante 15 años: www.ninosdelmilenio.org
2GRADE y el IIN implementan el estudio en el Perú.
3Las rondas de encuestas cuantitativas fueron en: 2002, 2006, 2009 y 2013
4El Documento de Investigación 74 de GRADE (Gabriela Guerrero),“Yo se que va a ir más allá, va a continuar estudiando” Expectativas educativas de estudiantes, padres y docentes en zonas urbanas y rurales del Perú analiza el estudio de caso en mención y otros que sigue el componente cualitativo: http://bit.ly/1BzoP9a
5El presente artículo resume los principales hallazgos de la cuarta ronda de encuestas, en los temas de educación y de juventud. El 17 de marzo del 2015 se presentará la totalidad de los primeros hallazgos de dicha ronda, la última realizada por dicha investigación.

Sobre el autor o autora

Virginia Rey-Sánchez Suárez
Consultora de comunicaciones y profesora universitaria. Doctoranda y Magíster en Ciencia Política y Gobierno de la Escuela de Gobierno y Políticas Públicas de la PUCP. Directora de comunicaciones del estudio Niños del Milenio - GRADE.

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