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Revista Ideele N°270. Mayo 2017La situación de crisis sanitaria existente en el país aqueja a la población desde varias décadas atrás. La denominada “brecha de insuficiencias” en los diferentes rubros de infraestructura, equipamiento, insumos, medicamentos y recursos humanos en salud, resulta un abismo infranqueable para que la población alcance estándares básicos de atención a sus necesidades de salud. En realidad, en el Perú republicano, no hemos tenido nunca un Sistema de Salud que haga que esta sea un derecho humano de todas y todos.
El dengue es un “(…) problema sanitario frecuente y disperso en áreas tropicales y subtropicales del mundo, incluido el Perú (desde 1990). Producido por el virus del dengue con cuatro serotipos y transmitido por el Aedes aegypti, vector que convive con los humanos. Su presencia es favorecida por deficientes condiciones sanitarias, sociales y económicas. Las manifestaciones de formas severas de la enfermedad como el choque y sangrado, están relacionadas con la frecuente cocirculación de los cuatro serotipos y la aparición de nuevos genotipos como el americano/asiático del serotipo 2. La nueva clasificación de la enfermedad por la OMS como dengue con o sin signos de alarma y dengue grave, está contribuyendo a un diagnóstico y tratamiento más oportunos, permitiendo reducir la letalidad. Debe destacarse la vigilancia del síndrome febril y los índices aédicos que contribuyan a un diagnóstico oportuno y orienten las medidas de control vectorial mediante educación sanitaria y manejo ambiental con participación comunitaria e intersectorial de manera creativa según los nichos ecológicos. Una alternativa de prevención complementaria sería la vacunación utilizando vacunas tetravalentes cuya seguridad y eficacia deben estar garantizadas antes de su uso poblacional”. [1]
La salud, el proceso de salud-enfermedad, y su complejidad sistémica no se pueden comprender a través de una mirada fotográfica. Tampoco la solución es abordar ese problema coyuntura tras coyuntura. El dengue, en el país, solo nos muestra la dimensión de la ausencia de políticas de Estado coherentes y que protejan el derecho a la salud de toda la población. Es más, las intensas y prolongadas lluvias ocasionadas por el fenómeno El Niño en casi todo el país y particularmente en el norte de nuestro territorio, “cayeron sobre mojado”, es decir, sobre una población a la que a lo largo de la historia se le ha despojado de sus derechos a la vivienda, saneamiento básico, seguridad, medio ambiente, educación, y alimentación. El dengue, como otras enfermedades metaxénicas transmitidas por el mosquito Anopheles como la Malaria, la Shikungunya, el Zica, estaba “cantado”, y el “baile” habrían de padecerlo principalmente poblaciones previamente en riesgo, previamente vulnerables, históricamente abandonadas por la ausencia del estado y lo que este debe garantizar como derechos humanos para todos.
“Las intensas y prolongadas lluvias ocasionadas por el fenómeno El Niño […] “cayeron sobre mojado”, es decir, sobre una población a la que a lo largo de la historia se le ha despojado de sus derechos a la vivienda, saneamiento básico, seguridad, medio ambiente, educación, y alimentación”.
La Asociación Latinoamericana de Medicina Social y Salud Colectiva (ALAMES) habla de la determinación social de la Salud, y el investigador ecuatoriano Jaime Breilh[2] sobre sus determinantes generados por la falta de integralidad de las políticas de Estado en relación a la calidad de vida de la población.
Breilh señala hasta seis formas de expresión de esas determinaciones: 1) cconcentración económica y exclusión social; 2) institucionalización de la violencia y la agresión; 3) desregulación legal que desprotege la vida de los ciudadanos y de la población trabajadora; 4) pérdida de derechos humanos y su paso a mercancías; 5) agresión e imposición cultural; 6) destrucción de la biodiversidad y la apropiación de los recursos naturales.
A partir de este análisis se puede comprender, de manera clara, por qué los más afectados por el dengue son: personas pobres, con déficit de vivienda, servicios básicos, falta de agua y alcantarillado, desempleados, mujeres, niños y adultas mayores. Estas personas han sido abandonadas exprofeso por las políticas de un Estado que solo sirve a un sector de la población en las formas de apropiación y distribución de los recursos globales económicos y financieros del país.
La respuesta a este problema debe darse en las formas de gestión y organización del sistema de salud, al cual ya aludimos con la histórica “brecha” de insuficiencias del sistema sanitario, y que, en consecuencia, significa cómo se gestiona y organiza el Estado en su conjunto.
“El problema del dengue en el país no es ningún psicosocial. La ministra de Salud está equivocada. No hay detrás ningún interés comercial para favorecer la venta de un medicamento […]”
Asa Cristina Laurell[3] explica con claridad el proceso político en el cual derivaron las “reformas” de salud en nuestros países:
¿Que paso en los ‘80 y ‘90? Se vivió un contexto de profunda crisis económica que dio paso a la implementación de políticas neoliberales en diversos países de América Latina, el Perú fue uno de ellos. En lo político significó dictadura, en lo económico, neoliberalismo; y en lo social, reformas del Estado. Estas derivaron en: reducción del Estado por ser “ineficiente”, libre mercado, privatizaciones, flexibilización laboral, reducción salarial y desempleo. Con ello se minó la base de la seguridad social, aumentó la población sin cobertura de salud, y se desataron problemas estructurales de los sistemas de salud.
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El problema del dengue en el país no es ningún psicosocial. La ministra de Salud está equivocada. No hay detrás ningún interés comercial para favorecer la venta de un medicamento, ni se trata de la psicosis colectiva de la población afectada que teme a la epidemia. La ministra, más bien, elude con esa frase la realidad estructural y sanitaria que afecta la salud de los peruanos, y que ella no es capaz de modificar. Este problema puede derivar en una crisis generalizada de su pésima gestión.
[1]Dengue en el Perú: a un cuarto de siglo de su reemergencia / http://www.rpmesp.ins.gob.pe/index.php/rpmesp/article/view/1587/1857
Cabezas César1,2,a, Victor Fiestas1,2 , María García-Mendoza1, Miriam Palomino1, Enrique Mamani1 , Fernando Donaires1,2,a / 1 Centro Nacional de Salud Pública, Instituto Nacional de Salud, Lima, Perú. 2 Instituto de Medicina Tropical “Daniel A Carrión. Facultad de Medicina, Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Lima, Perú. / a Médico infectólogo.
[2]Médico ecuatoriano e investigador. Maestría deMedicina Social de la Universidad Autónoma Metropolitana de México,Epidemiología en la Escuela de Higiene de la Universidad deLondres, y Doctorado (PhD) en Epidemiología por la Universidad Federal deBahía, Brasil. Fundadores del movimiento latinoamericano de la salud colectiva(nueva salud pública) e impulsor de la investigación en medicina social en losprogramas de postgrado de las principales universidades de América Latina.
[3]Investigadora, médica y política de origen sueco y naturalizada mexicana en 1971. Figura representativa de la corriente de la medicina social latinoamericana. Fue secretaria de Salud del Distrito Federal durante la gestión de Andrés Manuel López Obrador (2000-2006) y académica de la Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Xochimilco.
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