Érase una vez una reforma educativa neoliberal

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Escrito por Revista Ideele N°275. Noviembre 2017

Antes que nada debo decir que este título es el mismo de mi primer libro, crítico del fracaso relativo de la mencionada “Reforma” durante el Gobierno dictatorial de Fujimori, impuesta por el Banco Mundial dentro del Marco de la dominación o “Colonialidad”,  como lo demonina la autora colombiana Katherine Walsh, seguidora del enfoque teórico-metodológico de Aníbal Quijano, Lander y otros del grupo.

Esta llamada Reforma, trabajada y elaborada por los técnicos del Banco Mundial, se equivocó al determinar los principales problemas socioeducativos dentro de su marco “teórico” neoliberal. En primer lugar, sostuvieron que uno de los problemas era la baja cobertura del sistema educativo, cuando para nosotros y los latinoamericanos era, como sostuvo el amauta Mariátegui, la falta de democratización educativa, en el sentido de que el sistema educativo comprendiese e incluyese al pueblo peruano: a sus niños pobres y desnutridos, a sus jóvenes excluidos, no educados y preparados para el trabajo, a las familias y comunidades marginadas y discriminadas -situación que se agrava en el campo rural andino y amazónico-.

Esta democratización educativa requería de la democratización económica, en el sentido de igualdad real de oportunidades para el acceso a las fuerzas productivas, a los medios y beneficios de la productividad y de la distribución de la “riqueza” o de las ganancias, que son monopolizados por los llamados empresarios –bussines men– concentrados principalmente en Lima, y en menor medida en la parte urbana de Arequipa y Trujillo.

El segundo “problema” para ellos es el de eficiencia en términos de logros de aprendizaje y logros rentables económicos (Insumo-Producto). Sin embargo, en realidad, el verdadero problema consiste en la poca capacidad de retención que ha tenido y tiene el sistema educativo de alumnos y docentes que tienen un bajo rendimiento por razones económicas. Antes de retenerlos, los expulsa y discrimina, y los acusa luego de desertores. Como es obvio, para los managers antidemocráticos el problema no estaba en el sistema, sino en los malos alumnos y docentes que obtenían bajas calificaciones porque faltaban mucho a clases, cuando las causa eran y siguen siendo la pobreza, la desnutrición, los bajos niveles de calidad alimentarios. Se daba y se da una correlación alta entre el bajo rendimiento de los alumnos de escasos recursos y la pobreza y desnutrición. Estadísticas sobran. Son los niños de inicial y primaria que, por su bajo nivel de alimentación y nutrición, solo soportan despiertos una hora de clase y después se duermen por el hambre. Algunos a lo mucho toman una taza de té y un pan.

Permítame recordar un hecho triste que ocurrió en el colegio Guadalupe cuando yo cursaba el quinto año de media. Me sentaba en la misma carpeta con un alumno pobre, desnutrido, que sin embargo era el primer alumno en rendimiento. Desgraciadamente la pobreza lo mató. Si este tipo de hechos se da en los sectores marginales de Lima, ya no hablemos de lo que ocurre en la parte rural. La razón de fondo es que no hay, ni ha habido, políticas sociales de un estado nacional.

Los neoliberales criollos se alejan del Estado porque la entelequia Mercado lo determina todo, así como las altas tasas o ratios de Crecimiento. Ya han pasado 27 años y hasta ahora el “chorreo” no es significativo. Para ellos, solo interesa la ganancia propia y no la de los pobres, porque ellos no aportan nada a su economía.

El tercer problema para los técnicos del Banco Mundial es la equidad o falta de igualdad. ¿Cuál Equidad, la de la económica neoliberal o la equidad social? Ellos sostienen que es la falta de igualdad de oportunidades. La pregunta de fondo es: ¿cómo en una sociedad dividida, excluyente, discriminatoria y no democrática pueden darse las condiciones necesarias y suficientes para que  haya igualdad de oportunidades? El partido es desigual: los darwinianos, los más aptos económicamente tienen más ventajas que los alumnos y docentes que se encuentran en la clase y en el status más bajo.

Si esto es así, la pregunta que salta a la vista es si tenía sentido postular la meritocracia, es decir, premiar educativamente a los premiados socioeconómicamente. No hay un mínimo de sentido común, mucho menos de conocimiento de la realidad, de los problemas. Y durante el gobierno del señor García esto se extendió a las instituciones educativas, a los colegios. El colmo de colmos. Con la Meritocracia se acentúan las desigualdades, y los tecnócratas antisociales y antihumanos se alegran. ¿Tiene sentido hablar de meritocracia en la cultura andina y amazónica? Sus miembros tienen una concepción, cosmovisión y valores comunales distintos de los individualistas del capitalismo neoliberal -con excepción de algunos países de América Latina y el Caribe-.

“Si esto es así, la pregunta que salta a la vista es si tenía sentido postular la meritocracia, es decir, premiar educativamente a los premiados socioeconómicamente”.

¿Y qué paso con la exaltada calidad educativa? Nunca llegó ni se logró. Y es necesario recordar lo que se entendía por “calidad educativa”. Esta era entendida dentro de un marco economicista de carácter cuantitativo. De ahí el excesivo énfasis que se le daba a los productos, a los logros del aprendizaje por parte de los alumnos y docentes. Al concepto de calidad se agregó exageradamente el de excelencia, basados en un documento publicado por el Banco Mundial.

La tan cantada calidad educativa, reitero, nunca se logró. En todas las pruebas internacionales, como PISA y las censales, el Perú ocupaba los últimos puestos a nivel latinoamericano. Era imposible que se logre la calidad educativa si no se había transformado todo el sistema educativo desde la educación urbana hasta la rural y la infraestructura, la organización desde el nivel central hasta el local. Recién desde el año pasado se habla de “redes educativas”, algo parecido al NEC de los  años 1970. A pesar de las recomendaciones del Banco Mundial, desde finales del gobierno de Fujimori no se hicieron los cambios necesarios para lograr el objetivo final, la calidad. Cabe mencionar que recién desde el año 1999 y el 2013 el Ministerio de Educación publica los documentos relacionados a la educación rural y a la educación bilingüe e intercultural.

No ha habido continuidad gubernamental ni ministerial, porque cada gobierno hace los cambios que quiere y no los que debe hacer para que exista una continuidad político-educativa, que exige la implementación de cambios educativos y económicos. Estas discontinuidades van a seguir con el actual ministro de Educación, así como las consecuencias negativas en los docentes y en los alumnos que ello conlleva. Lo mismo pasó con el nefasto curriculum por competencias, que en buena cuenta es un Plan de Estudios – en el currículo del 2017 se les equipara semánticamente-. Al comienzo se planteó Competencias-Habilidades y Actitudinal; ahora se plantea Competencias-Habilidades y Desempeño. La base científica que se planteó sería la del Constructivismo, y se mencionó a Vigosvtky, pero luego fueron eliminados. Desconocimiento científico y más confusionismo para docentes de distintos niveles. En los documentos mencionados para la educación del área rural andina y amazónica ya no se menciona las competencias, pero sí las capacidades. En estos documentos se nota un gran desconocimiento de la cultura andina y amazónica y sus valores, tales como la emulación, la cooperación, la reciprocidad, la minka comunitaria y la comunicación oral, estudiados por antropólogos peruanos y por el Centro Amazónico de Antropología y Aplicación Práctica (CAAAP). Tardíamente ha empezado a funcionar la Universidad Bilingüe e Intercultural.

Toda esta deficiente y confusionista situación produjo consecuencias negativas para los docentes, que tenían que trabajar a sobretiempo y con un sueldo irrisorio, lo que los obligaba a trabajar en otros colegios para poder satisfacer sus necesidades y las de sus familias. Además, eran evaluados para ingresar a trabajar, para continuar con pruebas objetivas que no miden y valoran nada importante.

Por todas estas razones, afirmo rotundamente que este ensayo de “reforma” neoliberal ha fracasado. Debe elaborarse un nuevo proyecto socioeducativo dirigido a solucionar los principales problemas, reales y multidimensionales, que tiene nuestro real y verdadero país. Debe priorizarse una visión de país y no los problemas inventados por organismos internacionales como el Banco Mundial, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y otros.

(REVISTA IDEELE N° 275, NOVIEMBRE DEL 2017)

Sobre el autor o autora

Juan Rivera Palomino
Filósofo y educador

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