Vendió su alma al diablo

Escrito por Revista Ideele N°276. Diciembre 2017

Durante las dos últimas campañas electorales defendí con denuedo a Pedro Pablo Kuczynski (PPK) considerándolo el más preparado de los candidatos para ocupar la más alta magistratura de la nación, pero el reciente indulto ha demostrado que estaba equivocado y que bajo la apariencia de empresario eficiente había un adorador del becerro de oro, un individuo deseoso de hacer negocios sin importarle mucho el cómo. Con anterioridad he señalado mi posición en contra de la existencia de la institución del indulto[1], por lo menos como un rezago monárquico, tal como está ahora en nuestra Carta Fundamental. Si subsiste no puede continuar en manos del Presidente como si fuera un rey que de un solo plumazo puede deshacer las sentencias del Poder Judicial e incluso mediante el derecho de gracia indicar que tampoco se puede enjuiciar por delitos que todavía no han sido motivo de proceso penal. Sería necesario establecer reglas e instancias que lo hagan viable solo para casos que cumplan con requisitos muy exigentes debidamente comprobados. El indulto a Fujimori rompe con el derecho de igualdad, ya que se da un trato diferente a quien ha sido Presidente y semejante cosa –que a mucha gente le parece bien– no pasa por el anillo del derecho a igualdad ante la ley. Con este indulto lo que se transmite al pueblo peruano es un mensaje de impunidad. Los poderosos, los que han ocupado altos cargos o tienen mucho dinero reciben un trato diferente y preferencial al que no tienen acceso los peruanos de a pie.

Lo peor es que a todos –incluidos los que lo defienden– nos resulta evidente que no es un indulto humanitario, sino más bien el pago del favor de haber salvado a PPK de la vacancia. No es que haya sido inoportuno, sino un negocio más para el mandatario. Es una ¡vergüenza! y clama a la indignación del pueblo peruano, incluso al derecho de insurgencia (Art. 46 de la Constitución), aunque en apariencia se hayan cumplido con los trámites formales. A estas alturas nadie le cree al Presidente, quien ha demostrado una habilidad pasmosa para mentir. El problema es que nuestra imagen internacional, ya conocida por su falta de institucionalidad, se cae a pedazos, como la personal de PPK. Felizmente, hay todavía peruanos dignos (ministro, congresistas y el Director de DDHH del Ministerio de Justicia) que han sabido tomar distancia de la decisión que según he sabido no se les consultó, sino simplemente informó.

Si bien como consta del final de un artículo anterior[2] ya había empezado yo a entrever zonas oscuras en la conducta del gobierno (salida de las procuradoras), el ruin proceder de PPK ha terminado por quitarle la careta de tecnócrata que tenía puesta y que constituyó la bandera que lo llevó a ocupar los más altos cargos ministeriales y al final a la Presidencia de la República. Hoy por desgracia es evidente que cumple con la ‘permanente incapacidad moral’ establecida en el artículo 113 de la Constitución política vigente que algunos ciegos nos negamos a ver en las últimas semanas por el solo hecho de que sus acusadores no nos merecían ninguna confianza. Es posible que el indulto termine por fracturar el fujimorismo, pero eso solo le permitirá el apoyo de una de las facciones. La otra disimulará su enojo durante un tiempo, pero al final le pasará la factura. Me sorprendería que unifiquen bajo el mando del indultado. Fujimori no es nadie sin Montesinos, no hubiera sido capaz de gobernar sin su ayuda, más aun sin que le diga cómo hacerlo.

Haber dado el indulto –pretendiendo que es ‘humanitario’– que durante su campaña electoral ofreció no otorgar, y además hacerlo a cambio de salvar el cuello, lo ha convertido a los ojos de los peruanos y también de la historia en una más de las lacras de presidentes que hemos tenido. Se podría decir ahora que está por debajo de Toledo, García y Humala, lo que ya es mucho teniendo en cuenta la calaña de estos últimos, porque por lo menos ellos denegaron el indulto o no lo dieron.

“Haber dado el indulto –pretendiendo que es ‘humanitario’– que durante su campaña electoral ofreció no otorgar y además hacerlo a cambio de salvar el cuello, lo han convertido […] en una más de las lacras de presidentes que hemos tenido”.

‘Nada de lo que es humano me es ajeno’ dijo Terencio[3] el años 165 a. C. y alguna vez escribí otro artículo que haciendo eco de la oración cristiana titulé ‘Yo pecador’[4] en el que reconozco que la frase del primero también me viene bien, pero la comprensión de la miseria humana, incluyéndonos, no nos puede llevar a aceptarla en los cargos públicos. Recordando la frase bíblica de que ‘el que esté libre de pecado tire la primera piedra’ es necesario decir que el perdón podemos darlo de persona a persona, pero no a las autoridades y menos al Presidente de la República. PPK tendrá que renunciar o será vacado en el segundo intento. Habrá que buscar la manera de que cause el menor daño posible a la institucionalidad y a la democracia.

El gran problema que tenemos hoy es que podemos ir de ‘Guatemala a Guatepeor’. Aunque es difícil imaginar un escenario político más malo que el que vivimos, me temo que es posible. Da la impresión que todo esta apocalipsis tiene la intención de evitar la caída de los peces gordos vinculados a la corrupción que se ha hecho evidente al ‘levantarse la alfombra’ de Oderbrecht. Pareciera que la intención es salvarse unos a otros, porque todos están metidos en el mismo saco. ‘Como hemos sido descubiertos, o vamos a serlo pronto, mejor tapamos el asunto y creamos una cortina de humo tan grande como sea posible’ como tantas veces se ha hecho en la historia de la república. Ojalá que la Fiscalía y el Poder Judicial sean capaces de lidiar con semejante monstruo, más aún si siempre han sido tildados de corruptos, quizá algunas veces de manera injusta por abogados que no sabían explicar a sus clientes por qué habían perdido los litigios que ofrecieron ganar al ser contratados. Mas quien tiene que fiscalizar jugando un papel histórico es el periodismo, campo donde felizmente hay varias personas rescatables.

PPK ‘ha vendido su alma diablo’ aunque es probable que lo hiciera hace mucho tiempo en su afán de construir su propio patrimonio, recordándonos la frase de Balzac quien decía que ‘detrás de toda fortuna hay un crimen’. También puede decirse que ha entregado su ‘primogenitura’, como Esaú, por un plato de lentejas, pero en su caso para evitar el desaforo y quizá la cárcel, mas solo lo ha postergado. Considero que va a ser difícil de que se salve de la vacancia. Ya no tiene quien lo defienda.

San Isidro, 24 de diciembre de 2017


[1] ‘La liberación de Fujimori’ publicado en la Revista Ideele (N° 270)

http://www.revistaideele.com/ideele/content/la-liberaci%C3%B3n-de-fujimori

[2] ‘El primer año de PPK’ publicado por la Revista Ideele (272) el 2 de agosto de 2017.

http://www.revistaideele.com/ideele/content/el-primer-a%C3%B1o-de-ppk

[3] ‘Homo sum, humani nihil a me alienum puto’ dijo Publio Terencio Africano en su comedia Heautontimorumenos (El enemigo de sí mismo) en boca de su personaje Cremes.

[4] Publicado en la Revista Ideele (N° 245) el 21 de noviembre de 2014.

http://www.revistaideele.com/ideele/content/colaboraci%C3%B3n-yo-pecador

Sobre el autor o autora

Alonso Núñez del Prado Simons
Magíster en Derecho de la Integración y en Derecho Constitucional. Master of Business Administration (MBA), graduado en Lingüística y Literatura, Filosofía. Fundador y director ejecutivo del Observatorio de Cumplimiento de Planes de Gobierno. Profesor universitario, árbitro de la Cámara de Comercio y conferencista. Presidente y director de varias entidades del sistema asegurador.

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