Jóvenes y desigualdad en un país cuesta arriba

Foto: Oxfam en Perú

Escrito por Revista Ideele N°277. Marzo 2018

Entre los retos y desafíos que el Perú encara como nación, la reducción de la desigualdad, o desigualdades, es uno de los más urgentes y cruciales; si queremos convertirnos en un país donde todos los peruanos y peruanas tengan oportunidad a una vida digna y plena. Así ha sido señalado expresamente por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico – OCDE, que representa a los países más ricos y desarrollados, y a la cual el Perú aspira pertenecer el 2021. La OCDE ha indicado que la reducción de la desigualdad en el ingreso y en la calidad de vida de las personas, son temas que deben ser centrales en la agenda nacional.[1]

Estamos aún muy lejos de haber logrado proveer a nuestros compatriotas, sin excepción, de oportunidades y recursos para su desarrollo. En particular, las deficiencias en la provisión de servicios de educación y salud, así como la precariedad generalizada del mercado laboral, constituyen elementos críticos que perpetúan y profundizan la desigualdad, pues impactan en mayor medida en los sectores más vulnerables de la población.

La juventud peruana es uno de esos sectores vulnerables: los más de 8 millones de peruanas y peruanas menores a los 30 años; cuya situación y perspectiva de vida es fundamental monitorear y atender, pues constituyen el sector fundamental para el desarrollo nacional.[2] Ciertamente, en el discurso oficial mucho se habla y se promete a la juventud. Pero cabe preguntarse: ¿Qué se hace realmente para desarrollar el potencial de nuestra juventud? ¿Se les prepara para los desafíos de un mundo cada vez más complejo y competitivo? ¿Se les provee de recursos y oportunidades adecuadas? La realidad nos responde negativamente. No se hace lo suficiente desde las políticas públicas y las brechas y barreras que frustran y relegan a los jóvenes siguen largamente en pie.

La situación desventajosa de los jóvenes en el Perú ha sido constatada porla OCDE, que estima que actualmente dos de cada cinco jóvenes en el Perú se encuentra en una situación de desventaja en múltiples aspectos del bienestar.[3] Son más de 3 millones de personas que enfrentan unas perspectivas de vida que son cuesta arriba. Asimismo, la OCDE ha señalado su preocupación por los escasos avances del Perú en sus políticas para la juventud, y como ello va a contracorriente de nuestra pretensión de ser un país desarrollado.[4] En particular el insuficiente o nulo acceso a educación de calidad y a un empleo digno son problemas que afectan a la mayoría de jóvenes en el Perú.

Es importante señalar que la desigualdad y exclusión que afectan a los jóvenes no son fenómenos excepcionales, pues también afectan a la gran mayoría de peruanos. Por ello, la atención a los problemas de la desigualdad exige soluciones integrales, que beneficien a todos, jóvenes o no, para construir un país más próspero y justo para los peruanos de todas las edades.

Educación ¿superior? con falsa fachada

El acceso a una educación de calidad es fundamental para el desarrollo pleno de la persona. Sin embargo para muchos jóvenes dicho acceso está marcado por la desigualdad; con un sistema públicoagobiado por recortes y deficiencias, y un sistema privado en el que generalmente solo una minoría con recursos accede a una educación adecuada.

Los problemas de la educación pública son conocidos: insuficiente financiamiento, cobertura limitada, estructuras burocratizadas, entre otros.[5] También las soluciones son harto conocidas. Pero hasta ahora no se ve una real voluntad de transformar la educación en el Perú. Los intentos de reforma educativa se debaten entre avances y retrocesos; golpeados por la falta de recursos y de visión, pero también por las presiones de quienes se benefician de un sistema educativo débil y distorsionado. En particular, está bajo amenaza el ordenamiento de la educación superior, cuyo crecimiento desenfrenado es un serio problema.

La expansión de la educación superior debería ser algo positivo, si se hace ordenadamente. Pero en el Perú, la caótica multiplicación de universidades públicas y privadasse ha convertido en una trampa paramiles de jóvenes que invierten esperanzas y recursos, pero reciben una formación inferior (Grafico 1).[6]En los últimos diez años la población universitaria casi se triplicó(Gráfico 2) y el grueso de dicho crecimiento estuvo a cargo de universidades privadas con fines de lucro, cuya solvencia académica es a menudo cuestionable.[7]

Esta proliferación de universidades no se ha traducido en una mejora de la calidad y la competitividad de la educación superior. Por el contrario, la evidencia indica que el mayor acceso ha ido en paralelo con una caída de la calidad educativa.[8] A enero del 2018, solo 30 universidades estaban acreditadas por la Superintendencia Nacional de Educación Superior – SUNEDU; apenas 1 de cada 5 universidades.[9] Ello se traduce en la escasa competitividad y prestigio de las universidades privadas en el ámbito internacional: en un reciente ranking internacional apenas 2 universidades nacionales figuraban entre las 100 mejores de Latinoamérica.[10][11]

Así, aunque en términos nominales el acceso a educación superior crece, las carencias y deficiencias. Como consecuencia, para muchos jóvenes el ansiado título no se traducirá en una carrera profesional, estimándose que 4 de cada 10 graduados universitarios esta subempleado.[12] Una generación de peruanos y peruanas con educación de baja calidad y títulos sin respaldo, encaran un futuro incierto.

“Son más de 3 millones de personas que enfrentan unas perspectivas de vida que son cuesta arriba”.

En el país del empleo precario

Existen 5 millones de peruanos y peruanas entre 14 y 29 años de edad que son económicamente activos, pues trabajan o buscan trabajo.[13] Estos jóvenes lidian con las desventajas que tradicionalmente afectan su participación económica, imponiéndoles un “derecho de piso” por factores como su supuesta falta de experiencia laboral.

En un mercado de trabajo estancado, la juventud se encuentra entre los sectores más vulnerables. Así, se estima que un joven tiene el triple de posibilidades que un adulto de encontrarse desempleado.[14]Pero además los jóvenes mayormente solo pueden aspirar a empleos informales, con paga inferior, jornadas excesivas y beneficios inexistentes. El caso trágico de los 2 jóvenes que murieron atrapados en un taller clandestino en la zona de Las Malvinas, en junio de 2017, no es algo excepcional, sino reflejo de la precariedad y explotación laboral que los jóvenes encaran, pues de cada 5 personas ocupadas menores a 24 años apenas 1 accede a un empleo formal (Gráfico 3).[15][16]

La carencia en el Perú de una política laboral juvenil apropiada contrasta con la situación en los países desarrollados, donde los jóvenes reciben una preparación adecuada para el mundo laboral. Apenas el 1,4% de los estudiantes de secundaria en Perú participa en un programa de formación técnica o vocacional, largamente por debajo de los estándares no sólo de los países OCDE (en promedio el 26% de jóvenes accede a un programa de formación/vocacional), sino también de Latinoamérica.[17]

Consecuencia de ello es el endémico problema de jóvenes que carecen de las capacidades y competencias requeridas por los empleadores: 7 de cada 10 empresas peruanas declaran serias dificultades para encontrar personal con calificaciones adecuadas.[18]

En estas circunstancias, para muchos jóvenes las opciones laborales son limitadas, empujándolos a situaciones de marginalidad que se perpetúan y profundizan. Expresión de ello es el fenómeno preocupante de los NINIS; aquellos jóvenes que ni estudian ni trabajan, y que se estima son cerca de millón y medio en el Perú.[19][20]

Pero la adversa situación laboral de los jóvenes no es algo excepcional, sino expresión de un problema  general; pues la informalidad y la precariedad afectan a toda la población trabajadora sin distinción de sexo o edad. El no acceso a un empleo digno se perpetúa y profundiza: un joven en empleo precario muy probablemente será un adulto en empleo precario. Por ello, el avance de los derechos laborales para los jóvenes es indesligable del avance de los derechos de todos los trabajadores.

País y Juventud en la encrucijada

La riqueza y potencial de un país se mide no solo por sus recursos naturales o su ubicación  geográfica; sino también por su capital humano. Por ello resulta esencial fortalecer las capacidadesde los jóvenes generando oportunidades para su progreso. Pero en el Perú no se optimizan las chances de un futuro mejor para los jóvenes.

El avance de las políticas para los jóvenes requiere no sólo de mayores recursos o mejor coordinación, sino también de un cambio en los esquemas y conceptos que imperan dentro del Estado, reconociendo a los jóvenes como actores autónomos. El respeto a los derechos de los jóvenes es indesligable del respeto a los derechos de la ciudadanía en general. La juventud no es ni una isla ni un compartimento estanco. Construir un futuro para la juventud pasa por construir un futuro para todos.

De igual forma, el avance de los derechos de los jóvenes no puede darse en una sola área. Es un proceso que exige el empoderamiento simultáneo: oportunidades económicas, empleo digno, educación de calidad, participaciónpolítica, etc.Todos estos temasse entrecruzan; si se incumple o deteriora uno de ellos, probablemente igual sucederá en otros.

Como país estamos ante una encrucijada y los próximos años serán decisivos para todos los peruanos, jóvenes o no. Podemos embarcarnos en un proceso de desarrollo sostenido e inclusivo que transforme las estructuras económicas, políticas y sociales; o podemos estancarnos en un proceso incompleto, de mejoras precarias e insuficientes. Los peruanos todos, pero en particular los jóvenes, tenemos la palabra.

(REVISTA IDEELE N° 277, FEBRERO DEL 2018)


[1]Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (2015). Estudio multidimensional del PerúVolumen 1: Evaluación inicial.

[2] Aunque en el Perú se manejan diferentes definiciones de quienes son los jóvenes, mayormente se asume que los jóvenes son las personas hombres y mujeres entre los 15 y los 29 años (acorde al rango considerado por la Secretaria nacional de la Juventud – SENAJU. En los datos y estadísticas incluidos en el presente documento se precisa el rango de edad a fin de evitar confusiones.

[3] LA OCDE y la Unión Europea han desarrollado conjuntamente el Indicador de Privación Multidimensional de la Juventud, que permite una visión de conjunto del grado de bienestar de los jóvenes. Dicho Indicador evalúa las diversas dimensiones del bienestar en una serie de temas incluyendo: educación, empleo, salud, participación cívica, e inclusión social.  

[4] Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (2017). Estudio de bienestar y políticas de juventud en el Perú.

[5] Ministerio de Educación (2007). Proyecto Educativo Nacional al 2021 – La educación que queremos para el Perú.

[6] Secretaría Nacional de la Juventud (2012). Plan Nacional De Juventudes 2012 – 2021, borrador para discusión.

[7] Asamblea Nacional de Rectores (2012). Datos Estadísticos Universitarios.

[8]Yamada, Gustavo, Pablo Lavado y Joan Martínez (2014). Una promesa incumplida? La calidad de laeducación superior universitaria y el subempleo profesional en el Perú.   

[9] El Comercio (2018). Estas son las 30 universidades peruanas que cuentan con licencia de SUNEDU. Disponible en: https://elcomercio.pe/peru/son-30-universidades-peruanas-cuentan-licencia-sunedu-noticia-475801

[10] Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España (2018). Ranking web de Universidades. Disponible en: http://www.webometrics.info/es/americas/latin_america

[11]QS Latin America University Rankings (2018). Disponible en: https://www.topuniversities.com/university-rankings/latin-american-university-rankings/2018

[12]Yamada, Gustavo, Pablo Lavado y Joan Martínez (2014). Una promesa incumplida? La calidad de la educación superior universitaria y el subempleo profesional en el Perú.              

[13] Instituto Nacional de estadística e Informática (2017). Perú: Evolución de los indicadores de empleo e ingresos por departamento, 2007-2016.

[14] Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (2017). Estudio de bienestar y políticas de juventud en el Perú.

[15] Peru21 (2017). Incendio en Las Malvinas: Este era el indignante trabajo que cumplían por S/20 los jóvenes encerrados. Disponible en: https://peru21.pe/lima/incendio-malvinas-indignante-cumplian-s-20-jovenes-encerrados-83439

[16] Dentro de la población ocupada se considera a los adecuadamente empleados, así como a los subempleados; ya sea por trabajar menos de 35 horas semanales (subempleo visible), o por percibir menos que el salario mínimo (subempleo invisible).

[17] Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (2017). Perspectivas económicas de América Latina 2017 – Juventud, competencias y emprendimiento.

[18] Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, Comisión Económica para América Latina y el Caribe, Corporación Andina de Fomento (2016), Perspectivas económicas de América Latina 2017: Juventud, competencias y emprendimiento.

[19] Instituto Nacional de estadística e Informática (2010). Perú: Estimaciones y proyecciones de población departamental, por años calendario y edades simples, 1995-2025.

[20] Instituto Nacional de estadística e Informática (2016). Perú: Indicadores de educación por departamentos, 2007 – 2016.

Sobre el autor o autora

Armando Mendoza
Economista, OXFAM.

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