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Revista Ideele N°277. Marzo 2018Por una extraña conjunción temporal, la visita del Papa Francisco al Perú ha coincidido con el peor periodo de crisis política y social del país desde noviembre de 2000, cuando el dictador Alberto Fujimori huyó al Japón, país de sus padres, y renunció por fax a su mandato. Muchos fueron los que esperaron milagros gracias a la presencia del Papa en nuestro suelo, como por ejemplo que se anule el indulto inmoral e ilegal al dictador culpable de crímenes contra la humanidad, o que se anulen los proyectos ultra liberales puestos en marcha por los congresistas fujimoristas con todo el apoyo de las élites económicas y financieras del país. Pero volviendo a la dura realidad, se comprueba que el Papa Francisco es una extraordinaria personalidad espiritual y moral en el mundo, con un coraje, una fuerza humana y una bondad del corazón impresionantes, pero ello no basta para cambiar el rumbo de la vida de los hombres, ni en el Perú ni en el resto del planeta. Ello es tarea de los humanos ordinarios, o sea de personas como nosotros. Ciertamente, su visita nos ha permitido a todos, católicos o no, pensar, reflexionar y soñar con un mundo mejor, con menos injusticia social, con mas compasión por nuestros compatriotas y por los seres humanos en general, en especial con los más pobres, aquellos que son siempre olvidados y abandonados, los “descartados” como bien decía el Santo Padre. Sin embargo, ni bien partido, afrontamos otro golpe del ultra liberalismo contra nuestra Amazonía y contra miles de compatriotas amazónicos, campesinos en su mayoría, que pertenecen a los pueblos originarios del planeta, y contra los campesinos andinos que han migrado a esas tierras tropicales.
En efecto, el lunes 22 de enero el Congreso aprobó una nueva norma, la Ley 30723, que declara de interés nacional la construcción de carreteras en zonas de frontera y el mantenimiento de trochas carrozables en el departamento del Ucayali (ver http://busquedas.elperuano.pe/normaslegales/ley-que-declara-de-prioridad-e-interes-nacional-la-construcc-ley-n-30723-1608601-10/)
La norma había sido presentada por el fujimorista Glider Ushñahua en la Comisión de Transportes y comunicaciones del Congreso y fue aprobada el 7 de diciembre de 2017; ello a pesar de que dicha norma había sido declarada “no viable” por el Ministerio de Cultura y por el Ministerio del Ambiente, y rechazada por la Comisión de Pueblos andinos, amazónicos y afroperuanos, ambiente y ecología del Congreso. La Defensoría del Pueblo se ha declarado igualmente contra esta norma, al igual que la Relatora especial sobre los derechos de los Pueblos indígenas, Victoria Tauli-Corpuz, quien desde el 20 de diciembre de 2017, declaraba que esta ley “afectará territorios indígenas, amenazando la supervivencia misma de los pueblos que viven en esa zona.” (SPDA, 22 de enero de 2018, ).
Además, Victoria Tauli-Corpuz pidió al gobierno del presidente Pedro Pablo Kuczynski “que genere un amplio debate antes de la aprobación final de este proyecto del ley, para considerar posibles alternativas, y que tenga en cuenta los impactos que este proyecto tendría en los derechos humanos de los pueblos que habitan en la zona.” La Relatora de la ONU recomendó también que: “En futuras discusiones, el Gobierno del Perú debería tener en cuenta la necesidad de que se lleven a cabo consultas con los pueblos y comunidades indígenas afectados (…) como se señala en las directrices de la ONU y en los informes, y en jurisprudencia del Sistema interamericano de derechos humanos.” (SPDA, 20 de diciembre de 2017, .
De otro lado, Pedro Solano, director de la Sociedad Peruana de Derecho Ambiental (SPDA), ha resaltado el riesgo de esta norma que no considera las opiniones técnicas de los organismos competentes, según él: “Una norma tan general podría propiciar el desarrollo de actividades ilegales cuando lo importante es propiciar el desarrollo de la zona de frontera, y que los proyectos que se promuevan se hagan bien, con las debidas opiniones técnicas.”
En total, seis “áreas naturales protegidas”, en principio intangibles, se encuentran en peligro gracias a la nueva Ley 30723: los parques nacionales Alto Purús, Cordillera Azul, Sierra del Divisor, las Reservas Comunales Purús y El Sira, y el Área de conservación regional (IMIRIA), tres reservas indígenas (Murunahua, Isconahua, Mashco Piero), y una reserva territorial para los pueblos en situación de aislamiento o en contacto inicial (Kugapakori, Nahua, Nanti) (SPDA, 22 de enero de 2018). Además, la construcción de la carretera Puerto Esperanza-Iñapari, (277 km a lo largo de la frontera con Brasil, en Madre de Dios y Ucayali) afectaría cerca de 275,000 hectáreas de bosque primario (o selva virgen).
(Ver Servindi, 26 de enero de 2018, https://www.servindi.org/actualidad-noticias/25/01/2018/construccion-de-carretera-afectaria-275-mil-hectareas-de-bosque ).
• El discurso del Papa Francisco en defensa de la Amazonía y de los pueblos originarios es, sin duda alguna, la expresión de su conexión directa y constante con los problemas más difíciles del mundo actual, dominado por las políticas ultra liberales. A mi modo de ver, este lazo directo y explícito con el mundo actual del Papa Francisco va mucho mas allá de las doctrinas adoptadas anteriormente por la Iglesia en relación con los “pobres” y con los “pueblos indígenas”, expuestas por el abogado Gustavo Zambrano en el Boletín del IDEHPUCP (http://idehpucp.pucp.edu.pe/analisis/francisco-las-apuestas-la-iglesia-relacion-los-pueblos-gustavo-zambrano/ ).
En Puerto Maldonado el Papa Francisco reconoció que “los pueblos amazónicos nunca estuvieron tan amenazados como ahora.”
(Ver su discurso completo: https://www.romereports.com/2018/01/19/discurso-del-papa-francisco-a-la-poblacion-de-puerto-maldonado/ , ver también Infobae del 26 de enero).
Y esta amenaza viene del capitalismo ultra liberal que todos los países latinoamericanos han adoptado como única vía de “desarrollo”; evidentemente, no me puedo extender sobre este tema arduo en esta pequeña nota, solo quisiera subrayar que la voluntad del Papa Francisco de influenciar las políticas ultra liberales que arrasan con los pueblos originarios y con los bosques amazónicos es admirable, pero no tiene éxito (no podría tenerlo) pues el ultra liberalismo funciona sin moral, con cinismo y con el único fin de obtener ganancias financieras. La última Ley 30723 que legaliza en el Perú el arrasamiento de los bosques, la extracción de las materias primas (petróleo, oro, madera), y la desaparición anunciada de los pueblos originarios es la prueba fehaciente de la falta total de moral que caracteriza la clase política peruana, empezando con el presidente Pedro Pablo Kuczynski, que ha indultado a un preso por crímenes contra la humanidad, y que ha avalado otro ciclo de invasión del ultra capitalismo en la Amazonía peruana.
“De hecho, muchos peruanos que no viven en esa región que representa 63% del territorio peruano creen que es “tierra de nadie”, o que es una “región vacía”, o simplemente no les interesa saber cual es la realidad”.
• El discurso político que asocia las carreteras, la explotación depredadora de los recursos naturales que los inversionistas pueden vender bien en el mercado internacional, pero que no aprovechan en nada a los pueblos amazónicos y andinos que viven en la selva peruana es muy antiguo. Empezó con la colonización española, pero ha seguido siendo de actualidad durante el boom del caucho (1880-1920), durante el cual murieron miles de nativos utilizados como mano de obra esclava; y ha continuado con la explotación masiva de la madera, del oro y del petróleo hasta hoy en día.
(Ver la nota editorial de La República del 24 de enero: “Una bofetada al Papa”, http://larepublica.pe/politica/1174957-una-bofetada-al-papa ).
• Desde el siglo XIX, y la fundación de la República del Perú, se repite la misma idea absurda según la cual la “Amazonía esta vacía”, que es “tierra de nadie por conquistar”. Y así se lo recordaron al Papa Francisco en Puerto Maldonado: “Nos decían: “Nos visita en esta tierra olvidada, herida y marginada, pero no somos la tierra de nadie.” Gracias por decirlo: no somos la tierra de nadie. Y es algo que hay que decirlo con fuerza: no son tierra de nadie. Esta tierra tiene nombres, tiene rostros: los tiene a ustedes.”
De hecho, muchos peruanos que no viven en esa región que representa 63% del territorio peruano creen que es “tierra de nadie”, o que es una “región vacía”, o simplemente no les interesa saber cual es la realidad. Esto es aprovechado por los políticos y por los inversionistas que buscan solamente el lucro, y que no tienen moral, que justifican sus practicas depredadoras evocando el hecho que “llevan la civilización a la Amazonía”, sobre entendido a los “salvajes amazónicos”. ¿Cómo comprender esta actitud de cinismo y de ignorancia tan generalizados hasta hoy en día? Para responder a esta pregunta debo evocar mi propia experiencia. Desde 1976, y luego siguiendo mi formación en antropología social en la PUCP, he comenzado a hacer trabajos de campo en la selva central en 1979, entre los Ashaninka del río Perené y del río Tambo, en la provincia de Satipo, departamento de Junín. He retomado mis trabajos en esa misma zona en 2008, centrando mis estudios sobre la época de la violencia (1980-2000), que en la selva central fue una guerra civil, como en los otros epicentros de Ayacucho, Huancavelica y Apurímac. He publicado varios artículos desde 2012 (Memoria, Boletín del IDEHPUCP, Revista Ideele), y preparo un libro sobre el tema que debe publicarse este año. Por lo tanto, puedo atestiguar que los pueblos originarios, los colonos andinos y los territorios de la selva central siguen estando abandonados, olvidados y descartados de los intereses del Estado peruano y de la sociedad civil. La pobreza es la misma, y aun peor en ciertas zonas que conozco desde hace casi 40 años. Y esa región del país sigue siendo ignorada por la mayoría de peruanos, tanto por los universitarios y los intelectuales como la gente sin formación superior; no solo no saben casi nada de la selva: no les importa saber nada. Los trabajos en historia, en antropología, en sociología o en derecho siguen siendo muy escasos, soy una de las raras antropólogas que trabaja en la Amazonía desde los años 80. Mientras esta triste situación continúe sin cambiar —por la falta de incentivos de profesores incapaces de formar una nueva generación de especialistas de la selva y por la indiferencia de los peruanos de la costa y de la sierra por esta región del país—, las políticas depredadoras van a continuar pues no hay casi nadie que las defienda aparte los campesinos amazónicos. Y esto lo saben muy bien los políticos lamentables del Congreso y sus aliados financieros que tienen intereses en el petróleo, en el gas y/o en la madera, los principales productos que se extraen de la selva.
• Una de las mas importantes asociaciones de defensa de los derechos de los pueblos originarios, la Asociación interétnica de desarrollo de la selva peruana (AIDESEP) ha lanzado un llamado a diversos sectores del país a pronunciarse contra la Ley 30723. (Ver: https://www.servindi.org/actualidad-noticias/23/01/2018/ley-no-30723-movilizacion-amazonica-contra-la-destruccion-de-pueblos ).
El pronunciamiento recuerda la posición del Papa Francisco y su defensa de la Amazonía, contra la “avidez y el consumo”, sobre entendido del ultra liberalismo; pues “es necesario que existan limites que nos ayuden a preservarnos de todo intento de destrucción masiva del hábitat que nos constituye.” Ciertamente, esta posición es coherente con la comprensión de la situación tan frágil del planeta y de los pueblos originarios. Sin embargo, el Papa Francisco no es un “político” en el sentido estrecho del término, y sus recomendaciones morales y honorables de jefe espiritual de la Iglesia católica chocan de frente con la ideología ultra liberal que se interesa solamente en amasar fortuna, al más corto plazo. Una ideología que es parte de lo que el Papa Francisco llama la “cultura del descarte”, o el “consumismo alienante.” (Ver https://www.romereports.com/2018/01/23/los-mejores-mensajes-del-papa-en-su-viaje-a-chile-y-peru/ ).
• Probablemente, en esta problemática de la Amazonía depredada y en otros temas duros de la vida social actual, hay que rescatar una idea central del discurso del Papa Francisco en el Perú y que se resume en la lucha contra la globalización de la indiferencia frente a los que sufren [Misa en Las Palmas, 22 de enero de 2018). Hermosa frase, hermosa idea que traduce una sabiduría infinita en defensa de los “sobrantes”, de los olvidados, de los descartados, y que rechaza “la indiferencia que nos transforma en anónimos y sordos ante los demás. Nos convierte en seres impersonales de corazón cauterizado, y con esta actitud lastimamos el alma del pueblo, de este pueblo noble.” (ver http://elperuano.pe/noticia-papa-francisco-pide-rechazar-globalizacion-de-indiferencia-63191.aspx ).
• Esta idea de rechazo a la indiferencia ha jugado un rol central en la denuncia valiente de la violencia contra las mujeres, la violencia machista y la esclavitud sexual en el Perú, también evocada por el Papa Francisco. Y podemos considerar que también podría influenciar la toma de conciencia de la defensa de la Amazonía peruana, de sus pueblos y de sus riquezas naturales entre los Peruanos de la costa y de la sierra que viven en la ignorancia cómoda y escurridiza, siguiendo la política de la avestruz. Y aun cuando ello no sea inmediato, podemos considerar desde ahora que el discurso del Papa Francisco en Puerto Maldonado ya ha recordado y reafirmado la dignidad de la identidad étnica y cultural de los pueblos originarios del Perú ante el resto de peruanos y ante el resto del mundo. Lo cual es positivo e importante en este periodo de grave crisis social en el país.
(REVISTA IDEELE N° 277, FEBRERO DEL 2018)
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