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Revista Ideele N°304. Junio-Julio 2022El presente trabajo se centra en analizar el uso que la campaña de segunda vuelta de la candidata de Fuerza Popular Keiko Fujimori le dio a los símbolos nacionales peruanos —o aquellos que no siéndolos, tienen esta relevancia para las personas— durante las elecciones presidenciales de 2021, en la que tuvo como contendor al candidato de Perú Libre Pedro Castillo.
Una de las características de la última campaña electoral, en segunda vuelta, fue la apropiación, por parte del partido político Fuerza Popular, de símbolos como la bandera del Perú y la camiseta de la Selección Peruana de Futbol. Esta última se trata de una prenda de uso masivo que la gente en el Perú suele usar para alentar los partidos de la selección peruana. En esta oportunidad, el vestirse con la camiseta de la selección equivalió a expresar un respaldo público a la candidatura de Keiko Fujimori.
Los dos candidatos fueron escogidos para disputar la segunda vuelta presidencial en medio de una gran desafección y dispersión política. Meléndez (2021) se refirió a esta situación como un escenario de ‘minicandidatos’, en el que políticos se disputaban la Presidencia de la República con menos del 10 por ciento del respaldo popular. En la primera vuelta electoral, el candidato con mayor apoyo fue Pedro Castillo, quien obtuvo el 15.3 por ciento de los votos emitidos; lo siguieron los votos en blanco, que sumaron el 12.3 por ciento y, en tercer lugar, se encontró Keiko Fujimori, con el 10.9 por ciento. El 29.9 por ciento del electorado no acudió a las urnas.
Ocho semanas después el escenario era otro: la segunda vuelta presidencial de 2021 fue una de las más intensas y polarizadas de los últimos tiempos. Además del estrecho número de votos —44 058— que determinaron al ganador de la contienda, esta no estuvo exenta de episodios de violencia social.
En esa línea, partimos de la idea de que la estrategia electoral desplegada por la candidata de Fuerza Popular fue uno de los catalizadores de dicho panorama. Esta, en un breve periodo de tiempo, logró instalar un clima de división y enfrentamiento en la sociedad peruana. El antivoto de 55 por ciento que acumulaba a inicios de la campaña de segunda vuelta presidencial —varios puntos por encima del de Castillo Terrones, que se encontraba en un 33 por ciento— bajó 10 puntos porcentuales al final de esta. Pero, sobre todo, logró que, en semanas, el rechazo a su contrincante subiera hasta el punto de que el antivoto de ambos casi lograron igualarse (Ipsos, 2021).
Este trabajo toma como punto de partida, para analizar el discurso de segunda vuelta de Keiko Fujimori y la movilización que causó en su electorado, el concepto de nación propuesto por Anderson (1995), quien define a esta como “una comunidad política imaginada como inherentemente limitada y soberana”.
Es imaginada porque aun los miembros de la nación más pequeña no conocerán jamás a la mayoría de sus compatriotas, no los verán ni oirán siquiera hablar de ellos, pero en la mente de cada uno vive la imagen de su comunión. (p.23)
A partir de esta premisa buscamos responder las siguientes interrogantes: qué relación se estableció, para la base electoral de Fuerza Popular, entre el uso de los símbolos nacionales y el proyecto planteado por Keiko Fujimori; cuáles fueron las características atribuidas a su contendiente Pedro Castillo, a partir de la vinculación de Keiko Fujimori con los símbolos patrios y, finalmente, cuáles fueron los elementos característicos de la “comunidad imaginada” que movilizó Keiko Fujimori en la campaña de segunda vuelta.
Nación y nacionalismo
Anderson (1995) sostiene que la nacionalidad y el nacionalismo, además de tener cimientos “imaginados”, son artefactos culturales de una clase particular que, más que ser una ideología o estar vinculada a una en particular, debe considerarse en la misma categoría que el parentesco y la religión.
En la misma línea, Gellner (1964) sostiene que el nacionalismo “no es el despertar de las naciones a la autoconciencia: inventa naciones donde no existen” (p.169). Sobre esta afirmación Anderson (1995) señala que las comunidades imaginadas, es decir, las naciones y los nacionalismos, no deben ser reconocidos por una supuesta falsedad o legitimidad, sino por el estilo con el que son imaginados.
Partiendo desde el plano individual, Smith (1997) señala a la identidad nacional como una de las identidades colectivas más importantes de la época. Este tipo de identidad, señala el autor, tiene presente necesariamente componentes políticos e históricos.
En el modelo occidental de identidad nacional se consideraba que las naciones eran comunidades culturales, cuyos miembros estaban unidos, cuando no homogeneizados, por recuerdos históricos, mitos, tradiciones y símbolos colectivos (p.10).
Diferentes autores han manifestado la dificultad de elaborar un concepto de nación (Smith, 1997; Anderson, 1995; Seton-Watson, 1977). Sin embargo, es importante puntualizar que este tipo de identidad colectiva no suele presentarse en un estado puro, sino que se fusiona con otros tipos de identidades e ideologías. Así pues, podemos decir que tanto la identidad nacional como el nacionalismo son multidimensionales.
Es precisamente este carácter multidimensional el que ha convertido a la identidad nacional en una fuerza tan flexible y duradera en la vida y la política de nuestros días, y el que ha permitido que se fusione eficazmente con otras ideologías y movimientos influyentes sin perder su carácter propio. (Smith, 1997).
Son varias las funciones que la calidad de nación cumple con respecto a colectivos e individuos. Estas funciones pueden clasificarse, de acuerdo a sus consecuencias concretas, como “externas” e “internas”.
Las funciones externas son las territoriales, económicas y políticas. De estas tres, nos interesa ahondar en la función política, que además de consolidar y legitimar al Estado y a sus instituciones; tiene como su tarea más relevante el definir los valores característicos de la nación que se ponen de manifiesto en los usos y costumbres tradicionales de la comunidad. Cabe destacar que es esta la dimensión que permite que, en la actualidad, la apelación a la identidad nacional se haya convertido en el principal promotor de la legitimación del orden social y de la solidaridad (ibid.).
Por su parte, las funciones internas de la identidad nacional son aquellas que apelan a lo más íntimo de cada individuo parte de una comunidad.
Entre éstas, la más evidente es la socialización de sus miembros para que lleguen a ser “ciudadanos” y “naturales” de la nación (Smith, 1997; 15).
La hipótesis de este trabajo es que, durante la segunda vuelta electoral de 2021, el equipo de campaña de Keiko Fujimori apostó por conectar los “valores de su campaña” con los de la identidad nacional, aprovechando la flexibilidad de este último. De esta manera, haciendo uso de una concepción ya cimentada entre la población peruana sobre patria y nación, buscó calar en esta, para movilizarla a favor de su causa.
Para corroborar dichas premisas, estudiaremos algunas de las herramientas en las que los candidatos políticos exteriorizan su estrategia de campaña, según Sánchis (2014), y que fueron más visibles mediáticamente en la campaña de la candidata presidencial de Fuerza Popular. Estas son los siguientes:
Elementos de la campaña de Keiko Fujimori más resaltantes | Componentes | Productos a analizar | Enlaces |
Medios de comunicación | – Declaraciones – Entrevistas – Conferencias de prensa | Entrevista al diario El Comercio: Keiko Fujimori: “Debemos evitar que se instale un modelo comunista y expropiador” [Entrevista] (Producto – 1) | https://bit.ly/3O29isf |
Declaraciones a medios: “Propongo que los peruanos nos demos la mano, no una lucha de clases” (Producto – 2) | https://bit.ly/3tBI836 | ||
Publicidad | – Televisión – Radio – Cartelería | Publicidad: “El comunismo llegará al Perú para quedarse. Nos unimos o nos hundimos” (Producto – 3) | https://bit.ly/3QqutWs |
Cartelería anónima (Producto – 4) | https://bit.ly/3xxOCBh | ||
Nuevas Tecnologías | – Website de candidatos – Micrositios de campaña – Redes sociales | Mensaje de Twitter: “Los peruanos unidos volveremos a triunfar y a rescatar a nuestro país” (Producto – 5) | https://bit.ly/3mWZ9B0 |
Mensaje en Facebook: “Perú, país de propietarios. Otra de las grandes diferencias con el comunismo”. (Producto – 6) | https://acortar.link/y4PoCv | ||
Campaña de tierra | – Mítines – Voluntarios – Militantes – Otros líderes | Compromiso frente a la comunidad internacional (Producto – 7) | https://bit.ly/39BG5VT |
Campaña Ponte la camiseta de diferentes futbolistas de la selección peruana (Producto – 8) | https://bit.ly/3NZkSEx |
Para llevar a cabo el presente trabajo se desarrolló un muestreo intencional bajo los criterios de temática y publicidad. Se eligieron ocho productos de la campaña de segunda vuelta de Keiko Fujimori que aludían a la nacionalidad y a los símbolos patrios y que habían sido más difundidos, ya sea en sus respectivas plataformas o en los medios de comunicación. El instrumento utilizado fue el análisis del discurso.
Campaña de segunda vuelta: Democracia vs. Comunismo
En las primeras declaraciones que dio a la prensa después de que se conoció su pase a la segunda vuelta, Keiko Fujimori delineó la que se convertiría en el eje de su estrategia de campaña:
Propongo generar riqueza, no pobreza; propongo promover la micro, pequeña, mediana y grande empresa, no estatizarla, expropiarla; propongo que el Perú sea un país del primer mundo, no Corea del Norte; propongo un modelo de economía social de mercado, no el marxismo ni el comunismo; propongo que los peruanos nos demos la mano, no una lucha de clases que tanto daño le ha hecho a toda la humanidad.
(Producto – 2)
La candidata de Fuerza Popular decidió sustraerse de la estrategia electoral y planteó la elección como una disyuntiva entre democracia y comunismo. Discursivamente, el comunismo fue presentado como un enemigo que amenazaba a las familias del país. Así podemos ver cómo es que las categorías del comunismo son distorsionadas y caricaturizadas.
Si no hacemos algo, el 28 de julio, el día que el Perú cumple 200 años, el comunismo llegará al poder para quedarse. Esto no se trata solo de mí o de ti; se trata del Perú de nuestros hijos, de que todos podamos seguir trabajando con libertad para salir adelante. Por eso te pido que me ayudes a pasar este mensaje para explicarles a nuestras familias y a nuestros amigos que nos unimos o nos hundimos.
(Producto – 3)
Protege tu trabajo y libertad. No al comunismo.
(Producto – 4)
Pedro Castillo lo que busca, como él mismo lo ha dicho, es una lucha de clases, lo que demuestra es su reafirmación por el pensamiento marxista y comunista. La lucha de clases, la confrontación y el odio entre peruanos es algo que nosotros no debemos aceptar, porque esto nos lleva de inmediato a pensar en lo ocurrido en Venezuela y en otros países.
(Producto – 1)
En mi país han maquillado a un comunista radical, ofreciendo al pueblo todo, sin revelar que en realidad el futuro que profesas solo puede acarrear el caos, la pobreza y la miseria.
(Producto – 7)
Un primer nivel de análisis a la propuesta de Fujimori Higuchi nos lleva a examinar el planteamiento de democracia como antítesis del comunismo. En ese sentido, a la democracia, entendida como un sistema pluralista que confiere poder al pueblo, se le contrapone un sistema antipluralista y autoritario. Si se considera que este último modelo tiene como objetivo supeditar todas las manifestaciones de la sociedad a la voluntad del poder político, con aniquilación o subordinación de cualquier otro poder espiritual o material que se despliegue en la vida social, la noción del totalitarismo calzaría más con aquella descripción (Hinkelammert, 1987).
Cabe anotar, tal y como apunta Calveiro (2012), que el término “totalitarismo” se empezó a usar en Italia desde 1923, para aludir al fascismo. Hasta inicios de la Guerra Fría los regímenes totalitarios —entre los que se encontraban el fascismo y el nazismo— fueron considerados como contrarios a la democracia. Con el desarrollo de la Guerra Fría, varios trabajos empezaron a vincular al totalitarismo con el comunismo y, por tanto, a crear una oposición entre este y la democracia.
Uno de los trabajos más sobresalientes es Camino de servidumbre, publicado por Friedrich Hayek en 1944, que relaciona directamente al totalitarismo con el comunismo al caracterizar al primero con tres rasgos centrales: el control estatal de la economía, los partidos de masas y el antiindividualismo (ibid).
A pesar de la deformación de algunas de sus categorías centrales, el discurso de Keiko Fujimori no intentó asentar la idea del comunismo como un “enemigo desconocido”, sino que buscó aludir a sus categorías centrales, que espontáneamente no tendrían que ser valoradas de manera negativa.
Es así que el enunciado propuesto por la campaña de Keiko Fujimori se dirigió a un enunciatario específico: el sujeto que se posiciona en contra de los valores “negativos” de la propuesta de Pedro Castillo y Perú Libre y, por tanto, asume los antagónicos como positivos.
Hoy llegué a #Cantagallo a ratificar nuestro compromiso con todos los pueblos olvidados de nuestro país. Una de nuestras prioridades serán los títulos de propiedad, porque el Perú es un país de propietarios, otra de las grandes diferencias con el comunismo. (Producto – 6)
[…] sí se pueden tender puentes con todos los grupos que creen en un modelo de economía social de mercado, que no quieren que el Perú se convierta en Venezuela o en Cuba.
(Producto – 1)
El enunciatario del discurso de la campaña de Fuerza Popular fue un sujeto pro-capitalista, entendiendo a este como un individuo que apoya a un sistema económico basado en la propiedad privada de los medios de producción, en la importancia del capital como generador de riqueza y en la asignación de los recursos a través del mecanismo del mercado.
Sin embargo, el enunciatario no es nominado como tal y, cabe agregar, que este mismo no se reconoce en su identidad. Por ello, son usadas otras denominaciones para su alusión. Aquí es donde la identidad nacionalista se articula a la propuesta.
[…] hoy los PERUANOS UNIDOS volveremos a triunfar y a rescatar a nuestro país.
(Producto – 5)
No soy naranja, ni rojo. Soy camiseta. Votemos por el Perú.
(Producto – 4)
Sé que será difícil, pero solo te pido que te acuerdes cómo estaba nuestra selección al principio de las clasificatorias a Rusia ¿Qué hicieron nuestros muchachos? Nos dieron una gran lección de coraje y amor por el Perú. Ahora nos toca a nosotros, que ellos sean nuestro ejemplo y que, con la misma emoción que cantamos el himno en Rusia, lleguemos a cantarlos todos los peruanos el próximo 28 de julio celebrando nuestro bicentenario y el gran logro de haber librado a nuestro país del comunismo. Solo te pido: no pierdas la fé en Dios, en ti mismo y, sobre todo, en nuestro pueblo. Ha llegado el momento de ponernos todos la camiseta del Perú. Vamos peruanos, este partido lo ganamos juntos.
(Producto – 3)
Pedro Gallese: Los peruanos y peruanas hemos demostrado que, cuando nos unimos, logramos grandes cosas. Ahora hay un discurso que nos pretende dividir, diferenciando entre ricos, pobres, cholos, blancos y negros; cuando lo que necesitamos más que nunca es unirnos para construir un Perú lleno de oportunidades para todos y para todas. Un Perú donde se respeten nuestros derechos y libertades. Por eso este 6 de junio es importante votar sin rencores, sin odios, unidos por el mismo objetivo, unidos para que sigamos creciendo para que todos lo disfrutemos por igual, en democracia y en paz.
(Producto – 8)
Esta falta de autoidentificación ideológica se explica por la naturalización de esta a la vida misma. Fisher (2019) denomina a lo antes descrito como “realismo capitalista”; la idea generalizada de que el capitalismo es, más que una opción que merece una valoración y una alternativa, un hecho que asumir.
Esta aceptación del capitalismo como realidad tiene dos formas de ser procesada. Por un lado, se encuentran los neoliberales, “realistas capitalistas por excelencia”, que consideran a su postura ideológica como una coraza que los protege contra los “peligros de la fe y las abstracciones fatales inspiradas en las ideologías del pasado” (ibid). En este grupo identificamos a los enunciatarios de la campaña de segunda vuelta de Keiko Fujimori. Por otro lado, se encuentran los críticos del sistema que han expulsado cualquier proyecto de emancipación de su horizonte político.
El capitalismo es lo que queda en pie cuando las creencias colapsan en el nivel de la elaboración ritual o simbólica […] La actitud de distancia irónica típica del capitalismo posmoderno es capaz de inmunizarnos, se supone, contra las seducciones de cualquier fanatismo. Se nos dice que bajar nuestras expectativas es un precio relativamente bajo que pagar por quedar protegidos del terror y el totalitarismo (Fisher, 2019).
Es importante señalar que la identidad nacional a la que apela el discurso de Fuerza Popular pone énfasis en la homogeneización de los connacionales. De esta manera, las diversidades, que también se encuentran presentes en el concepto de nación, son eliminadas para aludir únicamente a sujetos con intereses y perspectivas políticas compartidas.
En buena cuenta, aquello dialoga con el concepto de “política de consenso”, propuesto por Mouffe (1999). Esta es la idea impuesta por el pensamiento liberal democrático después de que se diera por hecho el abandono de la “lucha de clases”. Se basa en la creencia de que el antagonismo ha quedado totalmente eliminado, para dar paso a una política que sobrepone la racionalidad a las pasiones y que, por tanto, es capaz de alcanzar un “acuerdo racional” que no conoce de exclusión.
Para la politóloga belga la “política del consenso” o “política asociativa” no solo presenta incoherencias de fondo —en el hecho de que la idea base de que la sociedad ha alcanzado el sueño de una armonía perfecta en las relaciones sociales, que permite una política incuestionable que no cambia, a pesar de que lo hagan sus representantes; eliminando así de plano todo ideal de la democracia pluralista—, sino que, a la misma vez, es poco sincera, pues en la aplicación, si bien el abandono de la visión del enfrentamiento político ha traído como consecuencia la privación de aspiraciones políticas diferenciadas —convirtiendo a los diferentes grupos políticos en simples competidores que buscan ocupar los mismos espacios de poder, mas no ejecutar proyectos distintos—, los enemigos siguen existiendo en un escenario de “consenso de exclusión” que los deslegitima y rechaza su derecho a plantear ideas por encontrarse fuera del acuerdo establecido.
La “política de consenso” fue visible en el discurso de segunda vuelta de Fuerza Popular. Como ya dijimos, el enemigo estuvo claramente diferenciado: Pedro Castillo y Perú Libre que plantean el comunismo “irracional”; asimismo, reconoció a “amigos”, “hermanos” o “compatriotas”, quienes fueron los peruanos que, con el poder de sus votos, vencerían la amenaza del comunismo. Por último, cabe señalar que también se reconoció a competidores.
Para mí, esta segunda vuelta, luego de haber visto el informe de hoy [sábado] de El Comercio sobre la fragmentación política, nos pone en la obligación de buscar consensos, de ponernos de acuerdo y de buscar una agenda en común. Para ello, nosotros hemos dicho que tenemos que buscar un reencuentro.
(Producto – 1)
A López Aliaga lo felicito por su [votación], para ser una primera vez ha estado en un tercer lugar expectante […] Dentro del fragor de una campaña de primera vuelta siempre hay ataques y pullazos entre los candidatos, eso es absolutamente normal. Por ello, también quise, en mis primeras palabras de reconocimiento de resultados, expresar mis disculpas si algunos de los candidatos se sintieron ofendidos por algún gesto o palabra que yo haya dicho. Y estas disculpas las vuelvo a ratificar […] La campaña de primera vuelta ya concluyó, y lo que nos toca en esta segunda vuelta, sobre todo por lo fragmentado que será el próximo Congreso, es buscar coincidencias, rescatar las iniciativas y propuestas que tengan otros grupos políticos para que puedan ser incluidas en nuestra propuesta. Así que yo creo que sí, que sí se pueden tender puentes con todos los grupos que creen en un modelo de economía social de mercado, que no quieren que el Perú se convierta en Venezuela o en Cuba.
(Producto – 1)
Como ya mencionamos, la política de consenso, al igual que cualquier otro discurso ideológico (Van Dijk, 1996), presenta un esquema maniqueo basado en los agentes Nosotros-Otros. Dentro de la categoría “Nosotros” caben todos los participantes del consenso —tanto políticos como electores—, además que se le superponen otros términos, en este caso, relacionados al nacionalismo, que terminan siendo fundamentales en este esquema. El modelo descrito, además, se relaciona directamente con la distinción amigo – enemigo de la política, propuesta por Carl Schmitt (Zarria & Maschke, 2019).
Así pues, la identidad del sujeto pro-capitalista, como ya dijimos, asume la nominación de “peruanos” y “compatriotas”, movilizando la fuerza pasional de la nación. Pero, aún más importante, logra establecer una relación directa entre la “Otra propuesta” o “propuesta enemiga” y los “Otros electores” o “electores enemigos” con lo no-peruano.
Y es que el nacionalismo, tal como sostiene Gestle (2001), requiere establecer límites contra los outsiders, “crear o revigorizar una cultura nacional predominante y someter, nacionalizar, vencer, excluir o expulsar a todos los opositores internos y externos al proyecto nacional”.
La clasificación de no-peruano a los liderazgos del proyecto de Pedro Castillo y Perú Libre y de sus seguidores frena el establecimiento de “solidaridad nacional” con estos grupos. La solidaridad inducida por un origen común, conceptualizada por Aristóteles, es una solidaridad entre iguales que, por ser libres, se encuentran en condiciones de compartir una convivencia reflexiva que no alcanza a esclavos ni a aquellos que no pertenecen a la ciudad, mucho menos aún, a quienes son considerados ajenos a la civilización griega (De Miguel, 2019).
En realidad, se establece todo lo contrario: la enemistad, al que le pertenece la posibilidad de lucha (Zarria & Maschke, 2019). La lucha planteada con el enemigo, según Carl Schmitt, debe ser entendida en el sentido literal, es decir, como “la posibilidad real de matar físicamente”.
La guerra se deriva de la enemistad, porque es la negación esencial de otro ser. La guerra es simplemente la realización extrema de la enemistad. No necesita ser cotidiana ni normal, ni siquiera ser percibida como algo ideal, pero debe permanecer como una posibilidad real, siempre y cuando el concepto de enemigo tenga sentido (Zarria & Maschke, 2019; 272).
La utilización del “terrorismo”, en el discurso de la campaña de segunda vuelta de la candidata presidencial de Fuerza Popular, reforzó la aplicación del esquema amigo-enemigo en su electorado, quienes categorizaron como enemigos al electorado de Perú Libre, pues este concepto, junto a una de las memorias del conflicto armado interno peruano —la memoria de la seguridad (Ubilluz, 2020)— pasó a homologarse con las otras denominaciones presentadas (Ver Cuadro 2).
Hoy recordamos el valor de nuestras FF.AA en la lucha contra el terrorismo. Un día como hoy se realizó la operación Chavín de Huántar. ¡Honor y gloria a nuestras Fuerzas Armadas! Antes lo hicimos, y hoy los PERUANOS UNIDOS volveremos a triunfar y a rescatar a nuestro país.
(Producto – 5)
Cuadro 2. Elementos vinculados al esquema Amigo – Enemigo de Carl Schmitt

Conclusiones
Este análisis muestra que el componente nacional fue central en el discurso de la campaña estudiada. A partir del uso de estos símbolos tradicionales se creó una identidad colectiva nueva que tenía como elemento integrador la idea de la nación peruana. Esto permitió eliminar del discurso a la candidata de Fuerza Popular y cualquier antipatía que podría despertar en la comunidad.
Asimismo, la apropiación de la identidad nacional facilitó la marginación de todo individuo afín a la propuesta del entonces candidato Pedro Castillo. Este fue visto como un enemigo comunista; un otro, no-peruano. La vinculación del proyecto de Pedro Castillo con el grupo subversivo PCP-Sendero Luminoso permitió, además, revivir una de las memorias hegemónicas del conflicto armado interno: la de la “lucha contra el terrorismo”. Así, la antigua declaración de guerra al Estado peruano se actualizó en la amenaza de guerra contra la nación (comunidad nacional).
Cabe señalar que la suerte de “destierro” a los que se sometió a los no simpatizantes del proyecto de Fuerza Popular, al no reconocerles la condición de peruanos, los convirtió automáticamente en intrusos y foráneos, despertando —mediante la guía discursiva de Fuerza Popular— el estado de naturaleza conceptualizado por Thomas Hobbes, en el que el recurso permanente y generalizado de la violencia subsiste dentro de las relaciones entre los no incluidos dentro del pacto social de toda república (Merle, 1997). Es importante anotar que, con esta estrategia, Fuerza Popular cerró la posibilidad de conquistar los votos de los sectores que fueron estigmatizados.
La nación peruana virtualizada por la estrategia de campaña de segunda vuelta presidencial de Fuerza Popular albergó a sujetos pro-capitalistas, que calzan con el concepto de “realistas capitalistas” de Mark Fisher. Lo paradójico es que la clave de su identidad, además de la naturalización del modelo, es la percepción de una posibilidad de cambio que, por la primera condición presentada, es monstrificada automáticamente.
Bibliografía
Anderson, B. (2007). Comunidades imaginadas. Reflexiones sobre el origen y la difusión del nacionalismo. Fondo de Cultura Económica.
Calveiro, P. (2012). Violencias de Estado. La guerra antiterrorista y la guerra contra el crimen como medios de control global. Argentina: Siglo XX.
De Miguel, J. (2019). El problema de la solidaridad en la sociedad global. Ética y discurso, 4 (12), p. 85-95.
Fisher, M. (2016). Realismo capitalista: ¿No hay alternativa?. Buenos Aires: Caja Negra Editora.
Gerstle, G. (2001). American Crucible: Race and Nation in the Twentieth Century. New Jersey: Princeton University Press Hinkelammert, F. (1987). Democracia y totalitarismo. San José: Dei.
Hollinger, D. A., & Wolfson, L. (2000). La solidaridad nacional a fines del siglo XX: reflexiones sobre Estados Unidos y el nacionalismo liberal. Desarrollo Económico, 40(159), 537–546. https://doi.org/10.2307/3455882
Ipsos. (2021). Opinión Data – Abril 2021. [Conjunto de datos]. Autor. https://www.ipsos.com/sites/default/files/ct/news/documents/2021-04/6980121INF_V1_21Abr21.pdf
Meléndez, C. (2021). Minicandidatos: Última temporada electoral de la serie política peruana. Lima: Debate.
Merle, M. (1997). Sociología de las relaciones internacionales. Madrid: Alianza Editorial.
Mouffe, C. (1999). El retorno de lo político: comunidad, ciudadanía pluralismo, democracia radical. Barcelona: Paidós.
Sanchís, J. (2014). Elementos básicos de una campaña electoral [Tesis doctoral]. Madrid: Universidad Complutense de Madrid. Recuperado de https://eprints.ucm.es/id/eprint/27652/1/T35562.pdf
Seton-Watson, H. (1977). Nations and States: An Enquiry Into The Origins Of Nations And The Politics Of Nationalism. United States: Routledge
Smith, A. (1997). La identidad nacional. Madrid: Trama Editorial.
Ubilluz, J. (2020). Sobre héroes y víctimas. Ensayos para superar la memoria del conflicto armado. Taurus.
Van Dijk, T. (1996). Opiniones e ideologías en la prensa. Voces y culturas, 10 (2), p. 9-50.
Zarria, S. M., & Maschke, G. (2019). El concepto de lo político de Carl Schmitt. Versión de 1927ITT. Res Publica. Revista de Historia de las Ideas Políticas, 22(1), 259-289.
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