Una nueva convulsión del paisaje político en Francia: Elecciones legislativas 2022

Escrito por Revista Ideele N°304. Junio-Julio 2022. Imagen: Esther Snippe/EURACTIV

El 19 de junio de 2022, en la noche de la segunda vuelta de las elecciones legislativas, los analistas políticos franceses estuvieron de acuerdo en considerar que el paisaje de la Vta República estaba profundamente transformado. Emmanuel Macron, que acababa de ser reelegido presidente del país con 58,5 % de votos, afirmó: “Entramos en una época extraña”.

¿Qué había sucedido? Visto desde lejos, se trataba de un tema de color y de división por tres; visto de cerca era una revolución que parecía hacer pasar Francia del escrutinio mayoritario al escrutinio proporcional. Algo nunca visto desde hace más de 60 años.

Un poco de historia

Desde 1958 y el inicio de la Vta República [la quinta Constitución] y como muchos otros países del mundo, Francia había adoptado la bipolarización de la vida política: una vez hacia la derecha, otra vez hacia la izquierda. Ese movimiento valía tanto para el presidente de la República, como para la composición de la Asamblea nacional [Villasante y de Beauvais, Revista Ideele n° 303[i]]. Los grupos de izquierda (tradicionalmente en rosado) y los grupos de derecha (tradicionalmente azules), coloreaban alternativamente el abanico de la Asamblea Nacional.

Infografía 1: Composición de la Asamblea Nacional entre 1988 y 2012

(Fuente: Ministerio del Interior de Francia)

Esta alternancia de colores se aprecia en la Infografía 1 que indica que desde junio de 1988 la composición de la Asamblea Nacional (577 diputados, mayoría absoluta: 289 diputados).

Desde la elección del presidente Macron, en 2017, se había salido de esa alternancia o vals en dos tiempos para entrar en otra dimensión donde el partido del presidente, de centro-derecha (La República en Marcha, LREM), se había impuesto de manera espectacular. Esta situación se reflejaba en la composición de la Asamblea en junio de 2017 con el nuevo partido que reunía 361 diputados, cifra bien superior a los 289 diputados necesaria para la mayoría absoluta).

Infografía 2: Composición de la Asamblea Nacional en 2017

(Fuente: Ministerio del Interior de Francia)

Como podemos observar, el color azul y el color rosado eran reducidos, el presidente y el ejecutivo podían apoyarse sobre su gran mayoría parlamentaria, en amarillo, para afirmar su poder político y hacer adoptar sus proyectos de ley. Se había pasado de dos colores a un solo color, ciertamente una gran novedad, pero conservando siempre una de las bases de la vida política francesa: el partido del presidente disponía de una mayoría absoluta en la Asamblea.

Esta especie de precepto había conocido excepciones durante los años 1990, con episodios de “convivencia”, pero la última reforma de la Constitución del 2 de octubre de 2000, que definía el pasaje de 7 años de presidencia a 5 años, había sido concebida para que la elección presidencial y la elección legislativa tengan la misma temporalidad de 5 años. En resumen, para que el presidente elegido pueda disponer de una mayoría en la Asamblea, las elecciones legislativas se desarrollaban inmediatamente después de su elección.

La idea general era: si los electores eligen a un presidente, enseguida le darán una mayoría en la Asamblea siguiendo la misma dinámica. Esta idea fue golpeada en la noche del 19 de junio. El presidente Macron, reelegido con 58,5% de votos descubrió una composición inédita de la Asamblea nacional.

Composición de la Asamblea Nacional en 2022

(Fuente: Ministerio del Interior de Francia)

En efecto, no solamente ya no tenía mayoría en la Asamblea nacional (245 diputados en lugar de 289), sino que además había dos grupos políticos importantes y perfectamente opuestos entre ellos y se situaban en contra de la política del presidente Macron: una coalición de izquierda, la NUPES (Nueva Unión popular, ecológica y social), con 137 diputados liderados por un partido de izquierda radical (La Francia Insumisa, LFI, de Jean-Luc Mélenchon), y el partido de extrema derecha (Reunión nacional, RN, de Marine Le Pen), con 89 diputados; algo nunca visto en la historia de la Vta República.

¿Cómo gobernar sin mayoría de diputados?

Antes de intentar responder a esta pregunta, tomemos unos instantes para comprender la convulsión precedente, que reposa al menos en tres puntos:

• El presidente no dispone de una mayoría en el Parlamento y además los otros dos partidos de izquierda radical y de extrema derecha están totalmente opuestos a su política de centro-derecha, lo cual complica la posibilidad de realizar alianzas y crear coaliciones.

• La repartición política en el seno de la Asamblea coincide, más o menos, con la repartición de votos de la primera vuelta de la elección presidencial: es decir, los electores han elegido a sus diputados de manera casi proporcional, algo que había sido justamente anulado con la Constitución de 1958, que fundó la Vta República, pues en el régimen anterior los partidos y las mayorías eran casi imposibles de obtener.

• La entrada masiva de la extrema derecha constituye también el hecho marcante de esta elección legislativa: con 89 diputados, la “notabilizacion” de ese partido extremista es un hecho, lo cual significa igualmente que la barrera republicana que había funcionado durante muchos años para impedir su entrada en la escena política nacional ha terminado por ceder.

El presidente de la República tenía razón cuando decía que “se entraba en lo extraño”. Contrariamente a otros países europeos, Francia no tiene la costumbre de crear coaliciones de gobierno. Es decir que no tiene la costumbre de establecer alianzas políticas estables, salvo algunos convenios puntuales sobre un proyecto o un tema particular de interés nacional. No obstante, un país no se gobierna como una seguidilla de proyectos, tampoco se dirige con “lo extraño” sino más bien sobre una línea política y un programa de gobernanza coherente. Es este programa coherente que es imposible de aplicar con la nueva composición de la Asamblea.

¿Cuál es el origen de esta tripartición política de la sociedad francesa?

Propongamos una respuesta bajo la forma de una evidencia: “¡los franceses quieres ser escuchados!” Lo cual no los distingue de otras sociedades, pero la reivindicación se vuelve realmente significativa cuando se presenta su versión negativa: “¡los franceses no soportan no ser escuchados!” En esos casos se sublevan y votan por los extremos.

Es justamente esta impresión “de no ser escuchados” que ha prevalecido durante el quinquenio, recordemos el movimiento social de los “chalecos amarillos” y las grandes esperanzas de cambio social que encarnaron — por lo mejor y por lo peor (cuando desataron violencias y desmanes). En 2017, los franceses esperaban que sus aspiraciones fueran mejor escuchadas por Emmanuel Macron. Es ese contrato que ha sido quebrado en 2022.

En efecto, los grupos extremos NUPES y RN son antes que nada partidos “anti-Macron” y la Asamblea nacional actual tiene los colores del despecho, mezcla de tristeza y de cólera. En primer lugar, despecho de las clases populares que se reparten entre la NUPES (32%) y el RN (25%); pero también en términos de “insatisfacción de sus propias vidas”, con 35% de “insatisfechos” entre los electores de la NUPES y 31% de los electores del RN; lo cual contrasta con solamente 4% de insatisfechos en el partido del presidente Macron (IPSOS[ii]).

Ese deslizamiento de los votos populares y de los insatisfechos, tradicionalmente electores de los partidos de izquierda “clásica” (en Francia el partido comunista y el partido socialista), que constituye uno de los grandes cambios de este escrutinio.

La dificultad política se resume a la pregunta inicial, no se trata de saber “¿cómo gobernar sin mayoría?”, lo cual saben hacer muchos países, sino más bien: “¿Cómo gobernar cuando los electores no quieren ser gobernados?”, una pregunta mucho más difícil de resolver. En efecto, no debemos equivocarnos, con una abstención de cerca de 54%, que llega a 70% entre los jóvenes de 18 a 34 años, es evidente que una grave crisis de gobierno ha aparecido en Francia (IPSOS).

Desde el 19 de junio, el presidente Macron es omnipresente en la escena internacional — sobre todo en defensa de Ucrania invadida por Rusia dirigida por Vladimir Putin — y prácticamente ausente en la escena nacional. El paisaje político y los actores que lo componen parecen haber entrado en un estado de sideración; todos retienen su aliento y se preguntan “¿qué pasara mañana?”. Todos esperan que la situación inédita se esclarezca; como se hace con el buen vino, se espera que las escorias caigan y que se pueda retomar la degustación clásica. Al inicio del siglo XX, el ministro de agricultura Henri Queuille pronunció una frase que podría ser el lema de la administración francesa: “¡No hay problema cuya ausencia de solución no acabe por ser superada!”. Esta es, por el momento, la única línea política que se ofrece a los franceses.


[i] Villasante y de Beauvais, Francia 2022 : morfología de una gran convulsión social, https://www.revistaideele.com/2022/05/11/francia-2022-morfologia-de-una-gran-convulsion-social/

[ii] IPSOS, https://www.ipsos.com/fr-fr/legislatives-2022/qui-vote-quoi-la-sociologie-de-lelectorat

Sobre el autor o autora

Christophe de Beauvais
Físico del Centro nacional de investigación científica de Francia (CNRS), doctorado en la Ecole Normale Supérieure (París). Ha sido Agregado científico en las Embajadas de Francia en Alemania, Egipto, Brasil, y Marruecos. También ha dirigido la oficina del CNRS para la América Latina y el Caribe (Santiago de Chile). Ha sido igualmente Director de Relaciones Internacionales de la Ecole Polytechnique (Palaiseau). Actualmente es Director de Relaciones Internacionales del Centro de investigación de cancerología (Lyon) y Consejero científico de Aivancity School for Technology, Business & Society (Cachan, región parisina).

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