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Revista Ideele N°283. Diciembre 2018Trabajar habilidades emocionales con profesores tiene un impacto directo en los aprendizajes dado que se relaciona directamente con su desempeño. No es como algunos siguen pensando: un tema personal. Un grupo de estudiantes decidió llevar a cabo una experiencia con docentes de la Institución Educativa Elvira García y García que se encuentra en la modalidad EBA (Educación Básica Alternativa). El modelo de trabajo usado es el del Programa de Consejería (Egan, 1975) que busca atender necesidades físicas, emocionales, sociales y espirituales de las personas. Sus estrategias de ayuda, parten de la idea que el ser humano pertenece a un grupo (familia, comunidad, sociedad y cultura) en donde las relaciones entre ellos es lo más importante.
El trabajo con los profesores consistió en transmitir herramientas y conocimientos que les permitieran desarrollar consciencia de las dificultades emocionales que se presentan en el aula, coherencia en su desempeño y responsabilidad en su quehacer. Nos adentramos en su propia ocupación para que luego de los aprendizajes obtenidos puedan brindar apoyo emocional más efectivo a las personas con las que trabajan (niños, adolescentes y adultos). Así también, la intervención buscó que los profesores tengan una aproximación a sus propias vidas, y sean conscientes de cómo manejan sus dificultades personales, de las consecuencias emocionales que ello les genera, además de la repercusión de estas circunstancias en sus espacios de vida, tanto personal como laboral.
Cuadro: Objetivos de las sesiones de consejería.
Tema | Objetivos |
Bienestar/ Dimensiones de la persona | – Propiciar que las personas se aproximen al tema de Salud Mental entendiéndolo como “estado de bienestar” – Generar un claro entendimiento de las dimensiones de la persona y la importancia de lograr el bienestar. – Generar interés sobre la posibilidad de mejorar las condiciones de vida de los alumnos y de ellos mismos. |
Reconocimiento de emociones | – Aprender a nombrar sus emociones y reconocerse a través de ellas. – Cuestionar la falsa idea de que hay emociones malas y buenas. Generar un clima en el que puedan reconocer que emociones se les dificulta más manejar. |
Manejo de problemas |
En primera reunión con los docentes seleccionados se buscó encontrar acuerdos en la forma en que los profesionales en la docencia llegan al “Bienestar” en su vida, tratando que tomen en cuenta las diferentes áreas de sí mismos (físico, psicológico, social y espiritual). En uno de los grupos, el trabajo transcurrió de manera significativa, se definían a partir de su quehacer como educadores y lograron llegar al acuerdo que el bienestar se trataba de un “equilibrio” entre las diferentes ocupaciones, deseos y necesidades personales. Desarrollaron la temática en términos de “sentirse bien” con entusiasmo, con buena salud, aceptación personal, enfatizando en que era importante para ellos sentirse libres para interactuar con los demás, y ser expresivos emocional y físicamente. Incluso se discutió, cómo el bienestar era todo lo contrario a las relaciones de violencia o maltrato psicológico o físico. Y que, en la misma línea, concluyeron con la idea que era vital tener salud física (dormir bien, sin enfermedades, buena alimentación), salud emocional (sentirse libre para bailar, tener ideas que los ayuden a seguir con la vida, aceptarse), salud social (buenas relaciones con los demás, saberse que cuenta con alguien) y espiritual, a través de las ideas de trascendencia.
En el caso de los docentes que se sentían poco valorados en la institución y que consideraban que el sistema laboral no les generaba un buen trato, fue difícil iniciar el diálogo sobre los temas mencionados. Fueron poco receptivos con externos, pues generalmente se sienten más evaluados. A pesar de todas las dificultades con este otro grupo, muchos lograron definir y explicar sus dificultades en torno asentirse con bienestar. Quedó la pregunta para reflexionar: ¿el lugar dónde buscamos reconocimiento debe estar fuera o dentro de nosotros?
Con la incorporación de algunos participantes de SAANE (Servicios de Apoyo y Asesoramiento para la atención de Necesidades Educativas Especiales), en ambos grupos, se produjo mayor dinamismo en las intervenciones, y todos fueron más participativos, logrando evidenciar las situaciones difíciles que les genera su trabajo y que interfieren en su vida personal. Así mismo, señalaron que se sienten con mucha presión por cumplir los estándares laborales y personales. Evidenciaron una diferencia entre su proceso de enseñanza antes y ahora. Frente a ello, estuvieron dispuestos a enumerar una serie de necesidades para mejorar el desempeño de sus dificultades.
El trabajo de coordinación entre las facilitadoras de cada grupo ha sido importante para el desarrollo del mismo. Ellas son miembros del grupo de prácticas de la Maestría de Consejería de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya. Encontraron las fortalezas de cada integrante y aprendieron a manejar las dificultades y reforzar ideas, complementar aspectos difíciles de manejo en cada grupo y al mismo tiempo, lograron tener un mayor panorama de lo que sucede en cada individuo. Esta experiencia se realizó con el apoyo de la oficina de Proyección Social y RSU de la universidad.
Entender que desarrollar el trabajo grupal implica una nueva dinámica, respecto al trabajo individual, hace que se pueda reconocer que cada grupo y cada sesión, tanto en las temáticas como en necesidades van a presentar propuestas diferentes. Ello lleva a que las facilitadoras tengan que desarrollar las habilidades para manejar el grupo, se encuentren atentas de lo que sucede tanto en lo explícito como en lo implícito durante las sesiones y, desarrollen estrategias para hacer que los integrantes participen, se mantengan receptivos y el clima sea de apertura para que todos puedan escucharse entre ellos y las ideas que concluyen de todo trabajo grupal. Finalmente, hacer notar que las necesidades grupales, a veces no concuerdan con las necesidades individuales, conlleva notar y explicitar las demandas que surgen en el grupo.
En cuanto a los participantes de los grupos y a los directivos de los centros educativos, nos quedamos pensando si tienen una aproximación clara de lo que es el trabajo emocional grupal, pues si las coordinaciones para la asistencia son como en el caso de los grupos de trabajos académicos, estamos frente a formas de trabajo diferenciadas. En los últimos, necesitamos ser receptivos para que haya un aprendizaje de conocimientos, mientras que, en los grupos emocionales, hace falta disposición de los integrantes para verse a sí mismos (pensamientos y emociones), exponer alguna dificultad y, aceptar que los demás integrantes del grupo podrían encontrar posibles soluciones para sí.
La experiencia que hemos compartido evidenció que muchos docentes pueden estar viviendo situaciones de estrés emocional, que atribuyen a palabras y actos tanto explícitos como implícitos en sus interacciones laborales, que influyen en su bienestar emocional, lo cual, afecta, directamente su desempeño en el aula. El cansancio, la frustración, la ansiedad y el malestar, muchas veces impide visualizar sus logros, éxitos y alegrías que también experimentan como docentes. Además, dejaron muy en claro, que en más de veinte años de docente era la primera vez que debían hablar de sí mismos, de sus sentimientos. Existe un tema laboral de demanda en el que los “tengo” y “debo” son una constante, y ello les impide vivir de manera más tranquila. Esta primera aproximación con el grupo de profesores, es una propuesta para la construcción de nuevos enfoques o manera de afrontar las situaciones a través del compartir de sus experiencias, mediante un dialogo respetuoso y libre. Muchos señalaron que algunas conclusiones en las sesiones les servirían para transmitirlo y practicarlo con sus estudiantes. Ello redundará, positivamente, en el aprendizaje de sus estudiantes.
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