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Revista Ideele N°286. Julio 2019Siete familias viven en una extensión de más de 22 mil hectáreas. Ese es su territorio ancestral. Los pobladores ocupan un kilómetro como mucho, y a eso hay que agregarle el área de sus chacras. Pero necesitan el resto para vivir: en los enormes bosques están los animales que cazan y los frutos de los que se alimentan; en el río que atraviesa la comunidad, los peces que son parte de su dieta diaria. Antiguo Kanam está muy cerca a la Cordillera del Cóndor, en el Cenepa, y también muy cerca de donde estaban las instalaciones de Minera Afrodita, una compañía que ha sido impedida judicialmente de seguir con sus actividades de exploración. Ahora esos mineros que trabajaban para Afrodita se han convertido en mineros informales que trabajan en los 147 socavones que dejó la mina. La población escucha los dinamitazos y sufre la contaminación que esta actividad ilegal produce. Óscar Chigkun es un joven awajún que ocupa el cargo de presidente de Antiguo Kanam. Él ha escrito este artículo que describe su vida y costumbres.
Antiguo Kanam es una comunidad awajún ubicada aproximadamente a 36 kilómetros de la línea fronteriza de Perú-Ecuador, Cordillera del Cóndor-“Ichígkat Muja”, distrito El Cenepa, provincia de Condorcanqui, región Amazonas. Fue fundada en las primeras décadas de 1900 por los señores Mayan, Sejekam y Chigkun. Cuenta con una área titulada de 22 855 hectáreas (Resolución Regional Sectorial N° 190-98-CTAR-CAJ/DSRAG-J) del 24 de setiembre de 1998. Pertenece a la Federación Indígena Awajún de Alto Comainas y Sáwi Entsa (FIAACSA), base de la Organización Regional de los Pueblos Indígenas de la Amazonía Norte del Perú (ORPIAN-P) y de la Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana (AIDESEP).
Historia
Al comienzo la comunidad se denominó Kanam, especie de una piedra que abundaba en las orillas de esta quebrada y, con la cual los viejos elaboraban una herramienta parecida al hacha que llevaba ese mismo nombre. En 1941, en la guerra entre el Perú y el Ecuador, la quebrada Kanam sirvió de ruta a los militares peruanos que se patrullaban constantemente para resguardar la zona de frontera.
Los comuneros colaboraban con los víveres y servían de guía a las patrullas. En 1981, en el segundo conflicto armado Perú y Ecuador-Falso Paquisha, Cordillera del Cóndor, los comuneros de nuevo apoyaban con alimentos y algunos acompañaban como guía a las patrullas que pasaban por allí, pese a que los militares abusaban de las mujeres, robaban las aves, los animales e invadían chacras. Para liberarse de esta problemática, los pobladores abandonaron la comunidad por un promedio de 12 años.
En 1992, los señores Luis Chigkun, Carlos Mayan y Dionicio Mayan refundaron la comunidad con el nombre de Antiguo Kanam. Tres años más tarde, en 1995, se produjo el tercer conflicto fronterizo entre el Perú y el Ecuador, conocido también con el nombre de Tiwintsa o guerra del Cenepa. Antiguo Kanam fue uno de los escenarios de concentración de las patrullas militares que resguardaban la zona de frontera de la Cordillera del Cóndor.
Los comuneros colaboraban con alimentos, y algunos reservistas acompañaban de guías a los militares. El 6 de agosto de 1995 la comunidad frustra un ataque ecuatoriano al Batallón de Infantería de la Selva (BIS 69) de Chávez Valdivia- en defensa de la soberanía nacional-capturando a 2 militares del ejército ecuatoriano, que llegaron a la comunidad equipados con armas de guerra, y cuyo objetivo era invadir el batallón de la selva, como ellos mismo lo manifestaban. En honor a esta heroica acción mostrada por esta comunidad, las autoridades peruanas ofrecieron apoyos importantes que a la fecha los comuneros siguen esperando.
Desde el año 1993 en adelante, entran las empresas mineras en la Cordillera del Cóndor con titulares diversos que amenazan gravemente el territorio de la comunidad. Desde 2000 a 2004, el Instituto Nacional de Recursos Naturales (INRENA) y Conservación Internacional (CI), realizan estudios para determinar el futuro del territorio comprendido en la Cordillera del Cóndor-“Ichígkat Muja”, arribando a conclusiones importantes: determinan que una buena parte del territorio utilizado por los comuneros de Kanam es una zona endémica, biodiversa, ecológicamente frágil, y hacen la propuesta de creación del parque nacional que tendría un total de 152, 876 Has. (Acuerdo de Huampami, 2004).
Sin embargo, en el 2007, el Estado recorta la mitad del área propuesta para el parque. La parte recortada fue entregada por el Estado a las empresas mineras, siendo las más perjudiciales las de la Minera Afrodita S.A.C, que llegó hasta la etapa de exploración y explotación sin consulta y consentimiento del Pueblo Awajún. En el año 2013 ya había 109 concesiones mineras, algunas superpuestas al territorio titulado de Antiguo Kanam. En la actualidad la comunidad sigue resistiendo las invasiones de estas empresas con el apoyo de otras comunidades y organizaciones indígenas.
Riquezas del territorio amenazadas
El territorio de Antiguo Kanam es rico por su biodiversidad y espacios sagrados que alimentan la espiritualidad awajun. En cuanto a los animales abundan los monos, el tapir negro, el oso de anteojos, los felinos, los sajinos, las huanganas, los venados, los majás, los añujes, los armadillos, los roedores, entre otros. En cuanto a las aves se encuentran paujiles, trompeteros, montetes, pavas, perdices, loros, tucanes, gallitos de las rocas, huacharos, golondrinas, colibríes y otras especies endémicas. Abundan decenas de especies de peces repartidas en ríos, quebradas y cochas. Además, cuenta con exuberante vegetación de todo tipo, entre la que destacan las plantas medicinales, los árboles maderables y de construcción y las palmeras.
Es más, en la comunidad está el maravilloso, mitológico y sagrado cerro de Kumpanam, bastión de la espiritualidad awajún, históricamente respetado por los ancestros; del mismo modo, existen cuevas de los huacharos, de Kashayau (especie de majás), cataratas, colpas y wakag de un valor cultural muy importante. En este territorio no existen basuras de plásticos, latas y otros contaminantes provenientes del mercado. La vida es plena y tranquila, se practica el buen vivir en todos sus sentidos. Se conserva la identidad cultural y la práctica de diversas costumbres awajún se mantiene casi intacta.
La comunidad no teme a las empresas, no huye del desarrollo ni veta proyectos. Lo que la comunidad pide es que se le respeten sus derechos, a partir de la diferencia y particularidad que tiene con el resto de la sociedad nacional.
Actividades de subsistencia
Se practica una agricultura basada en policultivos: se siembra yuca, plátano, maíz, piña, papaya, cocona, sacha papa, caña de azúcar, camote. En cuanto a la crianza de animales tenemos aves de corral para el consumo familiar y para la venta en menor cantidad. La cacería se realiza mediante el mitayo. Se practica la pesca en los ríos, quebradas y cochas. Son actividades practicadas desde el tiempo de los ancestros para complementar la alimentación familiar. También tenemos diferentes tipos de artesanía: manualidades como las piningas, canastas, cerbatanas y wámpach.
Limitaciones
La falta de escuela, de posta médica, de medicamentos y demás servicios básicos que el Estado debería proveer constituyen las principales limitaciones de la comunidad. No hay caminos mejorados, lo cual dificulta el traslado de los comuneros para el sufragio, para atender su salud, e incluso para la venta de los productos de la comunidad. Muchos niños no cuentan con partidas de nacimiento, Carnet Único de Identificación (CUI) o Documento Nacional de Identidad (DNI), ya que las autoridades locales no consideran como prioridad estos casos y no atienden estas necesidades básicas de la comunidad.
Amenazas externas de mayor impacto
Las empresas mineras y sus 109 concesiones a nombre de titulares diversos, la Minera Afrodita S.A.C.; la minería ilegal; la petrolera Mourel Et-Prom; el proyecto de carretera de Quinto Eje Vial del Plan Binacional Perú-Ecuador; las represas del Marañón; el narcotráfico.
Comentario final
La Cordillera del Cóndor es y ha sido desde siempre el territorio ancestral de los pueblos awajún y wampis. Este territorio está habitado por personas con derechos que quieren vivir en paz con sus semejantes y en armonía con la naturaleza. La comunidad no teme a las empresas, no huye del desarrollo ni veta proyectos. Lo que la comunidad pide es que se le respeten sus derechos, a partir de la diferencia y particularidad que tiene con el resto de la sociedad nacional.
La diferencia cultural no es mala; lo malo está en que existen culturas que se sienten superiores, más poderosas y dominantes. Por consiguiente, pisotean el derecho del otro (nuestro derecho). La comunidad sí cree en el dinamismo cultural, pero los cambios tienen que fortalecer la identidad cultural del pueblo awajún en vez de empobrecerlo.
Estamos dispuestos a cambiar lo negativo de nuestra cultura e incorporar lo positivo de las demás, pero no viceversa. El Estado considera que “sin el dinero no hay desarrollo”; por eso nos quieren imponer un modelo de desarrollo extractivo que es perjudicial para nuestras vidas y para el territorio que habitamos. Lo que el awajún sabe es que “no hay buen vivir sin el territorio”, por eso es que hemos resistido y lo seguiremos haciendo hasta el final. Es decir, hasta que nuestros hermanos – los otros – entiendan que gracias al territorio y la naturaleza seguimos vivos.
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