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Revista Ideele N°286. Julio 2019Conceptos como economía colaborativa, la sharing economy, la gig economy o la economía de plataformas, se están volviendo -cada vez más- de uso rutinario. Todos ellos describen un nuevo modelo de negocios de las sociedades contemporáneas, con ansias de convertirse en un modelo hegemónico, a partir de la inclusión de nuevas herramientas tecnológicas que, orientadas a convertir ciudades en modelos inteligentes, negocios cada vez más disruptivos, trabajadores flexibles y gobiernos austeros y con menos protagonismo que el mercado, nos obliga a repensar los conceptos tradicionales del mundo del trabajo[1].
Hablar de plataformas digitales es hablar de un abanico de modelos de negocios que varían de acuerdo con sus fines, características, servicios y relaciones que establecen. Pero todas comparten aspectos comunes: su capital fijo es un software, asumen un rol intermediario, su principal capital son los datos y la hiperconectividad.
En esta columna nos referiremos a las plataformas digitales más famosas y en mayor proceso de expansión y presencia, en nuestro país. Me refiero a Uber, Glovo, Rappi, Beat y Uber Eats, principalmente. Que funcionan –según como ellas mismas se describen- como intermediarias entre personas que ofertan y demandan bienes o servicios.
El fenómeno de las plataformas digitales, que cuenta con cerca de 10 años a nivel global[2], es relativamente reciente en el Perú. A principios de 2014, Uber empezó a operar en Lima. Glovo y Cabify llegaron el 2017 y a finales del 2018, Rappi completaba el pool de las aplicaciones más empleadas por los limeños y limeñas. No obstante, Glovo ya funciona en Trujillo y Arequipa, con miras a expandirse a Piura y Chiclayo en el corriente de este año[3]. Uber Eats está en Arequipa y Rappi lo haría en los próximos meses[4].
La totalidad de estas plataformas manifiestan que los trabajadores que prestan servicios a través de sus aplicaciones son independientes, en algunos casos con denominaciones especiales como colaboradores, “Glovers”, socios, “Rappitenderos” o freelancers. Ahora, si bien es cierto que la tecnología y los procesos digitales facilitan procesos comerciales, empresariales y en las propias cadenas de valor; también modifican la manera en que se interconectan la producción, y la demanda, dando lugar a nuevos servicios y formas de contratación.
En algunos casos, las formas de empleo denominadas “atípicas” pueden ayudar a las personas a insertarse en el mundo laboral o a complementar sus ingresos. En ese sentido, las plataformas digitales representan una oportunidad. Eso no niega que representan, a su vez, un alto riesgo de la precarización del trabajo, lo cual genera retos desde el punto de vista regulatorio y desafía el alcance de las normas laborales actuales, fiscales y de protección a los trabajadores que vienen trabajando en estas plataformas.
Por ello, en diversos estudios que viene publicando la OIT[5] alertan que las plataformas llevan consigo el proceso de subcontratación y precarización laboral a un nuevo nivel: empresas que evaden sus responsabilidades laborales con falacias como “colaboración”, “sé tu propio jefe”, “tú organizas tu tiempo”, “conéctate, reparte y gana”; la deslocalización del trabajo y la tercerización. Y que suma el control y obtención de datos.
Entonces, ¿qué tipo de relación mantienen estas personas conlas plataformas digitales? En estas plataformas no hay un sueldo o salario fijo. De hecho, no hay ni contrato, seguro de salud, horario de trabajo o alguna modalidad de vínculo laboral. No hay ninguna dependencia de carácter legal con deberes y derechos, que obliguen a ambas partes a cumplir ciertas responsabilidades. Tampoco ofrecen herramientas tangibles de protección al consumidor o pasajero.
Las ganancias que obtiene un repartidor o conductor dependen del porcentaje que aplica cada plataforma aspectos como la distancia, tiempo empleado en las “horas punta” o las veces que el “colaborador” rechace o acepte las solicitudes. El rango de porcentaje con el que se quedan las empresas de servicio de taxi varían de acuerdo a la distancia y a la empresa, usualmente es un 25% de comisión, siendo Uber y Beat los que ofrecen tarifas más bajas para el usuario. Lo mismo ocurre con Rappi, Glovo o Uber Eats. Ganancias que no logran cubrir un sueldo mínimo. Lo que conduce a afirmar que existe una dependencia económica con estas plataformas.
El resultado de estos cambios en las relaciones laborales es la desnaturalización del trabajador asalariado, con nulos márgenes de adquirir y ejercer derechos laborales. Así mismo, la tendencia es dispersar y desorganizar la representación de los trabajadores, mermando su capacidad de negociación o vigilancia del cumplimiento de derechos con presencia sindical, así como ganancias que tienden a presionar a la baja, el salario mínimo.
No es otra cosa que la aparición de una nueva modalidad de trabajo que emplea a un número, cada vez, mayor de personas, en especial a los más jóvenes. Con bajos niveles de calificación para obtener un trabajo en un mercado laboral formal, cada vez más competitivo. Estamos ante un proceso veloz de cambio que va a producir una élite minoritaria calificada y especializada versus una mayoría con escasa o nula capacitación laboral y educativa, desempleada o subempleada.
La desocupación y precariedad laboral de los jóvenes es una tendencia mundial sobre la que estas empresas se han montado para obtener millonarias ganancias. Un nuevo terreno para el capitalismo de plataformas como un gigantesco negocio de distribución en base a la explotación de cientos de miles de jóvenes. Pero no solo ello, también se sostienen de dos aspectos centrales: la desesperación del desempleado y la necesidad del inmigrante.
En el Perú, las cifras hablan por sí solas: los niveles de desempleo en Lima han aumentado en los últimos 5 años, según el reporte del primer trimestre de este año, elaborado por el INEI. Lo que equivale a 429 mil personas que se encuentran activamente buscando empleo. De las cuales 236 mil 500 personas, son mujeres.
Así mismo, el 47% de los jóvenes peruanos menores de 18 años que trabaja, busca pagarse sus estudios. Sin embargo, el 64% de los adolescentes (entre 12 y 17 años) con permiso para trabajar, no se encuentra estudiando, por la dificultad para poder realizar ambas actividades. Siendo los jóvenes el grupo etario más afectado en el mercado laboral, por la calidad de los puestos de trabajo ofrecidos, es en ellos y ellas donde acceder a trabajar en estas plataformas digitales, es más una imposición, que una opción.
Estamos ante un proceso veloz de cambio que va a producir una élite minoritaria calificada y especializada versus una mayoría con escasa o nula capacitación laboral y educativa, desempleada o subempleada.
Hasta el momento, son más de 3.500 ‘Rappis’ y 6.000 ‘Glovers’ que realizan repartos[6]. En su mayoría hombres jóvenes y migrantes (a estos últimos se les suele alquilar la cuenta que un peruano crea). Los filtros o requisitos para acceder a una plataforma son mínimos. Solo se necesita contar con un vehículo en el caso de los conductores, o una bicicleta o moto en el caso de los repartidores. Todas las herramientas de trabajo son de propiedad del trabajador, eso incluye el costo del combustible, seguro de accidentes, datos del celular, casco, Soat, entre otros. Si manejar bicicleta por Lima es complicado, imagínese lo que es hacerlo mientras va cargando una caja de aluminio en la espalda y el tiempo presionándolo por hacerlo rápido.
El 17 de junio de este año, un trabajador de la empresa Glovo quedó gravemente herido tras haber sufrido un accidente vehicular en La Molina[7]. El repartidor, identificado como un ciudadano venezolano, perdió una pierna en pleno desarrollo de su actividad laboral. La empresa, a través de un comunicado, expresó su solidaridad con el repartidor y su disposición a colaborar con las autoridades para ofrecer toda la información registrada en su sistema, para la resolución del caso. Nada más.
En cuanto más sepamos de cuántas personas en nuestro país, trabajan bajo esta modalidad, cuánto tiempo le dedican y qué servicios básicos pueden cubrir con lo que obtienen, se podrá brindar propuestas óptimas y realistas. El trabajo y su evolución merece una atención especial, pues se trata de personas intercambiando su libertad por un pago correspondiente y su protección no debe quedar relegada a la posibilidad que cada uno de ellos, pueda cubrir.
Esta situación real, nos permite concluir que se deben llevar a cabo acciones inmediatas con el fin de mejorar y, en muchos casos, proteger a los trabajadores en el futuro (ya presente). Donde no se debe perder de vista que ningún futuro es viable sin trabajo asalariado y particularmente, sin trabajo decente que permite el desarrollo personal y laboral de los trabajadores y sus familias. Sino gran parte de la población estará condenada a aceptar bajos salarios y trabajos precarios, donde lo que menos importa es la calidad del empleo, sino más bien, lo que se pueda obtener para sobrevivir.
Cada día que pasa, las y los jóvenes peruanos se enfrentan a una dificultad real, y cada vez mayor, para encontrar un trabajo, sea en las condiciones que sean. Esto debería avergonzar al Estado por su incapacidad en crear empleo en condiciones adecuadas y dignas. Es así como – a nivel macro-los retos para afrontar estos cambios son el replanteamiento de nuestro modelo educativo y técnico. Para ello es necesario llevar a cabo un Plan de Transición que permita calificar y re-calificar a la población más vulnerable para incorporarlos al mundo laboral. Así mismo, invertir en las habilidades de las personas con menos acceso a los beneficios de los programas sociales. También urgen medidas de formalización laboral (entendiéndose como un problema multisectorial) que vaya de lo sancionador a la preventivo. Otro reto, sin duda, será el de enfrentar la inequitativa repartición de la riqueza entre el Estado y los sectores privados. El lado angosto del embudo afecta, siempre, a la población con menos poder económico para poder influir sobre el sector público, en la búsqueda de resultados favorables a sus demandas. El rol del Derecho Laboral debe seguir siendo el de garantizar su función de proteger a los trabajadores frente a los nuevos desafíos laborales, como los que surgen en materia de prevención de riesgos laborales, de protección de los derechos fundamentales, de mantenimiento de las condiciones laborales mínimas, jornadas de trabajo y de protección de los derechos colectivos.
A nivel micro, para quienes vienen trabajando en estas plataformas, es importante que merezcan saber cuáles son las reglas de juego y cómo y cuándo varían. Ante esta realidad, el 17 de abril de 2019, se ha presentado el Proyecto de Ley N° 4243, elaborado por mi persona, ante el Congreso de la República. Cuyo objetivo es regular y establecer el carácter de “laboral” al vínculo existente entre los trabajadores (repartidores, conductores) y las plataformas digitales. Así mismo, establece que se debe celebrar un contrato entre la plataforma digital y el trabajador. En éste, se deberá consignar la fecha de inicio del contrato, los datos del trabajador y la empresa, el tipo de contrato que se celebra, las condiciones bajo las que se realiza los servicios, reconocimiento de un salario mínimo, la duración de la jornada laboral y el lugar de trabajo.
El surgimiento de plataformas digitales son cambios tecnológicos que integran un proceso mayor: la Cuarta Revolución Industrial, que junto con otros fenómenos como la inteligencia artificial, la automatización de los empleos y la robotización, nos obligan a repensar en el futuro del trabajo.
[1] Srnicek, N. (2018). Capitalismo de Plataformas. Buenos Aires, Argentina: Editorial Caja Negra.
[2] Madariaga, J.; Buenadicha, C.; Molina, E. y Ernst, C. (2019). Economía de plataformas y empleo ¿Cómo es trabajar para una app en Argentina?, CIPPEC-BID – OIT. Disponible en: https://www.cippec.org/publicacion/economia-de-plataformas-y-empleo-como-es-trabajar-para-una-app-en-argentina/
[3] https://larepublica.pe/economia/1398302-glovo-expandira-servicio-siete-ciudades-durante-2019/
[4] https://elcomercio.pe/economia/dia-1/son-apps-taxi-delivery-valoradas-uber-beat-cabify-easy-glovo-rappi-eats-ecpm-noticia-636715
[5] https://www.ilo.org/global/publications/books/WCMS_684183/lang–es/index.htm
[6] https://elcomercio.pe/economia/dia-1/ganancias-glovo-rappi-uber-eats-app-delivery-ganan-repartidores-noticia-620017
[7] https://panamericana.pe/buenosdiasperu/locales/267910-molina-repartidor-motorizado-perdio-pierna-accidente-transito
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