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Revista Ideele N°287. Agosto 2019Los recientes Juegos Panamericanos[1] Lima 2019 nos ha dejado deslumbrados, con el pecho inflado, muy orgullosos de haber podido albergar un evento de esta magnitud y de ver como locales a nuestros deportistas representando al país. Sin embargo, es importante dejar por un momento al hincha que llevamos dentro para hacer un análisis menos apasionado, para promover el progreso de nuestros deportistas, industria deportiva y querido país.
El Balance de los Panamericanos, consideramos, debe hacerse en dos dimensiones: la organización y lo deportivo. En ambas dimensiones hay nota aprobatoria sobresaliente a primera impresión. Sin embargo, al hacer un análisis más fino, se identifican aspectos importantes que se pueden mejorar y que son oportunidades de aprendizaje a futuro que podemos aprovechar.
En la Organización
Se logró brindar una impresionante infraestructura, los escenarios que hemos tenido son de primer nivel mundial, no solo en comparación a escenarios tradicionales y emblemáticos del Perú, sino en opinión de deportistas y expertos, latinoamericanos y mundiales.
La organización también funcionó bien en otros aspectos. Las competencias iniciaron en los horarios establecidos, siempre se contó con el equipamiento de manera oportuna. La Villa Panamericana funcionó. No ha recibido mayores comentarios positivos o negativos. Trabajaron más de 19000 voluntarios nacionales y extranjeros, siendo el programa de voluntariado más grande en la historia de esta cita deportiva y de nuestro país.
Los voluntarios fueron una de las notas altas y emotivas de Lima 2019. Permitieron la movilización y participación de la gente de Lima. Jóvenes y adultos se entregaron completamente, dando lo mejor, siendo grandes protagonistas del evento, reconocido por propios y extraños. Esto nos muestra que hay mucho por dar si es que se brindan las condiciones y oportunidades para canalizar el afán de aportar de la gente. Este es uno de los retos a futuro. Movilizar a las personas para contribuir al desarrollo del deporte nacional.
La nota media baja de la organización está referida al transporte por la demora para ir desde la Villa Panamericana hasta los centros de entrenamiento. Se perdió la gran posibilidad de movilizar a la ciudad y sus alcaldes para mejorar el transporte público y el ornato en general de la ciudad. No sabemos si habrá otra oportunidad así para solucionar el tráfico de la ciudad, con el impulso económico, social y político que un evento así genera. ¡Ojalá que sí! Pero definitivamente, consideramos que esta fue una gran oportunidad perdida. Finalmente, la separación de un carril para los deportistas en principales vías funcionó, pero la aplicación de Pico y Placa fue como una “curita” para un paciente que se está desangrando.
En el 2016, la opinión pública y los funcionarios de Panam Sports mostraban preocupación por el retraso en todas las obras y organización. Desde que, el 11 de Octubre de 2013 en Toronto, Lima ganó la sede en la Asamblea General de la Organización Deportiva Panamericana (ODEPA), pasaron múltiples encargados pero ninguno logró ordenar lo necesario para encaminarlo. En 2016 hubo gran presión política-mediática-social para que se cancele la organización, luego PPK nombró a Carlos Neuhauss como Presidente del Comité Organizador y él es uno de los principales responsables de los logros. Su trayectoria lo avalaba[2]. Tuvo el liderazgo necesario para finalmente sacar adelante el evento en nuestra idiosincrasia, tarea nada fácil. Teniendo el coraje para asumir el reto contra el tiempo, el equilibrio emocional para lidiar con presiones políticas-sociales y los conocimientos-habilidades para sacarlo adelante. ¡Palmas para él y todo su equipo!
Consideramos clave en la gestión, permitiendo lograr los objetivos con un estándar tan alto de calidad, elegir y gestionar el acuerdo gobierno a gobierno con el Reino Unido para que, con su experiencia como organizadores de los Juegos Olímpicos de Londres 2012, operen como una Oficina de Gestión de Proyectos (PMO por sus siglas en inglés) al servicio del Comité Organizador. Ellos se encargaron de evaluar tanto las necesidades de infraestructura como las de organización y equipos, y propusieron las mejores alternativas viables dentro del plazo disponible. El Comité recibía del PMO los reportes e informes que facilitaron el monitoreo de avances y la toma de decisiones.
En lo Deportivo
Se cumplieron los objetivos, obteniéndose 11 medallas de oro y 39 en total. Nunca se habían obtenido más de 4 oros desde el primer Panamericano en Buenos Aires en 1952. En Toronto 2015 se obtuvieron 3 medallas de oro y 13 preseas en total. Sin embargo, se debe anotar que en Lima 2019 se incluyeron el Surf y el Frontón en los que Perú consiguió 5 medallas de oro y 9 en total. Sin ellos, se obtuvieron 6 medallas de oro y 30 en total. Incluso así, se duplica lo obtenido en Toronto 2015.
En lo deportivo le ponemos 20 a la gestión de premios, siendo buenos premios y realistas, motivadores, no como ha sucedido en el pasado que no eran muchas veces realistas y eso desmotiva. Los departamentos están disponibles gracias a la construcción de la Villa Panamericana. Muchos deportistas viven importantes necesidades económicas, de diverso índole, en su día a día; así que tener un departamento para ellos, familias y/o como inversión es una gran recompensa tangible a su esfuerzo y sacrificio, y eso es reconfortante. Un punto muy acertado es diferenciar los premios por medallas de oro, plata y bronce, para fomentar una sana competencia interna y que haya un escalafón, justo, claro y objetivo, por el logro. Los departamentos son de 3 dormitorios y están valorizados en 1200 a 1500 dólares americanos por m2. Los medallistas de oro obtienen un departamento de 75.83 m2 y un premio en dinero de US$23500, los de plata uno de 73.83 m2 y US$17600 dólares, y los de bronce uno de 70.87 m2 y US$8800. ¡Palmas para los que realizaron esta gestión! Esto es algo que no se suele ver y es que el dinero realmente llegue al deportista. ¡Ojalá estas buenas prácticas continúen y se incrementen!
Entre los medallistas no hay nada improvisado, principalmente en los medallistas de oro. Es el resultado de muchos años de formación y preparación para alcanzar estos niveles de desempeño en las diferentes disciplinas. Gladys Tejeda, 35 años, ha participado en 3 olimpiadas, 4 mundiales y era su tercer Panamericano; Alexandra Grande, 29 años, cumplió también su tercer Panamericano (1 plata y 2 oros), con una larga trayectoria internacional en mundiales (1 oro), Grand Prix´s y otros eventos; Christian Pacheco, 26 años tenía marcas por debajo de los 2h 15 min. en Maratón, por tres años consecutivos, superando a su hermano Raúl quien fue medallista de plata en los Panamericanos pasados; y Piccolo Clemente, 37 años, bicampeón mundial (2013 y 2015) de Longboard del Tour mundial WSL (World Surf League), campeón mundial (2019) ISA (International Surfing Association), múltiples participaciones en el circuito de Longboard WSL y mundiales ISA por años, con títulos también por equipos.
Así mismo, hay deportistas más jóvenes pero con un largo recorrido en sus disciplinas. Natalia Cuglievan, 22 años, viene de una tradición familiar en ese deporte, su hermana Delfina también era una destacada practicante en otra especialidad, cuenta con una cancha de primer nivel para su deporte en Buhama desde que era niña, medallistas en mundiales juveniles, ha participado en 3 Panamericanos (2 oros) y acaba de obtener el subcampeonato mundial; Diego Elías, 21 años, practica desde la primera infancia, su padre es un múltiple campeón local y entrenador principal, fue medallista de plata en los Panamericanos anteriores, y hace buen tiempo es un top 10 mundial en Squash; Daniela Rosas, 17 años, es joven en edad pero su carrera empezó hace ya muchos años atrás, y Lucca Mesinas, 23 años, hace años compite regularmente los mundiales ISA, tiene subcampeonato mundial individual ISA, con varios títulos por equipos, y viene haciendo hace buena cantidad de años el circuito adulto WQS (World Qualifyng Series) para entrar a la primera división mundial del Surf, WCT (World Championship Tour). Así mismo, Claudia Suárez y Kevin Martínez obtuvieron las medallas doradas en Frontón, un deporte netamente peruano, Claudia ha sido campeona nacional por 20 años consecutivos mientras que Kevin lo ha sido por 7. Por último, pero no menos relevante, el equipo de Karate, modalidad Kata, por equipos conformado por Carlos Lam, Oliver Del Castillo y John Trebejo, tienen años de experiencia, todos con edades rondando los treintas, más-menos, obteniendo la primera medalla Panamericana colectiva en la historia de nuestro país.

¿Cuánto se sostiene de manera consistente los proyectos deportivos y/o carreras? ¿Cuánto apoyo sostenido se les da o es esporádico? ¿Cuántas posibilidades tienen nuestros deportistas en nuestra idiosincrasia?
En todos o por lo menos en la mayoría de estos casos, hasta donde podemos saber y compartir, hay entornos familiares que dan un gran soporte detrás y todos cumplen el requisito mínimo de 10 años de trabajo, ahora incluso se está hablando de más tiempo (de acuerdo los estudios científicos de rendimiento), para poder desarrollar todo su potencial, como manda la teoría, la ciencia y la práctica. Así que nada es casualidad sino todo lo contrario, es más bien causalidad, soporte familiar, trabajo sostenido de manera consistente, planificación (con soporte profesional) y ejecución. Estos hermosos resultados nos llena de alegría pero también nos generan una serie de interrogantes: ¿Cuánto de esto es mérito del Estado? ¿Cuánto es mérito propio del deportista, de sus familias y/o de un entorno particular? ¿Cuánto se sostiene de manera consistente los proyectos deportivos y/o carreras? ¿Cuánto apoyo sostenido se les da o es esporádico? ¿Cuántas posibilidades tienen nuestros deportistas en nuestra idiosincrasia? ¿Cuál ha sido el rol de la empresa privada? ¿El estado genera facilidades y/o tiende puentes para facilitar el apoyo de la empresa privada al deportista? ¿Cuánta ciencia deportiva tenemos? Es importante empezar a plantearnos estas preguntas para empezar a buscar respuestas.
El IPD implementó el Programa de Apoyo al Deportista que es un honorario al deportista (alineado a la recientemente promulgada Ley del Deportista de Alto Rendimiento). También entrega subsidios a través de las federaciones para cubrir los viajes a los campeonatos y se canalizó a través del Programa. Así mismo, se mejoró el servicio médico y se brindaron entrenadores y preparadores físicos compartidos. Se observaron las mejoras durante el 2018 comparado con gestiones anteriores. Se trató de focalizar y priorizar deportistas, lo que es necesario porque los recursos son limitados. Sin embargo, es un paquete de apoyo insuficiente que no permite a nuestros deportistas estar al mismo nivel que los campeones de otros países, salvo algunas excepciones en los que son las familias y/o auspicios particulares las que marcan la diferencia.
A pesar de los esfuerzos, hay un déficit importante en gestión, tecnología, recursos y ciencia deportiva. Muchos deportistas no cuentan con entrenadores permanentes y/o de primer nivel, no acceden a cuidado nutricional deportivo, adecuada alimentación y/o suplementación (es un costo fijo), no reciben fisioterapia deportiva permanente para mejorar su recuperación muscular, carecen de soporte psicológico profesional (psicólogo titulado y especializado en deporte, estudios y experiencia) sostenido y planificado para rendir, cuidar su calidad de vida, salud mental y lidiar con las presiones, exigencias y desgastes propios de su profesión, campamentos de entrenamiento en países líderes en sus disciplinas y no aplican la ciencia-tecnología continuamente para mejorar su rendimiento. Así mismo, carecemos de una política-preocupación por la post carrera de nuestros deportistas de alta competencia. Sin programas que ayuden a los deportistas a reintegrarse a la sociedad de forma productiva luego de culminar sus carreras, corren peligro de caer en conductas de riesgos, trastornos de ansiedad y/o depresión (hay un tema ético y moral acá), cuando el retiro se planifica y se maneja adecuadamente, estos ex deportistas pueden aportar mucho nuestra sociedad y deporte, por toda la experiencia de años que han ido acumulando, teniendo roce internacional, muchas veces del más alto nivel mundial, lidiando con diferentes tipos presiones y trabajando por objetivos.
Todas estas experiencias se pueden canalizar en favor de nuestro deporte, como lo hacen los campeones en otros países, obviamente previa formación para ocupar diferentes lugares en la industria, y perdemos oportunidad de integrar y utilizar todo el know how que han acumulado durante años en favor de nuestro deporte y nación. A pesar de las mejoras en el IPD en los últimos 2 años, hay alta rotación y queda pendiente la profesionalización de la institución. También es importante apuntar a generar ingresos adicionales.
Las Federaciones Deportivas Nacionales, salvo contadas excepciones, funcionan como un grupo de conocidos que administra los subsidios que entrega el IPD. En muchos casos, no hacen la rendición de cuentas oportuna y tienen manejos dudosos, muchos titulares tienen juicios y penalizaciones. El objetivo es que se profesionalicen y que logren generar ingresos directamente. Para ello, se deben poder organizar campeonatos, transmitirlos, vender patrocinios y atraer público. Hay un gran déficit institucional que limita el desarrollo del deporte.
Las familias y los propios deportistas siguen siendo los principales responsables de sus éxitos deportivos y no propiamente por una política de estado. En ski acuático, algunas familias interesadas en el deporte crearon la laguna para su deporte, ahí se formó Natalia Cuglievan desde niña, en Squash, Diego Elías fue formado por su papá tempranamente, en Karate tenemos una larga tradición y en Surf, la comunidad de tablistas viene trabajando hace más de 30 años, con mucho compromiso y de manera sostenida (algo que cultural e históricamente muchas veces nos cuesta), por eso no es casualidad que sea el deporte peruano más laureado con los diferentes títulos mundiales, panamericanos y otros, tanto de manera individual como colectiva. Nada es casualidad sino causalidad.
Las medallas y buenos resultados se concentran en disciplinas deportivas individuales, que por cierto son medallas de menor costo unitario, y con las cuales no hay que lidiar con dificultades de idiosincrasia en relación al trabajo colectivo. Para pensarlo… En especial, en aquellas en las que tenemos tradición deportiva como el atletismo de resistencia (acá sí hay que darle el reconocimiento al estado que es donde más ha sido protagonista para su desarrollo), los deportes de contacto por peso, los deportes acuáticos y el tiro.
Tenemos pobres resultados en deportes colectivos y en aquellos que descansan sobre biotipos que demandan mayor alcance y/o potencia. Para los deportes colectivos se requiere mucha inversión para llegar a niveles de alta competencia. La FPF fue la nota más baja de todos los Panamericanos, a pesar tener claramente el más alto presupuesto y ser prácticamente una empresa privada monopólica con el producto más atractivo de todos: la selección peruana de fútbol. Luego de clasificar a un mundial y llegar a una final en la Copa América, dicha federación no llegó a tomar con la seriedad que merece un evento de esta magnitud. En los deportes de potencia, pueden surgir deportistas, pero serían casos aislados con un trabajo enfocado en niños que tengan el potencial.
En general, es clave no solo desarrollar la técnica y la parte física del atleta, incluida su nutrición, sino la parte mental también. Esta anécdota sobre Gladys Tejeda recoge perfectamente lo mencionado. El Presidente Vizcarra declaró: “Antes de tener el honor de ponerle la medalla de oro a Gladys le pregunté: ‘¿Cómo haces para tener tanta fuerza con todo el esfuerzo que haces?’. Y ella me dijo unas palabras sabias: ‘Al inicio el esfuerzo es físico, es la prueba de la preparación física y llega un momento en la carrera donde todo es mental, se manifiesta en la fuerza de la mente, en la convicción de cumplir un objetivo, ese esfuerzo llega por la mente, ya uno no siente el cuerpo, pero es la mente la que te lleva a cumplir un objetivo”.

Se requiere innovar en la gestión para el mantenimiento y uso adecuado de la infraestructura de clase mundial que se ha desarrollado para Lima 2019.
Balance global
Al hacer un balance global y sopesando la inversión realizada, las respuestas son mixtas e inciertas. Invertir un presupuesto de US$ 1200 es comentado como desproporcionado para un país que tiene todavía muchas carencias. La evaluación costo beneficio puede hacerse de diferentes maneras. Cuando uno lo estima contra las medallas de oro o totales que su obtuvo en estos juegos, resulta una inversión muy alta por medalla (sin tomar en consideración que esos 1200 millones no incluyen el presupuesto invertido por el IPD en el apoyo a la preparación de los deportistas que oscila alrededor de S/.70 millones).
Cuando uno valora la infraestructura que servirá al país en las siguientes décadas, debemos separar el costo de la infraestructura y equipamiento permanente de los gastos operativos y la infraestructura temporal desmontable como algunas graderías provisionales. Esta infraestructura puede generar muchos beneficios adicionales si es que se usa y mantiene adecuadamente. Se pueden organizar múltiples campeonatos de primer orden a nivel mundial, pero requerirá gestión y recursos, así como un mantenimiento apropiado. El que la inversión haya valido la pena dependerá del uso, gestión y recursos que se le dé.
Se menciona en prensa que toda la infraestructura estará bajo la administración del IPD. Lamentablemente, el IPD no podía realizar adecuadamente el mantenimiento de la infraestructura ya existente previo a Lima 2019. Por ejemplo, la infraestructura en Trujillo que se desarrolló para los Bolivarianos del 2013 se ha deteriorado significativamente. Por ello, es muy preocupante saber cómo se mantendrá la nueva infraestructura y cómo se sacará provecho de ella. Viendo la coyuntura fiscal, en el que la presión tributaria ha caído a niveles preocupantes y en que el MEF recorta presupuesto en todas las instituciones, solo queda mirar hacia el sector privado y la generación de ingresos directamente recaudados. El problema es que tanto el IPD como las federaciones han mostrado una pobre capacidad para generar ingresos directamente. La ley del mecenazgo deportivo tampoco ha funcionado como se esperaba.
Se requiere innovar en la gestión para el mantenimiento y uso adecuado de la infraestructura de clase mundial que se ha desarrollado para Lima 2019. Es importante crear equipos de gestión, sumar presupuestos públicos del IPD con el de los Municipios que albergan la infraestructura y convenios con la empresa privada para el uso y desarrollo de eventos que generen ingresos y que permitan su aprovechamiento. También se debe contemplar la posibilidad de utilizarlos para el público en la medida que no limite su uso para entrenamiento de los talentos deportivos. Es clave que los espectáculos deportivos, desde los juegos escolares, universitarios o los campeonatos nacionales infantiles, menores y adultos se conviertan en espectáculos deportivos que generen taquilla, merchandising y derechos de transmisión. Ese es el gran reto de toda la comunidad deportiva. Solo así, será menos dependiente de los recursos públicos.
Desde el punto de vista deportivo, el impacto de Lima 2019 debería ser el que tuvieron las Olimpiadas de Barcelona 92 en el deporte español: masificación del deporte y surgimiento de muchos talentos de primer nivel mundial. Desde ya los juegos de Lima 2019 deben haber inspirado a muchas familias, jóvenes y deportistas de todo lo que es posible. También a autoridades, dirigentes, empresas y periodistas para comprometerse a apoyar el desarrollo del deporte en sus diferentes disciplinas, no todo es fútbol. Sin embargo, ese primer impulso debe ser complementado con las mejores políticas y gestión, mencionado en el párrafo anterior. Además, es incierto el paquete de subvenciones que da el IPD a los deportistas de alto rendimiento ahora que han pasado los Panamericanos.
El efecto que tienen los éxitos deportivos de nuestros representantes de alta competencia son múltiples. Brindan modelos a seguir, a niños y jóvenes. Entretienen sanamente. Promueven la actividad física y recreativa de las familias brindando beneficios en salud física y psicológica. Previenen conductas de riesgo: violencia, sedentarismo, consumo de drogas legales e ilegales. También contribuyen a fortalecer la identidad, unidad y autoestima nacional de manera inclusiva.
Para que se genere ese círculo virtuoso entre logros deportivos de primer nivel, la masificación del deporte, la salud de la población y el fortalecimiento de nuestra identidad nacional, deben continuarse y mejorarse lo ya comentado y además es necesario que se mejore la educación física e iniciación deportiva en la Educación Básica Regular. Venimos de varias décadas en que la educación física dejó de ser obligatoria por la quiebra del Estado a fines de los 80. Nuestros deportistas vienen de esas épocas. Se debe promover la formación integral en la que el desarrollo motriz y la actividad física son claves. Deportes formativos como la gimnasia desde los 3 a 4 años hasta los 8 años y el atletismo o judo entre los 6 y los 12 años tienen efectos permanentes en el niño.
Creemos que el objetivo del Perú debe ser mejorar continuamente su participación en los Juegos Olímpicos y apuntar a delegaciones más grandes y un creciente número de medallas. En los Panamericanos de Santiago deberíamos tratar de repetir el número de medallas, pero en esa ocasión sin ser locales. Esa sería una muestra de que Lima 2019 fue el inicio de un despertar del deporte en el país. Dado que el IPD y las Federaciones solas no son capaces de lograrlo, es un gran reto para la sociedad en general, para las autoridades, empresarios y medios en particular, promover que Lima 2019 sea un punto de quiebre e inicio de un nuevo ciclo deportivo y no el mejor momento de la historia deportiva del país.
[1] Tercera competencia en importancia a nivel mundial, primero el mundial de fútbol masculino, luego los juegos olímpicos; por ingresos, ventas, asistentes, participantes, entre otros indicadores.
[2] Empresario. Estudió Ciencias Administrativas en la Universidad de Lima, estudios de posgrado en Cambridge (Reino Unido) y La Universidad Metodista del Sur (U.S.A.), es actualmente director independiente de Automotores Gildemeister (principal empresa distribuidora de vehículos en el Perú) y presidente de la consultora Ingeniería Corporativa. Ha tenido otros cargos como el de director del Banco del Trabajo (1994-2008), director de Maestría de la Universidad de Lima (1995-2005), director general de Bata en el Perú (1991-1992) y fue presidente de la FENTA (Federación Deportiva Nacional de Tabla) antes de asumir la organización de los Panamericanos, organizando 2 mundiales, saliendo campeones mundiales por equipos el 2014 (los únicos títulos mundiales colectivos en la historia del Perú, se han dado en este deporte, 2010, 2011 Jr., 2014 y 2016).
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