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Revista Ideele N°305. Agosto-Setiembre 2022El sector agropecuario es uno de los más complejos y relevantes para la economía peruana. Es un importante generador de empleo, pues el año pasado concentró el 27.5% de los puestos de trabajo a nivel nacional, según cifras de la Encuesta Nacional de Hogares, pero carece de productividad y competitividad al solo explicar un 6% del PBI en 2021, según el Banco Central de Reserva del Perú (BCRP).
Al respecto, el sector agropecuario y la pesca mantiene la menor productividad laboral por trabajador entre todos los sectores. Un nivel tan bajo que no representa ni un tercio del promedio nacional, según el último Reporte del Desempeño del Mercado Laboral Peruano. Como consecuencia, el sector agropecuario enfrenta uno de los menores niveles salariales, y el año pasado la informalidad laboral del sector ascendió al 96.2%, pero en 16 departamentos fue superior al 99%.
Lamentablemente, las expectativas de crecimiento del sector para este año estimadas, en junio por parte del BCRP, eran del 2.8%, aunque con una expansión del 5.8% para 2023. Sin embargo, las más recientes estimaciones del Ministerio de Economía y Finanzas esperan el mismo resultado para 2022, pero con una ralentización el próximo año (+2.5% en 2023). Esto se explicaría por la menor intención de siembras y rendimientos de los principales cultivos orientados al mercado interno, debido al encarecimiento de los fertilizantes, y el resultado positivo sería apoyado por la agroexportación.
Destaca negativamente la influencia del conflicto internacional entre Rusia y Ucrania, que ha generado una reducción considerable en la oferta de fertilizantes a nivel mundial. Esta es una situación preocupante, porque estos insumos son esenciales para la agricultura, y su escasez repercute negativamente sobre el desempeño de la entrante campaña agrícola.
Como consecuencia, las importaciones de urea para uso agrícola, el fertilizante más utilizado a nivel nacional, con base en la cantidad importada, se redujo a 126,619 toneladas durante enero-julio de este año, según el Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego (Midagri). Es decir, actualmente se importa casi la mitad de lo reportado durante el mismo periodo de 2019, lo que significa un total de 46,791 toneladas menos.

Como consecuencia, el precio de venta de la urea para uso agrícola subió a más del doble en julio del presente año. El departamento más afectado fue Puno, donde el precio promedio por tonelada aumentó de S/ 1,772 a S/ 4,896 entre julio de 2021 y 2022, lo que significó un incremento del 176.2%. Entre los departamentos más perjudicados durante el mismo periodo también destacan Cajamarca (+173.1%), Moquegua (+171.8%), Lima Metropolitana (+171.1%), Huancavelica (+152.5%), Amazonas (+137.9%), Loreto (+136.5%) y Cusco (+136.4%).

Repercusiones en la producción agrícola
Lamentablemente, el Gobierno ha fallado en abordar esta situación, a pesar de las promesas de apoyar a los pequeños productores agrarios mediante programas de compra de fertilizantes, realizadas en octubre del año pasado en el marco de la segunda reforma agraria. A la fecha, existen tres procesos fallidos para la adquisición de 65,000 toneladas de urea por parte del Midagri, y se intenta reemplazar dicha iniciativa con el subsidio Fertibono, que beneficia a los productores que posean hasta diez hectáreas de cultivos.
Sin embargo, al margen de los resultados de Fertibono, los cuales solo podrán apreciarse tras su implementación, la falta de fertilizantes ya perjudicó la entrante campaña agrícola. Al respecto, Eduardo Zegarra, investigador principal del Grupo de Análisis para el Desarrollo (GRADE), advirtió que el retraso en la adquisición de urea afectaría al 70% de los cultivos transitorios (maíz, papa, arroz, hortalizas, menestras y legumbres) que se siembran entre agosto y diciembre.
De acuerdo con el Midagri, el valor de la producción agrícola durante los primeros siete meses del año ascendió a S/ 16,449 millones, lo que significó un crecimiento del 4.2% con respecto a los resultados de 2021. Sin embargo, el encarecimiento de los insumos de producción comienza a restar dinamismo al segundo cultivo más importante a nivel nacional, el arroz cáscara, que redujo su producción un 0.2% durante el mismo periodo. Esto también ocurrió con el café pergamino (-3.3%) y el espárrago (-17.5%).

Los efectos del incremento en los precios de los fertilizantes también se reflejan en los resultados de la Encuesta Nacional de Intenciones de Siembra de la campaña agrícola 2022-2023, realizada por el Midagri, la cual analiza a un grupo prioritario de cultivos transitorios selectos por su participación en la producción y uso de superficie agrícola. Por ejemplo, preocupa la considerable reducción de hectáreas cultivadas del principal producto agrícola a nivel nacional, la papa.
En detalle, se espera que la superficie sembrada de papa disminuya a 331,165 hectáreas durante la campaña 2022-2023, lo que significa una pérdida de 26,645 hectáreas y una contracción del 7.4% en relación con la campaña previa. Esto se explica por los desempeños negativos en los departamentos de Huánuco (-9,463 hectáreas; -20.5%), Junín (-4,902 hectáreas; -18.5%), Cajamarca (-2,096 hectáreas; -6.8%) y Puno (-2,076 hectáreas; -3.3%), principalmente.
Otro cultivo que perdería competitividad, aunque en menor magnitud, es el arroz cáscara, con una reducción en su área de cultivo a 408,107 hectáreas para la campaña agrícola entrante. Esto representa 2,585 hectáreas menos con respecto a la campaña previa, pero una disminución de 8,937 hectáreas en relación con el promedio de las últimas cinco campañas. En detalle, el departamento más afectado sería Loreto (-4,084 hectáreas respecto del promedio de las últimas cinco campañas), seguido por Amazonas (-3,799 hectáreas) y Piura (-2,987 hectáreas).
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