La “maldición” de Vargas Llosa

Escrito por Revista Ideele N°306. Octubre-Noviembre 2022

El presidente mexicano Manuel López Obrador, en su conferencia del lunes 31 de octubre de este año, celebró por igual la victoria de Lula da Silva en Brasil como la nueva derrota política del escritor Mario Vargas Llosa. El Nobel peruano dio su apoyo al ultraderechista conservador Jair Bolsonaro en mayo de 2022, durante una charla en Montevideo, al declarar que entre Lula y Bolsonaro prefería a este segundo a pesar de sus “payasadas”.

“¿Payasadas?”, se preguntaron en aquel entonces miles de brasileños que perdieron a sus familiares por la negligente (casi delictiva) política sanitaria de Bolsonaro durante la pandemia. Lo mismo han hecho tantos brasileños que han visto normalizarse el racismo en su sociedad y en el gobierno que los rige.

Manuel López Obrador, también desahuciado por el Nobel peruano como “populista y demagogo”, pudo sacarse el clavo y enrostrarle al escritor peruano su mala puntería en política al decir que “Vargas Llosa parece que todo lo que toca lo sala”, y que su apoyo al candidato brasileño de derecha “no sirvió de nada”.

El diario EL PAÍS recordó que don Mario preside la “Fundación Internacional para La Libertad” que organizó un foro el 20 de octubre de este año sobre los “peligros del populismo” en América Latina, y que entre los invitados estuvo -nada menos- que el exjuez brasileño (y exministro de Justicia) Sergio Moro, que estuvo a cargo del caso que llevó a la cárcel a Lula da Silva en 2018 con una condena de 12 años.

Sin embargo, en marzo de 2021 la Sala Segunda del Tribunal Supremo de Brasil concluyó que Moro se había parcializado y había violado en varias ocasiones los derechos de Lula durante el proceso en su contra, grabando secretamente las conversaciones de este con sus abogados y filtrándolas a la prensa. En 2019 se descubrió que Sergio Moro (entonces ministro de Bolsonaro) cuando fue juez coordinó directamente con la Fiscalía especial de la Operación Lava Jato para orientar, a través de chats privados, las investigaciones y así facilitar las condenas. Moro, de manera subrepticia y privilegiada, señalaba las fuentes, priorizaba casos y cambiaba el orden de las operaciones fiscales, lo que significó una clara injerencia del debido proceso, vulnerando el artículo 254 del Código del Proceso Penal Brasileño. Sergio Moro fue uno de los invitados “especiales” de la fundación del Nobel peruano para hablar sobre los “nuevos desafíos de Iberoamérica”.

Mario Vargas Llosa alguna vez se ganó el sobrenombre de “Zeus” entre sus amigos. Eran los buenos tiempos en que su postura antifujimorista le daba un salvoconducto para pasar indemne ante la crítica por su acomodo en la centroderecha con ideas económicas que prácticamente justificaban el neoliberalismo fujimorista. Lo que siempre se le reconoció a don Mario fue su talante democrático al denunciar a cualquier régimen, de derecha o de izquierda, que violara los derechos humanos. Así Mario Vargas Llosa, marqués y eufórico hispanista, se convirtió en un ser que podía tener “percepciones políticas singulares”, pero que siempre priorizaría la democracia y el bienestar económico de los países del mundo; alguien por encima del bien y el mal. Eran épocas en las que su palabra influía sobre la realidad como un rayo sobre la pradera seca.

¿En qué momento Vargas Llosa se convirtió en un meme?

Bueno, esas “percepciones políticas singulares” y la militancia en un liberalismo ilustrado se fueron agriando y deformando en lo que quizá siempre fue su verdadera trinchera: una máscara filosófica y talentosa para defender el capitalismo como forma de dominación en Latinoamérica.

Todos hemos oído la premisa popular: “De joven incendiario, de viejo bombero”, pero lo que pasa con don Mario es que ya ni siquiera es bombero de su pasado procubano; ahora es un entusiasta avivador de los proyectos más peligrosos para las democracias que juraba defender. Claro que no podemos poner en un mismo saco a don Mario con nuestra derecha peruana, que no tiene nada de ilustrada y cuyo único fin piromaníaco es restituir al fujimorismo como una mafia en el poder. Por lo que muchos quieren creer que cuando don Mario llamó a votar por Keiko Fujimori lo hizo pensando en la economía y creyendo de verdad que el “milagro peruano” estaba amenazado por una aventura neomarxista del anodino Pedro Castillo. Pero Keiko perdió, Castillo es un fantasma, y la historia hubiese exigido de nuestro novelista un digno y consecuente voto en blanco en horas de tormenta.

Pero no solo se trató del apoyo que dio el Nobel a la derrotada candidatura fujimorista en Perú. Lo que hizo el presidente mexicano fue burlarse de lo que ya muchos conocen como la “maldición de Vargas Llosa”, y que se ha transformado en un meme viviente. A saber de algunas posturas y apoyos de Vargas Llosa que terminaron en derrotas: en abril de 2018 declaró que si fuese argentino volvería a votar por (Mauricio) Macri, destacando que la imagen de Argentina había mejorado en el exterior lo que estaba trayendo inversiones al país sureño; en octubre de 2020 declaró su apoyo al candidato Carlos Mesa en las elecciones bolivianas y convocó a toda la oposición a unirse para impedir que el MAS de Evo Morales volviese al poder; en diciembre de 2021 respaldó la candidatura del ultraconservador chileno José Antonio Kast (el que dijo: “Si Pinochet estuviera vivo votaría por mí”), y a quien señaló como la “única alternativa”; en junio de 2022 declaró que “los colombianos han votado mal” ante la victoria de Gustavo Petro. Y así un largo etcétera.

Deja el primer comentario sobre "La “maldición” de Vargas Llosa"

Deje un comentario

Su correo electrónico no será publicado.


*