Escrito por
Revista Ideele N°228. Marzo 2013Quienes deben de haber estado más complacidos con la humareda que produjo sobre el panorama nacional el culminado proceso de revocatoria del gobierno municipal de Lima, son los promotores de las AFP peruanas. Es posible que estas rentables “empresas” estén entre las más “productivas” del mundo, pues sus ganancias son simplemente fabulosas.
Los afiliados, en cambio, estamos sometidos a las azarosas variaciones de los mercados de inversión, asumiendo siempre las pérdidas y “blindando” de esa manera a las administradoras que, tal como está diseñado el sistema, jamás pierden. Cobran, hasta ahora, una comisión de 1,8% mensual por “administrar” el fondo, una cifra verdaderamente escandalosa para los estándares financieros mundiales, Pero claro, estamos en el Perú.
Para remediar esta situación, en teoría, se ha expedido —después de negociaciones poco transparentes— en el Congreso de la República una ley que varía el esquema de las comisiones que cobran las AFP: ahora éstas ya no serán un monto fijo que dependerá del sueldo del aportante, sino que se establecerán, parcialmente, a partir de la rentabilidad que la administradora genere para el fondo que administra. Así, ahora se cobrará alrededor de un 0,2% del saldo total del fondo de cada aportante.
Allí reside el quid del asunto. La supuesta elección que por estos días provoca los tumultos desesperados de los afiliados tiene como fin mantenerse en el esquema antiguo solo por un periodo de 10 años, plazo insignificante cuando se trata de toda una vida de trabajo y aportes. La decisión es que se pasará al nuevo esquema sí o sí: los nuevos desde febrero de este año, y los antiguos, en el mejor de los casos, en 10 años.
Sea como fuere, la pregunta crucial aquí debe ser: ¿Es verdad la supuesta bondad del nuevo esquema? La respuesta depende de un complejo análisis financiero, pero mi sentido común me dice que serán las mismas AFP las grandes beneficiarias del entusiasmo y las “trampitas” con las que pretenden que la mayoría pase al nuevo esquema.
Abona a esta tesis el hecho de que ninguno de los folletos, spots comerciales, “especiales informativos” y demás formas de comunicación que ahora copan los medios, por la cercanía del plazo límite, señalan con precisión los porcentajes de la nueva comisión y los montos reales y absolutos que pagará cada afiliado en un plazo de 5 o 10 años.
El argumento a favor de pasar al nuevo esquema es que ahora el afiliado mejorará su sueldo, es decir, le descontarán 10 o 15 soles menos (¡qué ganga!). Si alguien gana 1.500 soles, actualmente le restan, por comisión, unos 25 soles; en el nuevo esquema le descontarán algo más de 6 soles. Lo que no les dicen es que, el segundo mes, a este descuento se le sumará la comisión por el saldo y que, si bien en los primeros meses ese descuento será pequeño, crecerá mes a mes, junto a la comisión de la AFP. Al cabo de 10 años, la comisión mínima que pagará (otra vez sin contar la rentabilidad) será de unos 100 soles que saldrán de su fondo. Para alguien que va a trabajar, en total, unos 40 años, la comisión será 4 veces esa suma al término de ese periodo (¡en forma mensual!). ¿Es, o no, un negocio redondo?
Los defensores de este esquema dirán: “Sí, te descontarán 100, pero ganarás 300 o 500 al mes, por rentabilidad”; pero nadie dice que ésa es solo una posibilidad sin garantía alguna, y que en el sistema actual también hay rentabilidad. ¿El hecho de que ganen apenas un 0,2% más va a aumentar sustancialmente la rentabilidad de los fondos que administra la AFP? Para decirlo de otra manera: ¿le importará a la AFP lograr una rentabilidad de 300 soles para el afiliado, por ejemplo, por un incentivo de 60 céntimos? Igual cobrará una comisión muy grande sobre el fondo total, que está garantizado por los aportes, no por la rentabilidad. Otra vez: así lo haga muy mal, la AFP nunca pierde.
Yo creo que entre las AFP y los políticos nos han vuelto a hacer ‘cholitos’.
Deja el primer comentario sobre "El “bisnes” de las AFP"