Medicamentos genéricos: El pleito que no se quieren comprar

Escrito por Revista Ideele N°228. Marzo 2013

El acceso a las medicinas es un componente esencial del derecho a la salud.  En el Perú este principio está bastante vulnerado como le consta a cualquiera que haya tenido algún percance médico, y se haya enfrentado a los exorbitantes precios de las medicinas de marca. La promoción del uso de medicamentos genéricos es una solución que beneficia tanto al Estado como al ciudadano. Sin embargo, existen otras lógicas más poderosas que sostienen la irracionalidad de nuestro sistema de salud.

Luego de los procesos de desregulación de los mercados en América Latina desde principios de  los 90s, los valores del mercado farmacéutico subieron explosivamente a costa de los precios y no del consumo.1Se empezó a consumir menos pero a precios más altos lo que significó un aumento del costo en salud,  que llama la atención  de los gobiernos que se esmeran en buscar  mecanismos apropiados y sostenibles que garantice el acceso a estos bienes.  Pero además de tener  una característica especial como “bienes de salud”, los medicamentos  también son mercancías que se sujetan a las reglas de un mercado muy complejo y de competencia imperfecta.  

El mercado farmacéutico peruano muestra una amplia dispersión de precios para la misma sustancia y hasta para las mismas marcas, incluidas las marcas originales. Los precios no tienen relación con los costos de producción y se fijan de acuerdo a lo que el mercado puede soportar. Esto tiene relación con los esfuerzos de los productores de promover y consolidar en prescriptores y dispensadores (farmacias y boticas) una suerte de fidelización a marcas a través de agresivas campañas de promoción y publicidad que se utilizan como herramientas anticompetitivas. Este problema se agrava por la integración vertical que está sucediendo entre productores de medicamentos y comercializadores (cadenas de boticas) que  crean sus propias marcas que son ofrecidas preferentemente a los clientes. De otro lado, la demanda no está influida por los precios: si no se usa el medicamento prescrito se puede poner en riesgo la vida o mantener la incomodidad o sufrimiento del paciente; por esta razón- particularmente en los medicamentos que están dominados por monopolios u oligopolios- los precios no afectan el consumo. Finalmente, los pobres gastan más en medicamentos, porque debido a sus condiciones de vida se enferman más y  tienen que pagar  altos precios que deciden otros: prescriptor y dispensador. Esto tiene efectos dramáticos en los hogares cuando sus miembros no tienen  seguros de salud efectivos que cubran todas sus necesidades de tratamiento.  La asimetría de la información permite mantener un mercado de marcas diferenciadas artificialmente que no compiten por precios pero que convierten a los pacientes en clientes cautivos, imponiendo precios también artificiales.

La competencia

Los genéricos2 han demostrado en países desarrollados ser una herramienta importante para alcanzar precios convenientes para los sistemas de salud y para la población. En  Estados Unidos  el consumo de genéricos significó un ahorro del gasto sanitario de 734,000 millones de dólares en los últimos 10 años; el  precio  medio de un genérico de prescripción en 2006 fue de 32.23 dólares, mientras que el de marca llegaba a 111.02 dólares. A nivel mundial, la epidemia del VIH/SIDA mostró que los productos genéricos podían bajar los precios de tratamientos que eran sumamente costosos con las marcas originales.  En efecto, el tratamiento de primera línea con tres antirretrovirales pasó de US$ 10,439 (marcas originales) por paciente año en el 2000 a US$ 132 a mitad del 2006 con los genéricos. Esto mismo ha seguido ocurriendo con antirretrovirales individualmente lo que mantiene un debate internacional acerca de la necesidad de eliminar las barreras a la producción de genéricos, más aún cuando se trata de medicamentos esenciales y que se venden en marcas injustificadamente caras.   

Los productos  genéricos tienden a ser más baratos e influyen a  que las marcas originales bajen sus precios, actuando como un regulador del mercado. Así, los genéricos constituyen la mejor alternativa en términos económicos. Sin embargo, en el Perú  se ha consolidado un mercado de “marcas” (conocidas como similares, copias o “genéricos de marca”) diferentes a las originales que constituyen el grueso del consumo de medicamentos en el país; fenómeno que se ha fortalecido con la integración vertical (producción-distribución) creando marcas propias para las cadenas de boticas.  En el periodo 2006-2011 el total de unidades vendidas de productos “similares” o “copias” ha ido en aumento superando a los genéricos y a las marcas originales. Los genéricos han disminuido su participación en el mercado (en valores) de 32.30 a 26.87%; en unidades vendidas ha disminuido del 28.1% en el 2005 a 21.28 en el 2011. Esto se condice con los productos que tienen registro sanitario vigente en el 2011: el 50% de registros son de medicamentos con marca y sólo el 19% son genéricos DCI, de un total de 19,239 productos con registro vigente.

A pesar de todo, al igual que en otros países, en el Perú los genéricos muestran precios más bajos que sus competidores de marca original o de las marcas “copia”, “similares” o genéricos de marca. En efecto, para el periodo 2006-2011, los precios unitarios promedio de los genéricos se mantienen en alrededor de US$ 2.00, mientras que las “copias” han partido de US$ 6.00 hasta acercarse a US$ 8.00 en el mismo periodo. Las marcas originales han subido de  US$ 8.00  a  US$ 12.00 en el mismo  periodo.

Examinando datos individuales, se comprueba  que en un amplio grupo de medicamentos, la mayoría de ellos esenciales, los precios varían dramáticamente entre las marcas originales, “genéricas de marca” y genéricas DCI. En la tabla  se observa por ejemplo que una tableta de alprazolam 0.5mg puede costar entre S/. 0.06   y  S/.6.22 (100 veces más) y la ceftriaxona iny. 1 gr. va desde S/. 2.05 hasta  s/ 85.00 (40 veces más).

Los pobres gastan más en medicamentos, porque debido a sus condiciones de vida se enferman más y tienen que pagar altos precios que deciden otros: prescriptor y dispensador. Esto tiene efectos dramáticos en los hogares cuando sus miembros no tienen seguros de salud efectivos que cubran todas sus necesidades de tratamiento

Tabla No.1. Comparación de los precios más bajos y más altos para medicamentos seleccionados

MedicamentosPrecio más bajo S/.Precio más alto S/.N° Veces
Aciclovir  Tab. 200 mg0.126.7655
Albendazol Tab. 200 mg0.109.0089
Alprazolam Tab. 0.5 mg0.066.22103
Ceftriaxona  Iny. 1 g2.0585.0040
Ciprofloxacino Tab. 500 mg0.0512.90257
Clotrimazol  Crema 1%0.8032.1639
Enalapril 10 mg0.057.64152
Ranitidina 300 mg0.071.9827
FUENTE: Observatorio Peruano de Precios de Medicamentos. DIGEMID; 13 Dic 2012

“En genérico no tenemos”

Cualquiera puede decir entonces que  en el Perú existe una oferta de medicamentos que se “ajusta” a los bolsillos de los diferentes estratos económicos; el que puede, paga muy caro y el que no,  encuentra los medicamentos que necesita de acuerdo a su bolsillo. Sin embargo esto no sucede así. Atrás hemos visto datos que nos muestran una suerte de estancamiento de  la oferta de genéricos que se comprueba cuando muchas personas no  van a comprar un medicamento a una farmacia: “no tenemos en  genérico”.  De otro lado, existe la noción que el medicamento prescrito es irremplazable, único, y por lo tanto el comprador está sujeto a comprarlo  en las especificaciones que le han dado en la receta, sobre todo, el nombre de marca. Un nombre diferente (en términos de marcas comerciales) significa en el imaginario común, un medicamento diferente.

El temor a tomar un medicamento que no ha sido prescrito, lleva al usuario a comprar exactamente lo que está escrito o lo que le recomiendan en las farmacias.  La falta de orientación al usuario para distinguir la marca del nombre universal del medicamento3 lo hace manipulable por quienes manejan dicha información. 

Para enfrentar esta falta de genéricos en el mercado, el Ministerio de Salud  firmó  en abril del 2011 un convenio con la Asociación Nacional de Cadenas de Boticas (ANACAB)  que se comprometió a ofrecer  versiones genéricas de 83 medicamentos  de uso más frecuente y que se encuentran en el Petitorio Nacional de Medicamentos Esenciales, lo que parece no haber logrado los objetivos esperados.

¿Qué falta hacer?

En realidad, el Estado Peruano tiene vigentes algunas herramientas que promueve el uso de genéricos. Una de ellas es la prescripción con el DCI (o nombre genérico) que debe cumplirse tanto en los consultorios públicos como privados.4 Pero esto es una medida que requiere ser evaluada y supervisada para que se  cumpla. Además, el usuario debe ser informado de la existencia de esta norma  de tal modo que exija a los prescriptores que receten con el DCI. De otro lado, desde hace muchos años se cuenta con normas que permiten la “sustitución genérica” que consiste en que el farmacéutico responsable de una farmacia o botica ofrezca al cliente alternativas de medicamentos equivalentes.5

Nada de esto va a funcionar si los usuarios no son informados y alentados a exigir el cumplimiento de las normas y el derecho que tienen para decidir sobre los productos que más convienen a sus bolsillos. Por su lado, el organismo regulador de medicamentos, DIGEMID, tiene la función de garantizar  que se cumplan todas las normas correspondientes para asegurar que todos los productos que están en el mercado son de calidad. 

Para un grupo de medicamentos esenciales que están en monopolio por protección de  patentes u otro mecanismo de propiedad intelectual, como algunos antirretrovirales u oncológicos, el gobierno debe hacer uso de las normas existentes o establecer nuevas de tal modo que se instale la competencia por precios en esto grupos y tanto los sistemas de salud públicos y privados y las personas en particular tengan acceso a estos medicamentos a precios convenientes.  

En resumen planteamos que el Estado Peruano asuma la responsabilidad de regular el mercado farmacéutico, que involucra a todos los agentes desde el productor hasta el consumidor, de tal modo que no sólo se cuide la seguridad, eficacia y calidad sino también tenga efectos económicos  y  resultados sanitarios evidentes.

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En el periodo 1980-2010, los precios unitarios promedio de medicamentos paso de US$ 1.00 a mas de US$ 7.00; mientras que las unidades vendidas al inicio del periodo fue de 60 millones pasando por un pico de más de casi 140 millones  llegando en el 2010 a alrededor de 100 millones de unidades. . FUENTE: DIGEMID, Política Nacional de Medicamentos Acceso, uso, calidad y regulación de los productos farmacéuticos, dispositivos médicos y productos sanitarios; Presentación ante la Comisión de Salud, Familia y Población del Congreso Nacional de la República; Lima, 2 de noviembre de 2011
2  En este documento consideramos dos categorías de medicamentos: los de marca original y los genéricos. Esta última categoría se subdivide en “genéricos de marca” (copias, similares) que se venden con una marca diferente a la original  y  los “genéricos DCI” que se venden con la Denominación Común Internacional, comúnmente conocida como “nombre genérico”.

3 Nos referimos a la denominación Común Internacional (DCI) comúnmente  conocida  como “nombre genérico”

Ratificada en la Ley 29459 de Productos Farmacéuticos, Dispositivos Médicos y Productos Sanitarios; Nov 2009

Sobre el autor o autora

Roberto López Linares
Coordinador del Proyecto Promoción del Acceso a Medicamentos del Consorcio, la Acción Internacional para la Salud (AIS) y la Red Globalización con Equidad (Red GE).

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