¿Cambios en julio?

Foto: EFE

Escrito por Revista Ideele N°220. Junio 2012

Los gobiernos recientes —Toledo, García, Humala— llegaron a Palacio por la izquierda y luego gobernaron por la derecha. Es verdad que el único que fue realmente apoyado por la izquierda es el de Humala, pero en términos de discurso, de campaña, las ofertas electorales iban hacia ese lado. Lo común, lo que no ha cambiado en esos gobiernos, es el equipo técnico del Ministerio de Economía y Finanzas, garantía de invariabilidad del modelo neoliberal. Ahí están gestores públicos de experiencia, profesionales destacados, en mucho vinculados al bloque en el poder, que tampoco cambia con los procesos electorales. Hay muchos y muchas que ahora dicen que mejores posibilidades de acumular fuerzas hacia la izquierda habríamos tenido con Toledo.

De la Gran Transformación a…
Si pensamos en Humala, pensamos en la “Gran Transformación” y la “Hoja de Ruta”. El primer retroceso/viraje de Humala fue sin dudas el nombramiento de Julio Velarde al Banco Central de Reserva; parafraseando a Zavalita, ahí fue que nos j…. Esa decisión fue fundamental. Luego Castilla a Economía y Finanzas. Su presencia en el MEF ratificó el continuismo del modelo económico. Esos funcionarios, los mismos de siempre, son los que manejan el país: la economía manda sobre lo social, ellos trabajan siempre para el bloque en el poder.

¿Por qué los gobiernos no cumplen sus programas hacia la izquierda? Una razón es que no hay un partido o partidos de izquierda sólidos. Otra es el fraccionamiento de los movimientos sociales frente a una derecha articulada y con medios. Mientras hay debilidades en la izquierda, el trabajo de la derecha es sólido y consistente. Erraron en los procesos electorales al ir tan divididos, pero aprenden rápido, ganan adeptos, “contratan” a otros, y no se resignan a perder. Es demasiado lo que está en juego para ellos, y la presión, “el intento” de copamiento, la campaña de los medios contra Humala —visto como de izquierda— se inició en la campaña del 2005 y no ha cesado, a pesar de que todos y todas, incluyendo a Lourdes Flores, reconozcan que “el viraje de Humala es muy positivo”.

No importa lo que ofrezca Humala: ahí están las rebajas de la “Gran Transformación” de la primera vuelta a la “Hoja de Ruta” de la segunda. La derecha es insaciable y lo quiere aislado, sin izquierda y gobernando para ellos. Lo quieren ¡¡¡TODO!!! La lista que saca Correo de vez en cuando sobre los funcionarios públicos de izquierda que siguen en la gestión y que deben salir, así lo demuestra. Debemos tener claro que seguirán atacando y difamando a través de los medios para destruir perfiles posibles de alternativas de liderazgo de este lado. Acaban de pasar la carta de despido a David Tejada, socialista, miembro del Partido Nacionalista hace tiempo, quien trabajaba muy cerca de Nadine Heredia en los temas internacionales y asistía por el PNP al Foro de Sao Paulo.

Las ofertas de cambio a pueblos, hartos de maltratos y engaños, esperando una redistribución que nunca llega, una inclusión económica, política, social y cultural, llevan a “la justa rabia” y los vuelven muy poco defensores de la democracia, tal cual la conocen y la viven hasta hoy.

¿El Gobierno ha definido su rumbo?
Sí; lo ha definido a saltos, diría yo. El discurso de hace un año, la presentación de Lerner en el Congreso el año pasado, Valdés… No creo que se trate de puro continuismo, sino más bien que a Humala lo arrinconan los intereses económicos representados en los medios de comunicación, y él responde. Siempre ha sido así. La agenda se la ponen, él retrocede, se va contra las cuerdas y termina muy atrás.

Tiene un conjunto de asesores atrasados, conservadores, militaristas, que insisten en “primero orden y luego diálogo”. Formados en el “anticomunismo”, en la “lucha antiterrorista”. ¿Puede cambiar Humala, regresar por lo menos a la “Hoja de Ruta”?

Difícil, pero podría si la gente lo llevara por ahí y él creyera que va a salir bien. Que se sintiera protegido, apoyado. No hay esa posibilidad en esta etapa. No existe izquierda realmente, sino esfuerzos fraccionados, de liderazgos “viejos”. La gente que ahora protesta, en Cajamarca, en Espinar, quizá mañana en Inambari, en Madre de Dios, en Arequipa, en San Mateo, en Andahuaylas: cada una reacciona por sus propios problemas, por los engaños y frustraciones vividos. No hay liderazgos articuladores, que comuniquen, que coordinen en torno a estos conflictos o sus soluciones hacia alternativas. Ese “aislar a los extremistas antimineros” como quiere la derecha y repite mucha gente progresista es quizá un elemento que se vuelva eje articulador de esas posiciones. Estas luchas son, sin lugar a dudas, pasos que afirman liderazgos locales, posiciones, pero el proceso es bastante más largo y complejo. La idea que se pregona, de grandes planes desestabilizadores, donde Patria Roja articula, Arana hace lo propio y Saavedra junta a los extremistas, es tan simple y tan estrecha que no lleva a ninguna parte, ni al Gobierno ni a la izquierda.

“¡No a la minería!”. ¿Es posible hoy día en el Perú? Coincido con Zapata (La República, 6-6-12) en muchos de sus argumentos en torno a la minería: “Sin minería el Perú actual no podría funcionar. Si los proyectos mineros se detuviesen, las facturas no se podrían pagar y las actividades económicas registrarían un brusco bajón. Ante esta tensión, ¿qué podría hacer el Estado? Pues algo, puesto que —por ahora— se deja llevar por las fuerzas vivas de la actividad y reprime con excesiva dureza a los descontentos”.

El Perú es un país minero; no puede de un día para otro cortar eso y dedicarse a qué, menos con este Gobierno sin partido, sin respaldo organizado. Huancavelica, territorio minero desde la Colonia, es la región más pobre. Cajamarca, con todo el oro que tiene, no se queda atrás. Es inaceptable. La respuesta militarista de Humala es su carencia de todo. La derecha, sin embargo, le sigue y seguirá exigiendo más.

Apoya a Humala aún mucha gente excluida, que siente que no le cumplió y espera Cuna Más, Pensión 65, la inclusión que no sabe por dónde vendrá o cómo será; los y las que ven a Humala cercano en color de piel, en lenguaje, que votaron por él. Los que recuerdan la oferta del salario mínimo aumentado, o la recuperación del Lote 88. Mantienen las expectativas, la cercanía que sintieron cuando lo eligieron; lo ven como su gobierno: esperan, confían en que habrá cambios que los favorezcan.

¿Qué es lo más grave de este Gobierno? La militarización y criminalización de la protesta social, el alineamiento con el Arco del Sur, México, Colombia, Chile, en vez de fortalecer la presencia peruana, con sus cinco fronteras en Unasur. Eso pareciera una gran traición, puesto en el lenguaje de muchos que lo llaman traidor, fujimorista.

Tiene un conjunto de asesores atrasados, conservadores, militaristas, que insisten en “primero orden y luego diálogo”. Formados en el “anticomunismo”, en la “lucha antiterrorista”. ¿Puede cambiar Humala, regresar por lo menos a la “Hoja de Ruta”?

¿Dónde está el Presidente?
Humala no lidera el país; ahí hay un desperdicio de oportunidad. Había más temor al Humala que pintaron los medios en la campaña electoral, ese caudillo progresista presentado como chavista extremo, ese velasquista de historia parecida a la de Juan Velasco Alvarado, pero de política muy distinta: la reforma agraria, la toma de Talara, la reforma de la educación, fueron valientes cambios que lo enfrentaron al poder real. El Humala que vivimos en este primer año de gobierno es un presidente ausente como líder. No dirige ni tiene aparatos de comunicación eficientes que comuniquen siquiera su mensaje. ¡¡¡Cuál es ese mensaje!!! ¿¿¿Vamos a hacer la “Gran Transformación” a pesar de los extremistas???? Si se quisiera apoyar a Humala, ¿qué habría que hacer?: ¿¿¿pedir más policías, más militares para poner orden???

¿Cómo lo verán los presidentes progresistas vecinos? No hablo de Piñera ni de Santos, por cualquier confusión. Hablo de Correa, de Dilma, de Evo, de Chávez, de Cristina, de Mujica; todos, gobiernos con oposiciones de izquierda en sus países. En mucho por las mismas razones que aquí, por mantener economías extractivistas, la destrucción de los bosques, los impactos de las madereras, de la extracción del petróleo y los recursos naturales, pero no están actuando como Humala: la fuerza de la criminalización de la protesta y la represión son aquí peores, y estamos apenas en el primer año. Él quiere cuidar su imagen en el exterior. No es gratuito que sus anuncios sobre una nueva forma de relacionarse con la minería los haga ahora en Brasil.

En sus campañas electorales Humala se volvió activo miembro del Foro de Sao Paulo, donde se reúnen los partidos de izquierda y progresistas de América Latina. Del brazo del PSUV de Venezuela, de lo que era el M19 de Colombia, del FMLN de El Salvador, el PCC cubano, el PT de Brasil. ¿Cuándo fue cambiando Humala? Creo que cuando tomaba conciencia de que estaba en el poder, entre la primera y la segunda vueltas. Cuando se dio cuenta de que no tenía nada, ni partido, ni organización; cuando se percató también de que sus aliados de izquierda no le resolvían los conflictos con las regiones, no lo relacionaban con los movimientos sociales; tampoco le administraban la cosa pública. Cuando el poder económico comenzó a rodearlo y él a reunirse a solas con ellos. Es difícil el Perú, sin duda; a diferencia de otros países en la región, el conflicto armado vivido hace veinte años y más es una marca muy presente en todo momento, más aún entre militares y policías, incluyendo a Humala y sus asesores.

Incluso con estos elementos negativos, se hizo el esfuerzo desde el primer Gabinete de Salomón Lerner; entonces tenía hasta 70% de aprobación. Pecó (¿de quién era el equipo?) de desarticulación, no se planteó metas concretas. No tuvo tiempo (cuatro meses), no llegaron a entender lo que tenían que hacer en sus ministerios y viceministerios, y cuando comenzaron a ver la ruta, ya llegó el 10 de diciembre y salieron los “izquierdistas”.

Datum señala una caída de 12 puntos entre mayo y junio: de 55% a 43%. Peor todavía: la desaprobación supera a la aprobación. El nuevo Gabinete, como bien se ha dicho, está lleno de gente que no votó en la primera vuelta por Humala (la mayoría), y en la segunda solo lo hicieron algunos ahora ministros y ministras.

Hay personajes corruptos que continúan las líneas mafiosas anteriores. Eso les hace mucho daño al Gobierno y al país. Está ahora en su punto más bajo. Se tiene que dar cuenta del rol jugado por Valdés, por la estrella de Ministro del Interior que eligió. ¿Su terquedad lo lleva a no ver esto? Ahora viene el discurso del 28 de julio… ¡¡¡Qué puede mostrar’!!! Creo que la ejecución de los nuevos programas es baja; había que afinar la maquinaria del Estado, las listas de los beneficiarios de ellos, cambios, novedades, gente sin experiencia que no termina de afiatar equipos y mecanismos del Estado.

El cambio del primer Gabinete al segundo parecía un cambio de Gobierno, lo que implicó más atraso en la gestión. No hay discurso —ni nada parecido— que convoque a empleados públicos a transformar nada, y eso es un freno para cualquier programa. Todo es lento, todo es burocrático, todo es corrupto y no cambia. Ésa es una derrota.

Lo demás lo conocemos: Conga ha sido y es una marca. Aún puede ser peor. Qué va a pasar cuando hoy día el Gobierno responda a la Newmont que el plan es el que sigue y que recomiencen las actividades…. ¿¿¿Habrá una masacre??? Es un riesgo muy grande. Conga no debiera verse como la batalla final de nada. No hay capacidad desde la izquierda —sea lo que sea esta izquierda de la que tanto hablamos y a la que tanto queremos unir— para hacer nada importante ahora. Esto debe ser visto como un momento de lucha importante para sentarse a dialogar, también entre nosotros, a arribar a propuestas comunes que nos unan, como decía Mariátegui, dejando de lado lo que nos separa.

La caída del último mes tiene que preocupar mucho a Humala. Lo sucedido a Lugo en Paraguay, ¿lo hará pensar? ¿Por dónde coger, qué ruta seguir?… Más trabajo mediático de comunicación, que ha sido muy malo hasta ahora; hacer eso sin cambiar el rumbo es una alternativa para él.

Si El Comercio editorializa a favor de Valdés, de Castilla…. Ya no ataca al MIDIS. Están jugando sus cartas para seguir. Si Lourdes Flores celebra el viraje y le preocupa cómo se lo explica a los electores, ¡¡¡la vía de la derecha puede ser apoyarlo en la comunicación!!!

¿Se resuelve la protesta con la criminalización?
Cuánto más resiste nuestro país. La rabia acumulada, la frustración de tantos y tantas. Creo que es un riesgo muy grande para la gobernabilidad. El Congreso, ¿cómo va a quedar? Los que salen aún no tienen lo suficiente para hacer una bancada; ¿serán capaces de lograrlo, de dialogar entre ellos y no competir entre líderes? ¡Ahora se ve difícil! Salidas como la de Verónica Mendoza son muy dolorosas para la pareja presidencial. Afectan a los nacionalistas más cercanos. Pero Humala no quiere construir partido: pareciera que su decisión sigue siendo ser él solamente, aun cuando para eso ha demostrado más debilidades que capacidades: no tiene las aptitudes ni la ‘calle’ de un Evo o de un Correa; ni el sentido común y la historia de un Mujica.

Por otro lado, la Municipalidad de Lima va mejorando ante los ojos de la opinión pública; demasiado lento, sin embargo. Susana ha optado por despolitizar su gestión, pero ella quiere ganar en política. “Para hacer tortillas hay que romper huevos”.
Conga no termina en estos días: el tema es muy largo. “Se debe levantar estado de emergencia y desbloquear cuentas de Espinar”.

Sobre el autor o autora

Diana Ávila Paulette
Socióloga y periodista por la Pontificia Universidad Católica de Lima. Especialista en Derechos Humanos. Militante del Partido Socialista.

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