La burbuja del fútbol

Hoy se habla de la peor crisis de la historia del fútbol peruano, pero es la misma crisis en la que vivimos hace décadas

Escrito por Revista Ideele N°217. Marzo 2012

El Perú vive mirándose el ombligo. Lo hace en política, en economía, en deporte. Cusco es el ombligo del mundo, y es peruano. La lección quedó aprendida para Iván Thays cuando llamó “indigesta” a la comida peruana y sufrió la más cruel paliza pública. Sucede lo mismo con el fútbol. La gente sabe que somos los últimos en Sudamérica, pero nadie quiere que se lo repitan todo el día. El que, seguro, afirma que “el fútbol peruano es una porquería”, suele recibir la misma respuesta: “Entonces no celebres cuando metamos un gol”. Este ambiente ensimismado y acrítico es para los dirigentes como el paraíso en la Tierra.

Donde no hay control suele proliferar la informalidad, esa tierra de nadie donde se permite y tolera la corrupción y los arreglos bajo la mesa, que han puesto al fútbol peruano al borde del abismo.

La manera como se manejan los clubes sería imposible en un entorno de orden y legalidad. Si todo es un desastre es porque dirigentes, técnicos, jugadores y prensa han necesitado del caos para sacar algún provecho.

Hoy se habla de la peor crisis de la historia del fútbol peruano, pero es la misma crisis en la que vivimos hace décadas. Es curioso que los índices de desarrollo humano y educación de la región se parezcan tanto a la tabla de posiciones de las Eliminatorias. En ambos Perú ocupa el último lugar.

Nos han intentado vender una y otra vez la idea de que nuestro fútbol es competitivo, que nuestros jugadores son cracks. Es cuando los equipos peruanos se enfrentan al ámbito internacional, a una Copa Sudamericana o a una Libertadores, cuando se expone más fielmente nuestra miseria: jugadores mal nutridos, mal pagados, mal preparados. Es entonces cuando se nota con más claridad que los clubes han usado el dinero en cualquier cosa menos en armar un equipo. Es el único factor que no encaja en la fórmula que los dirigentes han creado para aprovecharse del fútbol, porque es en la competencia internacional donde queda expuesta su ineptitud.

No importa cómo resulten los sorteos. El Perú vive permanentemente en el grupo de la muerte, porque ya no conocemos rival en toda Sudamérica que no nos haya superado. Los jugadores salen a la cancha sabiendo que van a perder, porque todo ha sido concebido para que así sea.

Perder es el lógico orden de las cosas. Muy pocos saben administrar la victoria. Lo padeció Cienciano, que luego de ganar la Sudamericana en el 2003 se derrumbó como equipo e institución; el éxito le fue extraño y ajeno. Casi una década después no tiene estadio, ni sede institucional, ni dinero. Detrás de Alianza y Universitario, es el club que más dinero les debe a sus jugadores por sueldos impagos del 2011: cerca de medio millón de dólares.

El éxito deportivo no es imprescindible para los que lucran con el fútbol y no es algo que les importe demasiado. Por eso nuestros defensas no saben cabecear y los delanteros no pueden parar una pelota.

Ha sido el negocio de vender ilusiones el que ha permitido que todo siga como si nada pasara, con la esperanza de que el fracaso se convierta en un triunfo doblando la esquina, o en la siguiente esquina, o en la siguiente esquina. Porque Perú pudo ser campeón del mundo en 1970; porque nos quedamos a un pelo de Francia 98; porque Carlos Kukín Flores pudo ser el mejor volante del mundo y Reimond Manco llegar al Real Madrid. Y todo se renueva y la burbuja que es el fútbol peruano siguió aumentando con la esperanza de ver al Loco Vargas en el Real Madrid o a Andy Polo con la camiseta del Arsenal inglés.

Pero la burbuja ya se reventó. Los jugadores se han ido a la huelga hartos de las deudas (que ellos mismos han permitido), lo que ha terminado con la desaparición del club San Martín, cansado de convivir en este ambiente enrarecido, con clubes que parecen preferir el caos al orden. ¿Quién los puede culpar?

La crisis que vive este deporte se debate entre la anécdota y el cambio histórico. No parecen haber hombres capaces de llevar esto a un desenlace feliz. Quienes nos condujeron a esta situación son los mismos que ahora intentan solucionarla. Las posibilidades de que eso ocurra son las mismas que tiene la selección de lograr el título mundial. Siéntese y espere, que el partido más triste en la historia del fútbol peruano tiene para rato.

Sobre el autor o autora

Jorge Luis Cruz Arteaga
Periodista por la Pontificia Universidad Católica del Perú. Magíster en Ciencias políticas con mención en Gerencia Pública por la Universidad Antonio Ruiz de Montoya. Ex Redactor y Editor en el suplemento Depor del Grupo El Comercio. Ex Editor de Contenidos Digitales del Grupo RPP. Ex Coordinador digital del Ministerio de Transportes y Comunicaciones. Ex Editor de Contenidos de Peru21. Profesor de Redacción y de Audiencias Digitales en el Instituto San Ignacio de L.oyola.

Deja el primer comentario sobre "La burbuja del fútbol"

Deje un comentario

Su correo electrónico no será publicado.


*