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Revista Ideele N°217. Marzo 2012La captura del llamado Camarada “Artemio” es la noticia del mes y tal vez del año. Pero, como sabemos, noticia y realidad no siempre son sinónimos. Como tampoco lo son “captura de Artemio” con “fin de la subversión” o “fin del narcotráfico en el Huallaga”, o “Artemio con narcotráfico”, o “VRAE con Huallaga”, etc. Para conocer entonces el verdadero significado de este hecho (sinónimos y antónimos incluidos), entrevistamos al periodista Gustavo Gorriti, quizá la persona que más sabe del tema en el país. Su análisis ayuda a entender el asunto en su verdadera dimensión, lejos de lugares comunes y muchas veces fallidos.
–¿Qué significa la captura de Artemio para la lucha contra la subversión?
–Más que en términos de la lucha contra la subversión, es el fin de una era. En los últimos años se dio el largo crepúsculo, el debilitamiento progresivo y constante de Artemio, quien durante la última parte de los 80 y comienzos de los 90 llegó a tener el Comité Regional más poderoso en tiempos en que Sendero era aún una amenaza para la seguridad nacional. Y después fue perdiendo fuerza, sobre todo después del retorno a la democracia, debido a, entre otras cosas, una acción policial inteligente, hasta el punto de dejar de ser una amenaza ya no regional, sino local.
Pero digamos que él era el último miembro del Comité Central de Sendero Luminoso que continuaba alzado en armas después de todos estos años. Uno de los insurgentes alzados en armas más veteranos del mundo.
–¿Existe la posibilidad de que sus seguidores continúen bajo otro mando?
–En el Alto Huallaga es muy difícil. Antes de caer Artemio, la mayor parte de sus lugartenientes habían sido capturados o abatidos. Solo quedaban él y uno que otro ayudante, y luego los jóvenes, realmente inexpertos, a quienes él entrenaba y que lo seguían. Como medida real de cuánto dependían de él es que en el momento en que lo vieron herido y desfalleciente, todo ese grupo, que se supone era selecto, se dio a la fuga, se dispersó; y se acabó todo.
–¿Cuál era la relación entre Artemio y el narcotráfico? ¿Es correcto decir que Artemio era un guachimán del narcotráfico?
–Éste es un tema de relativa complejidad. No era un sicario del narcotráfico. Cuando Sendero Luminoso entró en la región, una de las razones por las que tuvo éxito es que salió básicamente con los cocaleros, que en ese entonces (años 1980) eran explotados, victimizados con frecuencia por las organizaciones de narcotráfico —muy violentas— que había en el Huallaga. Su relación con el narcotráfico nunca fue del todo armoniosa. Sí hay evidencias de que recibió cupos, impuestos de los narcotraficantes, y de que con algunos de ellos puede haber hecho negocios más o menos largos. Pero pensar que él y el narcotráfico son sinónimos, es incorrecto.
El narcotráfico va a seguir, va a buscar adaptarse. Hace mucho tiempo ya que se manejaba totalmente disociado de Artemio en lo esencial. Va a seguir en ese sentido, con sus propias dinámicas, un negocio esencialmente capitalista cuyo interés es el lucro y que en general se ha dado con el Estado y contra el Estado: con el Estado, corrompiéndolo; contra el Estado, cuando les ha convenido; al margen del Estado, cada vez que han podido.

Sí hay evidencias de que Artemio recibió cupos, impuestos de los narcotraficantes, y de que con algunos de ellos puede haber hecho negocios más o menos largos. Pero pensar que él y el narcotráfico son sinónimos, es incorrecto
–¿Cuál es la diferencia entre la situación del Huallaga y la del VRAE?
–En el caso del VRAE hay semejanzas y diferencias. La gente del VRAE, hasta donde he podido recibir información, no constituye una firma dedicada fundamentalmente a la actividad del narcotráfico. Ellos han dado servicios de seguridad a las caravanas de ‘narcos’ arrieros y de mochileros. También han facilitado la operación de algunas cocinas, laboratorios, firmas, dentro de los territorios que ellos controlan. Una buena parte del narcotráfico se maneja con independencia de ellos. Además, la gente de Sendero en el VRAE busca tener sistemas para conseguir medios mediante impuestos no solamente al narcotráfico. Han cobrado cupos a la industria maderera tanto legal como ilegal, a la industria extractiva, a la industria de distribución energética, a todo aquello que está dentro de su área de influencia.
–En las memorias de Artemio se encontraron teléfonos de alcaldes, de dirigentes. ¿Se puede condenar a todos ellos?
–Artemio tenía información, tenía inteligencia. Sabía cómo llegar virtualmente a todas las autoridades. En los hechos era un contragobierno y una persona cuya fuerza y capacidad letal uno no podía dejar de tener en consideración. Para muchas autoridades, contestar a una llamada de Artemio era una cuestión de sobrevivencia.
Lo que se tiene que hacer es una investigación muy cuidadosa y no precipitar conclusiones. Uno tiene que ver que, si una persona ha tenido un contacto con Artemio, qué tipo de contacto era, de qué se trataba. Estar en el USB de Artemio, en sí, no significa mayor cosa. Es el comienzo para tratar de aclarar si esto se trababa sencillamente de una persona a la que llamaban y conversaba con quien no podía evitar conversar, o si es un cómplice. Las investigaciones tienen que hacerse con mucho cuidado.
–¿Qué piensas de la frase “el Estado no negocia con terroristas”?
–En el momento en que hay colaboración eficaz, que hay una rebaja por arrepentimiento, se está negociando. En el momento en el que se pagan recompensas a quienes delatan o empiezan a colaborar con el Estado y siguen dentro de ese grupo y no se les juzga después, ya se está negociando. En la contrainsurgencia todos estos métodos, incluyendo la negociación abierta, son válidos.
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