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Revista Ideele N°217. Marzo 2012A ocho meses de iniciada su gestión, el Gobierno ya empieza a bailar con pañuelo propio, pero se mueve al mismo ritmo macroeconómico con el que se movían sus antecesores Alan García y Alejandro Toledo. Y no lo haría mal si no fuera porque también aprendió las quimbas de los malos políticos para granjearse aplausos fáciles y continuar, a como dé lugar, la jarana hasta el 2016.
El hecho es que la vida —o una gestión— no puede convertirse en una eterna jarana solo porque tienes al frente a una orquesta (crecimiento económico) que garantiza el disfrute inmediato. Evidentemente, la resaca la sufrirá el país. Pero por el momento eso no le importaría a la pareja presidencial, que, como ya se hizo evidente, nos cogobierna. Al parecer, la “creciente” popularidad y el “respaldo” del 75% de los sectores económicos A y B le bastan para llegar en piloto automático al 2016.
Lamentablemente, el presidente Humala aprendió que hacerse el “muertito” cuando le conviene y seguir la estrategia del “Mudo” (presentar algunas obras o resultados de gran impacto popular) es suficiente para mantenerse en “la cima de la popularidad”. Así funciona el sistema.
Pero ¿y “el Gobierno de la Gran Transformación”? Eso no da puntos; el “pragmatismo” de Fujimori sí. Y entonces tenemos una pareja presidencial que viaja a provincias cargada de regalos “para los más pobres”. Y hasta donde sabemos, para este “noble fin” cuentan —cuándo no— con el “decidido apoyo” de decenas de empresarios “comprometidos con la ‘Hoja de Ruta’”.
Ese “pragmatismo” también lo ha llevado a desarticular su partido, expulsar a sus aliados izquierdistas, militarizar y copar Palacio con amistades, y un largo etcétera.
El poder solo se personaliza en la pareja presidencial. En nadie más. Por eso a muchos ministros solo los conocemos cuando aparecen en cada “acción social” regalando pescado u otra comida, o cuando sus soldaditos hacen cortes de cabello. Y en sus discursos oficiales todos están obligados a decir que vienen “en nombre del Señor Presidente de la República”.
A la pareja presidencial no le interesa si su amigo y actual presidente del Congreso es pasado por la demoledora por el fujimorismo y el aprismo, ni que su propia bancada le dé la espalda. Tampoco les importa pasarle el tren por encima a la Alcaldesa de Lima y mandar al tacho su proyecto del Metropolitano II.
¿Será que hay un nuevo Montesinos tras las sombras del poder? Ojalá que no. Esperamos sinceramente que todo esto sea producto de un “soroche” pasajero provocado por el poder. Porque el presidente Humala debería saber que está perdiendo una gran oportunidad.
Esta “luna de miel” política y mediática de la que goza debería ser aprovechada para hacer las reformas que necesita el país y así trascender a la historia. ¿Dónde quedó el discurso de la “inclusión social”? ¿Solo en la creación de un Ministerio del Desarrollo y la Inclusión Social que únicamente administra programas que no funcionan como deberían? ¡Qué espera para “meter mano dura” (que tanto le gusta a su Premier) y reestructurar el Programa del Vaso de Leche, cuya filtración supera el 50% a nivel nacional y en Lima llega al 73,1%!
Se equivoca el Presidente si cree que entregando 250 soles mensuales a los ancianos y 100 soles a las madres en situación de extrema pobreza resuelve este grave problema. ¿No debería también “incluir” a los campesinos pobres de todas las regiones en la productividad y, por qué no decirlo, en la agroexportación?
¿Y qué fue de su discurso anticorrupción? En cada sector hay reformas pendientes que con decisión política podrían ejecutarse ahora que su Gobierno disfruta de una momentánea luna de miel.
Porque más adelante, cuando empiecen a caer, ya sea por un desgaste natural, sus metidas de pata, exabruptos o cuarteladas, todos sus actuales aliados, especialmente los de la DBA, les darán la espalda.
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