Los noventas sí tienen quien le escriba

Escrito por Revista Ideele N°309. Marzo – Abril 2023

¿Realmente terminó el rock subterráneo en los 90? ¿Se ha idealizado la rebeldía de la movida ochentera? ¿Cómo llamamos a esa escena que sobrevivió al fujimorismo y a la explosión del rock alternativo? Estas y otras preguntas llevaron a Juan Pablo Villanueva a investigar y escribir su primer libro, “Saldando cuentas pendientes: las bandas olvidadas del underground peruano”, donde entrevista a miembros de 15 bandas hardcore punk que surgieron de los años 90 en adelante.

Y es que ese primigenio rock subterráneo surgido en 1984-85 ha pasado de ser un movimiento contestatario visto con desconfianza por el establishment, a alcanzar legitimidad cultural y social, gracias a libros, estudios, reediciones de discos, reportajes o muestras artísticas. Incluso la colección de un reconocido diseñador ha homenajeado a algunas de estas bandas iniciales con prendas a precios nada punk. Parte de esa valoración se debe también, en parte, a la participación de intelectuales, artistas y escritores como Roger Santiváñez, Pedro Cornejo, Óscar Malca y Herbert Rodríguez.

Sin embargo, la escena de la década posterior no ha sido analizada. Hasta ahora.  “Hay músicos y especialistas que dicen que el rock subte murió en 1992. Otros dicen que murió en el 90. Pero muchos de los entrevistados en este libro dicen que lo que siguió sí es rock subterráneo. Otros dicen que no, porque surgieron otros movimientos como el anarcopunk o la escena hardcore, pero todos coinciden en que esta movida militante, de protesta, continuó y se fortaleció. El cambio fue algo generacional”, explica su autor, quien también es comunicador y músico.

Tengamos en cuenta que en esta década, además del contexto político peruano, el rock a nivel mundial atravesó una etapa clave. MTV y la industria discográfica acogieron bajo la etiqueta de rock alternativo a muchas bandas que venían del underground. Nirvana, Pearl Jam o el punk melódico de Green Day se convirtieron en los nuevos ídolos de multitudes. ¿El underground había perdido ante la industria? Tal vez. Pero las bandas reunidas en “Saldando cuentas pendientes” se resistieron a lo alternativo y mantuvieron el espíritu contestatario, llegando incluso a un activismo político más comprometido que sus antecesores.

“Los 90 es una época bastante rica en cuanto a activismo y a música. Lo que una a las bandas que aparecen en el libro es su discurso político y la actitud directa contra el sistema”, cuenta Villanueva.

Grupos como Mar de Copas, La Liga del Sueño o Cementerio Club se suelen asociar al rock peruano de esos años. Estos músicos comenzaron como subtes pero que luego optaron (y con todo derecho como artistas que son) por propuestas que tuvieron un mayor reconocimiento mediático.  La otra cara de esta época son los más combativos Generación Perdida, Anfo, Pateando Tu Kara, Perú No Existe, Dios Hastío o Maestro Caníbal. Esta nueva generación, retratada en el libro, quiso romper con el pasado.

“En la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, muchos subterráneos veteranos sacaron su verdadero lado fascista. Estaban asustados por perder sus privilegios, soltaron todo su veneno racista, ¿dónde quedó su discurso de los 80? Las bandas que surgieron luego renegaron de ellos porque sentía que tomaron la música de protesta como un vacilón de juventud. Esta juventud de los años 90 se lo tomaban muy en serio y tuvieron que afrontar la dictadura fujimorista”, cuenta el autor.

Por un lado, las ideas anarquistas derivaron en un importante movimiento anarcopunk con conexiones en otros países y una importa convocatoria en Lima y ciudades del interior. Y todo esto, durante el gobierno autoritario y criminal de Alberto Fujimori. Grupos como Generación Perdida, Autonomía y Anfo difundieron la ideología libertaria no solo con su música sino también con conversatorios, fanzines y venta de material de propaganda. Su participación también fue activa en movilizaciones contra la dictadura. El movimiento anarcopunk se definió como “anticlerical, anti jerarquías, anti Estado, anti xenófobo, a favor de la libertad sexual y vegetariano”.

La distancia del tiempo permitirá tener una visión menos idealizada y más balanceada de lo que significaron estos años de resistencia y ruido

No más líderes

Precisamente por eso, el personaje más polémico del libro, es sin, duda Ricardo Espinoza Marino, el recordado “Richi Morgue”, quien rompe su silencio tras su particular conversión. Aquel vehemente activista anarcopunk, voz principal de Generación Perdida, que agitaba a los punks con canciones como “Ni dios ni amo ni marido”, “Rock contra los ricos” o “Kombatamos la religión”, es ahora un padre de familia católico, pro vida y simpatizante de Renovación Popular. “Morgue” inicialmente rechazó participar de la entrevista para no revivir enemistades con sus excompañeros y olvidar su pasado. Pero ante la insistencia de Villanueva, y tras un mes de pensarlo, finalmente aceptó. Su transformación evidentemente generó sorpresa y molestia en mucha gente del movimiento. “Morgue” se había convertido para muchos, paradójicamente, en una suerte de líder intelectual de un movimiento que precisamente, buscaba eliminar las jerarquías. Había dejado las comodidades de una familia burguesa sanisidrina para luchar por una revolución anarquista que nunca llegó y junto con otros compañeros, se organizaron de manera autogestionada en un espacio del centro de Lima. Hoy, Generación Perdida ha anunciado su reaparición sin él, manteniendo sus convicciones.

Otro punto abordado es la presencia femenina, que es aún mayor que en la década anterior, tanto en público como en músicas. Ahí están las voces de Fresia Serón y Araceli Valdivia, coristas de Generación Perdida y principalmente Katty DH, aguerrida punk, vocalista de Perú No Existe. Para ellas los años 80 también era algo del pasado. Conocían lo hecho por María T-ta pero no sentían de ninguna manera que era una influencia para ellas. En particular, Katty DH había asumido el punk no solo como una estética sino como un estilo de vida anti sistema. Ahora vive en el extranjero y, curiosamente, también es cristiana.

“Su presencia, su actitud, su punche, eran arrolladores, tanto en música, letras como en puesta en escena. Eso hizo que ganara bastantes seguidores. Katty escribía poesía en fanzines como Poetas del Asfalto y estudió en Bellas Artes”, cuenta Villanueva, para quien este referente femenino de la escena underground debería ser revalorada tanto como María T-ta.

Las historias relatadas en este libro permiten tener un panorama más amplio del rock desarrollado en espacios underground en los últimos 30 años. Si bien en el imaginario de la mayoría, el punk se ha asociado más al sonido melódico e inocuo de 6 Voltios, Dalevuelta o Diazepunk (denominado por algunos como “chiquipunk”), este otro sector radicalizó no solo ideas sino también su ruido, incursionando en géneros como el crust, el grindcore, el noisecore o el punk más sucio y desafinado.

Si bien, el impacto que tienen estas bandas en la juventud ha disminuido, la escena no ha parado. Los entrevistados más recientes en el libro son las bandas DHK y Morbo. Los primeros, incendiarios y anarquistas, los segundos, irreverentes y nihilistas, son los dos lados del mismo cassette del punk local.

Juan Pablo Villanueva –quien asegura sentirse influenciado de libros como “Se acabó el show” de Carlos Torres Rotondo, “Postpunk: romper todo y empezar de nuevo” de Simon Reynolds y “Por favor mátame: una historia oral del punk” de Legs McNeil y Gillian McCain– abre una nueva ruta de investigación bibliográfica no solo en el rock, sino en la música nacional. La distancia del tiempo permitirá tener una visión menos idealizada y más balanceada de lo que significaron estos años de resistencia y ruido.

“Saldando cuentas pendientes” (Entes Anómicos) se presentará el 26 de mayo a las 7 p.m. en la Casa de la Literatura. La editorial Anarcrítica lo está ofreciendo en preventa a S/ 40. El libro también se está distribuyendo en España. En Lima se puede encontrar en las tiendas musicales El Grito, El Anexo, Cuero Negro (Galerías Brasil) y Guerrilla Underground (Jr. Camaná).

Sobre el autor o autora

Fernando Pinzás Ramos
Magíster en Historia. Docente, periodista y músico. Coautor del libro "Cielo Rock".

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