Habla la jueza Inés Villa Bonilla

Foto: Poder Judicial

Escrito por Revista Ideele N°309. Marzo – Abril 2023

Inés Villa Bonilla es una de las juezas más reconocidas en el país, por su capacidad, integridad y haberse hecho cargo valientemente de casos graves y complejos. Por supuesto, esto no significa que no se le pueda plantear puntos críticos. Tiene más de 30 años en el Poder Judicial, pero solo son contadas las veces que ha salido a los medios de comunicación. Es por eso que valoro mucho que me haya dado esta extensa y muy elocuente entrevista, cuya primera parte ha sido publicada hace poco en IDL-Reporteros; y ahora viene esta segunda en la revista Ideele.

¿Cuáles son algunos de los casos más “mediáticos” – ya sea por su gravedad o complejidad – en los que le ha tocado participar?

Son ciertamente numerosos. Recuerdo en particular el caso contra los altos funcionarios del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, en el que estuvieron involucrados altos funcionarios del Ejército, la Marina, la Aviación y la Policía Nacional del Perú. Este proceso se tuvo que desacumular para acelerar el juzgamiento y concentrarlos por familias. Por ejemplo, el grupo familiar Sotero Navarro y otros por el delito de enriquecimiento ilícito, el cual fue considerado “altamente complejo”. En este también se encontraba el “Grupo Chacón”, el “Grupo Indacochea”, el caso “Jave- Montesinos” y otros más.

También recuerdo el caso de la empresa Luccheti, el proceso seguido contra el ciudadano Oliveri Agurto por el delito de peculado respecto de los hechos vinculados a los llamados “diarios Chicha” en la época de Montesinos, y obviamente, el caso Cantuta y Barrios Altos, que tuvieron una connotación nacional e internacional, entre otros casos.

¿Ud. es lo que se llama una jueza de carrera, y le ha dedicado al Poder Judicial toda su vida. ¿Por qué cargos ha pasado concretamente?

Comencé mi carrera como relatora titular del 11. ° Tribunal Correccional de Lima en 1980, cargo que ocupé hasta 1983. Luego, fui jueza titular del 47. ° Juzgado de Instrucción de Lima hasta 1994, cuando fui designada vocal superior de la Corte Superior de Justicia de Lima. Desde 2001 hasta 2011, fui magistrada coordinadora de la Sala Penal Especial y los Juzgados Penales Especiales de la Corte Superior de Justicia de Lima, también conocida como la “Sala Anticorrupción”. En 2011, fui designada jueza suprema provisional de la Sala Penal Transitoria de la Corte Suprema, cargo que ocupé hasta 2013, cuando fui convocada para ser magistrada coordinadora de la Sala Penal Nacional y posteriormente presidenta de la misma. Esta sala fue posteriormente renombrada como la Corte Superior Nacional de Justicia Penal Especializada. En 2021, fui nuevamente convocada a la Corte Suprema como jueza suprema provisional de la Sala Penal Especial, cargo que ocupo actualmente.

¿Qué consejo le daría a la Junta Nacional de Justicia para elegir a los jueces, especialmente a los jueces supremos, tomando en cuenta que – como abordamos en la primera parte- es increíble que juezas como Ud. no logren ser supremas titulares?

En todo el sistema de justicia y fuera de él existen muchos profesionales que merecen ser considerados. Confío en que la Junta Nacional de Justicia adoptará las mejores decisiones para beneficio de nuestro sistema de justicia.

¿Le ha costado todo más en el Poder Judicial por ser mujer?

Como en todas las instituciones, siempre han existido brechas en el tema de las mujeres que, de alguna manera, postulábamos a los cargos. Sin embargo, considero que esta situación se está superando, pues en la anterior gestión de la Corte Suprema se logró inclusive la paridad en la presencia de juezas supremas.

¿Por qué ha sido un acierto la creación de la Sala Penal Especial de la Corte Suprema, la que hasta hace poco Ud. presidía y ahora integra, cuyas funciones explica en la primera parte de la entrevista?

Antes de 2018, los procesos a cargo de la Sala Penal Especial de la Corte Suprema eran conocidos mediante el sistema de reparto por sorteo entre los jueces menos antiguos de las Salas Penales Permanente y Transitoria. Los juicios se llevaban a la par del tiempo en que los magistrados supremos conocían de los recursos de nulidad o de casación que se tramitan en la vía ordinaria o en los procesos comunes que remiten de todo el país. Esto implicaba que el tiempo dedicado con exclusividad a la Sala Penal Especial era muy reducido. Por ello, los procesos tardaban aún más en resolverse. Por esta razón, considero un acierto que en el año 2018 el Consejo Ejecutivo del Poder Judicial dispusiera la designación de jueces supremos a exclusividad en este tribunal especial.

¿Le parecería sospechoso el siguiente caso? El de un juez que ha variado la prisión preventiva por comparecencia restringida en varios casos de narcotraficantes, algunos de los cuales se fueron del país y hasta se les recapturó en otro país, también por narcotráfico. Sobre este mismo juez, hay varias declaraciones que advierten que a nombre suyo les pidieron plata para no aplicarles la prisión preventiva. El fiscal encargado de investigar el caso del juez fue sustituido de manera inesperada por un pariente suyo sin una justificación adecuada. Posteriormente, el nuevo fiscal consideró que no había suficientes pruebas para continuar con el caso y sugirió archivarlo, dejando de lado incluso un posible proceso. ¿Qué comentarios nos puede hacer? 

Por la función que actualmente desempeño, amablemente me abstengo de responder a la pregunta.

¿Y qué pasaría si, en este mismo caso, el juez que debe decidir si da o no la razón al fiscal que está solicitando el archivo de la investigación, también está siendo investigado por el mismo fiscal por un presunto delito? ¿No sería esto un conflicto de intereses que obligaría al juez a inhibirse?

Por la función que actualmente desempeño, amablemente me abstengo de responder a la pregunta.

Una crítica que algunos hacen en su contra (aunque yo no la comparto), es que la Sala que Ud. presidió en casos como Cantuta o Barrios Altos, debió haber desarrollado más a fondo el concepto de delito de lesa humanidad.

Considero que la sentencia respondió íntegramente a todos los extremos de discusión presentados en el juicio oral, incluyendo el problema sobre la calificación de los hechos. Concluimos que los delitos presentados, por sus características de contexto, constituyen internacionalmente crímenes contra la humanidad, conforme a los tratados internacionales suscritos por el Perú, la interpretación adoptada por el Tribunal Constitucional peruano y la Sala Penal Especial de la Corte Suprema de Justicia.

Lo que sí me sorprendió fue cuando la vi acompañando a la Sala Superior que declaró fundada la recusación del Juez Richard Concepción Carhuancho, en el caso de Keiko Fujimori y otros, respecto al recurso presentado por Jaime Yoshiyama por falta de apariencia de imparcialidad debido a unas declaraciones que el juez hizo en la radio. ¿Fue un respaldo suyo a una decisión, sin duda, bastante cuestionable?

Como presidenta de la entonces Sala Penal Nacional no me correspondía dar alguna opinión sobre lo resuelto por los jueces del subsistema, ya que se trata de asuntos estrictamente jurisdiccionales. Mi labor, en ese momento, era estrictamente administrativa y de representación. En este contexto institucional, era necesario estar presente en el pronunciamiento público de la Sala Superior, ya que se estaba respondiendo a los cuestionamientos que se habían planteado sobre su proceder.

En mi caso, nunca nadie se ha atrevido a tentarme con coimas, menos con intercambio de favores

En algunas clases en las que usted ha participado, la he escuchado contar algunas anécdotas muy interesantes sobre personajes involucrados en casos que llegaron a sus manos. ¿Se anima a contar algunas?

Recuerdo que en el caso que se le siguió a los comandantes de las Fuerzas Armadas, se dispuso el inicio del juicio y el primer día de audiencia, los magistrados de la Sala, conjuntamente con el fiscal superior, ingresamos al recinto. Según el protocolo de audiencia, el público y los participantes en el juicio debían ponerse de pie como muestra de respeto al tribunal al momento de nuestra entrada. Sin embargo, dos de los procesados no cumplieron con esta norma. Como presidenta y directora de debates, no me percaté de la situación, pero la doctora Inés Tello de Ñecco me la comunicó más tarde. Tuve que intervenir y pedir que los dos procesados se pusieran de pie, y también les recomendé que en adelante respetaran el protocolo de audiencia, lo que obviamente los sorprendió a todos ellos.

Creo que también una vez se encontró con un ex Colina que usted había condenado…

Sí, encontré a un exmiembro de Colina que había sido condenado por la sala que yo presidía. Estaba en un centro comercial, preparándome para pagar en la caja junto con mi seguridad, cuando dos personas se acercaron a nosotros. Al estar a un metro de distancia, reconocí a uno de ellos como el exmiembro de Colina. Él se acercó y me saludó en compañía de su esposa, lo cual me sorprendió ya que mi seguridad me había advertido que no debía acercarme demasiado. Aun así, entablé conversación con él y le pregunté cómo estaba después de haber cumplido con su condena. Él me respondió que le iba muy bien y que estaba trabajando con su esposa en un negocio de venta de licores. En ese momento, le pregunté si había cumplido con el pago de la reparación que la Sala había ordenado. Él me informó que estaba trabajando para poder cumplir con esa obligación.

A pesar de estar en un momento óptimo de su carrera y rendimiento, dentro de poco tiempo debe jubilarse, por cumplir 70 años. ¿Cómo hacer para que se puedan quedar más años (hasta los 75, por ejemplo) los que rinden bien, pero no los que ya no están en condiciones de hacerlo?  ¿Qué hará después? ¿En algún momento se sentirá tentada a escribir sus memorias como jueza, contando los entretelones de los casos en los que participó?

No lo he pensado aún. En este momento estoy sumamente preocupada por culminar los procesos en los que estoy como directora de debates. Respecto a lo otro, entiendo que el tema es legal y eso le compete al Congreso.

¿Qué sentimientos le produjo cuando los CNM-audios revelaron la gravísima y generalizada corrupción que había en los niveles más altos del Ministerio Público, Poder Judicial y CNM?

Por la función que actualmente desempeño, amablemente me abstengo de responder a la pregunta.

Los jueces corruptos, ¿entran siéndolo o se vuelven corruptos en el ejercicio del cargo?

El cultivo de valores es fundamental para una actuación correcta de todo funcionario. Trabajar en el Estado demanda un sentido cualificado de responsabilidad que no solo se aprende en la universidad, sino que se cultiva a lo largo de la vida, en distintos momentos. Cada día, cada acción, cada decisión como ciudadanos o funcionarios se erige en una oportunidad en la que el riesgo puede estar latente, pero somos nosotros los que definimos quienes somos ante los demás y, especialmente, ante nuestras conciencias.

¿Ha sido tanto lo que ha estado en juego en la mayoría de casos que le ha tocado resolver que, me imagino, debe haber recibido muchas ofertas de “coimas” o intercambio de favores?

Nunca. En mi caso, nunca nadie se ha atrevido a tentarme con coimas, menos con intercambio de favores. De presentárseme ello, tenga usted la plena seguridad de que mi respuesta inmediata será denunciar ante la institución pertinente.

Sobre el autor o autora

Ernesto de la Jara
Abogado. Fundador y exdirector del Instituto de Defensa Legal y de la Revista Ideele. Actualmente se desenvuelve como abogado independiente, profesor en la PUCP y especialista en temas sobre el sistema de justicia.

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