Recuerdos de una posguerra sin fin
“Por un país con memoria histórica”. Fue lo que dijo al juramentar como Ministra de Cultura, Gissella Ortiz Perea. No era una mera declaración. De la manera más dura aprendió el valor de la “memoria histórica”: en la lucha porque las fuerzas armadas reconocieran su responsabilidad por la desaparición de su hermano Luis Enrique, una de las víctimas de la “masacre de La Cantuta” de 1992.