Por jornadas como la del domingo 11 de abril, Zavalita se preguntaba en qué momento se jodió el Perú. Nuestra afición por los abismos parece llevarnos otra vez, el año del bicentenario y con la pandemia en sus picos más altos, a una de esas encrucijadas propias de nuestra historia republicana: Keiko Fujimori, la hija del dictador, la candidata acusada de liderar una organización criminal −su propio partido político−, se enfrentará en segunda vuelta contra Pedro Castillo, el dirigente del ala radical del gremio de los trabajadores, puesto ahí por el exgobernador de Junín Vladimir Cerrón, sentenciado por corrupción.