La gran transformación de Ollanta
Hace un año el Perú, en plena campaña electoral, se debatía entre el continuismo y la diferencia. Esta última era encarnada por el entonces candidato Ollanta Humala.
Hace un año el Perú, en plena campaña electoral, se debatía entre el continuismo y la diferencia. Esta última era encarnada por el entonces candidato Ollanta Humala.
Quizá el mayor “pecado” de Susana Villarán sea su falta de astucia política. Su más cara aspiración era convertirse en una figura política de nuevo cuño, transparente y formadora de ciudadanía, ideales hermosos pero distantes de una realidad harto distinta.
El proceso electoral del 2016 será la cuarta elección presidencial ininterrumpida en los últimos 100 años en el Perú. Eso significa que hemos entendido que las aventuras dictatoriales, caudillistas, deben quedar en el pasado y que queremos vivir en democracia.
Finalizado el primer año de PPK, una palabra define el temperamento mayoritario de los peruanos: DECEPCIÓN (con mayúsculas). Sorprendentemente, el presidente que conocía todos los vericuetos del poder por haber transitado entre ellos desde joven, el hombre de los grandes negocios internacionales, el reiterado ministro de Economía consultado por todos los gobiernos, se ha mostrado débil, falto de carácter.